A estas alturas, poco se puede añadir sobre el tema de la intervención del Banco de España. Sí que me parece interesante referirme por un momento a todas las personas que claman justicia, en el entendimiento de que lo que ha pasado en CCM es fruto de una mala gestión o incluso de prácticas delictivas.
No voy a poner mi mano en el fuego por nadie, ni mucho menos. Pero, aunque haya podido haber corrupción y fraude en este caso, e incluso seguro que ha habido mala gestión, la teoría económica nos enseña que los bancos que basan su negocio en reservas fraccionarias (esto es, que no mantienen en caja el dinero que les depositan sus clientes), son esencialmente inestables y tarde o temprano quiebran. De hecho, los bancos centrales constituyen únicamente una herramienta de última instancia para tratar de mantener el engaño hasta sus últimas consecuencias.
Todo esto lo explica con su brillantez habitual (aunque ciertamente con algo de reiteración), Huerta de Soto en su clásico "Dinero, crédito bancario y ciclos económicos", que estoy leyendo en estos momentos.
Lo que quiero decir es que da igual que haya o no mala gestión, haya o no delitos, lo normal es que cajas y bancos tiendan a caer inherentemente. La creación de nuevo dinero a partir de los depósitos de sus clientes, da lugar a una burbuja que eventualmente se ha de corregir. En ese momento, los precios de los activos en que se han invertido los préstamos realizados bajan su precio, por lo que los prestatarios no pueden devolverlos. A su vez, el banco no será, pues, capaz de devolver los depósitos que les hicieron los clientes.
Como vemos, no entra en ningún momento la variable "mala gestión" o "fraude". Por supuesto, ambas cosas pueden convivir con el sistema de reservas fraccionales, y tal vez acelerar el proceso de caída en el momento de la depresión. Sin embargo, lo importante es que todos los bancos tienden a quebrar. Y punto.
Porque el fraude real no es exclusivo de la CCM. El fraude es que un grupo de privilegiados puedan usar a su gusto las cosas que, en buena fe, les deposita la gente. Si yo dejo mi coche un garaje, asumo que ningún empleado del mismo se va a dar una vuelta con él o lo va a alquilar. Sin embargo, si dejo mi dinero en el banco, éste lo utilizará como le dé la gana, siempre que cumpla las normas que le fija su cómplice en este tinglado, que no es otro que el gobierno.
lunes, 30 de marzo de 2009
domingo, 29 de marzo de 2009
Kosovo y nuestra capacidad para endeudarnos
Es lo que tiene no saber nada de economía. La vida sonrie mucho más y solo se trata de mantener engañados cada 4 años a los votantes. Pues no va y dice nuestro presidente que, tranqui, colega, España tiene aún mucha capacidad de endeudamiento que, además, no dudaremos en usar. Hay que estar mal de la olla para pretender tranquilizar así a alguien, pero qué se la va a hacer.
Imagínemos el careto de toda la gente que nos ha prestado dinero si vamos y les decimos que no se preocupen por nada, que todavía podemos endeudarnos más. Un tío te debe 1000 Euros, se los pides y te responde diciendo que no pasa nada, que se va a endeudar en otros 1000 porque tiene capacidad para endeudarse más.
Aparte de la falta de sentido común que tal afirmación transpira, de lo que no se da cuenta el señor presidente es que la capacidad de endeudarse no depende de uno mismo, sino del crédito que te den los demás. Contrariamente a su política de otorgar derechos, no se va a poder otorgar a sí mismo un derecho a endeudarse más: si la gente no se fia del gobierno de España, no le van a prestar dinero, por mucho que él piense que tenemos más "capacidad para endeudarnos".
Como breve disgresión, por cierto, imagino que este señor hace esa afirmación basándose en las típicas comparativas internacionales que tanto gustan a la Comisión Europea y similares. Seguro que en alguna sale que la media de endeudamiento de los países de la UE es el 50% y, como España solo tiene el 42%, ya deduce el tipo automáticamente que España se puede endeudar otro 8%. Como si España fuera, no sé, Alemania o Luxemburgo.
Pero volviendo sobre el tema de la credibilidad y del crédito, que son los verdaderos límites de nuestra capacidad de endeudamiento, nos hemos pasado la semana convulsionados por la retirada de tropas de Kosovo. Según parece, dicha decisión fue tomada unilateralmente por España sin contársela a sus "aliados" de la OTAN en la misión. Y, como es lógico, a los aliados de España no les ha parecido bien que ésta vaya por libre. Supongo que la confianza que van a tener en España a partir de ahora se habrá reducido unos cuantos enteros. Yo, al menos, no me fiaría ni un pelo de socio tan volatil.
Pues si resulta que otros gobiernos se dejan de fiar del gobierno de España, ¿por qué se habrían de fiar los particulares de que les va a devolver el dinero? A lo mejor se le ocurre un buen día al gracioso de Solbes decir aquello de "queridos acreedores, vuestra misión está cumplida, el dinero se queda en casa". Si se lo hacemos al gobierno de EEUU, pues igual a unos matadillos particulares que han comprado un bono del tesoro.
Ahí es donde está la capacidad de endeudarse, y no en las comparaciones con Alemania. (Y eso que no he entrado a lo absurdo del fondo de la cuestión y qué es: de qué forma endeudarse puede sacar a España de la crisis)
Imagínemos el careto de toda la gente que nos ha prestado dinero si vamos y les decimos que no se preocupen por nada, que todavía podemos endeudarnos más. Un tío te debe 1000 Euros, se los pides y te responde diciendo que no pasa nada, que se va a endeudar en otros 1000 porque tiene capacidad para endeudarse más.
Aparte de la falta de sentido común que tal afirmación transpira, de lo que no se da cuenta el señor presidente es que la capacidad de endeudarse no depende de uno mismo, sino del crédito que te den los demás. Contrariamente a su política de otorgar derechos, no se va a poder otorgar a sí mismo un derecho a endeudarse más: si la gente no se fia del gobierno de España, no le van a prestar dinero, por mucho que él piense que tenemos más "capacidad para endeudarnos".
Como breve disgresión, por cierto, imagino que este señor hace esa afirmación basándose en las típicas comparativas internacionales que tanto gustan a la Comisión Europea y similares. Seguro que en alguna sale que la media de endeudamiento de los países de la UE es el 50% y, como España solo tiene el 42%, ya deduce el tipo automáticamente que España se puede endeudar otro 8%. Como si España fuera, no sé, Alemania o Luxemburgo.
