Como estoy en sequia de literatura en castellano, cualquier recomendación es aceptada, como esta que proviene de mi hija y que me daría más pereza en otras condiciones. Estos huecos hay que buscarlos voluntariamente, porque sin ellos se corre el riesgo de quedarse encasillado en las mismas lecturas y dejar de conocer mundo.
Y cuando ocurre eso, te puedes perder cosas muy interesantes, como esta bonita novela de una autora a la que desconocía. Me ha gustado bastante tanto por el contenido como por la forma, y personalmente creo que va más allá de novela para adolescentes, pese a ser la narradora ni más ni menos que Belaundia Fu, la amiga invisible de la protagonista en su niñez.
Este es sin duda el aspecto más original de la novela, y que da mucho juego en las manos de Jiménez Serrano. Para empezar, el estilo vocativo que utiliza, que esta vez si tiene sentido, pues Belaundia le está contando las cosas a la protagonista, Marta (¿alter ego de la autora?). He leído otras novelas en que dicho estilo no tenía explicación aparente, aquí sí.
La gran ventaja de que la narración la haga la amiga invisible es que permite colapsar los distintos momentos de la novela. Son tres, más un cuarto a modo de epílogo, que se pueden equiparar con la infancia, la adolescencia y la juventud de Marta, en cada caso en torno a un evento especial: veraneo en La Huerta, primer noviazgo, y muerte de la abuela. El recurso estilístico de Jiménez le permite dar la triple perspectiva temporal de un mismo suceso. Por ejemplo: "–Pues yo cuando sea mayor voy a tener un solo hijo. Con quince años no vas a querer ninguno. Con veinticuatro vas a decir que o cero o dos: que un hijo único no lo tienes por nada del mundo. Con veintinueve vas a recordar lo que has deseado siempre y vas a decidir que no quieres tener hijos."
"Dentro de ocho años y de diez y de doce, tantos viernes sin saber si quieres salir o quedarte en casa, si pijama o pintalabios, si amigos o libro. Esa relación extraña que tienes con la soledad y que con veinte años te va a parecer nueva, porque de ti depende organizar tu vida social."
"Vives ajena a tu futuro, a todas las cosas que te van a ocurrir. Vives entre el instituto y tu barrio, la academia de inglés y tu casa, Tribunal y Moncloa."
Me parece magistral el pasaje en que la Marta de 15 años visita a su padre en el hospital en que trabaja, y nos cuenta su experiencia en paralelo a la que vivió la Marta de 7 años. Algo parecido hace también con La Huerta o el viaje en coche con sus padres.
Y es que quizá el tema de fondo de la novela es algo que los neurólogos nos han empezado a explicar hace no mucho: que no somos una sola persona, sino la conjunción de varias, que aparecen en los procesos cerebrales compitiendo por nuestra acción. En los ejemplos anteriores, conviven las Martas de distintos tiempos. Pero también hay Martas síncronas, una de las cuales es la propia narradora, Belaundia Fu: "Yo sigo aquí. Tampoco es que me sigas interpelando como a una amiga invisible, claro. Soy una voz. Una de tantas. Fíjate, hay un montón: la Marta cínica, la Marta trágica, la Marta melancólica."
Otro ejemplo, basado en la fonética: "Las Martas esdrújulas son terribles. No todas, es cierto. La Marta cómica, la Marta lúdica, la Marta excéntrica. Con esas te llevas mejor. La Marta dramática te agota. La Marta profética te asusta. A la Marta típica la rechazas. A la Marta simpática la reservas para las ocasiones especiales, es como una niña que se cansa enseguida."
Esta múltiple-personalidad, por así llamarla, va a permitir a Marta entenderse a sí misma conforma pase el tiempo: "Él aparece y la Marta adrenalínica se carga a la Marta cansada, la Marta eufórica retira de un empujón a la frágil, la Marta sólida le dice a la triste que calladita está más guapa y la Marta miedosa no necesita ayuda: sale corriendo ella sola y huye a esconderse como un animalito traumatizado."
Sobre esta característica principal del libro, Jiménez imprime numerosas sensaciones o recuerdos de sus distintas fases vitales, con las que parece fácil identificarse, sea uno chica o chico. Algunas de ellas son puramente familiares, y harán que aflore un esbozo de sonrisa: "Mamá que está siempre. Mamá que no existe." "Papá no pregunta nada, mamá lo pregunta todo. Cómo, cuándo, dónde." Y sin olvidar los viajes familiares peleándose por la música del coche.
Tenemos una interesante reflexión sobre los trampolines, ahora ya desaparecidos de nuestras piscinas, sospecho que por regulaciones europeas más preocupadas que nosotros por nuestros hijos: "El trampolín descolorido es una irrealidad que te encanta: solo tiene la euforia, solo tiene la fiesta. No hay hecatombe, hay agua. El vuelo sin pagar ningún precio."
Y no puedo dejar pasar esta referencia a una de las series mi adolescencia: "Siempre os pregunta que si habéis visto George & Mildred, aunque nadie en la clase sepa qué es eso." Para el despistado de mi edad, sepa que es el título original de "Los Roper". Para los que sean más jóvenes, como la protagonista y autora de este libro, supongo que tampoco Los Roper le dirá nada.
También tenemos reflexiones, de esas que todos nos hemos hecho alguna vez: "La verdad, eso es querer. La verdad sin anestesia, sin algodones, sin compasión. Pero decir te quiero no es querer, igual que las Ofelias no se mueren cuando se ahogan en el escenario."
"algo es imperdonable, simplemente, cuando no se puede vivir con sus consecuencias."
"Pero no hay cosas buenas o malas. Hay cosas que quieres y cosas que no quieres."
"Nada quieto tiene sentido alguno. Para seguir centrado hay que moverse. Para moverse hay que cambiar de idea."
Para terminar, dejo aquí un par de frases que me han gustado. La primera, por su originalidad:
"Te ha contado que su ex tenía tres años más que él, y él tiene dos más que tú, lo que significa básicamente que viene del futuro."
La segunda, una brillante biografía resumida de la abuela Anuncia: "La madre de tu madre, que no tuvo madre. La niña que hacía jabón, lavaba en el río y jugaba en los árboles; la adolescente a la que tu abuelo espetó un día: «Ahora me veo con tu prima, pero un día me voy a casar contigo»; la joven que un día se casó y empezó a dormir con un señor al lado; la mujer que tuvo dos hijas, un aborto y un bebé que murió con apenas ocho días; la señora que un día tuvo una nieta, y luego otra, y luego otra que fuiste tú." Como se ve, está patente el tema de la múltiple-personalidad, en este caso durante la evolución de la vida de la abuela.
Recuerdo en mi adolescencia cuando las chicas me parecían seres superiores, sin los problemas y dudas que a mí me acuciaban constantemente, y que sabía que a mis amigos también (y no hablo solo de sexo). Hace mucho que sé que todos, señores y señoras, somos igual de humanos: esta novela es una excelente forma de volver a constatarlo. A mí me gustado: me parece original en su tratamiento, y muy enternecedora. Tal vez nos ayude a entendernos mejor a nosotros mismos, y quien saber si también a nuestras hijas quien las tenga.