En este libro se incluyen tres obras clásicas persas. Junto al Shahnameh (o Historia de los Reyes), se incluyen el Rubiyat de Oman Khayyem, y el Divan, del poeta Shirazi Hafez. Lo que pasa es que por extensión domina claramente el primero, ocupando un 90% del volumen.
Este Shahnameh no deja de ser un libro de caballería en verso, género que personalmente tengo muy superado. Si el contenido me parece poco interesante, el posible atractivo se queda en la forma, pero aquí hay que luchar contra que la obra está escrita en persa y lo que toca leer es una traducción, que vete tú a saber que tendrá que ver con la obra original. La versión que yo he leído está en inglés y es considerada a su vez un clásico en sus términos. Esta versión respeta todo el contenido, pero no lo traduce todo en verso, sino que resumen muchos de los fragmentos y los pone en presa, intercalando los trozos en verso más destacados. Al parecer, sí existe una versión en francés integral, lo que anoto a título de inventario, ya que no tengo intención de leerla.
La historia de los Reyes comienza con Husheng y llegará hasta Sikander (Alejandro Magno). Para mí ha sido imposible identificar a qué reyes se refería, y me he pasado prácticamente toda la lectura sin saber en qué época histórica transcurren los supuestos hechos, aunque tampoco me preocupaba habida cuenta del carácter fantástico del relato.
Prácticamente todo lo que se cuenta, como corresponde a un libro de caballería, son aventuras y, sobre todo, batallas. Los principales rivales de los iraníes serán los turcos y los tártaros. Y el "malo" por excelencia un tal Afrasiyab, al que ubico al norte del actual Irán. El gran protagonista del libro es el héroe Rustam, hijo de Zal y Rudabeh, cuya primera hazaña es unir Irán con Arabia. Los principales episodios y los más conocidos de la obra de Ferdusi son los protagonizados por él, como sus siete trabajos y, sobre todo, la historia de Sohrab, que en esta versión es el único capítulo presentado integramente en verso. Se trata de una historia emotiva y trágica, en la vena de las grandes epopeyas clásicas, en la que Ferdusi termina matando a su hijo en combate, tras éste perdonarle un par de veces, y, por supuesto, desconociendo ambos la identidad de su contrincante.
Lo curioso de Rustam como héroe caballeresco es que no presenta la típica imagen de paladín que tienen los caballeros occidentales, en que el honor y la verdad están por encima de la victoria; por el contrario, Rustam, siendo muy poderoso en armas, no tiene problema en envilecerse y mentir astutamente si es lo que toca para sobrevivir. Como digo, lo pagará con la muerte de su hijo.
Junto a Rustam, aparecen otros muchos héroes persas, algunos de cuyos nombres recojo ahora: Giw, Saiawush, Barzu, Tus o Friburz. También aparecen en un momento dado referencias a Zardusht y su libro sagrado el Zendavesta, y a la extensión de esta religión por Persia. Imagino que Zardusht es otro nombre para Zoroastro. Y he de decir que me ha gustado especialmente la historia de Isfendiyar, que también tendrá que superar sus trabajos, en este caos, con una ruta con siete monstruos por la que le guía el demonio Kurugsar, y que le permitirá llegar a la Fortaleza Brazen para una épica conclusión. El climax de la obra quizá sea el enfrentamiento de Rustam con Isfendiyar, que supondrá la muerta para ambos.
Y es que el tema del destino, el Pathos de la tragedia griega, está muy presente, explícita e implícitamente, en la obra de Ferdusi. Las dos historias citadas, la de Sohrab y sobre todo la de Isfendiyar, son prueba evidente.
Superado el trago que ha requerido esta lectura, el volumen prosigue con el Rubayat de Omar Khayyam. Esta sí es una poesía espectacular y que merece la pena, y me la impresión de que la traducción es muy buena. El tema fundamental es filosófico: ¿cuál es el sentido de la vida? No hay mucho más que decir, pero sí dejar un par de párrafos que ilustren la excepcionalidad de la obra (o de su traducción):
“I came like Water, and like Wind I go.
Into this Universe, and Why not knowing
Nor Whence, like Water willy−nilly flowing;
And out of it, as Wind along the Waste,
I know not Whither, willy−nilly blowing. What, without asking, hither hurried Whence?
And, without asking, Whither hurried hence!"
Otro:
"Why, if the Soul can fling the Dust aside,
And naked on the Air of Heaven ride,
Were't not a Shame—were't not a Shame for him
In this clay carcase crippled to abide?"
Por último, el volumen se cierra con el Divan, de Hafiz, pero este sí me ha parecido un verdadero tostón y no he encontrado nada aprovechable en él. Cmo curiosidad, el poeta termina siempre con una invocación a sí mismo. Es evidente que el problema no será Hafiz (poeta venerado aún en Irán, cuyo mausoleo en Shiraz es objeto de peregrinación) y posiblemente lo sea la traducción, o más seguramente mi falta de sensibilidad.