Pero volviendo sobre el tema de la credibilidad y del crédito, que son los verdaderos límites de nuestra capacidad de endeudamiento, nos hemos pasado la semana convulsionados por la retirada de tropas de Kosovo. Según parece, dicha decisión fue tomada unilateralmente por España sin contársela a sus "aliados" de la OTAN en la misión. Y, como es lógico, a los aliados de España no les ha parecido bien que ésta vaya por libre. Supongo que la confianza que van a tener en España a partir de ahora se habrá reducido unos cuantos enteros. Yo, al menos, no me fiaría ni un pelo de socio tan volatil.
Pues si resulta que otros gobiernos se dejan de fiar del gobierno de España, ¿por qué se habrían de fiar los particulares de que les va a devolver el dinero? A lo mejor se le ocurre un buen día al gracioso de Solbes decir aquello de "queridos acreedores, vuestra misión está cumplida, el dinero se queda en casa". Si se lo hacemos al gobierno de EEUU, pues igual a unos matadillos particulares que han comprado un bono del tesoro.
Ahí es donde está la capacidad de endeudarse, y no en las comparaciones con Alemania. (Y eso que no he entrado a lo absurdo del fondo de la cuestión y qué es: de qué forma endeudarse puede sacar a España de la crisis)
sábado, 28 de marzo de 2009
Juegos de bancos
Desde que los gobiernos autorizaron a unos cuantos privilegiados a mantener depósitos por el sistema de reserva fraccional (esto es, con permiso para utilizar aquello que sus legítimos dueños únicamente les dejan en depósito), los bancos se han dedicado a diseñare teorías más o menos económicas para justificar sus desmanes.
Un buen resumen de las mismas se recoge en un artículo clásiso de Antal Fetake que resumí hace unos meses.
Todas esas teorías persiguen lo mismo: dado que se les autoriza a mantener un determinado % de lo que tienen en depósito, y aceptado que ese % no lo pueden alterar, el juego está en el numerados y en el denominador de la fracción con los que se calcula el %: ¿qué es disponible y qué son depósitos?
Lógicamente, a los bancos les interesa que se considere como disponible cualquier tipo de activo (incluso, por ejemplo, inmobiliarios), para poder tener colocado por ahí cuanta más pasta de la depositada mejor, y tener el mínimo en caja, cumpliendo formalmente la norma.
De la misma forma, les interesa que casi nada compute como cuenta a la vista, para estar más libres con el dinero que se les deposita. Con estos dos factores en mente, lo único que queda es formular la teoría económica que, por ejemplo, asimile los inmuebles a la caja, para lo que siempre se encuentra algún economista de guardia, que, además, puede llevarse hasta el nóbel.
Supongo que con estas premisas se pueden hacer muchos jueguecitos. Hoy describo uno que, igual es muy normal o igual no me he enterado, pero que mola mazo si es como parece. Veamos. El punto de partida es que, en la actualidad, el BCE acepta cualquier basura como colateral para soltar dinero al 1,5% (solo a los privilegiados, ie, los bancos; no se le ocurra ir a ningún lector).
Entonces el truco es el siguiente: el banco A emite deuda; nadie compra basura en el mercado, tal y como están los bancos últimamente esta deuda es un deporte de riesgo. ¿Nadie? Sí, hombre, alguien sí: el 70% de las emisiones parece que las compran...pues claro, otros bancos.
El banco A emite deuda; el banco B compra la deuda del banco A. Pierde liquidez a cambio de los bonos, con una rentabilidad determinada, aunque posiblemente muy por debajo de la que debería exigir. Y ahora el banco B se va con la deuda recién adquirida y la utiliza como colateral para conseguir pasta del banco central a un tipo de 1,5%. Magnífica forma de inyectar liquidez endogámica al sistema.
Porque el rizo está por rizarse. El rizo se riza cuando el banco B emite deuda, que es comprada por el banco A, quien se lleva también los bonos como colateral al BCE para reconseguir la pasta.
Con este sistemita, los bancos ya no corren riesgo de falta de liquidez. Aunque se queden sin colaterales "reales", pueden usar este doble truco: emiten deuda (que, supongo, el BCE no aceptaría como colateral para prestarle al propio banco: sería como aceptar como garantía de mi deuda mi propia deuda) y captan pasta de otro banco, quien sí puede ir con esa deuda como colateral al BCE y obtener la liquidez.
¿Cuánto puede crecer así la burbuja? On verra.
Un buen resumen de las mismas se recoge en un artículo clásiso de Antal Fetake que resumí hace unos meses.
Todas esas teorías persiguen lo mismo: dado que se les autoriza a mantener un determinado % de lo que tienen en depósito, y aceptado que ese % no lo pueden alterar, el juego está en el numerados y en el denominador de la fracción con los que se calcula el %: ¿qué es disponible y qué son depósitos?
Lógicamente, a los bancos les interesa que se considere como disponible cualquier tipo de activo (incluso, por ejemplo, inmobiliarios), para poder tener colocado por ahí cuanta más pasta de la depositada mejor, y tener el mínimo en caja, cumpliendo formalmente la norma.
De la misma forma, les interesa que casi nada compute como cuenta a la vista, para estar más libres con el dinero que se les deposita. Con estos dos factores en mente, lo único que queda es formular la teoría económica que, por ejemplo, asimile los inmuebles a la caja, para lo que siempre se encuentra algún economista de guardia, que, además, puede llevarse hasta el nóbel.
Supongo que con estas premisas se pueden hacer muchos jueguecitos. Hoy describo uno que, igual es muy normal o igual no me he enterado, pero que mola mazo si es como parece. Veamos. El punto de partida es que, en la actualidad, el BCE acepta cualquier basura como colateral para soltar dinero al 1,5% (solo a los privilegiados, ie, los bancos; no se le ocurra ir a ningún lector).
Entonces el truco es el siguiente: el banco A emite deuda; nadie compra basura en el mercado, tal y como están los bancos últimamente esta deuda es un deporte de riesgo. ¿Nadie? Sí, hombre, alguien sí: el 70% de las emisiones parece que las compran...pues claro, otros bancos.
El banco A emite deuda; el banco B compra la deuda del banco A. Pierde liquidez a cambio de los bonos, con una rentabilidad determinada, aunque posiblemente muy por debajo de la que debería exigir. Y ahora el banco B se va con la deuda recién adquirida y la utiliza como colateral para conseguir pasta del banco central a un tipo de 1,5%. Magnífica forma de inyectar liquidez endogámica al sistema.
