The Social Leap me pareció una pasada, por lo que en cuanto me enteré de que von Hippel iba a publicar otro libro, decidí que esta vez sería el primero en leerlo. Dicho y hecho (aunque no puedo asegurar que haya sido el primero). Para lo que me ha valido...
Este ensayo es malo. Salvo los primeros capítulos, en que von Hippel expone las bases científicas de su tesis, el resto es bastante basura, impropia del autor. Es más, creo que el propio von Hippel está muy incómodo escribiendo lo que escribe, pues es consciente de la carencia de rigor. Abundan los "si mi hipótesis es cierta..." como dando a entender que lo que dice no se puede deducir simplemente mirando una encuesta. Para mí que tras el éxito del ya citado Social Leap le han debido de meter presión para que sacara rápidamente otro libo y capitalizar dicho éxito. Lo mismo que ocurre con las series preparadas para una temporada y que son un éxito: que la segunda no está ni de lejos a la altura, y la serie termina en fracaso. Yo creo que von Hippel es un científico riguroso y que si se le deja tiempo seguramente pueda hacer alguna otra obra de interés, pero si se precipita puede perder su prestigio.
La paradoja social a que se refiere el autor tiene que ver con la tensión que se produce entre dos inclinaciones psicológicas opuestas que el ser humano ha desarrollado evolutivamente: por un lado, la conectividad, nuestra faceta social, y por otra, la autonomía. Lo primero lo comparte el ser humano con otras especia, pero lo segundo es peculiar nuestro. Ambas facetas nos dan satisfacción porque hemos evolucionado psicológicamente para que así fuera.
Al individuo que no le gustara socializar tenía muy difícil sobrevivir en el origen de la humanidad, en que actuar en grupo era fundamental, para defenderse o para alimentarse. Así pues, el ser humano es feliz cuando "se conecta".
Pero, conforme la evolución avanza, empieza a ser relevante para la supervivencia del grupo la especialización, que cada persona haga aquello que mejor haga, al principio de forma paulatina, pero luego cada vez más diferenciado, conforme pasamos de ser cazadores-recolectores a agricultores, y no digamos cuando empezamos a aglomerarnos en las primeras ciudades. Tendemos a ser autónomos para aportar algo diferencial al grupo que nos dé reputación y valor dentro del mismo. Así pues, obtenemos felicidad de la autonomía.
Sin embargo, estas tendencias psicológicas de contraponen en cierta medida. Conectar con nuestros semejantes nos da felicidad, pero tiene altos costes (conformidad con el grupo, vigilancia mutua...), de los que solo podemos escapar con la autonomía. Para von Hippel el problema es que el ser humano ha desarrollado mucho esta faceta, y tanto más conforme han ido aumentando sus recursos y ha dejado de necesitar a otros individuos para satisfacer sus necesidades. Esta situación asimétrica sería la causa de la infelicidad de mucha gente en la actualidad, pese a tener las necesidades mejor cubiertas que en ningún otro momento de la historia.
Toda esta tesis la desarrolla von Hippel en los tres primeros capítulos que son excelentes, del nivel de The Social Leap. A partir de aquí empieza el naufragio, aunque uno tarda en darse cuenta que aquello no va. En particular, hay un momento en que von Hippel argumenta que en las canciones country se habla mucho de los pick-ups frente a los coches normales en las canciones urbanitas, como prueba de que la gente rural tiende a ser más "conectiva" que autónoma, en que ya no me pude tomar en serio lo que estaba diciendo este señor.
Ya he descrito algunas de las pistas que da von Hippel de que no se encuentra a gusto con lo que escribe. Otra es meter notas al pie de página para apostillar sus afirmaciones con algún chiste. No le funciona y le hace perder rigor. Total que la segunda y la tercera parte del libro son prescindibles, y yo creo que el propio von Hippel así las consideraría. Son devaneos sobre quienes son más "conectivos" los hombres o las mujeres; los habitantes de zonas rurales o de ciudades; los católicos, los protestantes o los judíos, y los demócratas o los republicanos (con unas referencias a los libertarios que parecen impropias de un tipo serio: ¿en serio cree que a los libertarios les parece bien que alguien pague a un tercero para que le sustituya en prisión?).
Como no es capaz de ser muy convincente con los datos empíricos sobre su tesis, cuando llega la cuarta parte del libro, la de autoayuda, con los consejos del autor para ser más felices, uno ha perdido el interés. Una vez más, es una lectura decepcionante que unos consejos que parecen de broma, por mucho que se basen en los conocimientos científicos del autor. El comienzo no deja hacerse ilusiones: "Americans were once connected to each other in myriad ways, but as we’ve seen over the course of this book, almost all of them are under threat. Most Americans are no longer members of clubs like the Elks or Lions, they no longer spend much time with their neighbors or friends, and they even spend less quality time with their spouses."
De esta parte, sí me ha parecido de interés la explicación que da de por qué la interacción on-line no es sustituto de la interacción presencial: "When people interact face-to-face, they resonate with each other, creating interpersonal synchrony in bodily movements, facial expressions, and even pupil dilation and neural activation.
Most forms of e- connection disrupt this sort of rapid responding, as the slight and varying lag times cause people to accidentally interrupt each other when they respond too quickly.Compounding these first two problems, eye contact plays a critical role in interpersonal synchrony but is disrupted by e- connection."
Decepcionante lectura ésta. Mucho mejor The Social Leap, que sí merece la pena. De éste, con los tres primeros capítulos uno ya aprende todo lo que puede aprender.