lunes, 27 de junio de 2016

Un conflicto de visiones ("A conflict of visions"), de Thomas Sowell

De Sowell ya hacía tiempo que tenía ganas de leer algo. Al parecer, es un filosofo con bastante predicamento en círculos liberales, y también admirado por algunos amigos cercanos. Sin embargo, no estoy seguro de haber acertado con la lectura que he escogido para introducirme en su pensamiento.

No es porque el libro esté mal escrito o no me convenza su forma de razonar. Nada eso, es simplemente que este libro me ha parecido excesivamente sencillo, y apenas he podido recabar alguna idea nueva de su lectura. Lo único, quizá, la satisfacción de ver escritas por un pensador de renombre algunas de las ideas que ya manejaba sin poderles atribuir fuente precisa.

Las dos visiones en conflicto para Sowell son las del hombre limitado y las del hombre ilimitado ("constrained" vs "unconstrained"). Estas visiones opuestas se han mantenido a lo largo de los siglos y permiten explicar diferencias fundamentales en la forma de entender los distintos fenómenos sociológicos que vivimos.

La primera visión asume que el hombre es imperfecto y poco mejorable, por lo que su desempeño en la sociedad viene explicado fundamentalmente por el sistema de recompensas y castigos que confronta. La visión "unconstrained" también parte de un hombre imperfecto, pero asume que se le puede educar e influir para que mejore y así perfeccionar la sociedad: en este caso, el principial condicionante de la acción humana han de ser los principios, y no las recompensas.

La asunción de cada una de las visiones arriba expuestas tiene consecuencias lógicas directas en la forma en que se entienden fenómenos como la economía, la ley, la igualdad, la justica o los derechos. Sowell dedica su libro a desgranar ambas formas de entender cada uno de los fenómenos y enraizar su explicación en los principios de cada una de las visiones. Y lo consigue con solvencia y facilidad, aunque sin grandes aportaciones. Por ejemplo, son interesantes las visiones "constrained" y "unconstrained" de poder: para la primera, el poder es la posibilidad de eliminar opciones a los otros individuos, mientras que para la segunda, el poder es la posibilidad de influir en las decisiones de otros individuos. Las consecuencias de una u otra visión son directas, por ejemplo, en el ámbito de derecho de competencia.

Uno de los capítulos más interesantes es el que dedica Sowell a las visiones intermedias, aquellas que no son puramente "constrained" o "unconstrained". En este espacio intermedio están por supuesto la mayor parte de las corrientes intermedias. Pero el valor añadido que da Sowell es proponer una categorización de las mismas en función de donde pongan los límites: en los individuos que pueden tomar decisiones (locus) o en el ámbito de dichas decisiones. Por ejemplo, para Sowell, el marxismo asume una visión "constrained" del individuo (Marx parte de que el individuo está limitado en sus posibilidades por el entorno) para "unconstrained" para el ámbito de las decisiones. Un análisis similar hace del utilitarismo.

Sin embargo, la parte que más original me ha parecido es aquella en que conecta las visiones con los paradigmas de Kuhn. Sowell aclara que las visiones son anteriores a los paradigmas, de hecho éstos son un desarrollo y depuración de aquellas. Para Sowell, en el ámbito científico puro sí hay maneras para que un paradigma muestre su superioridad sobre otros y lo sustituya, y por esta vía cambiar la visión de los científicos sujetos al paradigma superado. Pero esto es mucho más dificil que ocurra en el ámbito social, pues las evidencias empíricas son mucho más dificiles de obtener y defender. Pone como ejemplo las sucesivas reformulaciones de la teoría de Malthus, que la permiten sobrevivir incluso tras la comprobación empírica de su error.

Termino refiriéndome a una aparante contradicción entre ambas visiones y sus consecuencias. Para la visión "constrained" el hombre es limitado y, sin embargo, debe dejársele actuar en libertad dentro de los mecanismos sociológicos e institucionales que él mismo se da a través de la experiencia y el paso del tiempo: que el hombre sea limitado hace imposible e indeseable que alguna persona sea superior a otra.

Sin embargo, para la visión "unconstrained", como el hombre puede mejorar, ha dejarse guiar por aquellos que están más avanzados en el desarrollo personal y en las ideas. Aquí sí que hay una serie de personas que son superiores a las demás, y que saben mejor lo que hay que hacer. Por supuesto, como atestiguan los numerosos ejemplos recogidos por Sowell, los defensores de la visión "unconstrained" tienden a despreciar al resto de sus congéneres, a los que asumen en un estadio evolutivo inferior.

