Me daba un poco de reparos leer esta sexta entrega de Hitchhikers' Guide of the Galaxy, por la sencilla razón de que su autor no es Douglas Adams, el genial creador de la saga y ya tristemente fallecido. Sería como leer la sexta parte de Juego de Tronos escrita por alguien diferente de Martin. Pero como la guia de los autostopistas es uno de mis libros preferidos de todos los tiempos, me venció la curiosidad, y me puse con ella. A favor también juega que el irlandés Colfer es bastante conocido por la saga Artemis Fowl, o sea que algo de escibir sabe. Por otro lado, la muerte de Adams (al contrario de Martin, toquemos madera), hace imposible que se puedan proseguir estas novelas a menos que otro escritor coja la pluma.
Y el caso es que Colfer no lo hace mal, nada mal. Yo creo que si no supiéramos que lo ha escrito Adams, al menos la duda nos surgiría de si fue el autor. Hay cosas sútiles, o quizá estaba autosugestiomado, que hacen diferente la lectura. Por ejemplo, me parece que en Colfer las escenas son más largas y abusa de los diálogos en busca de la chispa (se me hizo eterna, por ejemplo, esa en que Zaphod Beeblebrox convence a Heimdall para que le deje entrar a Asgard a reconciliarse con Thor).
También me ha dado la sensación de que acude más al recurso de reproducir entradas de la Guia ("‘The Hitchhiker’s Guide is a hundred per cent accurate. Reality, however, is not as reliable’"). Guía que, por cierto, se nos hace un poco woke: "‘Holy shankwursters!’ ‘I will thank you,’ said The Hitchhiker’s Guide Mk II, ‘to mind your language. I am fully programmed to take offence.’"
En cambio, me parece un gran acierto que recupere el personaje de Bowerick Wowbagger, el tipo inmortal que se dedicaba a insultar por orden alfabético a todos los seres del universo para combatir el aburrimiento, al que desarrolla y de quien nos explica los orígenes. Aquí va frase graciosa, pero, ojo, con megaspoiler sobre la trama de la novela: "Given Random Dent’s instant and irrational hatred of Wowbagger the Infinitely Prolonged, it was inevitable that he would eventually become her stepfather."
También me gusta el esfuerzo por humanizar e individualizar a los vogons: "I like myself so maybe, perhaps, others could like me too. ‘Not if I kill them first,’ said Mown morosely to his own reflection."
Se le nota una vena anticlerical que no recuerdo en Adams, y que a veces es un poco devastadora: "he made his real fortune in software when he patented a program called God Guru, which allowed any would-be me-vangelist to type in a few facts about the community he intended to provide spiritual guidance for and the computer would think about it for a minute or two then spit out an appropriate catechism, complete with the desired number of commandments,". Es bastante constante en meterse con la religión como causa de conflictos y guerras. Y eso le permite alumbrar uno de los momentos más originales de la novela, cuando el emprendedor Hilmann Hunters entrevista a varios candidatos para ser el dios de un mundo que ha fabricado, entre ellos a Cthulu.
También se atreve a Colfer a deslizar el tema de los universos paralelos, aunque por suerte sin abusar de ello, que ya tenemos pelis y series a porrillo para volvernos locos. Le ocurre también a Hunters: "Hillman didn’t even have the energy to protest the hair dye slur. It was one thing to know that there were an infinite number of alternate Hillman Hunters; it was quite another to be at war with one of them."
De lo demás, solo queda leer el libro, que yo sí me atrevería a recomendar a los fans de la serie. Ya se sabe el tema de fondo: como el universo es infinito, todo puede ocurrir y termina ocurriendo ("Whatever a person can think, imagine, wish for or believe has already come to pass. Dreams come true all the time, just not for the dreamers."). Con este punto de partida, cualquier escritor ingenioso puede hacer virguerías. Dejo aquí unas cuantas de las que se le han ocurrido a Colfer:
"Dentrassis chefs are extremely foul-mouthed and launch into long tirades even when things are going right, and so make excellent TV chefs."
"The only part of Fenrir intact after the jump was one of his molars, which is now a glowing asteroid orbiting Sagar 7, and can do nothing but influence the tides and communicate vague messages to clairvoyants."
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