martes, 4 de marzo de 2025

Los nombres propios, de Marta Jiménez Serrano

Como estoy en sequia de literatura en castellano, cualquier recomendación es aceptada, como esta que proviene de mi hija y que me daría más pereza en otras condiciones. Estos huecos hay que buscarlos voluntariamente, porque sin ellos se corre el riesgo de quedarse encasillado en las mismas lecturas y dejar de conocer mundo.

Y cuando ocurre eso, te puedes perder cosas muy interesantes, como esta bonita novela de una autora a la que desconocía. Me ha gustado bastante tanto por el contenido como por la forma, y personalmente creo que va más allá de novela para adolescentes, pese a ser la narradora ni más ni menos que Belaundia Fu, la amiga invisible de la protagonista en su niñez.

Este es sin duda el aspecto más original de la novela, y que da mucho juego en las manos de Jiménez Serrano. Para empezar, el estilo vocativo que utiliza, que esta vez si tiene sentido, pues Belaundia le está contando las cosas a la protagonista, Marta (¿alter ego de la autora?). He leído otras novelas en que dicho estilo no tenía explicación aparente, aquí sí.

La gran ventaja de que la narración la haga la amiga invisible es que permite colapsar los distintos momentos de la novela. Son tres, más un cuarto a modo de epílogo, que se pueden equiparar con la infancia, la adolescencia y la juventud de Marta, en cada caso en torno a un evento especial: veraneo en La Huerta, primer noviazgo, y muerte de la abuela. El recurso estilístico de Jiménez le permite dar la triple perspectiva temporal de un mismo suceso. Por ejemplo: "–Pues yo cuando sea mayor voy a tener un solo hijo. Con quince años no vas a querer ninguno. Con veinticuatro vas a decir que o cero o dos: que un hijo único no lo tienes por nada del mundo. Con veintinueve vas a recordar lo que has deseado siempre y vas a decidir que no quieres tener hijos."

"Dentro de ocho años y de diez y de doce, tantos viernes sin saber si quieres salir o quedarte en casa, si pijama o pintalabios, si amigos o libro. Esa relación extraña que tienes con la soledad y que con veinte años te va a parecer nueva, porque de ti depende organizar tu vida social."

"Vives ajena a tu futuro, a todas las cosas que te van a ocurrir. Vives entre el instituto y tu barrio, la academia de inglés y tu casa, Tribunal y Moncloa."

Me parece magistral el pasaje en que la Marta de 15 años visita a su padre en el hospital en que trabaja, y nos cuenta su experiencia en paralelo a la que vivió la Marta de 7 años. Algo parecido hace también con La Huerta o el viaje en coche con sus padres.

Y es que quizá el tema de fondo de la novela es algo que los neurólogos nos han empezado a explicar hace no mucho: que no somos una sola persona, sino la conjunción de varias, que aparecen en los procesos cerebrales compitiendo por nuestra acción. En los ejemplos anteriores, conviven las Martas de distintos tiempos. Pero también hay Martas síncronas, una de las cuales es la propia narradora, Belaundia Fu: "Yo sigo aquí. Tampoco es que me sigas interpelando como a una amiga invisible, claro. Soy una voz. Una de tantas. Fíjate, hay un montón: la Marta cínica, la Marta trágica, la Marta melancólica."

Otro ejemplo, basado en la fonética: "Las Martas esdrújulas son terribles. No todas, es cierto. La Marta cómica, la Marta lúdica, la Marta excéntrica. Con esas te llevas mejor. La Marta dramática te agota. La Marta profética te asusta. A la Marta típica la rechazas. A la Marta simpática la reservas para las ocasiones especiales, es como una niña que se cansa enseguida."

Esta múltiple-personalidad, por así llamarla, va a permitir a Marta entenderse a sí misma conforma pase el tiempo: "Él aparece y la Marta adrenalínica se carga a la Marta cansada, la Marta eufórica retira de un empujón a la frágil, la Marta sólida le dice a la triste que calladita está más guapa y la Marta miedosa no necesita ayuda: sale corriendo ella sola y huye a esconderse como un animalito traumatizado."

Sobre esta característica principal del libro, Jiménez imprime numerosas sensaciones o recuerdos de sus distintas fases vitales, con las que parece fácil identificarse, sea uno chica o chico. Algunas de ellas son puramente familiares, y harán que aflore un esbozo de sonrisa: "Mamá que está siempre. Mamá que no existe." "Papá no pregunta nada, mamá lo pregunta todo. Cómo, cuándo, dónde." Y sin olvidar los viajes familiares peleándose por la música del coche.

Tenemos una interesante reflexión sobre los trampolines, ahora ya desaparecidos de nuestras piscinas, sospecho que por regulaciones europeas más preocupadas que nosotros por nuestros hijos: "El trampolín descolorido es una irrealidad que te encanta: solo tiene la euforia, solo tiene la fiesta. No hay hecatombe, hay agua. El vuelo sin pagar ningún precio."

