Los relatos de viajes de escritores del siglo XIX son apasionantes, sobre todo si son Europa. Y no por la descricpción de los monumentos en esa época, sino sobre todo por la forma en que se viajaba no hace tanto por estos lares.
Por ello, me resulto apasionante el magnífico "Voyage en Espagne" de Gautier, que, sí, nos describe sus impresiones de la Alhambra, pero también la verdadera aventura que constituía en la época viajar de Granada a Málaga (por ejemplo), algo que en la actualidad es cuestión de un par de horas.
Así que algo similar esperaba encontrarme en este relato de Chateaubriand, en esta ocasión referido a Italia. Pero, desafortundamente, no es así, ni en forma ni en contenido.
Empezando por el aspecto formal, esta obra no parece acabada. De hecho, numerosos fragmentos de la misma parecen simplemente anotaciones de las impresiones del autor, para posteriormente desarrollarlas en forma de relato. Supongo que serán de interés para los estudiosos, pero a mí me parecen innecesarias en lo que presumiblemente es un relato.
Desde el punto de vista de contenido, Chateaubriand se centra en describirnos los paisajes y monumentos que visita, pero para nada habla de sus recorridos o sus estancias, y muy poco de las costumbres de los paisanos. Por tanto, aún teniendo interés (¿cómo se conservaba la villa de Adriano en la época?), no tiene todo el que me suscitaron las "aventuras" de Gautier en España. Su relato se ciscunscribe a tres lugares: Roma, Tivoli y el área de Napoles, junto con algunas notas breves sobre la travesía de Francia y de los Alpes.
Sus comentarios son en general de gran candidez y poco interés. Por ejemplo, la propuesta que tiene para la conversación de Pompeya, consistente en mantener todos los hallazgos de las excavaciones en su sitio de forma que se puede experimentar de forma cercana cómo podía ser la vida en la época de las erupciones.
Nos cuenta su visita a las museos Vaticanos, donde lo que llama la atención es la ausencia de visitantes. Supongo que si don René se acercara ahora por el área le daría un patatús. También respecto a Roma es muy llamativo que califique ruinas como las del Coliseo, como situadas a las afueras de la ciudad. Y respecto a la visita a Tivoli, llama mucho la atención que no habla para nada de las fuentes de la Villa d'Este, imagino que no estarían restauradas.
Un fragmento rescatable: la reflexión que hace sobre la contemplación de montañas, al hilo de una visita al Montblanc, que no queda claro si es o no parte de este viaje a Italia. Una última observación, más en la línea de lo que yo buscaba en este relato: Chateaubriand dice que las hospederías en Italia son magníficas, bastante mejores que en Francia y que, de hecho, solo ha encontrado peor nivel que en Francia en.... yeah, España. ¿Habría sufrido lo de "media con limpio"?
Tenía en cartera Voyage en America, del mismo autor, pero tras la decepción sufrida en esta lectura, ha perdido prioridad y su lectura queda postpuesta sine die.
No hay comentarios:
Publicar un comentario