sábado, 24 de mayo de 2025

Errores y extravíos ("Irrungen, Wirrungen"), de Theodore Fontane

Este libro lo escogí aleatoriamente para mantener vivo mi alemán. Desconocía al autor y la obra, pero me pareció de una longitud adecuada, y una visión de la primera página me hizo creer que sería de lectura accesible. Consultando ahora la Wikipedia, veo que el señor Fontane es un autor respetable, del siglo XIX, con bastantes obras, y varias de ellas traducidas al español, entre ellas la que he leído. En dicha fuente pone que es el principal exponente del realismo alemán, y no seré yo quien lo discuta.

Esta novela es corta y entretenida, aunque el tema no dé demasiado de sí. Es entretenida pese a no ser una lectura fácil en alemán; dichas dificultades habrán causado que no me entere de mucho ni quizá de lo más importante.

Los protagonistas de la historia son un aristócrata típico prusiano con su dedicación militar, Botho von Rienäcke, y una señorita honesta e independiente pero sin sangre azul, Lene Nimptsch. Nos encontraremos a la pareja en la casa de esta última que comparte con su madre, que regularmente es visitada por el aristócrata, con la intención de cortejarla.

La novela nos contará la evolución de su relación así como la forma en que se conocieron. Pero la relación, como se adivina de la descripción que he dado de los personajes, no va a terminar bien. Botho será reclamado por su familia para cumplir con sus deberes y deberá casarse con alguien de su clase social, la encantadora pero algo superficial Kathe von Sellenthin. Lene reacciona con gran entereza y comprensión a la situación, es una escena fría y desgarradora, pero abandonará la casa de tantos encuentros y recuerdos para evitar el sufrimiento del reencuentro. 

Eventualmente, habrá una reconexión indirecta cuando el nuevo prometido visite a Botho para informarle de que se va a casar con la chica, y al mismo tiempo le comunique la muerte de la madre. Ello dará la excusa a Botho para, en otra emotiva escena, visitar el escenario y poner flores en la tumba de la señora.

Así que tenemos una historia de las más tradicionales, en que el amor de los protagonistas se ve obstaculizado por las convenciones sociales de la época, a lo que ambos reacciones con la entereza que cabe esperar de las características prusianas. Por el camino, algunas fiestas y excursiones ("Das Wasser flutete leise, der Wald und die Wiese lagen im abendlichen Dämmer, und der Mond, der eben wieder seinen ersten Sichelstreifen zeigte, warf einen Lichtschein über den Strom und ließ das Zittern seiner kleinen Wellen erkennen"), y poco más de sí lo que nos cuenta Fontane, aunque sea ameno.

El final es quizá el mejor reflejo de ese control de emociones que se hace patente en esta novela."Both nahm das Blatt, aber freilich nur, weil er seine Verlegenheit dahinter verbergen wollte. Dann gab er es ihr zurück und sagte mit soviel Leichtigkeit in Ton, als er aufbringen konnte: Was hast du nur gegen Gideon, Käthe? Gideon ist besser als Botho".

Y con similar entusiasmo controlado termino esta entrada sin atreverme a recomendar o no este librillo. En alemán para practicar, vale, pero en español me costaría ver algo interesante en él.

miércoles, 21 de mayo de 2025

El patrón Bitcoin ("The Bitcoin Standard"), de Saifedean Ammous

El título de este libro refleja a la perfección su contenido. Se trata de una defensa que hace el autor sobre las características de BTC que le hacen valedor de compararse en reserva de valor con el mismísimo oro, al que miles de años contemplan en tal papel. Para ello, Ammous nos contará la teoría del dinero, siguiendo la Escuela Austriaca, y luego una breve historia del mismo, comenzando con los dineros arcaicos hasta llegar al fiat en la actualidad y la ruptura de cualquier ancla con el valor. Tras esto, dedica los últimos tres capítulos a explicar BTC, sus ventajas (e inconvenientes) y las razones por las que solo puede  haber una cripto y que ésta tiene que ser BTC.

Lógicamente, los primeros 7 capítulos un austriaco se los puede leer de corrido, no hay nada que vaya encontrar sorprendente o siquiera nuevo. Básicamente, nos recordarán lo que exigía Mises del "buen dinero": "Sound money is chosen freely on the market for its salability, because it holdsits value across time, because it can transfer value effectively across space, andbecause it can be divided and grouped into small and large scales. It is money whose supply cannot be manipulated by a coercive authority that imposes its use on others."

A favor tiene que es una lectura amena e incluso divertida por momentos, por lo que no hay especial sensación de pérdida de tiempo. En contra tiene que Ammous es un poco exagerado y llega por momentos a acusar de todos los males del mundo al "soft money", como llama él al dinero fiat, incluido el descenso de la natalidad, el predominio de los sitios de fast food o la baja calidad del arte ("Some of the most iconic “artists” of our era, such as Damien Hirst, Gustav Metzger, Tracey Emin, and Italian duo Sara Goldschmied and Eleonora Chiara, have received this critical appraisal by janitors more discerning than the insecure nouveau riche who spent millions of dollars on what the janitors threw away"). Aunque se pueda seguir la lógica de su razonamiento, y hasta compartirla, es evidente que no es la causa única, por lo que estos pasajes le quedan un poco histriónicos.

Entre las ideas que no quiero olvidar de estos capítulos del libro está la vinculación entre paso a dinero fiat y poder destructivo de la Primera Guerra Mundial. Como bien dice Ammous, la capacidad de emitir dinero que se habían arrogado los Estados antes de dicho conflicto permitió de facto a estos que controlaran todos los recursos de sus respectivos países para esta guerra, algo que nunca había pasado con anterioridad en las guerras.

En todo caso, todo esto para mí no dejaba de ser el aperitivo necesario, acumulando las ideas que facilitarían el análisis de Bitcoin como patrón alternativo al oro. Para comprender este análisis, es clave comprender el significado del ratio stock-flujo del material usado como dinero. Eso es lo que, en opinión de Ammous, ha sido el factor diferencial para que el oro se impusiera históricamente. Por un lado, el oro no se estropea ni desaparece y se puede recuperar, por lo que el stock existente en la actualidad es la acumulación de todo el oro que se ha excavado por la humanidad en los miles de año de su existencia. Y, claro, esto es necesariamente mucho en relación con lo que se pueda añadir año a año, porque tampoco es fácil encontrar oro por mucho que suba su precio.

Otros materiales usados en uno u otro momento como dinero sí que pueden incrementar con facilidad su flujo de producción ante un incremento de valor, por lo que éste se reducirá y los hará poco aptos como refugio de valor. El ejemplo al que dedica más tiempo es la plata. En la misma línea, son muy interesantes los casos de las cuentas de vidrio en África y cómo el desarrollo tecnológico de Europa hizo perder el valor a dicho dinero una vez los europeos llegaron al golfo de Guinea.

Llegados a este punto, es fácil entender porque para Ammous el BTC puede ser un nuevo patrón de dinero. En efecto, cualquiera que haya oído hablar de BTC sabe que su número está limitado a 21 millones y que una vez se hayan emitido todas (para 2140 según parece), no se emitirán más. Además, el ritmo al que se generan decrece periódicamente, por lo que la relación stock-flujo de BTC va en descenso, y seguramente ya sea inferior a la del oro (Ammous escribe en 2017).

Esto tiene una consecuencia: "Whereas the rise in value of any money leads to more resources dedicated to its production and thus an increase in its supply, as Bitcoin's value rises, more effort to produce bitcoins does not lead to the production of more bitcoins. Instead, it just leads to an increase in the processing power necessary to commit valid transactions to the Bitcoin network, which only serves to make the network more secure and difficult to compromise. Bitcoin is the hardest money ever invented: growth in its value cannot possibly increase its supply; it can only make the network more secure and immune to attack."

Con este parámetro explicado, toca centrarse en otros aspectos de BTC que puedan hacer dudar al personal. Principalmente, la necesidad de una "proof-of-work" o si se pueden cambiar las normas de funcionamiento de BTC (por ejemplo, aumentando el número de BTCs a emitir). Ammous argumenta, por supuesto, que es prácticamente imposible que eso ocurra; que hubo oportunidad de que ocurriera, pero ya a estas alturas (recuerden que escribe en 2017, el argumento es más potente 8 años después, sin que nada haya ocurrido) no es imaginable. 

Los razonamientos que da son más filosóficos que económicos, y no tan convincentes como me hubiera gustado. Por ejemplo: "In other words, the defense of the Bitcoin network is not just that attacking it has become expensive, but that the attack succeeding renders the attacker's loot worthless.

Pero, claro, al final lo que decidan los individuos que se puede usar como dinero es algo impredecible a futuro. Ammous da argumentos potentes sobre por qué no puede haber otra cripto alternativa a BTC, pero eso no impide que a lo mejor en el futuro la gente demande criptos con otras características mejores que BTC (yo no sé cuáles, pero es lo que ha pasado con todos los productos históricamente: ¿qué puede haber mejor que un caballo para moverse? Nada, hasta que a alguien se le ocurre el coche).

Un poco en la misma línea, Ammous está convencido de que la tecnología Blockchain está ligada a BTC y solo tiene sentido para BTC. Esto es así porque el registro Blockchain consume una gran cantidad de recursos muy superior a un registro convencional, por lo que solo tiene sentido usarlo cuando las partes involucradas no se fían unas de otras. Pero sí hay que dar confianza a un tercero en alguna parte del proceso, aunque no sea el registro, entonces es absurdo usar Blockchain.

Ammous repasa los "ataques" que se han realizado históricamente (hasta 2017) para cambiar el funcionamiento de BTC y constata que todos han fracasado, incluso alguno liderado por uno de los padres de BTC, que quería incrementar el tamaño de los bloques de transacción. Ello hubiera dificultado la aparición de nodos pequeños en la Blockchain disminuyendo su número y dando más control a los grandes, pero así se conseguirían más transacciones diarias. Fue rechazado. Y prácticamente se puede decir que el proceso de BTC es inmutable e independiente de su creador y sus participantes, y eso es lo que le da su valor.

Ammous cuenta con detalle el ejemplo de la red Ethereum, en que sí hubo un cambio de reglas en un momento dado, precisamente para subsanar un agujero por el que un hacker se había colado y se había hecho con valor que no le correspondía. El problema es que el hacker no había quebrado las normas, sino que se había aprovechado de ellas. En todo caso, quedó demostrado que los creadores de Ethereum podían cambiar unilateralmente la distribución de riqueda, aunque lo hicieran en un caso justo. Esto es lo que no puede pasar con BTC.

En todo caso, estos tres últimos capítulos, los más interesantes y novedosos a priori, me han parecido los peores y menos rigurosos del libro, con algunos momentos en que Ammous parece un hooligan de la BTC. Llega incluso a repetir párrafos e ideas, como si no se hubiera releído la versión final de estos capítulos.

No desmerece por ello la lectura de este libro, que recomiendo a quien quiera aprender sobre el funcionamiento del dinero, en general, y de BTC en particular. Y, sinceramente, creo que hay pocas cosas que sean de más interés para la gente a la que nos ha tocado vivir en estos tiempos de política monetaria en manos de los gobiernos.

Dejo un par de citas en las que Ammous reparte estopa. La primera para Keynes:

"All spending is spending, in the naive economics of Keynesians, and so it matters not if that spending comes from individuals feeding their families or governments murdering foreigners."

La segunda sobre lo que los Estados llaman "libre comercio": "the term free trade came to refer to trade carried out between two individuals across borders, according to terms agreed upon by their respective governments, not by the concerned individuals!"

domingo, 18 de mayo de 2025

Los ríos profundos, de José María Arguedas

Es otro de los libros que he conocido leyendo las memorias de Vargas Llosa (El pez en el agua). En este caso, se trata de un escritos que podíamos llamar étnico, muy centrado en los indígenas y la cultura del Perú, por lo que no de extrañar que llamara la atención del Nobel, quien además ha prologado la edición que he leído.

Poco más ha durado el atractivo de esta novela. El principal problema es que está mal escrita, como si fuera una (mala) traducción de otro idioma. Con la diferencia de Arguedas escribe en castellano. Cuando uno se tropieza con este problema, es fácil perderse en la narrativa y difícil mantener el interés sobre algo que no acabas de entender.