Y no puedo dejar pasar esta referencia a una de las series mi adolescencia: "Siempre os pregunta que si habéis visto George & Mildred, aunque nadie en la clase sepa qué es eso." Para el despistado de mi edad, sepa que es el título original de "Los Roper". Para los que sean más jóvenes, como la protagonista y autora de este libro, supongo que tampoco Los Roper le dirá nada.

También tenemos reflexiones, de esas que todos nos hemos hecho alguna vez: "La verdad, eso es querer. La verdad sin anestesia, sin algodones, sin compasión. Pero decir te quiero no es querer, igual que las Ofelias no se mueren cuando se ahogan en el escenario."

"algo es imperdonable, simplemente, cuando no se puede vivir con sus consecuencias."

"Pero no hay cosas buenas o malas. Hay cosas que quieres y cosas que no quieres."

"Nada quieto tiene sentido alguno. Para seguir centrado hay que moverse. Para moverse hay que cambiar de idea."

Para terminar, dejo aquí un par de frases que me han gustado. La primera, por su originalidad:

"Te ha contado que su ex tenía tres años más que él, y él tiene dos más que tú, lo que significa básicamente que viene del futuro."

La segunda, una brillante biografía resumida de la abuela Anuncia: "La madre de tu madre, que no tuvo madre. La niña que hacía jabón, lavaba en el río y jugaba en los árboles; la adolescente a la que tu abuelo espetó un día: «Ahora me veo con tu prima, pero un día me voy a casar contigo»; la joven que un día se casó y empezó a dormir con un señor al lado; la mujer que tuvo dos hijas, un aborto y un bebé que murió con apenas ocho días; la señora que un día tuvo una nieta, y luego otra, y luego otra que fuiste tú." Como se ve, está patente el tema de la múltiple-personalidad, en este caso durante la evolución de la vida de la abuela.

Recuerdo en mi adolescencia cuando las chicas me parecían seres superiores, sin los problemas y dudas que a mí me acuciaban constantemente, y que sabía que a mis amigos también (y no hablo solo de sexo). Hace mucho que sé que todos, señores y señoras, somos igual de humanos: esta novela es una excelente forma de volver a constatarlo. A mí me gustado: me parece original en su tratamiento, y muy enternecedora. Tal vez nos ayude a entendernos mejor a nosotros mismos, y quien saber si también a nuestras hijas quien las tenga.

lunes, 3 de marzo de 2025

Economic Rules, de Dani Rodrick

 Este ensayo es una reflexión sobre la forma en que avanza la teoría económica y cómo hay que entender a los economistas. Es un libro que da mucha oportunidad para pensar, y a mí me ha ocurrido una cosa bastante extraña: hay veces que estoy completamente de acuerdo con el autor, y en cambio otras me parece que dice verdaderas burradas, por lo que no sé muy bien cómo tomarme el libro.

La principal tesis que defiende Rodrick es que las ciencias sociales, en particular la economía, no responden a leyes generales, sino que se han de estudiar con modelos específicos para cada situación, y que, por tanto, la ciencia social avanza "horizontalmente" añadiendo modelos a los ya existentes que les complementen en nuevas situaciones. Esta frase del autor ilustra su visión:

"The same theory of evolution applies in both Northern and Southern Hemispheres—and might even apply to alien life. Economic models are different. They are contextual and come in almost infinite variety."

Claro, para quien ve una causa última y única para todos los fenómenos económicos (el ser humano), es bastante chocante que no se puede aceptar que hay una teoría general de la economía. ¿O piensa Rodrick que hay diferentes teorías del valor según las circunstancias específicas? En todo caso, su análisis anecdótico y erróneo le permite emitir una teoría (esta sí, general) de que no hay una teoría general para las ciencias sociales. 

Digo que el análisis es anecdótico porque solo repasa un par de teorías generales, y digo que es erróneo porque concluye, sobre la teoría del ciclo económico: "But the attempts to develop a grand unified theory of what determines the business cycle have to be judged a failure". De lo que podemos deducir que no ha leído a Hayek y no sabe por qué le dieron el premio Nobel.

Rodrick llega a afirmar cosas como: "All that an economist can claim about a market—and one that works well, without the frequent imperfections—is that it yields an efficient allocation of resources in a precise sense: there is no feasible way to make some people richer without making others poorer." Lo que es acojonantes y se carga la teoría de intercambio, que básicamente nos dice que dos individuos intercambian un bien cuando ambos piensan que van a ganar del trueque. Así que un intercambio (libre) hace a ambos más ricos. ¿De dónde sale la tontería que dice Rodrick?

