Me ha gustado bastante esta novela orientalista de este escritor alemán del siglo XIX, desconocido hasta ahora para mí. De entrada, me gusta mucho su estilo de frases y párrafos cortos, tan diferente de el escritor alemán normal. Sea Zweig, Mann o Ende, o incluso Kästner, cuando uno abre un libro en alemán se encuentra páginas llenas de párrafos enormes, que muchas veces ocultan en su interior frases también terriblemente largas, aunque no sean necesariamente complicadas. En cambio, Scheerbart en este libro apuesta por párrafos y frases cortas, por secuencias de párrafos-frase, lo que hace la lectura, si no más fácil, sí menos temible.
La historia que nos cuenta Scheerbart es algo extraña. Los sucesos ocurren en Bagdad en el siglo IX, pero no es una novela histórica, ni de aventuras o romántica. Yo diría que es una novela filosófica, aunque eso sí con sabor a las Mil y una Noches, no solo por la ambientación si no también por el estilo narrativo del autor.
El protagonista principal es Safur, un poeta atormentado y hedonisgta, amante de la cocinera, Tarud, que da título al libro. Safur pertenece a un grupo de intelectuales de Bagdad, un geógrafo, un astrónomo, un filósofo y así, cuyas andanzas y, sobre todo, reflexiones, son las que nos cuenta Scheerbart. Y básicamente de eso va el relato. Quizá el principal elemento de reflexión sea la eterna confrontación entre realismo, encarnado en la cocinera, y el espiritualismo de Safur, siempre aspirando al más allá y a relacionarse con espíritus en vez de con personas. Así se lo reprocha a sus camaradas: "Nennt mich doch unfruchtbar! Nennt mich doch, wie Ihr wollt. Es ist schon zuviel, daß ich Euch Red und Antwort steh. Ihr rennt dem Erreichbaren nach– das tut die Tarub auch– natürlich– Tarubs Brüder seid"
Safur visita Egipto y allí recibe iluminación tras observar a la esfinge: "Und Safur breitet die Arme aus und starrt in das steinerne Antlitz, in dem alle Rätsel der Welt ihre Spuren hinterließen." A la vuelta, trata de explicar su visión a los demás intelectuales del grupo, pero nadie le entiende. Safur les dice: "Das Denken führt nicht zur Klarheit– das war nie so." y añade "Das Heiligste, was wir tun können, ist das, was die Menschen, dies nicht kennen, das Unnatürliche nennen– während dieses Unnatürliche doch grade den feiner entwickelten Menschen als Pflicht von der leidenden Natur auferlegt wird. Hier hast Du den Kernpunkt aller Religionen. Erinnre Dich nur an die Ssabier!«"
Pero estas disquisiciones aparte, el libro está lleno de frases deliciosas, algunas estrictamente, como esta lista de los postres elaborados por la cocinera: "Die Süßigkeiten werden herumgereicht. Abla verteilt ihr Zuckergebäck und eine große ZobaïdaTorte. Sailóndula bietet ihren mit Mandeln und Bananen gefüllten Kataïf, der in Nußöl schwimmt, so zärtlich bittend an, daß ihr Niemand einen Korb gibt."). Por supuesto, en la mayor parte la delicia es simplemente literaria.
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