La historia la cuenta en primera persona el protagonista, hijo mestizo (supongo) de una abogado itinerante. Comienza con mucha potencia en la ciudad de Cuzco, donde el narrador se quedará impresionado con las obras incaicas. Quizá sea de esta descripción de dónde viene el título de la obra: "¿Acaso no podría decirse «yawar rumi», piedra de sangre, o «puk’tik’ yawar rumi», piedra de sangre hirviente? Era estático el muro, pero hervía por todas sus líneas y la superficie era cambiante, como la de los ríos en el verano, que tienen una cima así, hacia el centro del caudal, que es la zona temible, la más poderosa."

Aunque ya cuesta adentrarse por la descripción del Cuzco, al menos resulta evocadora, y más si has estado por allí, porque hace un verdadero recorrido turístico de la ciudad y las afueras. Pero, claro, siendo abogado itinerante el padre, es cuestión de tiempo que el viaje siga. Tampoco nos llevará mucho más lejos, pues llegando a Apurimac nuestro héroe queda como interno en el colegio, y gran parte de la novela es lo que ocurre aquí con sus compañeros internos y externos, cholos, negros y blancos. La historia termina con el comienzo de una epidemia de peste, que vuelve a poner en la retina del lector imágenes poderosas, si es que para entonces ha aguantado la lectura. 

"Ya no hay salvación, pues, misa grande, dice quieren, del Padre grande de Abancay. Después sentarán tranquilos; tiritando se morirán, tranquilos. Hasta entonces van a empujar fuerte, aunque como nube o como viento vayan los civiles."

"Si los colonos, con sus imprecaciones y sus cantos, habían aniquilado a la fiebre, quizá, desde lo alto del puente, la vería pasar, arrastrada por la corriente, a la sombra de los árboles. Iría prendida en una rama de chachacomo o de retama, o flotando sobre los mantos de flores de pisonay que estos ríos profundos cargan siempre."

Por lo demás, llama la atención el uso del quechua con bastante frecuencia, y especialmente en canciones (siempre acompañadas de su traducción, claro). Dejo aquí una por curiosidad:

"Paraisancos mayu 

río caudaloso 

aman pallk’ankichu 

kutimunaykama vueltamunaykama. 

Pall’ark’optikik’a ramark’optikik’a 

challwacha sak’esk’aypin pipas 

challwayk’ospa usuchipuwanman."

El otro punto interesante es la descripción costumbrista, sobre todo al principio en que la novela parece que va a ser una sucesión de cuadros sobre la vida de los indígenas aprovechando los viajes del padre del protagonista. "Cuando se observan desde afuera esas asambleas parecen una reunión de gente desaforada. ¿Quién habla a quién? Sin embargo existe un orden, el pensamiento llega a su destino y los cabildos concluyen en acuerdos."

Pero, sobre todo, la descripción de la naturaleza, perlas que va soltando Arguedas de vez en cuando y que suponen agradables oasis para el sufrido lector dentro de la árida lectura:

"En los grandes lagos, especialmente en los que tienen islas y bosques de totora, hay campanas que tocan a la medianoche. A su canto triste salen del agua toros de fuego, o de oro, arrastrando cadenas; suben a las cumbres y mugen en la helada; porque en el Perú los lagos están en la altura."

"En los pueblos, a cierta hora, las aves se dirigen visiblemente a lugares ya conocidos. A los pedregales, a las huertas, a los arbustos que crecen en la orilla de las aguadas. Y según el tiempo, su vuelo es distinto."

"su cabellera era hermosa, tenía esa especie de luz del tallo de la cebada madura. El color de su rostro recordaba también el de la cebada molida en la era, aunque parecía algo más oscuro, quizá como el capulí herbáceo que madura dentro de un lóbulo que amarillea con el tiempo;"

"Y la gente, como en la costa, los mataba, aplastándolos, sin tener en cuenta su dulcísima voz, su inofensiva y graciosa figura. A un mensajero, a un visitante venido de la superficie encantada de la tierra, lo mataban, pudiendo echarlos a volar, después de sentir en las manos la palpitación de su pequeñísimo y frío cuerpecillo." (sobre los grillos)

Dejo como cierre esta maravillosa frase, en la que no obstante se pueden apreciar las dificultades que tiene la lectura de esta novela.
"¿Por qué, en los ríos profundos, en estos abismos de rocas, de arbustos y sol, el tono de las canciones era dulce, siendo bravío el torrente poderoso de las aguas, teniendo los precipicios ese semblante aterrador? Quizá porque en esas rocas, flores pequeñas, tiernísimas, juegan con el aire, y porque la corriente atronadora del gran río va entre flores y enredaderas donde los pájaros son alegres y dichosos, más que en ninguna otra región del mundo."

Vaya dos recomendaciones llevo del señor Vargas Llosa. (La otra fue Vidas imaginarias). A ver si con la tercera acierto.











sábado, 17 de mayo de 2025

Huríes ("Houris"), de Kamel Daoud

Recojo esta recomendación de un respetado amigo, y luego me doy cuenta de que ya conocía al autor por la obra con que consiguió el premio Goncourt: Meursault: Contra-enquéte. Repasando la entrada observo que no fue una lectura que me fascinara. Por suerte, me puse con éste sin dicho recuerdo, porque este es bastante mejor y muy recomendable, aunque sea solo por el tema.

Kamel Daoud es un periodista argelino, y en este libro lo cierto es que se la juega, si siguen vigentes las leyes que cita al principio de la obra, y a las que se refieren en ocasiones los protagonistas. Dichas leyes son una ley mordaza que prohíben hablar de la guerra civil ocurrida en aquel país entre 1990 y 2000. O sea, hace nada. Yo no tenía idea de su existencia (prueba del éxito de la ley mordaza) y quizá si hubiera sabido las burradas que se hicieron (y que sospecho han coleado hasta hace muy poco), no me habría ido con tanta alegría de viaje por aquel país el año pasado.

El presente es un libro de denuncia en que se pone de manifiesto, primero, la existencia de tal conflicto, y, segundo, las animaladas que hicieron los contendientes, principalmente los llamados barbudos, a costa de la inocente población civil. Y es que resulta que para cerrar el conflicto se promulgó una ley de reconciliación (la misma que supongo prohíbe hablar del tema) en la que se perdonaba a todos los terroristas, y se les permitía bajar de vuelta desde las montañas escondiéndose bajo el oficio de "cocinero".

"la « Réconciliation » avait été précédée, en cette année 2005, par d’autres lois, notamment celle de la Rahma, la Miséricorde. Sous son prétexte, des milliers de terroristes armés étaient descendus des montagnes se laver les mains de tous leurs crimes de sang. Et pour qu’ils ne mettent pas à mal la charte d’amnistie, on leur expliquait qu’il ne fallait rien raconter de leurs méfaits pour pouvoir bénéficier du « pardon » et de la loi d’amnistie

Los retazos de la historia nos los cuenta la protagonista, superviviente milagrosa de un ataque a los barbudos a su aldea. Y tan milagrosa, como que sobrevivió a un intento de degollarla que la dejó una "sonrisa" por todo el cuello e imposibilitada de hablar. Así que es la historia ("Le livre qui protège de l’oubli la véritable histoire de la vraie guerre d’Algérie.") que le está contando al feto que tiene en el vientre, y se lo cuenta antes del aborto que va a cometer, pues Argelia no es país para mujeres. Luego hablará de esto, el segundo tema fundamental de la novela. Por el momento, volvamos a la guerra civil secreta.

La narración no avanza de forma lineal, ni de lejos, sino que muchas veces parece ir en círculos y que no nos vamos a enterar de nada de lo que pasó. El estilo es vocativo y, para añadir confusión, la protagonista, Aube, se refiere a su interlocutor (recuerden, su hija) cada vez de una forma distinta. El caso es que pese a resultar cansino al principio, el libro está muy bien escrito, con cierto aroma a Maalouf, y el lector no tarda en adaptarse a los meandros del texto y empezar a disfrutarlo.

Eventualmente, nos enteraremos de que la causa de la guerra fue unas elecciones democráticas ganadas por el partido islámico, ante lo que los militares argelinos decidieron dar un golpe de Estado. La respuesta de los vencedores democráticos fue huir a las montañas e iniciar un régimen de terror que fue principalmente sufrido, cómo no, por la gente normal. Las acciones más conocidas y terroríficas consistían en montar barreras en la carretera y pasar por la piedra a todos los viajeros con la mala fortuna de ser detenidos por ellas; luego las desmontaban a toda velocidad y volvían a sus montañas.

Lógicamente, los pobladores de éstas también estaban sujetos al régimen de terror que los barbudos imponían ante la mínima sospecha de traición. Aube, de hecho, es la única superviviente de uno de estos ataques que acabó con 1000 vidas de aldeanos.

La experiencia de esta chica se complementa con las historias de otros tres personajes con los que se cruza en el libro. Uno de ellos es un librero de Batna (cerca de la ciudad romana de Timgud, por eso me sonaba el nombre, ya que estuve a punto de dormir allí), que nos cuenta una perspectiva masculina del conflicto así como lo que sucedía en las carreteras. "Les routes semblaient saines, propres et innocentes, jusqu’à ce qu’on tombe sur Eddib el- Jiâane (« Loup affamé » dans ma langue secrète)." "Même le jour, on peut tomber sur un faux barrage. Ça dure quinze minutes, ils arrêtent des personnes, les égorgent pour rien, puis courent se terrer dans les casemates et les montagnes de Chréa du côté d’Alger."

Otra es una mujer raptada por los terroristas y obligada a casarse, convivir con ellos y darles hijos. El testimonio de esta última es especialmente desgarrador, y eso que para cuando nos lo cuenta, ya hemos sufrido bastante. Porque eventualmente se la va a considerar terrorista por la policía, y, atención, resulta que la ley de reconciliación solo alcanza a LOS terroristas señores, no a las terroristas. Tremendo. "Les terroristes hommes nous ont pris notre virginité, notre honneur, notre jeunesse, et quand ils sont sortis des maquis, ils nous ont volé notre métier et nos excuses : ils se sont tous déclarés “cuisiniers”."

Esto nos lleva al otro tema de la novela: la discriminación de la mujer en Argelia. Y este no es un tema oculto o de los años 90, sino que sigue vigente en la actualidad, pues la protagonista narra la actualidad de Orán y de sus viajes. 

"Il y a des choses que tu ne pourras jamais faire si tu viens dans ce monde. Par exemple, déambuler seule sous l’averse, t’asseoir seule sur un banc face à une montagne qui refuse de te parler, dans un jardin public. Ou bien t’habiller selon tes envies, rire dans la rue, ou encore remercier un inconnu qui te collera dans le dos en croyant que tu es une prostituée, car tu as été gentille comme une plante d’intérieur. Tu te promèneras en groupe (dans les villes seulement, car dans les villages c’est impossible), durant les heures creuses des hommes à la mosquée, pour visiter un cimetière ou marier une proche.", le explica a su futura hija.

La manifestación más evidente es su enfrentamiento con el Iman de la mezquita cercana a su peluquería, y los ataques a ésta. Pero también tenemos las recriminaciones por conducir sola en su coche, el asalto de los camioneros tras su accidente, o el episodio final que no voy a desvelar.

Si a ello unimos que, de parir, sería madre soltera, se entiende perfectamente el fatalismo que lleva a querer abortar a su hija (Si no, "Tu paieras le rêve alambiqué d’un vieux prophète, et quelqu’un te violera."). Ellas y la terrorista son las huríes que dan título a la novela.

"nous étions les vierges, les vraies vierges de l’Éden, celles qui sont promises aux tueurs ou aux fidèles, aux armées et aux saints. Nous les attendions, mais à Oran, la rivière de vin et de miel gisait sèche, les palais tombaient en ruine et les détritus jonchaient les vallées annoncées par les versets."

