Como el título invita a pensar, esta novela es la última entrega de la serie Guerilla, a cuyas otras dos partes dediqué las entradas precedentes (aquí y aquí). Solo al final de la segunda entrega decidí completar la lectura de la trilogía, pues se estaba planteando un final de cierto interés al enfrentarse al héroe con el Estado.
Y el caso es que hay momentos en que esta tercera parte cobra interés, pues trata de sumergirnos en lo que podría ser una dictadura Woke, con la SCAR en lugar de la KGB (podría decir la GESTAPO, pero es que siempre ponemos la misma como referencia del mal) o los Liquidadores como remedo de las patrullas bolcheviques ("Partout, les hommes en noir de la Force- K, casqués, cagoulés, gantés, armés jusqu’aux dents. Les Liquidateurs. La garde prétorienne du nouveau régime." "Les Vigilants disputaient aux Conciliants, Mémoriels, Hyperwokes et autres collectifs le monopole de la vertu citoyenne.").
Algunos rasgos de la forma que podría tomar una tal dictadura:
"Les supermarchés, devenus centres de rationnement, étaient protégés par l’armée. On laissait les gangs à leurs trafics, mais on se montrait impitoyable à l’égard du citoyen impressionnable."
"On parlait de la mise en place d’une carte sanitaire biométrique, et d’un titre de certification antiraciste, pour mieux cibler les suspects d’attitudes inappropriées. La police nationale, jugée « fasciste » et responsable du chaos, fut enfin dissoute, au profit de la Scar et de la Vigilance Citoyenne, dont on évitait soigneusement de prononcer l’acronyme."
"Les Vigilants se regardèrent, échangeant des sourires. Ils avaient face à eux l’archétype du vieux mâle blanc privilégié de la pire époque, celle du racisme systémique débridé, indifférent à l’injustice. Oppresseur né, probablement chasseur, exploiteur de souffrance animale, propriétaire d’une voiture à essence. Sans aucun doute hétérosexuel non fluide."
Hubiera sido un planteamiento interesante, pero Obertone no es capaz de ir en serio con la descripción, y se queda en lo que no pasa de un planteamiento sarcástico por exagerado de lo que ocurre en la actualidad.
En este contexto, también se ceba en los medios de comunicación y en el papel que hacen para atontar a la sociedad, con alguna frase antológica refiriéndose a la TV "Cet écran, ce n’est pas la vie, ni nos semblables. C’est le serpent, le mensonge. Le mal pur. Une chimiothérapie de l’âme. Rien n’y résiste, aucun cerveau ne peut filtrer ça." Pero, claro, ¿quién se fia de la TV en la actualidad? La tele la aprovecha el dictador para cosas como "Un tel discours, repris en boucle par les médias, entraînait de violentes agressions de Blancs isolés. On parlait de vexations compensatoires".
En la misma línea, esta divertida frase: "Des centaines de visages hallucinés, smartphone à l’oreille ou tendu vers le ciel, concentrés, la bouche ouverte en quête du dieu réseau."
Obertone no se aplica tanto contra la dictadura Woke como contra el propio Estado, y no tiene empaque en describir las barbaridades que hace un político como Escard para asegurar la dependencia de la población. "Il était bon de maintenir le Français dans cette insécurité latente, qui le poussait à exiger toujours plus d’État, sans voir que l’État, ce grand jeu dont il était l’esclave, ne faisait absolument rien contre les barbares."
Aquí tenemos el inventario de leyes para pacificar a los revolucionarios: "Le gouvernent d’Escard venait enfin de détailler ses « lois réparatrices », et leur accueil fut plus que mitigé. Elles prenaient pourtant en compte l’éco-anxiété, l’effet nocebo des vingt- sept jours, la neurotoxicité post- traumatique, l’insécurité psychologique due à l’exposition encore importante aux personnes blanches. Une amnistie générale était décrétée pour déserteurs et délinquants minorés, comme pour tous les criminels issus de Zones précaires, y compris les terroristes– hors ceux d’extrême droite, évidemment."
Sí, suena exagerado, hasta que me lo vuelo a traer a España y veo lo que está pasando con los políticos catalanes y los terroristas vascos. Y ya hablé de la reacción a la DANA en relación con la segunda entrega de la trilogía.
Más madera: "C’est un mensonge, souffla- t- elle.— Non ma chère. Si le mensonge est officiel, c’est une information." Y es que, concluye Obertone, "Aucun État ne résisterait à une seule heure de vérité."
Puede que los extractos que he ido poniendo hagan pensar en un libro al menos interesante. Pero no, esta trilogía es mala literatura, no hay una trama estructurada ni cuidada, solo episodios tenuemente conectados, que no permiten conocer a los protagonistas, solo a sus hechos, con grandes dosis de innecesaria violencia y una intención clara de provocar, a base de ideas de irregular brillantez. Vamos, que es un libro malo, de literatura barata, que solo tiene a su favor que no es demasiado extenso.
La idea de Obertone de mostrar una revolución y una dictadura woke no era mala, pero no es capaz de darle empaque y suena todo deslavazado y hasta aburrido, una vez uno se da cuenta que aquí puede ocurrir cualquier cosa por inverosímil que parezca. Y qué voy a decir de que plantee al Estado como enemigo, me parece fenomenal, pero no da para tanto lo que cuenta: no se puede meter con lo woke y con el Estado como institución a la vez, no da tanto de sí su revolución.
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