Porque el rizo está por rizarse. El rizo se riza cuando el banco B emite deuda, que es comprada por el banco A, quien se lleva también los bonos como colateral al BCE para reconseguir la pasta.
Con este sistemita, los bancos ya no corren riesgo de falta de liquidez. Aunque se queden sin colaterales "reales", pueden usar este doble truco: emiten deuda (que, supongo, el BCE no aceptaría como colateral para prestarle al propio banco: sería como aceptar como garantía de mi deuda mi propia deuda) y captan pasta de otro banco, quien sí puede ir con esa deuda como colateral al BCE y obtener la liquidez.
¿Cuánto puede crecer así la burbuja? On verra.
viernes, 27 de marzo de 2009
Balzac et la petite tailleuse chinoise
Acabo de terminar este libro del autor chino, afincado en Francia para su fortuna, Dai Sijie. Me suena que hace unos años hubo una película sobre este título, "Balzac y la costurera china", pero no llegué a verla. Lógicamente, tras haber leído la novelita, tengo más curiosidad por ver la peli.
El libro se puede calificar de costumbrista, y por eso es estremecedor. Porque Sijie nos cuenta una experiencia personal en la China de los años 70, sin mucho atisbo de crítica del régimen de Mao. Se limita a contarnos unas cosillas que le pasaron con un amiguete en relación con una amiga costurera. Lo que pasa es que lo que nos cuenta ocurre en una dictadura comunista sin paliativos, cuyos efectos sobre la vida de los protagonistas afloran continuamente en la narración.
Empezando por la re-educación a la que están sometidos los protagonistas. Esto consistió en que a todos los estudiantes de instituto, al finalizar su grado, se les mandaba una temporadita a la China rural a que echaran una mano y conocieran de primera mano la capacidad productiva del régimen. No estaba claro cuantos años duraba esta mili, pero tiene pinta de ser bastante dura: aldeas abandonadas, bajo la tutela del jefe comunista de turno, sometidos a jornadas extenuantes en los campos. Sin embargo, el autor no se regocija en estos detalles, como digo, se limita a contarte que está en esa situación, como otro autor puede fijar el escenario en la época de los romanos.
El régimen carece de bienes de capital, como se refleja en numerosas ocasiones de la historia. De hecho, esa es posiblemente la causa de la re-educación, la necesidad de dedicar más mano de obra por la baja productividad. Al respecto, destaca que el rico de la zona es el sastre, el papá de la chica, por la sencilla razón de que posee una máquina de coser. De hecho, este bien de capital le da tanta riqueza que cuenta con porteadores que le llevan de pueblo en pueblo. Imaginad la carencia de bienes de capital que refleja esta circunstancia.
Y lo otro llamativo es la manifestación de la ley de rendimientos decrecientes. En la China de la revolución cultural, el acceso a la literatura occidental es un verdadero tesoro. La fortuna de los protagonistas les viene de que se hacen con una maleta cargada de literatura francesa, entre ellos varios clásicos de Balzac, y alguno de Victor Hugo, aunque también hay algún libro que desconozco (y que creo que podría ser de interesante lectura: Jean Christophe, de Romain Rolland). De hecho, en el momento más crítico de la novela, la solución viene de ofrecer la lectura de Balzac a cambio de los servicios de un médico para un aborto ilegal. En que el médico, por si no queda claro, se jugaba el puesto y algo más.
En fin, oportuna lectura, terrorífica sobre lo que puede llegar a pasar si culmina el camino de servidumbre por donde nos llevan los gobiernos en esta crisis.
El libro se puede calificar de costumbrista, y por eso es estremecedor. Porque Sijie nos cuenta una experiencia personal en la China de los años 70, sin mucho atisbo de crítica del régimen de Mao. Se limita a contarnos unas cosillas que le pasaron con un amiguete en relación con una amiga costurera. Lo que pasa es que lo que nos cuenta ocurre en una dictadura comunista sin paliativos, cuyos efectos sobre la vida de los protagonistas afloran continuamente en la narración.
Empezando por la re-educación a la que están sometidos los protagonistas. Esto consistió en que a todos los estudiantes de instituto, al finalizar su grado, se les mandaba una temporadita a la China rural a que echaran una mano y conocieran de primera mano la capacidad productiva del régimen. No estaba claro cuantos años duraba esta mili, pero tiene pinta de ser bastante dura: aldeas abandonadas, bajo la tutela del jefe comunista de turno, sometidos a jornadas extenuantes en los campos. Sin embargo, el autor no se regocija en estos detalles, como digo, se limita a contarte que está en esa situación, como otro autor puede fijar el escenario en la época de los romanos.
El régimen carece de bienes de capital, como se refleja en numerosas ocasiones de la historia. De hecho, esa es posiblemente la causa de la re-educación, la necesidad de dedicar más mano de obra por la baja productividad. Al respecto, destaca que el rico de la zona es el sastre, el papá de la chica, por la sencilla razón de que posee una máquina de coser. De hecho, este bien de capital le da tanta riqueza que cuenta con porteadores que le llevan de pueblo en pueblo. Imaginad la carencia de bienes de capital que refleja esta circunstancia.
Y lo otro llamativo es la manifestación de la ley de rendimientos decrecientes. En la China de la revolución cultural, el acceso a la literatura occidental es un verdadero tesoro. La fortuna de los protagonistas les viene de que se hacen con una maleta cargada de literatura francesa, entre ellos varios clásicos de Balzac, y alguno de Victor Hugo, aunque también hay algún libro que desconozco (y que creo que podría ser de interesante lectura: Jean Christophe, de Romain Rolland). De hecho, en el momento más crítico de la novela, la solución viene de ofrecer la lectura de Balzac a cambio de los servicios de un médico para un aborto ilegal. En que el médico, por si no queda claro, se jugaba el puesto y algo más.
En fin, oportuna lectura, terrorífica sobre lo que puede llegar a pasar si culmina el camino de servidumbre por donde nos llevan los gobiernos en esta crisis.
jueves, 26 de marzo de 2009
El sueldo de los de AIG
Polemiquilla hemos tenido con este tema. A saber, resulta que la aseguradora de marras estaba en la quiebra, presumiblemente con alguna responsabilidad de sus ejecutivos. Llega el gobierno EEUU y les suelta una pasta para "asegurar" su viabilidad, porque su caída sería una catástrofe para el sistema.
