Sorpresa agradable este librito de Lesley Hazleton, a quien no conocía, pero que al parecer es un periodista especializado en termas del Oriente Medio. Igual no está de más echar un vistazo a alguna otra de sus obras.
En él, Hazleton nos cuenta la historia del Islamismo desde la muerta de Mahoma hasta la consolidación del cisma entre Chiitas y Sunnitas, con la idea de tratar de dar algo de luz sobre algunos de los conflictos recientes en Oriente Medio. No tengo claro si este último objetivo lo consigue, pero lo que sí hace este libro es absorbernos con la historia de referencia contada de una forma magnífica. Y, no solo eso, sino que proporciona una serie de interesantes referencias sobre el tema y cercanos, que creo que pueden ser también dignas de exploración. En concreto, La historia de al-Tabari, o de los Reyes y Profetas, tiene una pinta alucinante.
Hazleton cuenta el cisma de una forma estupenda, no muy distante del estilo de Amin Maalouf (Samarcanda, Leon el Africano y otras tanta), aunque el inglés se preste menos al lirismo que el francés de éste. Además, lo cuenta de una forma muy cercana y en algunos momentos bastante vivida, como es en las batallas.
Vamos ya con el fondo, del que quiero dejar un breve resumen para mi recuerdo, y para el que no conozca las raíces del tema. Las causas del cisma entre Chiitas y Sunnitas tienen que ver, como no podía ser de otra forma, con el poder, esto es, con quien sería el heredero de Mahoma. Por un lado, estaba Ali, yerno de Mahoma y casado con su única hija, Fatima, hija de Khadly, primera mujer de Mahoma y única que le dio descendencia.. Ali resulta una figura casi mítica según nos la pinta Hazleton, sabio y aguerrido a la par, y siempre sacrificándose por el bien de la comunidad.
Frente a él se alza el clan de la última esposa de Mahoma, Aisha, con su padre Abu Bakr y su aliado, el general Omar. El caso es que con una serie de intrigas, dignas de Juego de Tronos, es Abu Bakr el que sale elegido como Califa del shura posterior a la muerte de Mahoma. Ali decide conformarse pacíficamente para preservar la unidad del Islam, algo que vuelve a hacer cuando Omar sucede a Abu Bakr, y cuando el primer Omeya, Othman, hace lo propio.
Es a la muerte de éste cuando comienzan realmente los problemas, pues en este momento solo se ve como legítimo heredero a Ali. Desgraciadamente, Aisha tiene algún problema con este mandato, e intriga para que vuelva a haber división; sin embargo, esta vez Ali opta por las armas, y asume el califato/emirato tras la batalla de Bosra (la Batalla del Camello). Por cierto, una Fitna en término arábico, o guerra civil.
Ni aún así durará mucho su pacifico mandato: desde Damasco surge la figura de Muawiya, hábil político e intrigante, y seguramente gobernante, y enreda la situación de tal forma que Ali termina asesinado, y él como nuevo califa. En estos eventos tienen un importante papel los primeros radicales del Islam, los Wahhabi, de los que descienden los Saudíes.
Sobreviven, no obstante, dos hijos de Ali, nietos de Mahoma: Hasan y Hussein. Muawiya se las arregla para mantener el poder si demasiados problemas, dado que ninguno de los nietos es de naturaleza belicosa. Hasan muere, no está claro si de forma natural, y también lo hará Muawiya. Y es con la pretensión de que el trono lo heredé si hijo Yazid que se produce el hecho definitivo en la escisión. En efecto, tal pretensión es contestada por algunas tribús de Iraq, que pretenden que Hussein sea el nuevo califa o Emir. Consiguen embarcar al pacifico Hussein en la aventura, y ésta termina fatal en lo que se conoce como Kerbala, que básicamente supone la aniquilación de la estirpe de Mahoma. Esta Kerbala es celebrada por los Chiitas en una fiesta de 10 días en que se rememoran determinado momentos míticos de la batalla.
Así que tenemos por un lado a los Sunnies, culpables de esta aniquilación, y por otro a los Chiitas, que siguen pensando en la existencia de Mahdi, un Emir descendiente de Mahoma (gracias a un hijo enfermo de Hussein que se habría escondido y habría sobrevivido), que en algún momento aparecerá de su escondrijo.
Interesante, ¿eh? Y todo esto narrado de forma magnífica, con evocadores nombres de los episodios contados, como la Historia del Collar, el Episodio de la Pluma y Papel o la Gente bajo la Capa.
El último capítulo lo dedica Hazleton a contarnos algunas utilizaciones concreta de este enfrentamiento para objetivos políticos. Por ejemplo, el derrocamiento del Shah y encumbramiento de Khomeini en Iran, donde se asumía que el Khomeini era el 12 Emir esperado por los Chiitas. También denuncia Hazleton el uso de este enfrentamiento por parte de potencias occidentales, algo que el desaconseja vivamente, y que podría explicar la desconfianza del mundo del Islam hacia aquellas generado desde hace unos decenios.
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