Tras disfrutar enormemente con el primer volumen de estas aventuras, no podía tardar demasiado en leer el segundo. La cuestión fundamental es que iba a ser de Wolzow, el verdadero protagonista de la primera entrega, dado que el protagonista formal, Werner Holt, es bastante anodino. La respuesta tarda en saberse, pero se llega a saber: a Wolzow nos lo han matado entre los dos volúmenes. No solo eso, sino que Holt le culpa de sus males: "Damals hätte man sich diesen unwiderstehlichen Schneidereit zum Leitbild gewählt und zum Freund gewünscht. Aber damals war Wolzow gekommen, und darum war heute alles ganz anders."
Sin Wolzow, esta novela se queda en mediocre, bien escrita y legible, pero con poco interés. El citado Schneidereit es el personaje probablemente llamando a sustituirlo, pero carece del carisma y personalidad que aportaba Wozlow. El tal Schneidereit pasó la guerra en la cárcel por comunista, y utiliza su estancia para reprochar al resto del mundo el seguidismo a Hitler, como si tipos como Holt hubieran decidido activamente participar en la guerra. Tiene que ser quien conduzca a Holt hacia la ideología socialista, como líder que es en el pueblo en que se establecer. Lo cierto es que no es un personaje atractivo, no por su ideología, qué más da eso en una novela, sino porque no tiene nada heróico que aportar.
Y eso que Noll le da escenas a él solito (con Gundel). Sí, en este volumen hay ocasiones en que se retinar Holt de la escena, para contarnos cosas de estos dos. Privilegio que, por cierto, nunca le concedió a Wolzow.
Ha terminado la guerra y Holt se encuentra en la típica situación de incertidumbre sobre sí mismo y su vida. En este volumen se nos narra la búsqueda de su destino, para lo cual viaja algo por Alemania. Básicamente del área de Dresden (futura RDA), donde comienza la historia, hasta la zona de Hamburgo y Lübeck, donde se nos pinta la vida burguesa de la madre de Holt. Aquí, las oportunidades de negocio son infinitas. Esto le dice su tío: "Ich bin überzeugt, in den nächsten Jahren wird alles in Bewegung geraten, wir haben quasi neue Gründerjahre vor uns, und wer jetzt nicht schläft, wer jetzt den Glauben behält, daß wir wieder auf die Beine kommen, der kann vielleicht eines Tages ganz groß sein!" Es una economía libre en que los emprendedores están tratando de reconstruir el país, no por filantropía, sino para forrarse.
Pero esto no le gusta a Holt por razones que no llegan a explicarse, y tras un breve escarceo por las montañas en busca de su antigua amante, se vuelve al oriente, donde transcurrirá el resto de la historia, en un ambiento mucho más socialista. "Du wirst lernen müssen zu erkennen, wo der Fortschritt aufhört und die Unterminierung der Gesellschaft beginnt, in der wir leben.", con lectura inicíática de Marx incluida.
Pero, con todo y con eso, una es la cosa que sobre todo interesa a Holt. A ver si lo adivina el lector. Por supuesto, las tías. En el fondo, toda la historia se puede inscribir en la obsesiva busca por tener un poco de sexo que caracteriza a la gente de la edad de Wolt. Así, el amigo va rebotando entre varias chicas mientras se le aclara el destino, aunque raramente consumando. Tenemos a Angelika, a Karola, a Frau Judith Arnold y, sobre todo, a Gundel, causa de sus mayores frustraciones y celos.
Entretanto, sí es capaz de encontrar un objetivo a su vida: no es la riqueza, no es el socialismo, es el conocimiento ("sein Leben vor sich, überschaubar und klar geordnet, ein achtbares Leben: lernen, immer mehr lernen, die Welt und ihre Hintergründe erkennen, und endlich erfahren, warum die Liebe im Märchen schöner ist als in der Wirklichkeit,". Holt se dedica a preparar a conciencia el ABitur, el examen de acceso a la universidad en Alemania, por muy extraño que parezca en esos momentos de posguerra.
Al respecto del conocimiento y la ciencia, magnífica definición que le da el padre de Holt: "Erkenntnis, kein anderer Lebensinhalt lohnt! Und die höchste Form der Erkenntnis ist die Verwandlung der bunten, verführerischen Qualität der Welt in die strenge, unbestechliche Quantität." Cabe preguntarse si la pasión de Holt por el conocimiento no tendrá su origen en esta otra frase, también excelente: "Wir Deutschen haben immer zuviel geglaubt und zuwenig gewußt."
Al final de todo el proceso y desventuras, discusiones y viajes, lo que ha aprendido Holt se resumen en esta frase casi lapidaria: "Wenigstens dieses hatte er gelernt: daß das Leben immer weiterging, gleichgültig, ob einer froh oder verzweifelt, anständig oder ein Schuft war.
Y más o menos esto es. Como decía, una novela sin más, nada que ver con la primera parte. Cierro con una preciosa frase con la que Noll se refiere a la noche navideña del año de la posguerra: "Hinter den Fenstern schimmerte Kerzenlicht, aber heute bedeutete es keine Stromsperre, heute brannte kaum jemand elektrisches Licht. Heute war Weihnachten."
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