Obviamente, se echa de menos en este libro que Sowell critique la posibilidad real de que haya personas con ideas objetivamente superiores a las del resto de individuos, y cuáles serían los criterios para establecer tal superioridad (¿la democracia y el interés general?). Pero imagino, por el título, que esto lo ha dejado para otro de sus ensayos (The Vision of the Anointed)



miércoles, 22 de junio de 2016

1889, de Laurentino Gomes

Tercer libro de la trilogia de Gomes sobre la historia de Brasil. En los dos primeros nos contaba, respectivamente, el establecimiento de la monarquía en Brasil (1808) y la independización de este país (1822). En éste, nos analiza el proceso por el que Brasil pasó de ser una monarquia a una república.

Gomes no hace una novela histórica ni tampoco hace una descripción secuencial de los hechos. Su estilo, ya practicado con éxito, a mi entender, en los libros previos, consiste en desarrollar temas relacionados con el acontecimiento en capítulos independientes. De esta forma se van añadiendo trazos que, cual buena pintura impresionista, consiguen su objetivo global una vez cogida cierta perspectiva.

El libro está bastante bien: no llega al nivel de 1808, el mejor con diferencia de los tres, pero tampoco se hunde en las repeticiones de que adolecía 1822. Lo único es que el episodio analizado parece menos interesante y con menos cosas que contar que los otros, por lo que el libro queda un poco desangelado. De hecho, nos sorprende su final en la página 200, cuando el volumen alcanza las 350. Esas 150 restantes se dedican a imágenes, bibliogragía, agradecimientos y notas.

Como queda dicho, el acontecimiento central sobre el que se construye el libro es la caída de la monarquia brasileña y el paso a la República. Dos cualidades resaltan en el análisis de Gomes. Por un lado, la importancia que da a las personas, a los protagonistas del episodio. Gomes tiene claro que la historia no avanza espontáneamente, sino que lo hace impulsada por personas más o menos notable, más o menos acertadas, más o menos conscientes de lo que están haciendo. Por eso, la mayor parte de los capítulos de su libro son casi biográficos de los principales protagonistas: tenemos uno para el rey saliente Pedro II; para el proclamador de la República (Deodoro), para el padre intelectual (Benjamin Contant, no confundir con el liberal francés) o para el consolidador de la República. En estos capítulos, Gomes no se limita a contarnos lo que hicieron en el contexto del cambio, sino que aporta una biografía razonablemente completa.

La otra cualidad que destaco es la facilidad con que incluye explicaciones de dichos, anécdotas o costumbres relacionados con los eventos que está contando. Por ejemplo, cuando explica por qué al periodo de crisis económica tras la declaración de la República se le llama Encilhamento. Ello contribuye a dar culturilla y acercar más los eventos narrados al lector.

En cuanto al propio evento histórico, Gomes nos pinta una monarquía en decadencia, sí, pero también una llegada de la República casi inesperada y aparentemente indeseada por la mayor parte de la gente, incluidos algunos de sus promotores. Es más, el ambiente que describe pre-república, aún tildándolo de espejismo, no deja de ser el de una sociedad bastante rica, posiblemente gracias a la libertad económica de que gozaban por la nula intromisión del monarca en los asuntos económicos. Eso si, el autor insiste una y otra vez, ya lo hacía en los libros previos, que tal apariencia se sustentaba en la explotación de esclavos.

La narración de la transición de la monarquía a la república y los juegos de poder acaecidos en esos momentos es digna del mejor Vargas Llosa (el de La Fiesta del Chivo, a la que estos capítulos recuerdan muchísimo). Por cierto, también se refiere Gomes al episodio de Canudos, relatado por Vargas Llosa en su "La guerra del fin del mundo". Y, por cierto también para los lectores españoles, transmite muchas enseñanzas sobre los "cambios" que nos prometen los políticos. Los primeros pasos del gobierno republicano brasileño consistieron en, a ver quién lo adivina:  cambiar nombres de las calles, cambiar el himno, cambiar la bandera, amordazar a la prensa y colocar gente de confianza en los cargos. Qué coincidencias! Claro que quizá la descripción no es precisa, porque lo que sí denota Gomes en muchas partes del libro es su sesgo pro-monarquia.

Mención aparte merece el capítulo dedicado al Encilhamento y la crisis provocada por el ministerio económico de Rui Barbosa, quien, lo adivinan, eliminó el patrón oro del sistema monetario brasileño (un pionero, lo hizo antes de fin del XIX) y creó una burbuja brutal de activos que se resolvió como todas las burbujas: con una crisis igualmente brutal que casi se lleva por delante la República y el país. Este es quizá uno de los mejores capítulos del libro, sobre todo si te interesa mínimamente la economía, y digno de figurar en la siguiente edición del "Dinero..." de Jesús Huerta de Soto.

