Se trata de una serie brasileña (!) de esas que Netflix coge y exporta al resto del mundo. Sino, ni nos enteraríamos de su existencia. La gracia que tiene esa serie es que refleja la trama con la que se descubrió el gran escándalo brasileño de los últimos años, y que se ha llevado por delante a sus dos últimos presidentes, el popular, pero corruptísimos, Lula da Silva, y a su sucesora, la no tan popular pero igualmente corrupta, Dilma Roussef. Ambos del Partido de los Trabajadores, claro, o sea, el PSOE brasileño.
La primera escena de la serie es como la de las grandes , y te engancha ipso facto. En ella, Ruffo, uno de los policias protagonistas, nos hace la típica reflexión honestidad policiaca-corrupción política que anuncia el fin de la república y del país. Luego, la serie no es para tanto, pero en todo caso se ve bien. Total, son ocho capítulos de 40 minutejos que se pasan volaos.
Los principales protagonistas son el tal Ruffo (Selton Mello) y su compañera Verena (Caroline Abras), pero al equipo policial pronto se unirán un par de agentes más, uno con conexiones misteriosas. También es fundamental para la trama el juez Paulo Rigo (Otto Jr,). Frente a ellos, se alzan dos malos, Roberto Ibrahim (Enrique Díaz), un libanés cambista en el centro de la trama, y el director de la compañía Petrobras João Pedro Rangel (Leonardo Medeiros), que son la verdadera llave para identificar al resto de corruptos, y ya hemos visto hasta donde llegó el lodo.
La serie, como digo, se ve bien y es entretenida, pero que nadie espere un documental riguroso o similar. La mayor parte de los sucesos se sacrifican a los efectos dramáticos de la trama (lo de que la policía no dejara vigilante en las oficinas del tal Rangel tras encontrarlas cerradas, es de traca, aunque también pudiera ser que la policía brasileña sea realmente así de negligente).
Tampoco hay una descripción seria de la trama de corrupción, o sea, ni cómo se montó, ni motivación. La serie solo se centra en cómo se descubrió, pero sin tampoco ser demasiado explícita, pues la cosa se resume en cómo hacer confesar a los dos malos arriba citados. Lo curioso es que tiene momentos de verdadera telenovela (sobre todo, en las escenas con la familia de Rangel) y también escenas subidas de tono sin venir mucho a cuento. En mi experiencia, los dos primeros capítulos de una serie siempre tienen alguna escena sexual, supongo que con el objetivo de hacerse interesante a determinado tipo de audiencia; luego, si la serie no va de sexo, estas escenas desaparecen, a menos que tengan que ver con la trama. En cambio, en O Mecanismo, tienes garantizada una escenita con tetas en todos los capítulos. Supongo que es que los brasileños tienen la sangre más caliente que el espectador medio.
Las mejores escenas se reservan para los dos últimos capítulos, en que se empieza a comprender cómo funciona "el mecanismo" que da título a la serie. Son excelentes las escenas con el fontanero de la alcantarilla, la espiral que le permite a Ruffo entender el mecanismo, y la escena casi al final con la misiva a su mujer.
Como he dicho, una serie entretenida, de buena factura, en la que se empiezan a describir las tramas burocráticas y políticas corruptas que han campado por Brasil, y que seguramente sigan campando, como han campado desde el mismo origen del país (así nos lo explica Rangel al comienzo de su declaración en el capítulo 6). Habrá segunda temporada, y la veré, y seguramente también me lea el libro de investigación periodística en que está inspirada la serie (Lava Jato, de Vladimir Netto).
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