El libro es impactante, la verdad, y merece la pena leerse por muchas cosas: por lo bien escrito que está, para conocer la guerra civil oculta de Argelia (quien no conoce la historia está condenado a repetirla), y también para ser consciente de que aquí al lado, a menos de una hora de avión desde Madrid y en el país más parecido a España que conozco, las mujeres están discriminadas y perseguidas. Y porque al final Daoud no quiere dejar un mensaje amargo sino de esperanza, y se despacha con un final maravilloso, digno del mejor Maalouf:

"Donne un chiffre », me relance Aïssa. Mon ami est assis sur un petit tapis de plage à côté de Khadija. Je dis « un milliard de milliards ! ». Alors il se met à rire avec ses yeux discordants et me répond : « Là, il faudra attendre la nuit, nous recompterons les étoiles ensemble. »"

martes, 6 de mayo de 2025

Vidas imaginarias ("Vies imaginaires"), de Marcel Schwob

Este es el primero de los libros que leo de los que he apuntado de Vargas Llosa tras leer su biografía-memorias El pez en el agua. Empezamos mal, me temo.

Como el propio título indica, se trata de una colección de biografías imaginarias, o sea, de tipos y tipas inexistentes, o biografías inventadas de gente que sí existió, como Empedocles, Petronio o Pocahontas, lo que contribuye a la confusión del lector. Dicho de otra forma, es una colección de cuentos con forma de biografía. Una vez aceptado este hecho, pues hay cuentos más graciosos o menos, más difíciles de entender o menos, más simbólicos o menos, pero que nadie espere aprender algo de la vida de nadie.

Quizá lo más interesante del libro sea el prólogo, en que Schwob comparte sus reflexiones contraponiendo arte y biografía, para concluir que el verdadero reto artístico sería una biografía de un personaje corriente (que él lleva a inexistente): "L’art est étranger à ces considérations. Aux yeux du peintre le portrait d’un homme inconnu par Cranach a autant de valeur que le portrait d’Érasme." "L’art du biographe serait de donner autant de prix à la vie d’un pauvre acteur qu’à la vie de Shakespeare.".

Con este prólogo no es de extrañar que al lector se le olvide el adjetivo "imaginarias" del título y se piense que el autor va a completar biografías históricas con detalles jugosos dignos del artista. A mí me duró la excitación hasta que llegué al capítulo de "Séptima, incantatrice" y me di cuenta de que se estaba inventando las cosas, aunque las primeras se las imputara a personajes históricos como Empedocles, Erostrato o el cínico Crates.

En ese punto, empecé a pensar que esta lectura era una pérdida de tiempo. ¿Para qué leer biografías inventadas? Decidí concentrarme en la vena puramente literaria del texto, sin encontrar tampoco mucho que llevarme a la boca, la verdad. Mis intentos con los simbolistas franceses siempre han terminado en decepción, y al parecer a Schwob se le clasifica en esta escuela.

Por salvar algunas cosas, me quedo con el capítulo dedicado al geomante Sufran, con este párrafo alucinante: "Aussitôt s’accomplit l’obscure prédiction géomantique. Le sommeil d’immortalité du roi Salomon fut rompu. En une seconde, son corps s’effrita et se réduisit à une petite poignée d’ossements blancs et polis que les délicates mains de la momie semblaient protéger encore. Mais Sufrah, terrassé par le pouvoir de la figure du Rouge dans la maison de la Mort, éructa dans un flot vermeil tout le sang de sa vie et tomba dans l’assoupissement de l’immortalité terrestre. Le sceau du roi Salomon au doigt, il s’allongea près du lit de diamant, préservé de la corruption pendant des myriades d’années, dans le lieu clos et secret qu’il avait lu par la figure de la Prison. La porte de fer retomba sur le couloir de porphyre et les chiens de feu commencèrent à veiller le géomancien immortel."

Aunque sea el que más me ha gustado, por sus connotaciones de las Mil y una Noches, seguramente el más brillante y original sea el dedicado a Cyril Tourneur, poeta trágico. Entresaco algunas frases:

"Sa mère lui transmit l’instinct de la révolution et de la luxure, la peur de la mort, le frémissement de la volupté et la haine des rois ; il tint de son père l’amour de se couronner, l’orgueil de régner, et la joie de créer ; tous deux lui donnèrent le goût de la nuit, de la lumière rouge et du sang."

"Il est impossible de découvrir ce qu’il pensa ou ce qu’il fit jusqu’à l’âge de trente ans, quels furent les symptômes de sa divinité latente, comment il se persuada de sa propre royauté."

"Quand Cyril Tourneur eut assouvi sa haine des rois, il fut étreint par la haine des dieux."

Schwob utiliza en bastantes ocasiones el recurso de mezclar personajes reales con los suyos ficticios. Así, al pintor Paolo Uccello le otorga amistades con Donatello, Bruneleschi o Manetti. Pero me parecen más interesantes las escasas veces en que una de sus biografías imaginarias alude a otra. Por ejemplo, en la de Walter Kennedy, pirata analfabeto, éste nos dice: "Sacredieu ! c’est bien de l’honneur, dit Kennedy, en regardant les pendus. Ils vont m’accrocher à côté du capitaine Kid."Este último es el protagonista del capítulo anterior. Una pena que no haya usado más este recurso, creo que hubiera dado un mayor grado de empaque a la obra. 

Este libro es una pérdida de tiempo, la verdad, pero como es corto, es una pérdida de tiempo breve.

lunes, 5 de mayo de 2025

That printer of Udell's, de Harold Bell Wright

Según la película "Reagan" este fue el libro que inspiró a Ronald para llevar a cabo su carrera política. Dado que no lo conocía de nada, ni libro ni autor, se me despertó la curiosidad y procedí con su lectura, sin grandes expectativas, la verdad.

El libro es 1911 y es una historia moralista, con personajes muy estereotipados y poca profundidad, en que los buenos son buenos y los malos son malos, aunque no se puede decir que ninguno de ellos sea terriblemente malo o fantásticamente bueno. Esta línea de personajes-estereotipo la había experimentado ya en el clásico de Ayn Rand "Atlas shrugged", que pese a ello es una novela digna de lectura.

En "That printer of Udell's" la crítica es a la Iglesia y a los cristianos no activistas que se conforman con rezar y tener fe, pero no llevan a la acción las lecciones de Jesucristo. "Your church members are all right on the believe, trust, hope, pray and preach, but they're not so much on the do." "“Well, you know I can't give anyway. I'm already doing more than my share in a scriptural way, and I must wash my hands of this.”", que nos lleva a la conclusión final: "And does this all seem strange to you, reader, as to our friend, the traveling man? Believe me, there is no mystery about it. It is just the change that comes to the individual who applies Christ's teaching to his daily life."

La historia que se nos cuenta la protagoniza Dick Falkner, quien pasa de la pobreza abyecta con que llega a la ciudad, a ser un probo personaje con posibilidades para representar a su Estado en el congreso de los EEUU: "But Dick will soon leave his present position to enter a field of wider usefulness at the National Capitol. For the people declared, at the last election, that their choice for representative was “That Printer of Udell's.”" Es evidente aquí de dónde pudo provenir la inspiración de Ronald Reagan.

Su cambio de fortuna se debe a la confianza que le otorga el tal Udell (George) del título, que le contrata como mozo para su imprenta. Gracias a esta ocupación y a sus ideas de cómo ayudar a los necesitados, como había sido su caso, cobrará prominencia hasta la situación que acabo de decir.

Los principales obstáculos en este recorrido serán los hipócritas cristianos, cuyo paradigma es Adam Goodrich que no tiene reparos en expulsar a su hija del hogar por sospechas infundadas de indecencia. Se le describe con estas palabras: "finding that a tongue long accustomed to expressions of haughty pride and bigotry, could but poorly lend itself to softer words of comfort." Otro de los malos es el hijo, quien "Like many others, he was as bad as he dared to be; and while using the church as a cloak to hide his real nature, was satisfied if he could keep the appearance of respectability."

Y al respecto de la ciudad, que presumía de su cristianismo, pero estaba llena de locales de dudosa reputación, se nos dice: "Guardians of the law protected the citizens by seeing to it that no ill- dressed persons sat too long upon the depot benches, sheltered themselves from the bitter wind in the open hall- way, or looked too hungrily in at the bakery windows."

La novela está correctamente escrita y se lee bien. Su trama no esconde recovecos extraños, pero no por ello deja de ser interesante. Al lector actual le llamará la atención con que facilidad aparecen las pistolas incluso en las manos de Dick, pero debía ser algo normal en la época. También algunos giros graciosos e irónicos. Ya he puesto alguno, aquí dejo otro: "And of course Clara answered, “I told you so.” What woman could resist such an opportunity?" Que me/le perdonan las feministas.

Tampoco tiene reparos Bell Wright en escribir fonéticamente, sobre todo cuando hablan indios o negros. No abusa del tema, pero cuando aparece se hace difícil la lectura. Una muestra: "“Sure, the bresh's full of 'em ef ye know whar' ter hunt.” The company grinned and he continued: “I seed signs this mo'nin' in th' holler on yon side ol' Ball, when I war' huntin' my mule. An' thar's a big roost down by th' spring back of my place in th' bottoms.”"

En resumen, una novela interesante que se lee bien, pero cuyo estilo moralista resulta extraño a estas alturas del siglo XXI. Eso hace que resulte difícil entender que pudiera tener un efecto tan acusado en Mr. Reagan, a menos que lo leyera de muy pequeño.

jueves, 1 de mayo de 2025

El pez en el agua, de Mario Vargas Llosa

De Vargas Llosa he leído muchísimo, más de joven que en los últimos años, como podrá comprobar quien siga este blog, y vea que no hay ninguna entrada dedicada a su obra. Los últimos que leí fueron precisamente los primeros que publicó, "Conversaciones en La Catedral" y "La ciudad y los perros", con motivo del premio Juan de Mariana que le otorgamos hace unos años.

Con motivo de su fallecimiento, me he animado con otra de sus obras, que curiosamente no conocía, esta a medio camino entre memorias y autobiográfica. Y que, por eso, resulta una excepción de lo que le he leído, siempre de ficción.

Vargas Llosa nos cuenta en paralelo dos experiencias vitales, intercalando los capítulos dedicados a cada una de ella. Uno de los "hilos" es su infancia y juventud, con sus primeras veleidades políticas, hasta el momento en que se marcha del Perú a Paris para dedicarse de lleno a la literatura. El protagonista principal de esta parte es, quizá, la figura del padre del escritor, con quien tiene una relación que cabe calificar de tormentosa, como mínimo. Vargas Llosa no habla bien de su padre, aunque tampoco tan extremadamente mal como se presagia al principio.

El otro "hilo" es su campaña por la Presidencia del Perú que llevó a cabo a finales de los 80, y en la que terminó derrotado por Alberto Fujimori, quien implementaría políticas liberales similares a las que propugnaba Vargas Llosa pese a su extracción aprista, aunque lo haría bajo una dictadura, cosa que disgustó enormemente al escritor. El "hilo" que más me han enganchado ha sido este segundo.

Del autobiográfico, rescato algunas cosas interesantes. En primer lugar, los libros y autores que le impactaron en algún momento de su vida. Lógicamente, su lectura resulta atractiva para cualquier amante de la misma, pues Vargas Llosa es un apasionado, no solo de la escritura, sino inicialmente de la lectura.

En segundo lugar, los episodios biográficos que inspiraron algunos de sus libros, como los más arriba citados, pues Vargas Llosa los referencia. Como por desgracia tampoco me acordaba demasiado de ellos, no le he podido sacar todo el jugo, aunque me han parecido interesantes de todas formas.

En tercer lugar, las notas costumbristas sobre su vida en las distintas ciudades en que residió, empezando por Cochabamba en Bolivia, y siguiendo por Piura y Lima. Te da una idea de cómo se vivía en el Perú de los 40 y 50, que luego contrasta con la de los 90 durante su campaña electoral. Y, en efecto, la situación se había degradado tras las dictaduras sufridas, situación a la que el gobierno aprista de Alan García estaba dando el remate.

Por último, las ya citadas veleidades políticas. El amigo Vargas Llosa había sido activista comunista y también había participado directa o indirectamente en actividades de otros partidos, antes de dejar el activismo para dedicarse en cuerpo y alma a la literatura. Me sorprendió, pero al mismo tiempo me facilitó comprender que luego tratara de ser presidente del Perú: ya tenía algo de experiencia en el tema, y se creía honestamente que podría ayudar a mejorar la tremenda situación de sus conciudadanos.