En general, interesante lectura, aunque ciertamente sabe a poco, quizá porque el episodio da poco de sí, pese a la importancia que tal vez haya tenido en la historia de Brasil.



martes, 21 de junio de 2016

El hombre en busca de sentido ("...Trotzdem Ja sum Leben sagen"), de Viktor Frankl

Este ensayo es muy,  muy conocido y citado. Se trata del análisis psicológico que el autor hace de los prisioneros en los campos de concentración de la Alemania nazi. El gran valor añadido y originalidad viene, por supuesto, de que el autor fue uno de tales prisioneros y consiguió sobrevivir a la inhumana experiencia.

Sin embargo, a mí este ensayo me ha parecido muy flojito, muy superficial y poco interesante. No me parece que aporte demasiado por dos razones. En primer lugar, porque el análisis psicológico que aporta parece bastante trivial, salvo contadas excepciones. Y, en segundo lugar y más importante, porque realmente aporta poco en relación con las experiencias que debió sufrir el protagonista en los citados campos.

No es uno sea morboso, pero realmente es que Frankl cuenta muy poco de lo que le pasó. Por supuesto que hay algunas historias y algunos momentos, terribles y buenos, pero en general parece que el autor quiere mantener una distancia científica con el objeto del análisis tal, que le impide narrar el horror de lo que sufrió con pelos y señales, o al menos con más profusión. Ello hace que el libro pierda interés.

La narración se estructura en tres etapas: la llegada al campo de concentración; la vida en él mismo, y los momentos posteriores a la liberacion. En la versión que he leído, el ensayo se acompaña de una obra de teatro en la que Sócrates, Spinoza y Kant actúan como glosadores de los sucesos de una tarde cualquiera en el campo de concentració, con un ángel negro que se travesti en vigilante de las SS para dar sentido a las vidas de los prisioneros. Siento ser tan duro, pero se trata de una obra prescindible y demasiado naif.

Volviendo sobre el ensayo, la parte más interesante seguramente sea la relacionada con el sentido de la vida, pues es precisamente ello lo que se ha usado como título en las traducciones española e inglesa del libro. En ella, Frankl teoriza que los prisioneros que más posibilidades tenían de sobrevivir eran aquellos que habían buscado un sentido a su vida. De hecho, nos informa, se notaba enormemente que quienes por unas u otras razones perdían tal sentido, morían rápidamente víctima de las mismas penalidades que previamente habían superado.

La forma que tal significado o sentido tuviera era irrelevante, pero Frankl resalta la importancia de que sea algo concreto. Por ejemplo, volver a ver a la familia o ayudar a otro prisionero en sus objetivos. De hecho, Frankl parece insinuar que el sentido que él encontró para su sufrimiento era poder luego escribir este ensayo clínico. Es más, la obra de teatro antes mencionada concluye de forma similar.

Quizá el episodio que más me ha gustado es aquel en que habla de la famosa foto de los prisioneros en el interior de una de las barracas. En esa foto, se ve a un montón de tipos apiñados y desnutridos, que no obstante transmiten una cierta sensación de ser felices. Frankl nos explica que posiblemente lo sean, pues ese día o en ese momento no están sufriendo el terrible frío, ni el dolor de los pies al andar, ni la incertidumbre de si les cambiarana a otro grupo de trabajo con menos probabilidades de sobrevivir.

Y en cuanto a frases y reflexiones, no hay demasiadas, pero me quedo con la que dice que "Haber sido es la forma más segura de ser."

Quien lea este libro que lo haga como homenaje al autor y para dar sentido al sufrimiento que vivió, pero no esperando grandes cosas de él. No creo que las encuentre.

lunes, 20 de junio de 2016

La legión perdida, de Santiago Posteguillo

A Posteguillo le debo muchísimo. Fue su trilogia de Escipión el Africano la que despertó en mí una pasión insaciable por la novela histórica en general, y por la historia de Roma en particular. Gracias a esta lectura casi inciática (poca novela histórica había leído antes), aparecieron en mí intereses completamente inesperados, que encima normalmente se realimentan con mi interés por la teoría económica y el funcionamiento de las instituciones.