Pero vayamos con los argumentos con los que Rodrick defiende su visión. Una de las primeras advertencias que deduce de su experiencia es que "we have to be wary of economists’ benchmark models, which presume well functioning markets. Often they need to be tweaked by introducing some of the more salient market imperfections." Lo que Rodrick se ha encontrado es que se han aplicado políticas de liberalización de mercados en países en que no había derechos de propiedad o un sistema judicial que hiciera cumplir los contratos. La solución que proponer Rodrick es descartar el modelo de mercado no intervenido y definir otro en que estas condiciones se tengan en cuenta para ver los efectos de las políticas. "This reliance on multiple models does not reflect the inadequacy of our models; it reflects the contingency of social life"

Pero el enfoque es absurdo. El hecho de que en un país no haya derechos de propiedad no disminuye la validez de la teoría económica, y de la eficiencia del mercado no intervenido como mejor forma de reparto de recursos. Que uno se quiere poner a modelar qué pasa sin el primer supuesto, que lo haga, pero nada va a cambiar el hecho de que la solución para mejorar la vida de ese país es que se definan los derechos de propiedad o se subsanen los distintos problemas que impiden el funcionamiento libre del mercado. El nuevo modelo que pide Rodrick lo único que hará será componer el problema, pues llegará a recomendaciones de nuevas intervenciones para solucionar los problemas creados por la intervención (como Mises demostró en su "Teoría de la Intervención". En este sentido es paradigmática de la visión de Rodrick el que diga en otro momento del libro que la reducción de impuestos es una propuesta de intervención del Estado, cuando realmente es más bien de liberalización.

Pero según avanzamos en el libro se podrá observar que la incomodidad con las "teorías generales" que muestra Rodrick no son por su generalidad, sino porque promueven el mercado no intervenido: "One conventional view of economists is that they are knee-jerk market fundamentalists: they think the answer to every problem is to let the market be free. Many economists may have that predisposition. But it is certainly not what economics teaches. The correct answer to almost any question in economics is: It depends. Different models, each equally respectable, provide different answers." La verdad es que me sorprende esta afirmación, pues no es lo que generalmente me encuentro en mi entorno, que es Europa, durante los últimos 20 años. Rodrick escribe en 2014 y en los EEUU. Igual allí sí es así, qué suerte.

En cambio, sí afirma "Academic reputations are built on new and imaginative demonstrations of market failure.", que es lo que yo observo constantemente. El economista a la busca del fallo de mercado que atraiga a las autoridades y así consiga consultorías o fondos para sus actividades, o simplemente prestigio. Rara vez concluye un paper económico diciendo que el Estado no haga nada. Pero a renglón seguido parece desdecirse, cuando se queja de que: "Those who want restrictions on markets are organized lobbyists, rent-seeking cronies, and their ilk, while those who want freer markets, even when they’re wrong, have their hearts in the right place and are therefore much less dangerous." De nuevo, ¿dónde ve eso este señor?

Por tratar de conciliar mi visión con la de Rodrick, yo diría que sí hay una teoría económica "general" que se construye a partir del individuo y la teoría del valor. Sobre esta teoría se pueden ir superponiendo normas sociales e intervenciones gubernamentales, que se pueden tratat de anticipar con modelos, estos sí, muy específicos a las circunstancias de intervención. Es el mismo esquema que las construcciones imaginarias de Mises, en el fondo, salvo que aquí los modelos son meramente verbales y rara vez se pueden llevar a las matemáticas.

Aunque esto nos lleva a puntos de más acuerdo con Rodrick, como cuando afirma que "Excessive formalization—math for its own sake—is rampant in the discipline", que no llega al nivel de otra cita que hace anteriormente, no suya: "Mathematics brought rigor to economics; unfortunately it also brought mortis", pero con las que estoy de acuerdo. Por desgracia, en otro punto Rodrick defenderá el monismo metodológico, por lo que devuelve a las matemáticas su papel preponderante en una disciplina de la que deberían estar prácticamente ausentes.

Además, una vez aceptamos que cada intervención de mercado requiere su modelo "ad hoc", está el tema de la selección del modelo adecuado de entre los disponibles, o la decisión de si hay que elaborar uno nuevo. Me parecen útiles los criterios que Rodrik propone para elegir el modelo adecuado:

"1. Verifying critical assumptions of a model to see how well they reflect the setting in question

2. Verifying that the mechanisms posited in the model are, in fact, operating

3. Verifying that the direct implications of the model are borne out

4. Verifying whether the incidental implications, those that the model generates as a by-product, are broadly consistent with observed outcomes"

Cierro con una breve referencia al estilo literario: Rodrick escribe con claridad y el libro se lee bien. Sus ideas, estemos de acuerdo o no con ellas, están bien expresadas, dejando al lector todo el tiempo para reflexionar sobre ellas en lugar de interpretarlas, lo que es de agradecer. Por si fuera poco, algo de sentido del humor tiene, y dejo aquí un par de hallazgos:

"Upon being shown such a work by a younger physicist, his response was, “It’s not even wrong.”"

"If you think economists are especially rude to non economists, attend one of their seminars."

En suma, un libro interesante y bien escrito, que da lugar a mucha reflexión, y que en mí ha suscitado aspavientos tanto de acuerdo como de completo desacuerdo. Aunque en general creo que Rodrick se equivoca y tiene algunas confusiones de concepto, no por ello me parece desaconsejable su lectura. Aunque, claro, no es recomendable para gente sin interés por temas académicos. Que esto no es una novela ni tampoco un libro de divulgación, vaya.