Sigo con el monográfico de Hervé Le Tellier, que comencé tras leer su premio Goncourt "L'Anomalie". Aunque tras la lectura de éste, ha llegado el momento de darle un poquito de aire para que no asfixie, y desaparezca en mi el entusiasmo por el autor, que ha ido decreciendo ligeramente con cada lectura (como manda la ley de los rendimientos decrecientes).
Esta novela vuelve a centrarse en diversas historias de amor, y no tanto en temas cómicos o costumbristas. Asimismo, el brillante estilo de Le Tellier no parece haber alcanzando la madurez de obras posteriores, aunque sí lo haga en riqueza de vocabulario.
La acción transcurre en Lisboa, a donde Vincent Balmer, el protagonista y narrador, se ha trasladado como corresponsal de su periódico. Allí recupera su relación profesional con Antonio, fotógrafo a cuyas fotos del Okavango puso texto en un trabajo previo. En un momento de debilidad, Antonio cuenta a Balmer la historia de su primer amor con una chica llamada Canard, cuyo momento culminante ocurre en el túnel del Electrico W (más sobre esto ahora). Ello le llevará a ponerse como objetivo reencontrar a la tal Canard.
Por su parte, Balmer ha sufrido un desengaña a manos de la sensual Irene ("La plupart des femmes portent sur le corps des vêtements, Irène affichait sa nudité sous les étoffes."), con la que parece tener un affair el amigo Antonio. Otro par de señoritas aderezan el relato, Aurora y Manuela, y de fondo tenemos un juicio de un asesino en serie ("Devenir le mémorialiste de son silence me convenait.") y la aventura del Okavango, aunque lo más importante es la traducción que hace Balmer de los Contos Aquosos de un supuesto autor portugués, Montestrela, que dará bastante juego a Tellier para incluir sus párrafos en determinados momentos de la novela.
Con estos mimbres, se construye un relato que me ha parecido algo tedioso y carente de interés, a duras penas salvado por el talento literario del autor. Solo hay un momento que me ha parecido brillantísimo y posiblemente justifique la lectura de esta novela, que tampoco es muy largo. Me refiero al encuentro de Vicent con Manuela, a la que aquel aborda de improviso en una café en la plaza del Rossio, con la esperanza de hacer ver a Irene que realmente tiene una amante. La reacción de Manuela y la subsiguiente escena es divertida y original, y consigue engancharte a la lectura como no había sucedido hasta el momento, ni siquiera con la referencia a los cuentos líquidos esos.
Por cierto, resulta que la señor Le Tellier le dieron un premio por esos Contes Liquides que atribuye a Montestrela, de lo que se deduce que tanto autor como obra son una invención del escritor. El premio en cuestión es a la mejor obra de humor negro en 2013, y creo que la hace acreedora de lectura. Sería curioso que lo mejor de este libro fuera la referencia a esta obra apócrifa.
Y volviendo sobre el Electrico W, una de las cosas más interesantes de esta novela era descubrir qué quería decir el título. No se tarda mucho en averiguar: resulta ser el nombre de uno de los tranvías que trepan por las calles de Lisboa, tranvía en el que se conocen Antonio y Canard, y en cuyo túnel culmina su amor.
Por lo demás, rescato algunas de esas frases brillantes del Le Tellier, que se hacen rogar más de lo normal en esta obra:
"les talons cognaient sur les dalles et les conversations claquaient contre les murs."
Sobre los celos de Irene, tras el encuentro con Manuela: "Ce n’était pas une jalousie de maîtresse, qu’aurait colorée une douleur, c’était juste le dépit d’une femme qui détestait ne plus être le centre de gravité du monde."
Consejo de Manuela a Vincent si quiere alguna vez relacionarse exitosamente con mujeres: "Quand quelqu’un a l’air d’un chien battu, on a envie de lui faire mal. C’est la règle." Otro, más práctico: "avoir de la chance avec les femmes, ça n’existe pas. Ce qui existe, c’est deviner qu’une femme vous donne votre chance, et la saisir."
La siguiente creo que es cita de algún otro autor, pero es muy buena: "« Ayez raison un jour avant tout le monde, vous passerez pour un fou pendant une journée. »"
Cierro con mi reflexión preferida, que se refiere al Okavango: "Tous les fleuves coulent vers la mer et la mer n’est jamais remplie, dit l’Ecclésiaste. Ce n’est pas vrai : le Kalahari est immense, et toute l’eau de l’Okavango s’évapore peu à peu, disparaît dans la boue et les sables." Esto le valdrá más adelante para comparar su vida sin conseguir su propósito con el fin entre arenas del caudaloso Okavango.
Como dicen los adolescentes de ahora, esta novela es "sin más". Tiene algún momento muy bueno, pero en general se hace aburrida. A algunos les compensará, a otros no. A mí me sirve para aparcar momentáneamente al autor, al menos hasta que encuentre esos Cuentos Líquidos.
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