Y va AIG y parte de esa pasta la usa para cumplir sus contratos laborales con sus ejecutivos, y pagarles unos "bonus" que no se los salta un gitano. Montan en cólera los mismos políticos que han decidido ayudar a la empresa y, en un alarde de verdadero despotismos a la antigua usanza, los representantes de los ciudadanos votan un tipo impositivo del 90% para estas primas. Si Hayek levantara la cabeza. ¿No tenía que ser la norma general e impredecible en qué supuestos se debe aplicar? Aquí tenemos una ley adhoc para un grupo en una circunstancia puntual. Así no hay quien haga planes.
En todo caso, ¿qué esperaban los generosos políticos? Esos ejecutivos se han ganado su sueldo, y si no, que se lo pregunten a los accionistas de AIG. Estos últimos tenían acciones que valían cero patatero. Habían perdido su inversión como consecuencia de la quiebra. Sin embargo, ese grupo de estupendos ejecutivos ha sido lo suficientemente eficaz para consequir miles de millones de dólares del gobierno, y salvar a la compañía, aunque sea por un tiempo.
Si a mí, accionista, me preguntan si se han ganado el suelo, diría que sí. Y a continuación vendería mis acciones. Si se dan las ayudas, en el fondo se está diciendo que el sector privado está haciendo bien su trabajo, pero que hay que ayudarle a superar unas circunstancias excepcionales. ¿Por qué entonces han de cambiar su modus operandi?
Si los políticos de EEUU no querían que los directivos de AIG cobrarán sus bonus, lo mejor es que no hubieran concedido las generosas ayudas y hubieran dejado caer a la compañía. Entonces sí que los accionistas se hubieran mosqueado con los ejecutivos, estos se hubieran ido a la calle, y ni bonus ni leches.
Desgraciadamente, el camino seguido es el contrario, y ya tenemos aquí los mayores indicios de creciente intervención estatal, cuando los parlamentos empiezan a meterse en los sueldos de los empleados de las compañías. Nada bueno nos espera por este camino.
Y va AIG y parte de esa pasta la usa para cumplir sus contratos laborales con sus ejecutivos, y pagarles unos "bonus" que no se los salta un gitano. Montan en cólera los mismos políticos que han decidido ayudar a la empresa y, en un alarde de verdadero despotismos a la antigua usanza, los representantes de los ciudadanos votan un tipo impositivo del 90% para estas primas. Si Hayek levantara la cabeza. ¿No tenía que ser la norma general e impredecible en qué supuestos se debe aplicar? Aquí tenemos una ley adhoc para un grupo en una circunstancia puntual. Así no hay quien haga planes.
En todo caso, ¿qué esperaban los generosos políticos? Esos ejecutivos se han ganado su sueldo, y si no, que se lo pregunten a los accionistas de AIG. Estos últimos tenían acciones que valían cero patatero. Habían perdido su inversión como consecuencia de la quiebra. Sin embargo, ese grupo de estupendos ejecutivos ha sido lo suficientemente eficaz para consequir miles de millones de dólares del gobierno, y salvar a la compañía, aunque sea por un tiempo.
Si a mí, accionista, me preguntan si se han ganado el suelo, diría que sí. Y a continuación vendería mis acciones. Si se dan las ayudas, en el fondo se está diciendo que el sector privado está haciendo bien su trabajo, pero que hay que ayudarle a superar unas circunstancias excepcionales. ¿Por qué entonces han de cambiar su modus operandi?
Si los políticos de EEUU no querían que los directivos de AIG cobrarán sus bonus, lo mejor es que no hubieran concedido las generosas ayudas y hubieran dejado caer a la compañía. Entonces sí que los accionistas se hubieran mosqueado con los ejecutivos, estos se hubieran ido a la calle, y ni bonus ni leches.
Desgraciadamente, el camino seguido es el contrario, y ya tenemos aquí los mayores indicios de creciente intervención estatal, cuando los parlamentos empiezan a meterse en los sueldos de los empleados de las compañías. Nada bueno nos espera por este camino.
miércoles, 25 de marzo de 2009
Derechos a la carta
Cuando la sociedad cae en la trampa de aceptar que los derechos de sus ciudadanos los dan los parlamentos o los políticos, no se puede quejar de las consecuencias. Al principio todo es bonito, puesto que los políticos se dedican a darnos derechos: derecho a la sanidad, derecho a la educación, derecho a un puesto de trabajo, derecho a la vivienda... incluso buscan derechos para los animales o para los bits.
Pero poco a poco la cosa cambia. Viene esto a cuento por un par de debates que están teniendo lugar en los últimos tiempos. Uno es el referido al tema del aborto: aquí se reparten derechos para las mujeres embarazadas, a costa de los derechos de los niños no-natos, que, total, no se pueden asociar para reclamar sus derechos.
El otro tema ha ocurrido en el Europarlamento, donde se ha optado, a propuesta del grupo socialista y de los mal-llamados liberales del ALDE, por no conceder el derecho a los padres para elegir el idioma en que pueden educar a sus hijos.
En ambos temas se ve claramente la trampa en la que hemos caido: una vez aceptas que los derechos te los pueden conceder graciosamente unos cuantos señores reunidos en unos escaños, tienes que aceptar también que esos mismos señores te los puedan quitar. Y ahí estamos.
Los derechos de los ciudanos son inherentes a sus personas, y no se los pueden andar quitando unos cuantos pavos reunidos, lo mismo que tampoco se los pueden otorgar. Al respecto, conviene leer los trabajos de Hoppe. Los derechos básicos proceden de la propia persona y son sus derechos de "propiedad" en sentido amplio: derecho a la vida, y a utilizar sus bienes de la forma que quiera. Estos son los únicos derechos que se han de proteger, son los únicos que derivan de nuestra condición de personas.
Tan absurdo es que 200 tipos voten que tenemos derecho a una vivienda digna, como que los niños de menos de 22 meses de gestación no tienen derecho a vivir, o que su derecho depende de un tercero. Lo primero suena muy bien, pero tampoco hay que olvidar que cada derecho otorgado supone una serie de servidumbres en otra parte del sistema: ese derecho a la vivienda suponer despojar a unos ciudadanos de unos recursos para dárselos a otros; por ello, si se tratara de implementar de verdad, llevaría a una revolución, o a la pobreza generalizada.
Pero es en el segundo tipo de derechos donde se ve la verdadera cara oscura del sistema. Sin olvidar que estos señoritos que nos conceden tanto derecho, hacen como en el juego del escondite: "por todos mis compañeros, y por mí el primero". Vamos, que cuando nos conceden derechos, es que ya se han concedido a ellos mismos el completo: pensiones de por vida, meses y meses de vacacones, sueldazos, dietas, compatibilidades, que los demás ni soñamos.
