Por razones diversas, por fin llegó la hora de leer alguna de las obras del fundador de la escuela austriaca, el gran Carl Menger. No sé muy bien por qué aún no había leído nada de él, aunque supongo que será porque estaba esperando a poder leerlo en alemán, lo que a su vez influía en que me diera pereza leerlo. Otra razón, quizá más directa, es que no esperaba encontrar en su lectura nada que no hubiera aprendido ya en sus sucesores, Rothbard, Mises o Böhm-Bawerk a quienes sí he leído extensa e intensamente.
Bueno, en todo caso, por fin le llegó la hora. Me apresuro a afirmar que no lo he leído en alemán, como revela el nombre de la entrada, en que no aparece el título en la lengua original, hago que hago siempre con los libros que leo sin traducir. Y rápidamente añado que no me pesa haberle leído traducido, porque me da la impresión de que la traducción es bastante buena y precisa. Adicionalmente, la edición que he leído incorpora un prefacio con la mitad de la extensión del ensayo de Menger, escrito en español, y que es tan interesante como la propia obra del austriaco, en parte por incidir sobre los puntos diferenciales de la doctrina de Menger en el momento en que lo escribe.
Desde el punto de vista sustantivo, no me parece que haya aprendido nada relevante con esta lectura. La principal idea que nos trasmite Menger es que el carácter original, derivado de su evolución y constatable por la historia, del dinero es "su función de intermediario de uso general en el intercambio de bienes". A partir de esta idea, Menger se enreda en explicar errores comunes relacionados con el sistema monetario y la concepción más moderna del dinero, errores que siguen a la orden del día en el mainstream y en el imaginario popular. O sea, son errores que es muy importante desmontar y a lo que contribuye la lectura pausada de esta obra, pero que a mí personalmente no me aporta nada, porque (creo) ya había entendido esos errores a grandes rasgos. Ello me ocasiona que la lectura se me haga un poco tediosa para alcanzar unas conclusiones que ya tengo asimiladas.
Ojo, no digo que dichas reflexiones no me hayan aportado nuevas perspectivas. Lo digo más bien en el sentido incremental: el valor añadido que me da esa perspectiva adicional no me compensa el esfuerzo que me supone la lectura.
Sí hay en cambio una nota positiva en la lectura de Menger que quiero destacar, y es su perspectiva esencialmente dinámica del proceso económico, que además basa en unos enciclopédicos conocimientos históricos, si hemos de creer que conoce todas las referencias que cita. Es sin duda esta visión mengeriana lo que me ha sorprendido y más me ha resultado provechoso de esta lectura, insisto, aunque los resultados los conociera ya de leer a otros autores de la escuela austriaca.
Me encanta cómo cuenta la emergencia del dinero mediante un proceso espontáneo, hayekiano, de descubrimiento por parte de las sociedades, y cómo además lo documenta históricamente con montones de referencias. Insisto que no me lo esperaba. Y no es que Rothbard o Mises no incluyan la visión dinámica en sus tratados, pues dicha visión es precisamente el rasgo diferencial de la escuela austriaca. Por supuesto que lo incluyen, de ellos (y de Kirzner, y de Lachmann) lo he aprendido. Es, simplemente, que no lo cuentan de esa forma, sino de una más sistemática, más de tratado económico ortodoxo.
Y sin embargo, esta forma de explicar los fenómenos económicos que utiliza Menger me parece la más natural (de hecho, es la que utilizo yo también cuando me toca explicarlos, sin saber que así lo hacía Menger). Solo por ellos, quizá esté justificado que aborde, por fin, la lectura de las obras principales del autor, esos Grundsätze y esos Untersuchungen. Aunque no sea en alemán, como debiera. Bueno, ya veremos.
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