George H. White, por muy exótico que suene, es el seudónimo del escritor valenciano Pascual Enguídanos, que ese sí me parece un apellido exótico. A Pascual/George se le considera el abuelo de la ciencia ficción española, y tiene una obra bastante extensa.
Para saciar mi curiosidad, me decanté por esta novelilla, como podría haber escogido otra cualquiera. Puede que sea la primera de la saga de los Aznar, que es su serie más conocida, pero no me he parado a investigarlo.
Leer esta novela es como leer los cuentecillos que yo mismo escribía de pequeño. Es todo de una gran ingenuidad, desde el estilo en que está escrito hasta por supuesto la historia. Da la impresión de que a Pascual le pagaban al peso por lo que escribía y que seguramente tendría obligación de hacer entregas semanales. Supongo que el reconocimiento de su obra viene más bien por su carácter pionero en España que por la calidad de la misma, impensable desde la perspectiva actual.
No quiero hacer sangre, pero ya que he leído el material, algo tengo que contar. El protagonista es Miguel Ángel Aznar, aviador militar que tiene que hacer una sustitución en la agencia de la ONU, la Astral Information Office. Nada más unirse a ella, tiene que volar a la India, en busca de platillos volantes, que es a lo que se dedica la citada dependencia. Me apresuro a indicar que el libro no es cómico.
Ya en el vuelo a la India empiezan sus desaveniencias con el resto de compañeros, por negarse a que piloten por turnos en el vuelo transoceánico. Siempre pilota la secretaria Barbara, le comentan. Recuerden, el libro no es cómico.
En la India se encuentra con un excompañero que para ganarse la vida se dedica a hacer rótulos de humo con su avioneta, publicitando Coca-Cola. Recuerden, el libro no es cómico.
De la India saltarán al Tibet, donde por fin tendrán contacto con los hombrecillos, grises de Venus, cuyo rasgo más llamativo es su fealdad: son extremadamente feos: "Uno de ellos medía dos metros veinte centímetros. Tienen brazos y piernas como nosotros y también manos, solo que con cuatro dedos. Lo más horrible son sus cabezas. No tienen pelos y es como un huevo con el cráneo prolongado hacia atrás. Los ojos son redondos, de diámetro aproximado de una taza de té y ligeramente saltones, como los ojos de un besugo.". Y también aquí tendrán oportunidad de avistar los inaprehensibles platillos volantes, que son literalmente eso. Sigo recordando, el libro no es cómico.
Para impedir que los terrestres descubramos la existencia de venusinos en nuestro planeta, estos se han hecho con armas de procedencia rusa que utilizan en sus descencuentros con humanos. Y, por supuesto, tras una huida a pie de un valle escondido en medio de los Himalayas, Miguel Ángel se casa con Bárbara. No, no es cómico el libro.
Bueno, curiosidad satisfecha y autor archivado. Quien sea un fan de las pelis de culto, esas malísimas que la gente ve para descojonarse de ellas, quizá encuentre en este libro, y me temo autor, una forma alternativa de satisfacer sus gustos. Para el resto, nada aprovechable hay aquí.
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