Posteguillo conseguía en esa trilogía, y sobre todo en sus dos primeras partes, meterte de lleno en Roma, casi olías lo que allí se cocinaba o depuraba, veías y sufrías sus costumbres. Y te acercaba a los personajes de una forma que hasta ese momento yo solo había experimentado en la novela convencional. Casi parecía que te habías hecho amiguete de Escipción, de Lelio, de Anibal, de Fabio Máximo o de Catón. Y qué decir de las batallas, que parece como si las hubiera llevado al cine, con esa técnica de narración por sitios. Y, con todo, lo mejor es la descripción de las muertes de los distintos héroes: ¿a quién no le cayeron lágrimas con las muertes de la batalla de Zama? ¿Y qué decir de la de Anibal?

Bueno, espero que con este párrafo exculpatorio perdonéis que sea más clemente con la última novela de Posteguillo. Ojo, que no quiero decir con ello que sea mala, pues ni mucho menos lo es. Estamos ante una obra más cercana a la trilogía de Escipión que a esa horrible segunda entrega de la trilogía de Trajano, digna de caer en el más profundo olvido para no reducir el valor de las restantes novelas de Posteguillo.

El problema principal es que Trajano, por mucho que cueste reconocerlo por ser de la tierra, es un personaje de mucho menos atractivo que Escipión. Sí, tiene sus gestas y sus batallas, pero carece de algo que nos lo aproxime. Quizá sea la ausencia de buenos enemigos lo que le falta a Trajano. Escipión se enfrentaba a magníficos enemigos, tanto en Roma como en el exterior. Fabio Máximo, Catón y Anibal son personajes de gran nivel, incluso por momentos superiores al propio Escipión. Con "malos" así, el héroe gana quilates.

Desgraciadamente para Trajano, sus "malos" son flojitos y en algún caso forzados. Adriano, que sabemos fue su sucesor, resulta poco creíble como enemigo interno. Y Decébalo u Osroes tampoco alcanzan, pocos personajes históricos podrían hacerlo, la dimensión de Anibal (Domiciano es otro caso, no juega un papel de enemigo de Trajano). Ello hace que las batallas que nos presenta Posteguillo, su principal valor, sean menos atractivas y decisivas que las que nos ofrecía la historia de Escipión. Por cierto, que tampoco los compañeros de Trajano (Longino, Lucio Quieto) son capaces de alcanzar la altura de un Cayo Lellio.

Y con estos mimbres, nos encontramos a Posteguillo con la necesidad de buscar más episodios relevantes, más batallas. Así que en esta tercera parte nos mezcla la historia de Trajano con la de la legión perdida de Craso. Ello le da la posibilidad de describir un par de batallas más, la de Carrhae y una de chinos contra hunos.

Pero el precio que ha de pagar es muy alto. Pues para encontrar sitio en la narrativa, se ha de extender el ámbito geográfico a toda Asia: Partia, Kushan (India) y China. Evidentemente, Posteguillo no es capaz de mantener la profundidad descriptiva en estos sitios, que consigue o consiguió para Roma, por lo que quedan desdibujados. Solo con los partos consigue una aproximación lejana a esas sensaciones que tan acertadamente nos trasladó con Escipión.

En resumen, Trajano no es Escipión, pero tampoco "La legión perdida" es el terrible "Circo Máximo". Así que léanla ustedes y disfruten.

lunes, 13 de junio de 2016

Revival, de Stephen King

Con Stephen King tengo una especie de relación-odio inmerecida para el famoso escritor. Por un lado, me da una pereza enorme comenzar a leer sus libros, a los que, como no puede ser de otra forma, atribuyo las cualidades negativas de un best-seller. Pero, por otro, aún me me ha decepcionado en ninguna de las lecturas de sus novelas. Es un magnífico escritor, y no solo por las tramas de sus novelas y su estilo, también por los temas que toca y las reflexiones que introduce.

He leído bastantes cosas de él, y sin duda lo que más me gustó fue la magnífica saga de la Torre Oscura, en que disfrute enormemente. Por cierto, no es de terror, y la recomiendo a todo el que no la conozca.

El último libro de King es este Revival que acabo de leer. Por lo que dice en la dedicatoria, el título parecía una especie de símbolo de la obra de King, pero compruebo rápidamente que de eso nada, que el autor no ha parado de escribir y producir en los últimos tiempos, o sea que nada de un Revival de King.

La historia no es especialmente original, pero la forma en que la cuenta King la hace típicamente absorbente. Del estilo de Stephen King lo que más me gusta, en esta obra, son esas frases cortas con las que pone colofón a una situación o pensamiento, y que te dejan en la incertidumbre tras algo que parecía claro.

¿De qué va la historia? Pues el narrador es un tipo con cierta dotes y experiencia musical y que fue rescatado de la droga por su antiguo pastor de la niñez, ahora dedicado a la experimentación "sobrenatural" con la electricidad. En realidad, es este pastor el verdadero protagonista del libro, y en torno a quien orbitan los acontecimientos, aunque en algunos momentos la trama parezca separarse de él. Y la intriga se desarrolla en torno a los efectos secundarios de las curaciones que, voluntaria o involuntariamente para los pacientes, realiza el ex-pastor.