No acepteis los derechos que os dan los políticos, no os dejeis engañar.
Pero poco a poco la cosa cambia. Viene esto a cuento por un par de debates que están teniendo lugar en los últimos tiempos. Uno es el referido al tema del aborto: aquí se reparten derechos para las mujeres embarazadas, a costa de los derechos de los niños no-natos, que, total, no se pueden asociar para reclamar sus derechos.
El otro tema ha ocurrido en el Europarlamento, donde se ha optado, a propuesta del grupo socialista y de los mal-llamados liberales del ALDE, por no conceder el derecho a los padres para elegir el idioma en que pueden educar a sus hijos.
En ambos temas se ve claramente la trampa en la que hemos caido: una vez aceptas que los derechos te los pueden conceder graciosamente unos cuantos señores reunidos en unos escaños, tienes que aceptar también que esos mismos señores te los puedan quitar. Y ahí estamos.
Los derechos de los ciudanos son inherentes a sus personas, y no se los pueden andar quitando unos cuantos pavos reunidos, lo mismo que tampoco se los pueden otorgar. Al respecto, conviene leer los trabajos de Hoppe. Los derechos básicos proceden de la propia persona y son sus derechos de "propiedad" en sentido amplio: derecho a la vida, y a utilizar sus bienes de la forma que quiera. Estos son los únicos derechos que se han de proteger, son los únicos que derivan de nuestra condición de personas.
Tan absurdo es que 200 tipos voten que tenemos derecho a una vivienda digna, como que los niños de menos de 22 meses de gestación no tienen derecho a vivir, o que su derecho depende de un tercero. Lo primero suena muy bien, pero tampoco hay que olvidar que cada derecho otorgado supone una serie de servidumbres en otra parte del sistema: ese derecho a la vivienda suponer despojar a unos ciudadanos de unos recursos para dárselos a otros; por ello, si se tratara de implementar de verdad, llevaría a una revolución, o a la pobreza generalizada.
Pero es en el segundo tipo de derechos donde se ve la verdadera cara oscura del sistema. Sin olvidar que estos señoritos que nos conceden tanto derecho, hacen como en el juego del escondite: "por todos mis compañeros, y por mí el primero". Vamos, que cuando nos conceden derechos, es que ya se han concedido a ellos mismos el completo: pensiones de por vida, meses y meses de vacacones, sueldazos, dietas, compatibilidades, que los demás ni soñamos.
No acepteis los derechos que os dan los políticos, no os dejeis engañar.
martes, 24 de marzo de 2009
Polvo son y en polvo se convertirán
63.000. Esos son los puestos de trabajo que, según el Gobierno, ha creado su estupendo plan de reactivación a base de soltar pasta a los ayuntamientos. Recordatorio: se repartieron 8.000 millones de Euros.
No sé si se habrán o no creado. Lo que sí sé es que su duración es muy limitada, por lo que dar la cifra de esta forma es, obviamente, engañoso. ¿Por qué son de duración limitada? Muy fácil, porque se han creado para proyectos sin recurrencia, que una vez acabados no aseguran su sostenibilidad ya que no generan ingresos. Y, aunque los generaran, no lo harían en cuantía suficiente para recuperar la inversión, puesto que de ser proyectos rentables y sostenibles los hubiera acometido la iniciativa privada.
Todos los gastos de los gobiernos, por mucho que los llamen, engañosamente, inversiones, no son más que consumo de recursos. Nos lo enseña Raisman en su biblia "Capitalism". Son consumo de recursos por lo explicado en el párrafo anterior: no tienen vocación de recuperarse.
Como además se hacen con dinero ajeno, ni siquiera están alineados con las preferencias de los ciudadanos, sino con las de los políticos, cuyos criterios son, por decirlo suavemente, curiosos.
Así que una vez agotado el trabajo de estos proyectos, la gente contratada para realizarlos volverá a encontrarse como al principio: en paro. No se han creado puestos de trabajo, simplemente se han malgastado recursos.
Pero vayamos un poco más allá, hagamos una medida más aproximada de lo que realmente ha obtenido el gobierno con su dispendio. Asumamos una duración media de los proyectos de 2 meses. Habida cuenta de la naturaleza de los mismos, parece incluso una medida optimista (¿Cuántom se tarda en poner un semáforo o en construir un mingitorio?). Con esta asunción, aceptando los datos del gobierno, resulta que hemos creado 126.000 meses de trabajo.
Veamos cuánto nos ha costado cada mesecito: 8.000.000.000 Euros / 126.000 meses... tachán, 64.000 Euros/mes. No está mal, eh.
Lo repito: 64.000 Euros/mes. Yo hay algunos meses que no gano tanto, por cierto. La pregunta es obvia: si se trataba de crear meses de trabajo, no hubiera sido mejor dedicar, pongamos, 2.000 Euros/mes a pagar conserjes?. De esa forma, se hubieran creado la friolera de 32*126.000 meses de trabajo. O sea, 4096000 meses, vamos, 2 millones de puestos de trabajo de 2 meses, o 336.000 de un año.
Me propongo for President.
No sé si se habrán o no creado. Lo que sí sé es que su duración es muy limitada, por lo que dar la cifra de esta forma es, obviamente, engañoso. ¿Por qué son de duración limitada? Muy fácil, porque se han creado para proyectos sin recurrencia, que una vez acabados no aseguran su sostenibilidad ya que no generan ingresos. Y, aunque los generaran, no lo harían en cuantía suficiente para recuperar la inversión, puesto que de ser proyectos rentables y sostenibles los hubiera acometido la iniciativa privada.
Todos los gastos de los gobiernos, por mucho que los llamen, engañosamente, inversiones, no son más que consumo de recursos. Nos lo enseña Raisman en su biblia "Capitalism". Son consumo de recursos por lo explicado en el párrafo anterior: no tienen vocación de recuperarse.
Como además se hacen con dinero ajeno, ni siquiera están alineados con las preferencias de los ciudadanos, sino con las de los políticos, cuyos criterios son, por decirlo suavemente, curiosos.
Así que una vez agotado el trabajo de estos proyectos, la gente contratada para realizarlos volverá a encontrarse como al principio: en paro. No se han creado puestos de trabajo, simplemente se han malgastado recursos.
Pero vayamos un poco más allá, hagamos una medida más aproximada de lo que realmente ha obtenido el gobierno con su dispendio. Asumamos una duración media de los proyectos de 2 meses. Habida cuenta de la naturaleza de los mismos, parece incluso una medida optimista (¿Cuántom se tarda en poner un semáforo o en construir un mingitorio?). Con esta asunción, aceptando los datos del gobierno, resulta que hemos creado 126.000 meses de trabajo.