Es, sin embargo, el hilo de las memorias sobre la campaña presidencial el que más me ha absorbido. En el Vargas Llosa da su visión de todos lo que supone una campaña política, todos los esfuerzos que acarrea y los problemas que supone. Lo más jugoso son sin duda las jugarretas que se hacen los políticos unos a otros, sean aliados, rivales o enemigos. Solo por esto, hay que tener una madera especial para ser político, cosa de que Vargas Llosa parece carecer, como muestra la sensación constante que da su narrativa de que estaba deseando que aquello terminara.

Y eso sin contar el esfuerzo físico y psicológico que suponía hacer campaña política en el Perú de la época, con medios de transporte muy limitados y amenazas constantes a su integridad física, tanto procedentes de los terroristas de Sendero Luminoso, como de los partidarios de partidos rivales. Un desgaste brutal para alguien con las ideas bastante claras sobre cómo mejorar la situación de los peruanos, y que refleja algo que creo que ya ha salido aquí: en democracia, se requiere un perfil completamente distinto para ganar las elecciones que para gobernar. Los buenos gobernantes no son típicamente buenos candidatos a las elecciones, y eso es un drama que nos toca vivir: solo excepcionalmente coinciden ambos perfiles en la misma persona. Y, claro, lo normal es que nos gobierne el que tiene mejor perfil como candidato (ie, como vendedor de burras). A las pruebas me remito.

Llosa lo resume bien en dos frases. Refiriéndose a la política: "Está hecha casi exclusivamente de maniobras, intrigas, conspiraciones, pactos, paranoias, traiciones, mucho cálculo, no poco cinismo y toda clase de malabares."

Y respecto de los políticos: "lo que prevalece en ellos es el apetito crudo y a veces inconmensurable de poder. Quien no es capaz de sentir esa atracción obsesiva, casi física, por el poder, difícilmente llega a ser un político exitoso."

Vargas Llosa se curra a fondo, con su equipo, un excelente programa de Gobierno para el Perú, identifica equipos que puedan llevarlo a la práctica y trata de ser honesto con los votantes. Y termina derrotado por un advenedizo, Fujimori, que no ha preparado nada, pero que sabe posar cuando tiene que hacerlo y utilizar con astucia los fallos de su rival, además de tener el apoyo soterrado de los enemigos del Movimiento Libertad. (Bueno, esta es la percepción de Vargas Llosa).

O sea, Vargas Llosa constata de primera mano los problemas que todos sabemos que tienen las democracias. Y, sin embargo, luego se queja de que Fujimori, para implementar un programa similar al que proponía Vargas Llosa, tire de dictadura y de reprimir a Apristas, Socialistas y Comunistas. Dios me libre de dar lecciones a tan inminente personaje, que además ya serían tardías, pero parece confundir, como tantos otros, libertad con democracia. No sigo, no preocuparse.

Lo que es más inquietante de su narración es que, en la época, los 90, Vargas Llosa percibe que el mundo se está volviendo liberal, liderado por Reagan en los EEUU y Thatcher en Reino Unido. El Perú parecía que se iba a sumar a esa ola, pero no llega a ocurrir. Lo que sí sabemos con la perspectiva que da el tiempo es que esa ola no duró mucho, y volvimos al estatismo con más saña y fuerza, bajo el liderazgo ahora de la Unión Europea y el wokismo. Lo que me da miedo es que la nueva ola liberal que estamos viviendo en nuestros días, liderada por Milei desde Argentina, se quede también en un espejismo como el que vivió Vargas Llosa. Espero equivocarme. 

En todo caso, me apresuro a añadir que el programa de Milei es bastante más agresivo que el que se planteaba Vargas Llosa, y que Milei ha demostrado ser un excelente candidato electoral (esas calles de Buenos Aires repletas de gente cantando) y está demostrando ser un excelente gobernante. Una de esas excepciones de que hablaba más atrás, y más aún por ser libertario.

Todo lo dicho anteriormente revela que este libro es muy interesante. El problema es que es más interesante que bueno literariamente. Si se pudiera leer a velocidad 1.5, como hace ahora la gente al ver las series, este sería mejor leerlo así. Vargas Llosa se pasa de detalles, sobre todo de nombres de gente con la que colabora, o que le atacan, o con que se cruza. Aprovecha esta narración para ir homenajeando a sus conocidos y amigos, y denunciar a gentuza con la que se ha topado, con lo que aparecen muchos, demasiados nombres, que no tengo claro que digan mucho al lector contemporáneo no peruano. Aparte de esto, no hay florituras en el estilo de Vargas Llosa, que es sobrio como corresponde a lo que está contando.

Evidentemente, es un libro más adecuado para quien esté interesado en los procesos electorales, que para quien quiera leer una novela de Vargas Llosa. Como entiendo que la mayoría están en este último caso, pues opten por la excelente "La fiesta del chivo" y solo cuando agoten las novelas del autor, si tienen más sed, decantense por esta obra.

martes, 22 de abril de 2025

The Social Paradox, de William von Hippel

The Social Leap me pareció una pasada, por lo que en cuanto me enteré de que von Hippel iba a publicar otro libro, decidí que esta vez sería el primero en leerlo. Dicho y hecho (aunque no puedo asegurar que haya sido el primero). Para lo que me ha valido...

Este ensayo es malo. Salvo los primeros capítulos, en que von Hippel expone las bases científicas de su tesis, el resto es bastante basura, impropia del autor. Es más, creo que el propio von Hippel está muy incómodo escribiendo lo que escribe, pues es consciente de la carencia de rigor. Abundan los "si mi hipótesis es cierta..." como dando a entender que lo que dice no se puede deducir simplemente mirando una encuesta. Para mí que tras el éxito del ya citado Social Leap le han debido de meter presión para que sacara rápidamente otro libo y capitalizar dicho éxito. Lo mismo que ocurre con las series preparadas para una temporada y que son un éxito: que la segunda no está ni de lejos a la altura, y la serie termina en fracaso. Yo creo que von Hippel es un científico riguroso y que si se le deja tiempo seguramente pueda hacer alguna otra obra de interés, pero si se precipita puede perder su prestigio.

La paradoja social a que se refiere el autor tiene que ver con la tensión que se produce entre dos inclinaciones psicológicas opuestas que el ser humano ha desarrollado evolutivamente: por un lado, la conectividad, nuestra faceta social, y por otra, la autonomía. Lo primero lo comparte el ser humano con otras especia, pero lo segundo es peculiar nuestro. Ambas facetas nos dan satisfacción porque hemos evolucionado psicológicamente para que así fuera.

Al individuo que no le gustara socializar tenía muy difícil sobrevivir en el origen de la humanidad, en que actuar en grupo era fundamental, para defenderse o para alimentarse. Así pues, el ser humano es feliz cuando "se conecta".

Pero, conforme la evolución avanza, empieza a ser relevante para la supervivencia del grupo la especialización, que cada persona haga aquello que mejor haga, al principio de forma paulatina, pero luego cada vez más diferenciado, conforme pasamos de ser cazadores-recolectores a agricultores, y no digamos cuando empezamos a aglomerarnos en las primeras ciudades. Tendemos a ser autónomos para aportar algo diferencial al grupo que nos dé reputación y valor dentro del mismo. Así pues, obtenemos felicidad de la autonomía.

Sin embargo, estas tendencias psicológicas de contraponen en cierta medida. Conectar con nuestros semejantes nos da felicidad, pero tiene altos costes (conformidad con el grupo, vigilancia mutua...), de los que solo podemos escapar con la autonomía. Para von Hippel el problema es que el ser humano ha desarrollado mucho esta faceta, y tanto más conforme han ido aumentando sus recursos y ha dejado de necesitar a otros individuos para satisfacer sus necesidades. Esta situación asimétrica sería la causa de la infelicidad de mucha gente en la actualidad, pese a tener las necesidades mejor cubiertas que en ningún otro momento de la historia.

Toda esta tesis la desarrolla von Hippel en los tres primeros capítulos que son excelentes, del nivel de The Social Leap. A partir de aquí empieza el naufragio, aunque uno tarda en darse cuenta que aquello no va. En particular, hay un momento en que von Hippel argumenta que en las canciones country se habla mucho de los pick-ups frente a los coches normales en las canciones urbanitas, como prueba de que la gente rural tiende a ser más "conectiva" que autónoma, en que ya no me pude tomar en serio lo que estaba diciendo este señor.

Ya he descrito algunas de las pistas que da von Hippel de que no se encuentra a gusto con lo que escribe. Otra es meter notas al pie de página para apostillar sus afirmaciones con algún chiste. No le funciona y le hace perder rigor. Total que la segunda y la tercera parte del libro son prescindibles, y yo creo que el propio von Hippel así las consideraría. Son devaneos sobre quienes son más "conectivos" los hombres o las mujeres; los habitantes de zonas rurales o de ciudades; los católicos, los protestantes o los judíos, y los demócratas o los republicanos (con unas referencias a los libertarios que parecen impropias de un tipo serio: ¿en serio cree que a los libertarios les parece bien que alguien pague a un tercero para que le sustituya en prisión?).

Como no es capaz de ser muy convincente con los datos empíricos sobre su tesis, cuando llega la cuarta parte del libro, la de autoayuda, con los consejos del autor para ser más felices, uno ha perdido el interés. Una vez más, es una lectura decepcionante que unos consejos que parecen de broma, por mucho que se basen en los conocimientos científicos del autor. El comienzo no deja hacerse ilusiones: "Americans were once connected to each other in myriad ways, but as we’ve seen over the course of this book, almost all of them are under threat. Most Americans are no longer members of clubs like the Elks or Lions, they no longer spend much time with their neighbors or friends, and they even spend less quality time with their spouses."

De esta parte, sí me ha parecido de interés la explicación que da de por qué la interacción on-line no es sustituto de la interacción presencial: "When people interact face-to-face, they resonate with each other, creating interpersonal synchrony in bodily movements, facial expressions, and even pupil dilation and neural activation.

Most forms of e- connection disrupt this sort of rapid responding, as the slight and varying lag times cause people to accidentally interrupt each other when they respond too quickly.

Compounding these first two problems, eye contact plays a critical role in interpersonal synchrony but is disrupted by e- connection.
"

Decepcionante lectura ésta. Mucho mejor The Social Leap, que sí merece la pena. De éste, con los tres primeros capítulos uno ya aprende todo lo que puede aprender.

martes, 15 de abril de 2025

Los dones de Atenea, ("The gifts of Athena"), de Joel Mokyr

Hacía tiempo que no leía un libro que me propusiera algo nuevo en términos de teoría económica, así que me he llevado una gran alegría al leer este, puesto que me ha permitido ampliar dicho conocimiento, precisamente en el campo de la "economía del conocimiento". Mokyr es principalmente un historiador económico, muy enfocado en ciencia, tecnología y su relación con el progresos económico, pero desde una perspectiva histórica. Sin embargo, eso no es óbice para que nos proponga un modelo económico cualitativo que permita entender los fenómenos históricos.

El modelo que nos propone es simple, como ahora se verá, pero su potencial explicativo es brutal. Mokyr lo utilizará para explicar las distintas revoluciones industriales, las medidas sanitarias asumidas por la sociedad y la aparición de la factoría como unidad de producción, llegando desde aquí a anunciar la aparición del teletrabajo en este libro, escrito en 2002. Con estas credenciales no creo que se pueda dudar de la robustez del modelo de Mokyr.

A dicho modelo dedica el capítulo 1 de su obra. Siendo todos los capítulos muy interesantes, el más valioso es este. En los demás hay menos aportación teórica y eso sí un prolijo recorrido histórico documentando los sucesos y encajándolos en su modelo, que puede ser un poco agotador para el lector. Agotador y apasionante. A mí me ha fascinado también el capítulo 6, en que mete la política en la economía del conocimiento, esto es, la regulación.

Pero describamos ya el modelo. El punto de partida es reconocer la heterogeneidad del conocimiento, algo obvio para todo el mundo menos, lo adivinan, para el economista neoclásico, que tiende a considerar todo homogéneo y, además, en sus mercados todo el mundo tiene toda la información.

