miércoles, 18 de marzo de 2020

Los demonios del mar, de José Javier Esparza

Disfruté enormemente con la trilogía de la Reconquista de este periodista-escritor-historiador, y casi aún más con su continuación "La cruza del Océano", todos ellos lecturas amenas, recomendables e instructivas. Lógicamente, era cuestión de tiempo que le diera oportunidad a alguna de sus novelas históricas, que veo que tiene unas cuentas. Y se lo he dado con estos "Los demonios del mar" aprovechando que está terminando la serie Vikings, otra magnífica aportación para los interesados en la historia.

Gracias a la serie, los vikingos o normandos se ganaron un puesto de respeto en mis conocimientos históricos, y gracias a Esparza no me sorprendió ver, en la serie, que llegaban a Al-Andalus, aunque sí lo había hecho que llegaran a Paris. Por cierto, la serie se "fuma" el principal episodio de los vikingos en la península, quizá porque de ese salieron trasquilados. Pero, no preocuparse, Esparza llena el hueco satisfactoriamente.

Porque los demonios del mar del título son, por si no lo has adivinado, los vikingos. Y esta novela es la narración, novelada, de los episodios de encuentro que tuvieron tanto cristianos como musulmanos con los hombres del norte, eventos históricos que ocurrieron en torno al año 950.

El momento histórico es apasionante: el reino cristiano de Oviedo se está tratando de extender a lo que serán en el futuro León y Castilla, lo que hace mediante héroes pioneros y el concepto jurídico de presuras. Pese a ello, tiene múltiples intrigas internas, y acaba de salir de una guerra civil en que el rey, Ramiro I, ha derrotado a su adversario Nepociano, al que ha confinado en un convento. Por su parte, el reino musulmán, inmensamente más rico que el cristiano, tiene también algunas desaveniencias, mucho más contenidas, entre Abderraman II y los Banu Qasi de Aragón, que no llegan a las manos.

En estos momentos, aprovecha una horda de vikingos para acercarse a nuestras costas. Los líderes en la novela son personajes ficticios (Ragnar Haroldson) e históricos (Bjorn Ironside), pero de los que no consta que participaran en la expedición. Los vikingos serán avistados en Gijón y atacarán la región de La Coruña, donde tras unos escarceos serán derrotados y puestos en fuga por las huestes de Ramiro. Nótese que los vikingos tenían la supremacía tanto numérica como en calidad (eran guerreros profesionales, frente a los reclutas que ponían en juego los cristianos), por lo que la victoria es de gran mérito.

Derrotados en el norte, un grupo de vikingos seguirán bordeando el Atlántico hasta Sevilla, saqueando Lisboa (una Lísboa musulmana) y Cádiz por el camino. Allí serán aniquilados por los musulmanes, pero es claro que este episodio ya es secundario para Esparza, que centra su novela en el primero.

El autor aprovecha también para tratar otros temas secuendarios, como el uso de las palomas mensajeras por los árabes; la sensación que podrían haber tenido los vikingos de llegar a Itálica (¿cómo verían ellos una espléndida ciudad romana abandonada?) y también algunos aspectos "jurídicos" de la Reconquista. Me encantó esta explicación sobre la propiedad de las tierras en el reino de Oviedo y qué significa que sean de un rey:
"Llevan su nombre, pero no son suyas. Que un monte sea del rey significa que todo el mundo puede usarlo según las leyes que el propio rey establece."

La novela es ciertamente interesante, pero le falta magia. Esparza escribe bien, pero no acaba de trasladarte al sitio, algo que autores como Posteguillo o Falcones, o George Martin en su edad media fantástica, conseguen con gran brillantez. Por ejemplo, las batallas están bien contadas, pero uno no acaba de entrar en ellas y no siente emoción con sus participantes. El estilo de Esparza le hace ser magnífico cuando hace historia divulgativa, pero no le vale para la novela histórica.

Así que por el momento no seguiré con sus novelas. Tenía por ahí otra llamada "El caballero del Jabalí Blanco" de la que ésta se podría considerar continuación, pues reaparece el tal caballero. Lo digo para el que conozca aquella.

Cierro con una reflexión, surgida durante la lectura de la novela. Tanto Wilson (Darwin's Cathedral) como Haidt ("The righteous Mind"), postulan que la religión sirve para alinear un elevado número de personas en una serie de principios o fines. Leyendo este libro, veo que el Valhalla, el paraiso vikingo, juega perfectamente este papel a la hora de alinear a los normandos en ese objetivo o modo de vivir bélico que tan buen resultado les dió. Los vikingos, sobre todo los berserks, iban contentos a su muerte, porque estaban convencidos de que Valkyrias les recibirían con brazos (y otras partes del cuerpo, imagino) abiertos en el otro mundo. Sin esa creencia, ¿hubieran sido tan efectivos en las batallas?

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