Peter Hessler es un periodista norteamericano que ha vivido bastantes años en China; en este libro, comparte con el lector algunas de sus interesantes experiencias, en relación sobre todo con los cambios radicales que conoció China durante la decada en que él habitó allí, más o menos la primera del siglo XXI.
Como veis, el título engaña un poco sobre el contenido del libro. Parece que el autor nos va a contar su viaje en coche por China, pero a esto solo dedica la primera de las tres partes. En la segunda nos cuenta la evolución de Sancha, una aldea china en las afueras de Beijing, y de sus habitantes. En la tercera, la evolución de un área industrial, Lishui, en el SE de China. En los tres casos, nos cuenta su experiencia de primera mano y siempre con un estilo narrativo ameno e impecable.
El libro no pierde interés pese al "engaño" a que nos somete el título. La verdad es que es apasionante conocer cómo cambian sitios y personas a un paso siempre muy superior al que cabría imaginar. Es especialmente relevante, al respecto, la historia de Sancha. En esta aldea se hará con una casa para los fines de semana el autor, y desde ese momento, podrá ver cómo cambia la fisonomía de la aldea y la vida de sus habitantes conforme avanza el siglo, y en menos de 10 años. Brutal.
Como he dicho, solo en la primera parte se nos narra propiamente un viaje (y confieso que esa expectativa es la que me enganchó, pues en breve me toca hacer un periplo similar). El viaje que nos cuenta el señor Hessler transcurre por el norte de China y siempre a la vista de la Gran Muralla. O sea que no es demasiado útil para potenciales turistas. La mayor parte de lo que nos cuenta le sucede en Mongolia Interior, aunque también llega a Gansu y algo de Shaanxi. Junto al viaje, aprovecha para desmontar algunos de los mitos del gran monumento chino: el primero es eso de que se ve desde la Luna, lo que según parece es mentida. El segundo, y más relevante, es el de pensar en la Gran Muralla como una obra única y planificada. No es así: al parecer, lo que llamamos Gran Muralla es un conjunto de muros hechos en momentos puntuales, por diferentes gentes y necesidades, y nunca se planteó algo así como un muro que cerrara China de los mongoles.
Durante esta parte, destacan las traducciones que hace Hessler de los nombres chinos, sobre todo de los pueblos que atraviesa. Conoceremos así pueblos como "Aniquila a los Hun" y por el estilo. Más divertido aún es cuando traduce el nombre de la principal marca de camiones en China (Rey Todo Poderoso) y lo usa para describir averías. También en esta parte recoge algunas de las más curiosas de las preguntas del examen de conducir en China.
De las otras dos partes, igualmente amenas, lo que más me ha interesado es lo que cuenta del régimen de propiedad privada en China, algo que lógicamente merecería una investigación más exhaustiva. Nos cuenta, por ejemplo, que no existe (-ía) propiedad privada en el ámbito rural, y que, en cambio, en el ámbito urbano, sí se permite la propiedad de los inmuebles, aunque siempre sobre concesiones de suelo hechas por las distintas autoridades. Ello explica el espectacular boom urbano, sobre todo si se compara con lo ocurrido en el campo. Además, también explicar el "modelo de negocio" de las autoridades municipales chinas, consistente en recalificar suelo rural como urbano, echar a los campesinos de su explotación nunca poseída, y vender al mejor postor el terreno así obtenido.
En la parte tercera, dedicada a la evolución de la industria, Hessler nos ofrece una viva ilustración de cómo funciona la competencia en el libre mercado, que podría pasarse tal cual a un libro de Rothbard o sobre todo de Kirzner. No os perdáis cómo evolucionó el sector de fabricación de anillitas para sujetadores. Tampoco os perdáis la descripción que hace de algunas de las negociaciones y contratos laborales.
Cierro con una cita textual sobre la percepción del autor en China, que da mucho que pensar sobre las ventajas de las democracias sobre la que "dictadura" china. La traducción es mía:
"El grado de mobilidad social es más alto que en los países más desarrollados, y talento y trabajo duro normalmente compensan - esto está claro de la experiencia de gente como el Maestro Luo. Pero esta gente no utiliza el Gobierno prácticamente para nada. Resuelven sus problemas de otra forma: pagan por cursos privados de formación, aprender a usar guanxi (sus conexiones), cambian de trabajo por si solos. Negocian duramente con los jefes, usando cualquier ventaja que puedan encontrar."
Ahí lo dejo, junto con mi recomendación de que léais este entretenido e instructivo libro.
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