Veamos cuánto nos ha costado cada mesecito: 8.000.000.000 Euros / 126.000 meses... tachán, 64.000 Euros/mes. No está mal, eh.
Lo repito: 64.000 Euros/mes. Yo hay algunos meses que no gano tanto, por cierto. La pregunta es obvia: si se trataba de crear meses de trabajo, no hubiera sido mejor dedicar, pongamos, 2.000 Euros/mes a pagar conserjes?. De esa forma, se hubieran creado la friolera de 32*126.000 meses de trabajo. O sea, 4096000 meses, vamos, 2 millones de puestos de trabajo de 2 meses, o 336.000 de un año.
Me propongo for President.
domingo, 8 de marzo de 2009
Cómo estafar al accionista minoritario
Una de las operaciones empresariales más interesantes de las últimas semanas, aunque no inesperada, ha sido la compra por parte de la italiana Enel, a Acciona, de la participación que ésta tenía en Endesa. La operación no ha estado exenta de polémica, por un par de razones.
La primera, la consolidación del pelotazo de los Entrecanales, que se han sacado una pasta puramente especulativa tras dos años de mantener las acciones. Que, además, pudieron comprar gracias a un crédito del ICO, o sea, prestado por nosotros. La especulación no es mala, es fundamental para la economía, pero no la que hacen nuestros "tycoones", que va garantizada por el resto de los contribuyentes. Eso se llama sin más morro.
La segunda, que se han comprado las acciones a unos 40 Euros, cuando en la Bolsa de Madrid cotizan a la mitad, sus 20 Euros. Eso significa que se ha dejado a los accionistas minoritarios fuera del pelotazo, ya que Enel solo ha comprado al precio-chollo a los afortunados Entrecanales. Y no es que esto sea malo, que no lo es, puesto que es un libre acuerdo entre las partes y, prima facie, no hay ninguna invasión en los derechos de propiedad de los minoristas.
Pero revela que los grupos de control de las empresas españolas pueden hacer pirulas a costa de los restantes accionistas, sin demasiados problemas. De hecho, se pueden controlar empresas del tamaño del Santander (en sus viejos tiempos) con un 3% de las acciones, lo que invita a buscar abusos.
Me vienen a la memoria algunos, a los que jamás la CNMV ha dicho nada. La CNMV, sí, supuestamente la defensora de los accionistas minoritarios de los poderosos contraladores. Como siempre pasa, el regulador es al final más amigo de los poderosos, que tienen la pasta, y termina fastidiando a los que se suponía que defendía.
Por ejemplo, en su momento los Benjumea, que controlan Abengoa y dueños de una participación de Xfera, hicieron que Abengoa les intercambiara su participación por unos inmuebles en Sevilla. En ese momento, la participación valía una mierda, así que se la endosaron al 80% de los accionistas de Abengoa (el 20% restante lo tenían ellos), a cambio de unos inmuebles de más valor, que se quedaron ellos. Toma trapicheo guay (de los datos concretos no me acuerdo, pero el concepto es ese).
Otro: poco antes de intentarlo en Endesa, el Gobierno hizo una pirula en REE, que sí le salió bien. Basta con untar al presidente de la compañía para que no dé guerra ante la toma de control de los que quieran hacerse con ella. De los accionistas, que velé Santa Rita. Al parecer, a Pizarro trataron de sobornarlo para que dejara paso libre a Gas Natural, pero éste no se dejó, lo que le honra. De hecho, esto es lo que le honra, no su capacidad de gestión o conocimientos de economía, que no ha demostrado en momento alguno.
También recuerdo el caso Tallada, presidente de una compañía tecnológica. Este tipo cogió un día y dijo que, aunque no lo tenía por qué anunciar, había comprado un 2% de las acciones de Jazztel. Todos los "listos" se dijeron, oye, si Tallada compra, es que hay pasta. Así que en masa acudieron a comprar, y la acción subió en un par de días no sé si un 20%. Tiempo para que Mr Tallada vendiera su participación, y procediera a anunciarlo idénticamente. Otra estafilla al accionista minoritario.
Y así podríamos seguir y seguir... La Bolsa española es un pequeño nido de estafadores, con valores de poco free-float, muy manipulados, muchas leyes defendiendo a nadie sabe quién y donde medran seguro determinados personajes a costa de los inavisados inversores pequeños.
A todo esto, ¿a quién protege la CNMV?
La primera, la consolidación del pelotazo de los Entrecanales, que se han sacado una pasta puramente especulativa tras dos años de mantener las acciones. Que, además, pudieron comprar gracias a un crédito del ICO, o sea, prestado por nosotros. La especulación no es mala, es fundamental para la economía, pero no la que hacen nuestros "tycoones", que va garantizada por el resto de los contribuyentes. Eso se llama sin más morro.
La segunda, que se han comprado las acciones a unos 40 Euros, cuando en la Bolsa de Madrid cotizan a la mitad, sus 20 Euros. Eso significa que se ha dejado a los accionistas minoritarios fuera del pelotazo, ya que Enel solo ha comprado al precio-chollo a los afortunados Entrecanales. Y no es que esto sea malo, que no lo es, puesto que es un libre acuerdo entre las partes y, prima facie, no hay ninguna invasión en los derechos de propiedad de los minoristas.
Pero revela que los grupos de control de las empresas españolas pueden hacer pirulas a costa de los restantes accionistas, sin demasiados problemas. De hecho, se pueden controlar empresas del tamaño del Santander (en sus viejos tiempos) con un 3% de las acciones, lo que invita a buscar abusos.
Me vienen a la memoria algunos, a los que jamás la CNMV ha dicho nada. La CNMV, sí, supuestamente la defensora de los accionistas minoritarios de los poderosos contraladores. Como siempre pasa, el regulador es al final más amigo de los poderosos, que tienen la pasta, y termina fastidiando a los que se suponía que defendía.
Por ejemplo, en su momento los Benjumea, que controlan Abengoa y dueños de una participación de Xfera, hicieron que Abengoa les intercambiara su participación por unos inmuebles en Sevilla. En ese momento, la participación valía una mierda, así que se la endosaron al 80% de los accionistas de Abengoa (el 20% restante lo tenían ellos), a cambio de unos inmuebles de más valor, que se quedaron ellos. Toma trapicheo guay (de los datos concretos no me acuerdo, pero el concepto es ese).