El conocimiento que estudia Mokyr es el que llama "útil", esto es, aquel que nos permite dominar a la naturaleza para satisfacer las necesidades. Mokyr excluye expresamente de su ámbito de estudio el que los austriacos llamamos "conocimiento empresarial", sobre las preferencias de los consumidores y obtenido por prueba y error. Tampoco se incluyen otros tipos de conocimientos sociales o filosóficos, aunque sobre si estos permiten o no dominar la naturaleza habría algo más que hablar, sobre todo con una perspectiva dinámica (estoy pensando en la psicología como evolución de la filosofía, o en conocimientos teológicos que puedan reflejar regularidades del entorno natural).

El modelo de Mokyr categoriza el conocimiento útil en dos tipos: conocimiento Ω o epistemológico (que identifica regularidades en la naturaleza, y cuyo paradigma son las ciencias) y conocimiento λ o prescriptivo (aplicado, por ejemplo la tecnología o técnicas). El atributo principal del conocimiento, del tipo que sea, es su "tightness": "a function of the ease of verifiability, and it determines the confidence that people have in the knowledge and—what counts most for my purposes— thus their willingness to act upon it." Agrupa la confianza y el consenso sobre dicho conocimiento.

El desarrollo de cualquiera de esos conocimientos supone costes, como los tiene su distribución o acceso y su almacenamiento, que puede ser en seres humanos o en medios externos. El último factor a considerar es la relación entre los conocimientos epistemológico y prescriptivo. La tesis que defiende Molkyr es que el conocimiento prescriptivo es tanto más tight cuanto mayor es la base epistemológica en que se sustenta; a su vez, una mayor base epistemológica facilita más que proporcionalmente la creación de conocimiento aplicado.

Pues ya está: con tan sencillos mimbres, Mokyr explica de forma satisfactoria acontecimientos históricos como la primera Revolución Industrial, las subsiguientes, y luego la factoría con su prolongación actual al teletrabajo, que como digo es una previsión en el momento que escribe Mokyr.

No voy a entrar a los detalles, porque para eso esta el libro con toda su recopilación histórica con la que Mokyr ilustra sus postulados. Pero sí quiero dejar alguna pincelada. Por ejemplo, el papel jugado por el método científico, que en términos del modelo de Mokyr, consiste en rebajar enormemente los costes de verificación del conocimiento. Esto rebaja el coste de hacerlo "tight", y de ensanchar la base epistemológica. Mokyr documenta numerosísimos casos de tecnologías y técnicas muy útiles que no pudieron extrapolarse a otros usos precisamente por carecer de base epistemológica. Así, un arquitecto podría saber construir una bóveda a partir de su experiencia, pero al carecer de base epistemológica no se atrevería a aplicar esa técnica a la construcción de otras cosas; idénticamente, otros arquitectos no tan confiados en sus habilidades, se atreverían a usar las técnicas del maestro.

Otro ejemplo tiene que ver con los costes de acceso al conocimiento, tanto para elaborar conocimiento aplicado, como para que este llegara a la sociedad. Es tan importante esta relación, que para Mokyr es la causa de que la Revolución Industrial ocurriera en Inglaterra, ya que aquí había numerosas instituciones que rebajaban estos costes de acceso (clubes, universidades, el propio Gobierno...). Para Mokyr la prueba es que era en Francia donde se producía el crecimiento del conocimiento epistemológico (Lavoisier, Laplace...) y sin embargo estos conocimientos donde se aplicaron fue en Inglaterra.

Los dos últimos capítulos son los que yo llamaría de "mercado intervenido". Para entonces, Mokyr ya ha descrito el modelo en un "mercado libre" y lo ha contrastado con aspectos concretos de la experiencia histórica. Ahora llega el momento de analizar qué se opone a la circulación del conocimiento, cómo incrementar o disminuir los costes que aparecen en su modelo.

Mokyr tiene dudas de que haya sido el mercado el que ha guiado las adopciones tecnológicas. Para él, en general ha habido otras fuerzas que ha conformado dicha adopción, en oposición normalmente al mercado. Formulado así, no es una sorpresa claro. El propio Schumpeter tenía dudas sobre la utilidad de la teoría económica toda vez que al final en el mercado operan fuerzas no económicas con más poder que las económicas (ver aquí).

El caso es que en el capítulo 6 Mokyr se dedica a analizar, y documentar históricamente, las fuerzas que se oponen a la adopción de nuevas tecnologías. Así concluye: "To summarize, then, resistance to technological change derives from two sources that aid and abet each other, though they can exist independently. One is the economic and political interest of the technological status quo. The other is the resistance of intellectuals, who, for one reason or another, are genuinely and sincerely fearful of technology.

E insisto en que para Mokyr estas fuerzas pueden ser más potentes que el mercado: Mokyr llega a decir que lo sorprendente de la Revolución Industrial es que se produjera a la vista de las fuerzas políticas que se oponían a ella, y que quizá ocurrió en Inglaterra porque allí eran más débiles que en otros países europeos. Esto lleva a Mokyr también a vez la fragmentación política europea como una bendición para la existencia continuada de innovación en el viejo continente, con un párrafo que merece la pena citar aunque solo sea porque pone, algo, en su sitio a lo ocurrido en el imperio español, que otros muchos autores (McCloskey viene a la mente) no consideran innovación: "Led first by northern Italy and southern Germany, technological leadership passed briefly to Spain and Portugal in the Age of Discoveries and to the Low Countries in the age of Reformation. Much of Holland's spectacular success in the Golden Age was a result of that nation's technological innovativeness, which complemented its commercial achievements. From there technological leadership passed to Britain during the first Industrial Revolution, then to the United States and Germany.". Sobra el "briefly", en mi opinión.

Esto lleva a Mokyr a considerar, por fin, la importancia de las instituciones en desarrollo tecnológico. O sea, que los avances de conocimiento por si solos no explican la Revolución Industrial. Dentro de esta discusión aparece el tema de las patentes, sobre las que Mokyr no toma una posición clara. Yo sí me quedo con una pequeña sorpresa: el papel que puede tener el sistema de patentes en facilitar el acceso a información sobre el conocimiento existente. 

Leer este libro supone un cierto reto. Las partes más enriquecedoras son las más abstractas y que quizá menos legibles resulten al interesado casual. Éste tal vez encuentre más apasionantes las recopilaciones históricas que hace Mokyr, en las que nos asombra con la profundidad de su conocimiento, pero que a mí me han resultado algo cansinas.  

lunes, 14 de abril de 2025

Guerilla: Le Dernier Combat, de Laurent Obertone

Como el título invita a pensar, esta novela es la última entrega de la serie Guerilla, a cuyas otras dos partes dediqué las entradas precedentes (aquíaquí). Solo al final de la segunda entrega decidí completar la lectura de la trilogía, pues se estaba planteando un final de cierto interés al enfrentarse al héroe con el Estado.

Y el caso es que hay momentos en que esta tercera parte cobra interés, pues trata de sumergirnos en lo que podría ser una dictadura Woke, con la SCAR en lugar de la KGB (podría decir la GESTAPO, pero es que siempre ponemos la misma como referencia del mal) o los Liquidadores como remedo de las patrullas bolcheviques ("Partout, les hommes en noir de la Force- K, casqués, cagoulés, gantés, armés jusqu’aux dents. Les Liquidateurs. La garde prétorienne du nouveau régime." "Les Vigilants disputaient aux Conciliants, Mémoriels, Hyperwokes et autres collectifs le monopole de la vertu citoyenne."). 

Algunos rasgos de la forma que podría tomar una tal dictadura:

"Les supermarchés, devenus centres de rationnement, étaient protégés par l’armée. On laissait les gangs à leurs trafics, mais on se montrait impitoyable à l’égard du citoyen impressionnable."

"On parlait de la mise en place d’une carte sanitaire biométrique, et d’un titre de certification antiraciste, pour mieux cibler les suspects d’attitudes inappropriées. La police nationale, jugée « fasciste » et responsable du chaos, fut enfin dissoute, au profit de la Scar et de la Vigilance Citoyenne, dont on évitait soigneusement de prononcer l’acronyme."

"Les Vigilants se regardèrent, échangeant des sourires. Ils avaient face à eux l’archétype du vieux mâle blanc privilégié de la pire époque, celle du racisme systémique débridé, indifférent à l’injustice. Oppresseur né, probablement chasseur, exploiteur de souffrance animale, propriétaire d’une voiture à essence. Sans aucun doute hétérosexuel non fluide."

Hubiera sido un planteamiento interesante, pero Obertone no es capaz de ir en serio con la descripción, y se queda en lo que no pasa de un planteamiento sarcástico por exagerado de lo que ocurre en la actualidad.

En este contexto, también se ceba en los medios de comunicación y en el papel que hacen para atontar a la sociedad, con alguna frase antológica refiriéndose a la TV "Cet écran, ce n’est pas la vie, ni nos semblables. C’est le serpent, le mensonge. Le mal pur. Une chimiothérapie de l’âme. Rien n’y résiste, aucun cerveau ne peut filtrer ça." Pero, claro, ¿quién se fia de la TV en la actualidad? La tele la aprovecha el dictador para cosas como "Un tel discours, repris en boucle par les médias, entraînait de violentes agressions de Blancs isolés. On parlait de vexations compensatoires".

En la misma línea, esta divertida frase: "Des centaines de visages hallucinés, smartphone à l’oreille ou tendu vers le ciel, concentrés, la bouche ouverte en quête du dieu réseau."

Obertone no se aplica tanto contra la dictadura Woke como contra el propio Estado, y no tiene empaque en describir las barbaridades que hace un político como Escard para asegurar la dependencia de la población. "Il était bon de maintenir le Français dans cette insécurité latente, qui le poussait à exiger toujours plus d’État, sans voir que l’État, ce grand jeu dont il était l’esclave, ne faisait absolument rien contre les barbares."

Aquí tenemos el inventario de leyes para pacificar a los revolucionarios: "Le gouvernent d’Escard venait enfin de détailler ses « lois réparatrices », et leur accueil fut plus que mitigé. Elles prenaient pourtant en compte l’éco-anxiété, l’effet nocebo des vingt- sept jours, la neurotoxicité post- traumatique, l’insécurité psychologique due à l’exposition encore importante aux personnes blanches. Une amnistie générale était décrétée pour déserteurs et délinquants minorés, comme pour tous les criminels issus de Zones précaires, y compris les terroristes– hors ceux d’extrême droite, évidemment."

Sí, suena exagerado, hasta que me lo vuelo a traer a España y veo lo que está pasando con los políticos catalanes y los terroristas vascos. Y ya hablé de la reacción a la DANA en relación con la segunda entrega de la trilogía.

Más madera: "C’est un mensonge, souffla- t- elle.— Non ma chère. Si le mensonge est officiel, c’est une information." Y es que, concluye Obertone, "Aucun État ne résisterait à une seule heure de vérité."

Puede que los extractos que he ido poniendo hagan pensar en un libro al menos interesante. Pero no, esta trilogía es mala literatura, no hay una trama estructurada ni cuidada, solo episodios tenuemente conectados, que no permiten conocer a los protagonistas, solo a sus hechos, con grandes dosis de innecesaria violencia y una intención clara de provocar, a base de ideas de irregular brillantez. Vamos, que es un libro malo, de literatura barata, que solo tiene a su favor que no es demasiado extenso.

La idea de Obertone de mostrar una revolución y una dictadura woke no era mala, pero no es capaz de darle empaque y suena todo deslavazado y hasta aburrido, una vez uno se da cuenta que aquí puede ocurrir cualquier cosa por inverosímil que parezca. Y qué voy a decir de que plantee al Estado como enemigo, me parece fenomenal, pero no da para tanto lo que cuenta: no se puede meter con lo woke y con el Estado como institución a la vez, no da tanto de sí su revolución. 


martes, 8 de abril de 2025

Guerilla: Le Temps des Barbares, de Laurent Obertone

Segunda parte de la trilogía de Obertone describiendo una especie de catástrofe woke en Francia. Ya dije que no me entusiasmó demasiado la primera entrega, pero como la lectura es ligera no resistí la curiosidad de saber cómo seguía.