Todo lo que ocurre, sobre todo en la niñez-adolescencia del narrador, en los 60-70, tiene el puro sabor de las pelis de Spielberg, y también es perfectamente previsible qué rol van a jugar cada uno de los episodios de dicha niñez en los momentos finales de la trama. ¿Quizá me parece todo tan previsible porque veo demasiadas series? Lo que pasa es que el estilo narrativo de King es absorbente y fluido, e incluso aunque anticipas por dónde va a ir la trama, no pierde atractivo la lectura.

En cuanto al aspecto filosófico-reflexivo, el tema que plantea King es también interesante y de actualidad: ¿qué es legítimo arriesgar para hacer avanzar la ciencia? ¿Es moral curar a pacientes desesperados sin poder anticipar los efectos secundarios que tal cura pueda tener, incluso si ellos quieren?


jueves, 9 de junio de 2016

El ponche de los deseos ("Der Wunschpusch"), de Michael Ende

Me encanta la buena literatura infantil. Ende y Kästner son la prueba más reciente, pero también me encantan Peter Pan, El mago de Oz o los libros infantiles de Tolkien. Mi tentación sería decir que la literatura infantil extranjera es de gran calidad en comparación con la autóctona, aunque lo cierto es que tampoco he leído mucha de ésta.

¿O sí? Ahora que lo pienso, he leído cantidad de libros infantiles a mis hijos cuando eran pequeños. Si esos son representativos, la verdad es que no hay color, son mucho peores. Pero, otra duda más, esos eran libros/cuentos para niños más pequeños (7 años) que a los que van dirigidos los que refiero en el párrafo anterior.

Bueno, toda esta disgresión para no empezar diciendo que El ponche de los deseos me ha gustado bastante, aunque es claramente un libro infantil, o sea, no estamos ante "El espejo en el espejo" o "La historia interminable", ni siquiera Momo, todos ellos del mismo autor. Pero, de todas formas, el relato tiene un punto de ritmo, de coherencia, de atractivo, que raramente se encuentran en libros infantiles.

En la historia se enfrentan dos magos (un mago sabiohondo y su tía rica) contra dos animales (un gato y un cuervo), enviados por el Alto Consejo de los Animales para prevenir los males (medioambientales he de decir) que la actividad de ambos magos puede causar. Obvio es decir que ambos magos conocen a la perfección que dichos animalitos son espias en su casa, lo que tratarán de usar para su beneficio. A su vez, ambos magos sufren la presión de un enviado del diablo para cumplir con su cuota de mal antes de fin de año.

Para ello, el maquiavélico plan de los magos consiste en elaborar el ponche que da nombre al libro (más sobre ello en unas líneas), ponche que concede los deseos de quien lo beba. Con una peculiaridad adicional: si se bebe antes de la medianoche, concede exactamente el deseo contrario al realizado, mientras que si se bebe después, el deseo concedido es el solicitado. Aprovechando esta característica, planean engañar también a los espias de los animales, que no adivinarán que el mal ha sido realmente perpetrado por los magos, más bien todo lo contrario.

Con este planteamiento, la narración se despliega en dos tramas paralelas. Por un lado, la elaboración del ponche por los dos magos; por otro, las desventuras de los animalillos en busca de una solución para el problema que se avecina. Esta segunda parte es más convencional y menos interesante que la primera de las tramas, en la que Ende puede dar rienda suelta a su imaginación en la receta para elaborar el ponche. Ambas tramas confluyen en un magnífico desenlace final que no por ser una novela infantil esconde menos sorpresas... que por supuesto no desvelaré aquí.

Decía antes que quedaba algo que explicar del nombre. En realidad, el título de este libro no es tan sencillo como el de esta entrada en el blog. De hecho, el título original completo es Der satanarchäolügenialkohöllische Wunschpunsch, traducido a español como "El genialcoholorosatanarquiarqueologicavernoso "ponche de los deseos". Uno de los mejores pasajes del cuento es cuando se nos explica cómo se ha compuesto el nombre del ponche, algo más normal en alemán que en español por la facilidad con la que en aquel idioma se crean palabras. No sé cómo lo habrán traducido a español, pero a la vista del esfuerzo que parece haberse hecho con el título, tiene pinta de que el traductor habrá hecho un buen trabajo.

En fin, satisfactoria lectura. Seguiré leyendo cosas de Ende, y espero que en breve.