Otro: poco antes de intentarlo en Endesa, el Gobierno hizo una pirula en REE, que sí le salió bien. Basta con untar al presidente de la compañía para que no dé guerra ante la toma de control de los que quieran hacerse con ella. De los accionistas, que velé Santa Rita. Al parecer, a Pizarro trataron de sobornarlo para que dejara paso libre a Gas Natural, pero éste no se dejó, lo que le honra. De hecho, esto es lo que le honra, no su capacidad de gestión o conocimientos de economía, que no ha demostrado en momento alguno.
También recuerdo el caso Tallada, presidente de una compañía tecnológica. Este tipo cogió un día y dijo que, aunque no lo tenía por qué anunciar, había comprado un 2% de las acciones de Jazztel. Todos los "listos" se dijeron, oye, si Tallada compra, es que hay pasta. Así que en masa acudieron a comprar, y la acción subió en un par de días no sé si un 20%. Tiempo para que Mr Tallada vendiera su participación, y procediera a anunciarlo idénticamente. Otra estafilla al accionista minoritario.
Y así podríamos seguir y seguir... La Bolsa española es un pequeño nido de estafadores, con valores de poco free-float, muy manipulados, muchas leyes defendiendo a nadie sabe quién y donde medran seguro determinados personajes a costa de los inavisados inversores pequeños.
A todo esto, ¿a quién protege la CNMV?
sábado, 7 de marzo de 2009
¿Dónde hay bancos con reservas del 100%?
Interesantísima esta nota sobre el funcionamiento de la banca en los países del Islam. La he encontrado vía El Confidencial, y está publicada en el Safe Democracy Forum
http://spanish.safe-democracy.org/2008/11/19/la-banca-islamica-un-contrapunto-en-la-crisis-economica/
Su autor es un tal Alberto Priego que, asumo, al menos de derecho y costumbres de estos países sabe, aunque de economía no muestra demasiados conocimientos. Y eso que ya dijo Mises que es imposible interpretar la historia sin tener conocimientos económicos (lo mismo que es imposible si no se conoce las normas lógicas).
En todo caso, resulta muy interesante, aunque dé la vuelta a la tortilla. Ya estamos nosotros para ponerla en su sitio.
El señor Priego empieza diciendo algo así: las reglas islámicas de transacción impiden "tanto que se tomen grandes riesgos (Gharar) como la consiguiente ganancia si el riesgo no se consuma (Riba). Todas las escuelas de jurisprudencia islámica (Madhab), desde la más liberal como la Hanafí hasta las más conservadoras como Hanbalí, critican estas operaciones. En cambio, sí son partidarias de otras de menor riesgo (yasir) a las que consideran como adecuadas (halal)." Por ello, “las finanzas islámicas se presentan como un negocio más seguro, pero donde el margen de beneficio es también mucho menor”
A partir de aquí, nos describe las soluciones a las que han llegado los empresarios financieros para cumplir con estas prescripciones y hacer negocios. Y concluye con que "en general, el beneficio que se obtiene para la economía es que los bancos cuentan con un ratio de reservas del 100 por ciento lo que da más fiabilidad a la economía aunque permite menos margen de maniobra."
La información es valiosísima, aunque esté interpretada de forma errónea Por supuesto, un poco de teoría económica nos muestra que la relación causal es justo la contraria. Como la ley islámica prohibe el delito de prestar algo que no se posee, los bancos requieren un ratio de reservas del 100%. Precisamente, lo que recomienda la escuela económica austriaca.
Dado ese requisito, la capacidad de innovación de los empresarios les lleva a buscar otro tipo de soluciones a las que estamos acostumbrados en países que permiten la reserva fraccional. Evidentemente, eso lleva a rentabilidades menores de los bancos islámicos. Pero a que el sistema financiero no esté corrompido por leyes indebidas.
Obsérverse que los gobiernos occidentales (en contraposición a islámicos) son los que permiten las reservas fraccionales, para posibilitar la expansión del crédito y el crecimiento (en falso) de la economía, que a su vez les permite a ellos mantener sus gastos, y a los banqueros forrarse.
La situación no tiene la lectura ética que plantea el señor Priego. Los banqueros islámicos no actúan así por ética o falta de ganas de especular, sino porque su ley se lo prohibe. Si la ley lo permitiera y lo motivara, como ocurre en occidente, los banqueros islámicos harían lo mismo que sus compadres de aquí. Es un tema simplemente de respeto a los derechos de propiedad, y parece que en este caso la norma islámica es superior a la occidental.
A los que se apresuren a decir que Ferhergón propugna modelos islámicos para la economia, y qué fijate como están (ya hubo quien me acusó de querer volver a la Edad Media), quiero dejar claro que, en las normas de transacción, parecen superiores. Pero que, obviamente, el Islam parece tener otras normas no tan liberales que impiden el adecuado desarrollo de sus economias, como prueba le evidencia que conocemos.
Los bancos islámicos suponen ya el 4% del sistema financiero mundial. A no tardar mucho, al ritmo de quiebras que vemos, supondrán el 100%. Y demostrarán al resto del mundo cuál es el camino para tener un sistema financiero honrado. Por cierto, ¿alguien sabe si los países islámicos conocen los ciclos económicos? ¿En Dubai respetan estas normas?
http://spanish.safe-democracy.org/2008/11/19/la-banca-islamica-un-contrapunto-en-la-crisis-economica/
Su autor es un tal Alberto Priego que, asumo, al menos de derecho y costumbres de estos países sabe, aunque de economía no muestra demasiados conocimientos. Y eso que ya dijo Mises que es imposible interpretar la historia sin tener conocimientos económicos (lo mismo que es imposible si no se conoce las normas lógicas).
En todo caso, resulta muy interesante, aunque dé la vuelta a la tortilla. Ya estamos nosotros para ponerla en su sitio.
El señor Priego empieza diciendo algo así: las reglas islámicas de transacción impiden "tanto que se tomen grandes riesgos (Gharar) como la consiguiente ganancia si el riesgo no se consuma (Riba). Todas las escuelas de jurisprudencia islámica (Madhab), desde la más liberal como la Hanafí hasta las más conservadoras como Hanbalí, critican estas operaciones. En cambio, sí son partidarias de otras de menor riesgo (yasir) a las que consideran como adecuadas (halal)." Por ello, “las finanzas islámicas se presentan como un negocio más seguro, pero donde el margen de beneficio es también mucho menor”
A partir de aquí, nos describe las soluciones a las que han llegado los empresarios financieros para cumplir con estas prescripciones y hacer negocios. Y concluye con que "en general, el beneficio que se obtiene para la economía es que los bancos cuentan con un ratio de reservas del 100 por ciento lo que da más fiabilidad a la economía aunque permite menos margen de maniobra."