Pocas sorpresas me he llevado. El esquema narrativo es básicamente el mismo: una carga inicial de momentos woke, más ácidos y divertidos que en la primera entrega, o sea, que Obertone se dio cuenta de que eso molaba. Y luego unas cuantas tramas con distintos personajes, que se van interrumpiendo unas a otras hasta converger en los capítulos finales. Poco a poco se va centrando la historia en unos cuantos de ellos (el Coronel, su nieto Gite, Cedric y su chica, un doctor con la psicóloga, un grupo de soldados "buenos", y el nuevo jefe del Estado, Victor Escard.

El libro se estructura en numerosos capítulos de gran brevedad, parece un libro a base tweets o de entradas en blog. Cada capítulo se titula con una palabra de la que se nos proporciona su definición de diccionario. No sé qué gracia le verá a esto el autor, salvo que rellena espacio.

Y poco más. Dejo aquí unos momentos woke de los que me han parecido más interesantes.

"Des panneaux publicitaires « racisés » étaient jetés à terre par les militants indigénistes, qui y voyaient une nouvelle forme de traite, l’éternelle marchandisation de l’homme noir. Les grandes entreprises, pourtant toujours à l’affût de la communication citoyenne, peinaient à suivre les évolutions de la justice sociale."

"Mario, stéréotype binaire et misogyne, Wario, symbole homophobe de « l’inversion » prétendument maléfique, Donkey Kong, caricature racialisante à peine voilée de la force primitive, les Pokémons, jeu ultra- spéciste réduisant les animaux à leurs caractéristiques propres."

"Une fille aux cheveux bleus, indignée par ce slutshaming, tentait de la réconforter, mais une autre militante lui assura qu’il était paternaliste et misogyne de la sur- victimiser."

Aunque mi preferida es ésta: "À ce stade de la discussion, il ne demandait jamais davantage d’explications, parce qu’elle se fâchait, lui renvoyait au visage son mansplaining, doublé d’un whitesplaining, aggravé par son hétérosplaining, sans parler de son euphosplaining– cette tendance qu’avaient les non- dépressifs à minimiser les malheurs d’autrui."

Esta tampoco está mal: "Je suis nomophobe, tu sais ce que ça veut dire ? Nomophobe au dernier degré. Je pourrais tuer pour un Smartphone."

Decía en la entrada sobre la primera para que lo que se nos contaba parecía The Walking Dead. Las referencias son ahora mucho más claras y explícitas. 
"Halluciné, l’assureur vit ces chapelets humains se jeter de la falaise urbaine et s’écraser sur la dalle de granit, comme des zombies de mauvais film d’horreur, ou comme ces troupeaux des grandes chasses préhistoriques, poussés à l’abîme par la peur.
O esta escena, donde sin llegar a zombies sí tenemos caníbales: "Une charpie d’os, de cervelle, de sang et de chair, aspergeant ses compères sur une dizaine de mètres. Le corps privé de tête tomba, dans un gargouillis de sang et d’air. Le colonel avait réarmé, visant de nouveau, mais l’orgie cannibale était terminée."

Y de hecho, a los grupos de gente que vaga buscando que comer les llama los "errantes".

El caso es que tras un montón de aventurillas de personajes diversos, al final la trama va convergiendo en un planteamiento interesante: el resurgimiento de un Estado más poderoso que el previo bajo el mando del siniestro Victor Escard. Este se ha hecho con el control del ejército organizado restante y de algunas infraestructuras críticas (entre ellas la electricidad). Pero en vez tratar de que todo retorne a la normalidad rápidamente, opta por dejar a la gente que se cueza en su propio desorden, además en invierno, para que constaten aún más su dependencia del Estado y estén dispuestos a cualquier cosa como agradecimiento. ¿Suena mucho a ciencia ficción? Recuerden lo que hicieron aquí algunos políticos durante la DANA que asoló Valencia.

Parte del plan del señor Escard pasa por aniquilar las comunidades que se han ido formando espontáneamente para hacer frente a la situación, que unas cuantas habían surgido. Claro, el Estado con los medios que controla puede parecer la única solución a los problemas que enfrentamos, pero eso dista de ser cierto, y además el Estado aporta también problemas, mayores en muchos casos de los que resuelve.

El caso es que así queda planteado el comienzo del fin de la trilogía: con el retorno del Estado "del bienestar" y con algún rival suelto como única esperanza real para la sociedad. Así, me resulta difícil resistirme a terminar la lectura de esta trilogía, aunque esta segunda parte me haya gustado menos que la primera.

La termino y hacemos balance.

jueves, 3 de abril de 2025

Guerilla: Le jour où tout s'embrasa, de Laurent Obertone

Se trata de la primera entrega de una trilogía que ha tenido un cierto éxito en Francia, en la que se describe una guerra civil de nuestros días en el país al norte de los Pirineos. La historia no tiene demasiadas pretensiones y recuerda a The Walking Dead y a aquel excelente libro Apocalipsis Z, otro gran divertimento.

Por supuesto, aquí la catástrofe en el origen de los eventos no es la aparición de zombies, o un terremoto. Y dejo ya claro que más que una Guerra Civil, este es un libro de catástrofes, aunque no propiamente de una guerra. Precisamente, es el origen de dicha catástrofe lo que da su originalidad al libro y le pone el punto sarcástico, aparte de haber causado, imagino, más de un quebradero de cabeza al autor.

Porque lo que imagina Obertone para el inicio de esta catástrofe tiene mucho que ver con el wokismo y la anestesia a que tienen sometidos a sus ciudadanos los gobiernos, y especialmente el francés. Es al comienzo de la novela cuando Obertone se prodiga con todo tipo de interacciones entre gente de convicciones woke y los malos, que me temo son en gran parte los inmigrantes descontrolados que hay en Francia. Claro, las escenas son hilarantes a la par que absurdas.

Por ejemplo, ¿cómo comienzan el infierno? Unos policías matan a unos malhechores que han matado a uno de los policías y amenaza al resto. Tras la masacre, una vecina sale y contempla lo ocurrido con cierta indiferencia, hasta que los restos de un perro atrapado en el tiroteo. Ahí sí que se indigna y grita.

Por supuesto, los medios prefieren no ser alarmistas para no hacer el juego a la extrema derecha: "alarmistes sur ce qui se passerait maintenant dans certains quartiers, que nous ne citerons pas afin de ne pas les stigmatiser, c’est d’abord ça notre travail de journaliste, il n’est pas question en cette période trouble de surfer sur les peurs, de contribuer à monter les Français les uns contre les autres, ni de faire le jeu de l’extrême droite…"

Tenemos a la típica influencer woke, Zoe, quien dura solo unos pocos capítulos. Tras contemplar una matanza coordinada de policías (que la defienden) y ver cómo agreden a su acompañante (antes de que la violen repetidas veces), le suelta: " Ça va ? Tu le sais que ce n’est pas contre nous.— Je sais. Ces salauds de flics ont bien réussi leur coup."

Pero es que "Chez Zoé, ces grossiers pictogrammes traduisaient un choc cognitif entre sa défense des « itinérant- e- s » et ses convictions féministes et homosexualistes. Un faux problème selon elle, nos repères culturels devant être relativisés, pour mieux comprendre ceux de l’Autre, héritier et victime du patriarcat colonialiste."

Los políticos que lideran la Francia que trata de detener la violencia, son del perfil inútil y corrupto que bien conocemos en Europa. "C’était de l’improvisation : l’emploi du temps d’un chef d’État moderne, un quart de réunions, un quart de communication, un quart de collations et un quart de fellations, ne comprenait pas la confrontation directe." "Promettre et payer, voilà tout ce qu’un politicien sait faire. Et voilà que ça ne suffisait plus…"

Anestesiados por politicos y medios, con las llamas ya recorriendo sus barrios: "d’après les sondages, les Français « redoutaient des conséquences plus graves », comme la possible « perturbation de la coupe du monde de football"

Creo que estas pinceladas bastan para dar una idea del origen de la catástrofe. Una vez superados estos inicios, los episodios woke van disminuyendo y tenemos una novela más convencional y aburrida, estructurada en torno a sucesos casi independientes, que supongo que en la mejor tradición de los Walking Dead convergerán de una forma más o menos inesperada. Hay casi tantos personajes como capítulos, por lo que es difícil saber quién va a sobrevivir o quien no pasará de la siguiente página, siempre muriendo de una forma brutal. Pero, como digo, son aventuras convencionales de los distintos protagonistas sin demasiado que reseñar.

En todo caso, el escenario que se nos traza al final de esta primera parte es bastante previsible:
"Être armé, voilà tout ce qui comptait. Nul ne pouvait se prévaloir d’une quelconque autorité, s’il ne l’était pas."
"Chaque rencontre mettra en jeu notre vie. Le monde se réduira à notre champ de vision. Les rumeurs serviront de preuves, et la peur tiendra lieu de raison. Bientôt on sera prêt à mourir pour des panneaux solaires, de l’eau de source et un stock de foin."
Lo dicho, Walking Dead.

Obertone escribe con ligereza, puntualmente con frases brillantes, pero estamos hablando de una novelilla de acción sin pretensiones más allá de cachondearse un poco de la cultura woke. No creo que se pueda tomar demasiado en serio, aunque algunos la puedan ver como un augurio de las catástrofes a venir si no se hace nada. El final de la novela es digno de esos finales de temporada de las series en que se recorre la situación de los protagonistas hasta centrarse en un momento más destacado. En nuestro caso, el de una niña abandonada que, preguntada por su nombre, responde "Guerilla", el título del libro.

Me pongo con la segunda entrega, a ver qué tal.

viernes, 28 de marzo de 2025

Las Siete Maravillas del Mundo Antiguo ("The Seven Wonders of the Ancient World"), de Bettany Hughes

Las Siete Maravillas que dan título a este libro me han fascinado desde que conocí de ellas en la colección del Mundo de los Niños, que supongo recuerda mucha gente de mi generación. En mi mente se quedaron grabados aquellos dibujos, y especialmente los jardines colgantes de Babilonia. Muchas otras imágenes se ham quedado en mi subconsciente y han colaborado a definir las prioridades de mis viajes, pero no creo que ninguna tan vivida como las de aquellas Maravillas.

El libro de Hughes nos propone un recorrido arqueológico por las mismas, en la misma línea que los que he leido recientemente de Eric H. Cline (ver aquíaquí y aquí). Así que se combinan mi interés desde la infancia con el más reciente por la arqueología, para hacer una lectura irresistible.

Hughes no es tan rigurosa como Cline, y su estilo más florido me resulta algunas veces cargante (¿no puede dejar ningún sitio sin ponerle un adjetivo?). Además, hay mucho pajareo simbólico en lo que nos cuenta, sobre lo que podía significar y suponía cada una de las Maravillas. En todo caso, me ha resultado una lectura apasionante.

Lo primero que ha conseguido es que fijara las Maravillas en el tiempo: han dejado de estar en un pasado y lugar mítico, a un espacio y tiempo concretos. Me ha sorprendido sobre todo que de verdad se puede comprobar su existencia en tiempos históricos. Hombre, de la Pirámide de Keops ya lo sabía, yo mismo he estado por allí un par de veces. Pero es que del Faro de Alejandría, por ejemplo, se podían ver cosas en pie hasta el siglo XIV, y así lo atestiguan escritos de varios sabios arabes. Otra sorpresa es que la estatua de Zeus de Olimpia estuvo varios cientos de años en Constantinopla, en el área del hipódromo.

Gracias al mausoleo de Halicarnaso he conocido la civilización Karia y he puesto en valor Bodrum, ciudad turca que hubiera merecido una visita, en la que se pueden ver los escasos restos. La más elusiva de las Maravillas es precisamente la que más atrae: los Jardines Colgantes de Babilonia. Quizá por eso es la que más espacio deja a la imaginación y más impresiona con sus recreaciones: "The gardens themselves are therefore a tantalising lacuna, but their very elusiveness is their strength: the gap they leave, we have filled with our dreams.". El caso es que ni siquiera se tiene certeza de donde estaban, y Hughes especula con que pudieron estar en Babilonia o en Niniveh, pero poco más sobre la forma que pudieron tener. Incluso llega a postular que tal vez se confundieran con las murallas de Babilonia, que tal vez estuvieran coronadas por vegetación.

