El autor era un revolucionario de algo más que mesa-camilla, pues estuvo encarcelado, y fue desde la cárcel desde donde escribió esta novela. Según nos cuentan en el estudio previo, que es casi lo mejor del libro, Chernyshevsky era el típico revolucionario utópico, convencido completamente de que su visión era la correcta y completamente intolerante con la crítica (algo que nos explica muy bien Sowell). Para él, "“Good” and “evil” became relative terms, their use based on whether people perceived the actions of others as beneficial or harmful to them", y el conflicto entre el bien y el mal no es más el choque de intereses entre individuos o grupos enfrentado. Primera buena dosis de relativismo en los precedentes de la izquierda, aunque lo siguiente también nos sonará a rojizo: "the source of Russia’s economic backwardness and social oppressiveness lay in its patriarchal socioeconomic and political structures."¿Pionero en echar la culpa de todo al heteropatriarcado?
El caso es que la novela promete, tanto por sus precedentes como por lo que nos anticipa el estudio que acaba de citar. A ello se une un excelente comienzo, en el que podemos vislumbrar el caracter del autor, que ya desde el prefacio se presenta con una arrogancia completamente inusual, pero que le da saborcillo al libro. Y es que el autor no perderá oportunidad de menospreciar a sus lectores, llegándonos a insultar en algún momento (nos llama "bluestockings" en inglés, vusté a saber en ruso). Chernyshevsky interrumpe muchas veces la narración para hacer disgresiones sobre lo que nos cuenta, sobre lo que piensa o sobre lo que nos tendría que haber contado. Curiosamente, a partir de cierto momento, son estas disgresiones lo único interesante del libro, siendo el resto una nebulosa narrativa que no se sabe dónde va. Debe de ser que soy un poco masoca.
Como decía, la novela promete. Entre las disgresiones vocativas del autor y el arranque de la misma, la primera parte pasa volando. La protagonista de la novela es Verochka Pavlovna, quien se emancipa de su familia (no perderse la persecución que le hace su madre cuando la abandona en plena galería comercial; podría ser la primera persecución en taxi de la historia, la primera vez que le dicen a un taxista "Siga a ese coche", en este caso, carroza). Pero no se emancipa para someterse a un marido (Lopukhov), sino para buscar su independencia económica, mediante la formación de una cooperativa de modistas. Muy interesante, bien contado, y de gran actualidad.
En todo momento, Chernyshevsky insiste en que nos cuenta la realidad, que él no tiene talento para hacer buena literatura, y que por eso es exquisito y objetivo con lo que nos cuenta:"But I’m recounting this affair the way it happened, rather than the way needed to establish my artistic reputation." Lo divertido es que la mitad de lo que nos cuenta es lo que piensan los propios personajes!!! O, por ejemplo, cuando nos dice que Verochka se equivocó con la graduación de un militar, pero "she actually saw two stars and was neither mistaken nor bragging, it’s not she who so testified, but I who vouch for it." O sea, que el autor confirma que Verochka vio, equivocadamente, dos estrellas.
El caso es que pasada esa primera parte, digamos, hasta el momento en que se suicida Lopukhov y la narración llega al "in media res" del principio, la cosa se deteriora y mucho. Ante el lector se abre una insulsa amalgama de diálogos entre los personajes, coronada por varios sueños de la propia Verochka (que supongo también cuenta Chernyshevsky como si los hubiera visto él). Lo único que motiva al lector en tal zozobra son las intervenciones del propio autor, y la esperanza de que en algún momento aparecerá Rakhmetov, el prototipo de revolucionario ascético y sin escrúpulos, y que tan citado aparece en las historias del comunismo.
Y, sí, pasado el 60% de la obra aparece Rakhmetov. Lo único que hace es soltarle una parrafada a Verochka tras la muerte de su marido. Y lo único que nos queda claro es que todo lo que hace Rakhmetov es "necesario". O sea, Rakhmetov solo obra por necesidad objetiva que define él. Por cierto, Rakhmetov es un hombre de lecturas (cita a los economistas clásicos Adam Smith, Mill, Malthus y Ricardo), y está leyendo los Comentarios del Apocalipsis de Isaac Newton (!). Tras esta intervención, el autor discutirá con nosotros el papel del tal Rakhmetov y las enseñanzas que podemos esperar de su presencia. Aprovechará para endosarnos otro desprecio: "Now you see that they’re simply standing at ground level; they appeared to be soaring above the clouds because you’re sitting in some godforsaken underworld."
Así sigue transitando la narración, sin pena ni gloria. Un aspecto interesante son las continúas y veladas referencias a la revolución, que solo apreciamos gracias a las notas al pie en que se nos apuntan. Y es que este libro está escrito pensando en la censura rusa, por lo que no puede ser explícito sobre determinadas cosas. Quizá es por eso también el uso de alegorías en determinados momentos. Asimismo, el autor se refiere, sobre todo en las páginas finales, a su propia estancia en prisión, que le impide participar en determinados actos. Por último, termina con la promesa de que el libro tendrá una segunda parte, ya después del triunfo de la revolución y con él mismo fuera de prisión.
Esto es. Es un libro demasiado largo para que pueda recomendarlo solo por el morbo de conocer qué inspiró a tantos revolucionarios rusos y al propio Lenin. Así que a menos que se esté muy interesado en el tema del pre-comunismo, yo pasaría de leerlo. Una última observación: no soy tan snob como para preferir leer una traducción del ruso al inglés a una al español. Una vez hay que traducir, lógicamente prefiero leer en mi lengua materna. Y empecé a leer esta obra en español, que existe una edición; pero es que la traducción era tan mala, tan mala, que la tuve que abandonar a las pocas páginas. Esta en inglés, en cambio, me ha parecido excelente y muy bien anotada. Así que, el que insista en su empeñó de leer esta obra maldita, le sugiero que lo haga con la traducción de Michael R. Katz y anotación de William W. Wagner.
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