Curiosamente, Hughes identifica un hilo conductor para las Siete Maravillas, ni más ni menos que a Alejandro Magno, quien fue contemporáneo de la construcción de cuatro de ellas, pudo ser la representación de Helios en el Coloso de Rodas, dio nombre a la ciudad del Faro y pudo morir de malaria a la vista del jardín colgante de Babilonia. "The original Seven Wonders list was therefore a product of the Hellenistic Age, that baggy epoch spanning the death of Alexander the Great (Alexander III of Macedon) in 323 BCE and the death of Cleopatra of Egypt (Cleopatra VII of the Ptolemies) in Alexandria itself in 30."

Me ha parecido que la obra de desinfla conforme avanza en las Maravillas, como si en vez de cronológicamente las hubiera colocado por orden inverso a la cantidad de cosas que tenía que contar. Sobre la Pirámide, Hughes nos cuenta cantidad de cosas, llegando a pintar bastante bien cómo podía ser la vida de los egipcios en la época y cómo se construyó, y alcanzando a los tiempos más actuales, con las impresiones que han dejado en personajes históricos o en turistas ingleses. En cambio, lo que cuenta del Coloso de Rodas me ha sabido a poco, y también se echa de menos algo más de información de cómo se construyó el Faro de Alejandría o de cómo funcionaba. A cambio nos obsequia con esta divagación etimológica: "There is a possibility that the word ‘minaret’ derives from Menara– a constantly burning flame. This too is disputed, but the word for ‘lighthouse’ in Spanish, Portuguese and Italian– faro, farol, faro– definitely owes everything to the Pharos. So the Lighthouse of Alexandria, even if we do not realise it, is a creation baked into languages spoken across the majority of the globe."

Dejo un par de frases que me han gustado de sus conclusiones, y concluyo a mi vez recomendado esta lectura.

"powerful civilisations leave behind great monuments; great civilisations leave behind powerful ideas."

"Complacency is the enemy of culture; the enemy of wonder and wondering." (Creo que esta es una cita de un tercer autor)

viernes, 21 de marzo de 2025

Un libertario se encuentra con un oso ("A libertarian walks into a bear"), de Matthew Hongoltz-Hetling

No deja de ser sorprendente que este libro de haya traducido, y más ahora que lo he leído. No es que sea un libro malo, sino que es muy americano, muy local, o quizá debería decir estatal. Supongo que el truco está que en el título aparece la palabra "libertario", que es esa alternativa de organización social que nos está abriendo Javier Milei; y que en la portada se da a entender que el libro va del fracaso de un experimento libertario. Al menos, eso es claramente lo que me ha enganchado a mí, pero no creía que habría tanto mercado en España.

Claro que el libro no va de eso, o no va solo de eso, como uno descubre prácticamente desde el inicio, cuando ya se nos cuenta que el problema de los osos en el área de Grafton, el pueblo del experimento libertario, viene prácticamente desde la colonización ("Even before New England colonists began warring with the British monarchy, they were engaged in long- standing open hostilities with the region’s bears (...).the prominence of bears in the primeval New Hampshire forest, as evidenced by modern maps pockmarked with Bear Hills, Bear Hollows, Bear Ponds, Bear Brooks, and Bear Creeks."). De hecho, el lector notará que los protagonistas del libro son los osos, y que los "libertarios" juegan un papel de comparsas, que le viene bien al autor para atraer lectores.

Que los osos son los protagonistas nos lo recuerda la cita de literatura clásica que encabeza cada capítulo, que se corresponde con extractos de Shakespeare, Mark Twain, Charles Dickens y otros conocidos escritores, en los que aparece la palabra "oso".

En todo caso, el autor documenta el establecimiento y declive del establecimiento de un "Free Town Project" en la zona de Grafton. El nombre es reminiscente del "Free State Project" que se emprendió para New Hampshire (el estado en que esta Grafton) y que según parece comenzó oficialmente en 2016 tras conseguirse el mínimo de adherencias que se solicitaba. Hongoltz-Hetling se refiere al Free State Project como uno de los causantes del final del "Free Town Project" de Grafton, pero no llega a documentar su desarrollo ni si está siendo un éxito o un fracaso. Nos quedamos con las ganas para la próxima entrega.

Respecto al "Free Town Project", el tratamiento que el da el autor es continuamente sarcástico, hasta el aburrimiento, porque tampoco tiene demasiada gracia. En su estilo también resulta cansino el abuso de lo que los ingleses llaman "punch line", esa línea corta suelta tras una parrafada, en la que se pone en duda todo lo razonado previamente.

Hongoltz-Hetling no tiene misericordia con las participantes en el "Free Town Project", a los que opone con los graftonitas, ya de por sí bastante anárquicos, pero que ven a los primeros como invasores de su espacio. Y es que lo que nos retrata el autor es una verdadera panda de friquis, que más que la libertad buscan hacer lo que les dé la gana, lo que no tiene mucho que ver con anarquismo o el libertarianismo, que parte del respeto por los derechos de propiedad. Así, quienes se suman al proyecto parece más bien gente que no quiere pagar multas o impuestos, o los típicos americanos que viven en medio del bosque, incluso hay algún comunista. Vamos, en general unos indeseables con los que nadie querría vivir, ni los libertarios ni los graftonitas.

Un par de ejemplos: "Pendarvis also vowed to force Grafton to withdraw from the school district and to legalize organ trafficking, cannibalism, and duels, among other things."

Otro Freetowner dice:"I’d like to get to what I say is ‘fully off grid,’ or ‘no grid,’ which is no gunpowder, no electricity, and no gasoline or petroleum products." Ya se ve, libertario del todo.

De la descripción que da el autor, a mí me queda claro que, como en cualquier intento social, las personas importan. Los libertarios dicen que el comunismo es un fracaso teórico, y da igual quién lo implemente; los comunistas, en cambio, piensan que su utopía es realizable, pero siempre la cagan las personas: la culpa es de Stalin o Fidel Castro, no de la ideología. No querría yo caer en esta trampa, porque la teoría económica no deja dudas, pero es que habrá que dejar claro que los liberarios pagamos nuestras multas y nuestros impuestos. Y si bien pensamos que estos últimos son malos para la sociedad, y tratamos de que la cosa cambie, incluso algunos rebelándose contra su pago, la mayoría no queremos estar fuera de la ley, aunque sea inmoral. Vamos, que la mayor parte somos gente educada con la que se puede convivir.

Lo cual nos deja con los osos. El autor describe numerosos episodios, algunos históricos y otros más modernos, con participación de paquidermos. El autor nos deja claro algo que ya imaginábamos: la proliferación reciente de osos se debe en gran parte a las políticas estatales de protección medioambiental: "But under the state’s wildlife management laws, he could only shoot bears that were actively threatening his property, a description open to interpretation." Aprovecho para dejar esta perla woke de un funcionario: "“We are hesitant to call these ‘bear attacks,’ because we don’t view them as such,” he said. “However, physical contact between a bear and a person is not the norm, and we should probably be putting those events in a file.”"

Si los osos se hacen más atrevidos, es en parte porque determinadas personas se saltan las normas, y por ejemplo les dan de comer (y aquí es donde entrarían los libertarios), pero también porque no se les puede hacer nada si no quieres acabar en la cárcel. El autor lo resume así: "As the disconnect spread statewide, wildlife officials continued to push the limits of acceptable numbers of bears, and libertarians continued to promote a culture of civil disobedience and individual rights, including the right to feed or shoot the bears in one’s backyard.

Al respecto, muy interesante el ejemplo que cuenta de la ciudad de Hanover, donde la invasión de un oso con sus crías se resuelve a base de gasto público, cosa que en Grafton no se hace por ser una población más pobre y con menos conexiones con los políticos estatales.

En general, es un libro correctamente escrito, que consiste en una recopilación de anécdotas sobre los dos temas que lo presiden y que recoge el título. No hay un orden claro en las mismas y algunos de los sucesos que se cuentan no tienen interés alguno, por ejemplo, toda la trama relacionada con la iglesia del pueblo.

El escritor es claramente hostil a los libertarios, como lo muestra su estilo sarcástico: "And anyway, logically speaking, the Free Towners and Grafton’s longtime residents all hated taxes. What could possibly go wrong?" (Según él, los libertarios son gente hiper-lógica). En este sentido, para quien se considere tal, puede ser un buen ejercicio que mirarse al espejo con unos ojos hostiles.

Pero es que yo no tengo claro que este señor sepa lo que son los libertarios: "Libertarianism is entirely built upon the appeal of exercising free choice to own a gun, marry indiscriminately, commit suicide, shoot bears, curse in polite society, or buy unhealthy amounts of soda in New York City." Supongo que como frase ocurrente está bien, pero como descripción de los libertarios lógicos deja bastante que desear.

Yo no hubiera leído este libro de haber conocido su contenido. Simplemente, es que no es interesante lo que cuenta, por mucho que tire de amarillismo para vender libros.

martes, 11 de marzo de 2025

The sociology of revolution, de Pitirim A. Sorokin

El título de este libro expresa perfectamente su contenido. Más intrigante es quizá el nombre del autor, que no sé si es muy conocido en ámbitos sociológicos. El tipo es un ruso contemporáneo de Lenin, lo que significa que pudo experimentar en sus propias carnes un par de revoluciones (estoy pensando en la rusa que acabo con el régimen zaristas, y en la bolchevique, que acabo con el régimen republicado tras el zar). El hombre huyo de la Rusia que estaba empezando a experimentar con la NEP, y escribió este estudio en inglés ayudado por sus compañeros de universidad.

La teoría de Sorokin es que las revoluciones tienen siempre dos fases, una primera de locura y pasiones desatadas en que el individuo se deja llevar por sus peores instintos, y una segunda en que los ejecutores de la revolución se empiezan a desfondar y a desilusionar de sus resultados, tras lo cual se reestructuran las relaciones sociales, con algunos cambios respecto al régimen precedente, pero a unos elevados costes en vidas humanas y destrucción, que no esta nada claro que compensen los beneficios obtenidos. 

Este retorno a la normal lo explica Sorokin de una forma muy hayekiana"Every stable social organization, however imperfect it may seem from the standpoint of immature radicalism, is, nevertheless, the outcome of an immense condensed real ( not fictitious) national experience; the result of innumerable strivings, efforts, experiments of many generations to find the best possible forms compatible with existing concrete conditions.

Only an ignoramus, or a man immersed in the fantasies of his own brain, can imagine that such an order, built up and existing for centuries, can present nothing but an immense nonsense, a misunderstanding, a complete mistake."

Como Sorokin no conoció el régimen Staliniano ni otros países comunistas como Cuba, Corea del Norte o Venezuela, no tiene instancias empíricas que sean contraejemplo de que no siempre se retorna al régimen precedente. O, bueno, siempre se retorna, pero a largo plazo todos calvos.

Sorprende de Sorokin su sofisticado conocimiento de psicología, que aunque explica con instintos y reflejos pavlovianos, en el fondo coinciden con la visión de que muchos de los comportamientos humanos se heredan (psicología evolutiva) y no se educan. Al mismo tiempo, ofrece análisis demasiado cándidos de aspectos como el sexual, que ahora mismo serían completamente obsoletos: por ejemplo, considerar que el divorcio en una perversión de las relaciones sociales, y medir las mismas por el número de matrimonios. 

La metodología de Sorokin consiste en establecer los hechos característicos de las revoluciones, y a continuación demostrar que se han repetido con una u otra forma en las revoluciones de la historia. El abanico histórico que utiliza para documentar sus teorías es muy amplio, alcanzando a revoluciones egipcias, griegas, romanas; las revueltas medievales de campesinos en distintos países de Europa ("Jacqueries"), la revolución Hussita, las revoluciones francesas (empezando por la de 1789, que llama la Grande), la revolución inglesa, varias en Alemania, y, por supuesto, las rusas, terminando el repaso con la bolchevique, que es de la que más información, lógicamente, proporciona. Quizá alguien pueda encontrar interesante estos repasos de acontecimientos, pero en general a mí se me han hecho repetitivos. Hombre, algún punto interesante siempre hay, y la lectura no se atasca, pero aún así, uno tiende a leer estos detalles con rapidez y sin demasiada reflexión. 

Por cierto, ninguna revolución en España (tanto peninsular como transatlántica), nunca me había parado a pensarlo. ¿No hemos tenido aquí ninguna revolución? Quizá lo más parecido sea el comienzo de la Guerra Civil, que aún no se había producido cuando escribe Sorokin.

Esta metodología la aplica Sorokin en los siguientes aspectos: 1) Perversiones psicológicas; 2) Cambios demográficos, tanto cuantitativos como de estructura de grupo; 3) Cambios en las funciones sociales (del gobierno, de la economía y del ámbito espiritual). El índice del libro ya revela que es en el primer aspecto donde Sorokin concentra su artillería, categorizando exhaustivamente las citadas perversiones, y consiguiendo por esta razón que también el libro se haga repetitivo, ya que las líneas entre muchos tipos de perversión son difusas. Por ejemplo, entre las relaciones laborales y las relaciones con la autoridad (aunque para Sorokin la línea quizá sea más clara, pues ve el trabajo como algo especial en la naturaleza individual, y no como una relación contractual).

Así las cosas, el libro se deja leer con facilidad, pues la carga conceptual es relativamente pequeña y hay mucho material de ilustración histórica por el que uno se puede pasear sin detenerse. Y con esto se llega al último capítulo del libro, "Las causas de las revoluciones" que me ha parecido el mejor y más interesante del libro, con bastante más densidad que los antecedentes.

Nos dice Sorokin: "The immediate cause of revolution is always the growth of " repression " of the main instincts of the majority of society, and the impossibility of obtaining for those instincts the necessary minimum of satisfaction.". Aunque advierte que estas represiones normalmente no se transparentan, y que se sustituyen por otros pretextos visibles más grandiosos: "The visible pretexts of revolution are quite different: now it is the passing of the Navigation Act, now the introduction of the Prayer Book, now the reunion of the l' Etats Generaux..."

No basta con que exista algún tipo de represión. En toda sociedad siempre hay grupos más o menos reprimidos. Para que se pueda producir la revolución, la represión tiene que ser general, y además debe concurrir "the impotence of the groups which stand for order".

Se explica: "By insufficient and incompetent resistance I mean the incapacity of the authorities and groups in power: (a) to meet the growing pressure of restricted instincts with a counter-pressure sufficiently strong to balance it; (b) to remove or weaken the conditions that produce the "restriction"; (c) to split and divide the restricted groups in sections and to set them against each other ("divide et impera "!), thus weakening the enemy; and (d) to provide an outlet for other restricted instincts in non-revolutionary forms."

De aquí se va a asomar a las características de los gobernantes en tiempos pre-revolucionarios, con perlas como esta: "Impotence, indecision, incompetence, embarrassment, light-headed carelessness on the one hand, depravity, corruption and fastidiousness on the other; such are the characteristic features of pre- revolutionary governing classes." Viendo lo que tenemos en España y Europa uno podría pensar que estamos en época pre-revolucionaria, la verdad. Por suerte, no parecen darse las otras dos condiciones, o por lo menos lo pensamos: 50% de robo de impuestos no nos parece suficiente represión.

En todo caso, enlazando con el clásico de Hayek "Why worst get on top" está claro que las democracias nos llevan a gobernantes tipo pre-revolucionario, lo que supongo que se compensa con una débil represión, porque sin esto la cosa parece insostenible. Dejo para la reflexión hasta qué punto se puede explicar la dinámica del Estado por el equilibrio represión que quiere hacer - represión que puede hacer sin que esto dé lugar a revolución. 

Un último punto de interés tiene relación con cómo la represión diferencial entre los distintos grupos afectados explica la virulencia y profundidad de la revolución: "As the repressed instincts of different people and groups are different as to character and quantity, then, according to the theorem, their character and quantity should determine and explain : how far the revolutionary disposition of each group will go, and, which of them will first desert the revolution and in what succession the other ones will follow."

Enlazando con la degradación de los gobernantes, un tema interesante es por qué no afloran individuos válidos de entre los grupos no gobernantes o reprimidos. Explica Sorokin que parte de la represión consiste en que los gobernantes se aferran a sus privilegios sin dar nada a cambio, y tienden a blindarse del ascenso de individuos de los otros grupos, impidiendo ese beneficio recambio que tan natural nos parece en un mercado libre (entre los sucesivos emprendedores que triunfan). Una vez más, quien observe lo que sucede en la casta política y burocrática en nuestro país y en Europa, verá que dificulta enormemente la aparición de voces discordantes (un ejemplo son los cordones sanitarios a los partidos calificados como extrema derecha). En EEUU esto parece mucho más fácil (ejemplo, Trump) y no quiero olvidar el milagro Milei en Argentina. ¿Qué posibilidades hay de que algo similar ocurra en la UE?

Aquí lo dejo. Este libro solo está en inglés y es difícil de conseguir. Tampoco es una lectura maravillosa, pero tiene sus momentos. Yo diría que con leer el último capítulo uno ya le saca jugo y se ahorra 300 páginas, pero que cada cual juzgue.

lunes, 10 de marzo de 2025

Ruido ("Noise"), de Daniel Kahneman, Olivier Sibony y Cass R. Sunstein

De la mano de Kahneman me introduje en el apasionante mundo de la psicología, en concreto con su best-seller (y creo que casi su único libro de divulgación) "Thinking fast and slow", super-recomendable. Como es lógico, al conocer de esta nueva obra suya, no duce en hacerme con ella para leerla. La autoría la comparte con Sunstein, economista "behaviour" a quien he visto en directo cuando estuve una semana en Harvard, y Olivier Sibony, consultor de alta dirección que ahora es académico.

El trio ya hace ver que este libro no va tanto de psicología como me hubiera gustado. Y, en efecto, así es: se trata de un análisis sobre el "ruido" en las decisiones de las organizaciones, y de cómo reducirlo. Con esta finalidad, la psicología tiene un importante papel que jugar, toda vez que dicho "ruido" se genera debido a los sesgos psicológicos que todos los humanos tenemos, y por tanto, la reducción del citado ruido pasa por diseñar procedimientos que contrarresten dichos sesgos. 

Esto implica que no hay nuevos conocimientos de psicología que uno vaya a obtener del libro. Es más bien una aplicación de los sesgos cognitivos que nos presentaba Kahneman en su obra magna. No por ello el libro carece de interés, pero sí que hay que reconocer que busca un público más específico, corporativo o burocrático sí se quiere, y no es lectura para el común.

Y esto es así, en primer lugar, porque el ruido en las decisiones/valoraciones es un fenómeno que tiene todo su sentido cuando se trata de varias personas distintas tomando decisiones sobre casos análogos. Por ejemplo, jueces imponiendo sentencias, o personal de recurso humanos valorando candidatos para incorporarse a la empresa, o médicos decidiendo si hay un tumor.

Lo que se observa empíricamente es que estas decisiones no son tan homogéneas como se podría creer. Por el contrario, ante situaciones parecidas, puede haber gran disparidad en las decisiones que no parece corresponderse con los datos objetivos. Esto es lo que llaman los autores "ruido" y afirman que tiene altos costes para las empresas y para la sociedad. De lo que se deduce que es deseable que las organizaciones afectadas traten de minimizar el citado ruido: o sea, traten de garantizar que las decisiones van a ser similares ante circunstancias similares, con independencia de quién sea el decisor concreto.

Kahneman y sus coautores explican que el ruido es un problema similar al del sesgo estadístico. Sin embargo, este último si está reconocido como problema y se ponen procedimientos para solventarlo. En cambio, para el ruido ni siquiera se es muchas veces conscientes de que el problema existe. Solo se constata cuando se hacen "auditorias de ruido", algo que pocas organizaciones llevan a cabo.

El ruido se mide con la desviación estándar (ninguna sorpresa para los que somos telecos) de las valoraciones. Los autores descomponen el ruido sistémico en tres componentes: el "level noise" (debido a la ambigüedad en las escalas de valoración: lo que para un evaluador es un 3 para otro puede ser un 4), el "pattern noise" (debido a la personalidad concreta del evaluador) y el "occasion noise" (debido a las circunstancias en que el evaluador toma la decisión; por ejemplo, si hace calor, la hora del día o si está de mal humor). Es este último el único relevante a nivel individual, o sea, el que puede interesar al lector normal.

La parte más interesante del libro es la que explican los sesgos psicológicos que están detrás del ruido, y también del sesgo estadístico. Aquí Kahneman tira de sus conocimientos y nos cuenta "the planning fallacy, overconfidence, loss aversion, the endowment effect, the status quo bias, excessive discounting of the future (“ present bias”), and many others— including, of course, biases for or against various categories of people". De nuevo apasionante, aunque ahora más bien como recordatorio.

Pero a este añade la imposibilidad de predecir el futuro, la incertidumbre radical que tenemos del mismo, con los datos típicos de % de acierto en las previsiones de los expertos. La incertidumbre radical no es un sesgo psicológico, pero algunos de estos nos pueden hacer creer que sabíamos lo que iba a pasar, sobre todo cuando están bien explicados casualmente dado nuestro sesgo por la "hipercoherencia".

Por cierto, en los experimentos de laboratorio se ha encontrado que un 2% de los individuos se pueden considerar "superforecasters", pues aciertan bastante más que el promedio (eso sí, tampoco tienen un record impresionante). Las características de estos perfiles se resumen así: "their ease in thinking analytically and probabilistically. (...) Instead of offering a gut feeling or some kind of global hunch, they ask and try to answer an assortment of subsidiary questions. (...) Superforecasters also excel at taking the outside view, and they care a lot about base rates. (...) The strongest predictor of rising into the ranks of superforecasters is perpetual beta, the degree to which one is committed to belief updating and self- improvement.”"

En el otro extremo, los autores se refieren a la gente que se cree que puede predecir el futuro: "People who believe themselves capable of an impossibly high level of predictive accuracy are not just overconfident. They don’t merely deny the risk of noise and bias in their judgments. Nor do they simply deem themselves superior to other mortals. They also believe in the predictability of events that are in fact unpredictable, implicitly denying the reality of uncertainty. In the terms we have used here, this attitude amounts to a denial of ignorance."

Una vez conocidos sesgos psicológicos y aceptados límites, llega el momento de proponer soluciones para reducir el "ruido", esto es, para evitar dejarnos llevar por los sesgos psicológicos. Entre ellas, destaco dos. Por un lado, el uso de algoritmos, sencillos o de IA, que eliminan completamente el ruido. Es sorprendente que utilizar un algoritmo por sencillo que sea, mejora siempre la valoración (entiéndase, hace que sea mejor, no que se dé más valor). Conviene utilizarlas incluso para decisiones recurrentes individuales, porque así se elimina el "occasion noise".

Por otra, la promediación o "wisdom of the crowds": el promedio de las valoraciones independientes de varios juzgadores es siempre mejor que la mayor parte de los individuales. Esto se puede aplicar también para reducir el "occasion noise", forzándonos a hacer una misma valoración en distintos momentos y decidiendo en base a su promedio.

Dejo aquí entero el procedimiento que los autores proponen para evitar el ruido en las decisiones organizativas, que incorpora varias de las técnicas reductoras:
"1. At the beginning of the process, structure the decision into mediating assessments. (For recurring judgments, this is done only once.) 
2. Ensure that whenever possible, mediating assessments use an outside view . (For recurring judgments: use relative judgments, with a case scale if possible.) 
3. In the analytical phase, keep the assessments as independent of one another as possible. 
4. In the decision meeting, review each assessment separately. 
5. On each assessment, ensure that participants make their judgments individually; then use the estimate- talk- estimate method. 
6. To make the final decision, delay intuition, but don’t ban it."

Dejan un aviso a navegantes que se quejen de que así se burocratiza un proceso eminentemente creativo: "decision hygiene need not be slow and certainly doesn’t need to be bureaucratic. On the contrary, it promotes challenge and debate, not the stifling consensus that characterizes bureaucracies.

La obra se cierra recalcando la importancia de un análisis coste-beneficio de incorporar técnicas de reducción del "ruido". Y esto se acompaña de las principales críticas a las técnicas propuestas, que los autores rebaten. El argumento que más utilizan es que sí, puede que una determinada técnica tenga el problema que se le achaca, pero entonces que se utilice otra que no lo tenga.