La información es valiosísima, aunque esté interpretada de forma errónea Por supuesto, un poco de teoría económica nos muestra que la relación causal es justo la contraria. Como la ley islámica prohibe el delito de prestar algo que no se posee, los bancos requieren un ratio de reservas del 100%. Precisamente, lo que recomienda la escuela económica austriaca.
Dado ese requisito, la capacidad de innovación de los empresarios les lleva a buscar otro tipo de soluciones a las que estamos acostumbrados en países que permiten la reserva fraccional. Evidentemente, eso lleva a rentabilidades menores de los bancos islámicos. Pero a que el sistema financiero no esté corrompido por leyes indebidas.
Obsérverse que los gobiernos occidentales (en contraposición a islámicos) son los que permiten las reservas fraccionales, para posibilitar la expansión del crédito y el crecimiento (en falso) de la economía, que a su vez les permite a ellos mantener sus gastos, y a los banqueros forrarse.
La situación no tiene la lectura ética que plantea el señor Priego. Los banqueros islámicos no actúan así por ética o falta de ganas de especular, sino porque su ley se lo prohibe. Si la ley lo permitiera y lo motivara, como ocurre en occidente, los banqueros islámicos harían lo mismo que sus compadres de aquí. Es un tema simplemente de respeto a los derechos de propiedad, y parece que en este caso la norma islámica es superior a la occidental.
A los que se apresuren a decir que Ferhergón propugna modelos islámicos para la economia, y qué fijate como están (ya hubo quien me acusó de querer volver a la Edad Media), quiero dejar claro que, en las normas de transacción, parecen superiores. Pero que, obviamente, el Islam parece tener otras normas no tan liberales que impiden el adecuado desarrollo de sus economias, como prueba le evidencia que conocemos.
Los bancos islámicos suponen ya el 4% del sistema financiero mundial. A no tardar mucho, al ritmo de quiebras que vemos, supondrán el 100%. Y demostrarán al resto del mundo cuál es el camino para tener un sistema financiero honrado. Por cierto, ¿alguien sabe si los países islámicos conocen los ciclos económicos? ¿En Dubai respetan estas normas?
viernes, 6 de marzo de 2009
¿Por qué el paro?
Estos son momentos muy duros, sobre todo para los casi 4 Millones de parados con los que convivimos en España. La situación es desoladora, y a uno se le cae el alma a los pies cuando los "expertos" hacen sus pronósticos sobre la duración de la crisis: 2010,2011... cada vez que habla alguno, la salida está más lejos. Y si uno lleva ya en paro un tiempo, esto es claramente descorazonador.
La culpa del paro sin embargo no la tienen los individuos. Cada trabajador que lo ha sido no se vuelve inútil por estar en el paro. El que nadie le quiera contratar no significa ni mucho menos que no sea capaz de hacer cosas útiles. Nadie debe de tomarse esto del paro como algo personal. Ahora explicaré por qué.
Imaginemos que tengo una kilo de manzanas para vender. Me voy al mercado con la sana intención de venderlas. Pongo un precio, digamos, 5 Euros. No las vendo. Todos sabemnos lo que tengo que hacer para venderlas, verdad? Solo hay que bajar el precio y bajarlo hasta que alguien las compre. Digamos que a 2 Euros nos las compran. Vamos, es imposible que no vendamos las manzanas si queremos hacerlo.
Pero esto es así porque el mercado es libre. Imaginad ahora que llega el gobierno y dice que ese kilo de manzanas solo se puede vender a 3 Euros. ¿Qué pasaría con nuestro kilo de manzanas? La respuesta es clara: NO los venderemos, y punto. Nadie va a pagar 3 Euros por algo que vale 2, lo diga o no el Gobierno. La única forma que tendremos de vender nuestras manzanas es saltándonos la ley, en el mercado negro.
Pues bien: nuestro trabajo es como el kilo de manzanas. En un mercado libre, siempre podríamos trabajar, bajando el precio de nuestro trabajo lo suficiente. Pero el mercado del trabajo no es libre, porque, para empezar, el gobierno ha puesto un precio mínimo a ese trabajo. Ocurre lo mismo con nuestro trabajo con el kilo de manzanas: NO lo venderemos, y punto. Nadie lo va a pagar, lo diga o no el Gobierno.
Así que la causa única del paro es que el Gobierno ha fijado un precio mínimo para él.
Dicho precio mínimo no es simplemente el salario mínimo, que tan alegremente subió nuestro presidente hace nada, mandando al paro a otros cuantos trabajadores. En dicho precio mínimo hay que incluir las cargas de seguridad social, las vacaciones, los días festivos, los permisos por razones varias, los posibles conflictos laborales, los privilegios de los sindicatos, el coste de un eventual despido... y suma y sigue.
Una persona solo encontrará comprador para su trabajo si es capaz de producir más que la suma de todos esos conceptos. Si no, solo tendrá la opción del paro... o el mercado negro. Bendito mercado negro que permite a muchas personas sobrevivir en circunstancias tan adversas!
En un momento en que los precios de todos los bienes y servicios bajan, si el empresario ha de pagar todas esas cosas por un trabajador, lo normal es que tenga que mandarlo al paro. Es el momento del mercado negro, de sacrificar las vacaciones y los privilegios absurdos de los protegidos. Ahora la opción no es entre vacaciones o no, sino entre trabajo o no. Aunque, evidentemente, es mejor empezar eliminando los privilegios sindicales y no las vacaciones.
No sé si la conclusión es positiva o no, pero lo cierto es que ningún parado debe pensar mal de sí mismo o de su capacidad. El parado ES PERFECTAMENTE CAPAZ DE PRODUCIR y tiene puesto de trabajo en un mercado libre. Su problema no es él, su problema es la regulación del Gobierno.
La culpa del paro sin embargo no la tienen los individuos. Cada trabajador que lo ha sido no se vuelve inútil por estar en el paro. El que nadie le quiera contratar no significa ni mucho menos que no sea capaz de hacer cosas útiles. Nadie debe de tomarse esto del paro como algo personal. Ahora explicaré por qué.
Imaginemos que tengo una kilo de manzanas para vender. Me voy al mercado con la sana intención de venderlas. Pongo un precio, digamos, 5 Euros. No las vendo. Todos sabemnos lo que tengo que hacer para venderlas, verdad? Solo hay que bajar el precio y bajarlo hasta que alguien las compre. Digamos que a 2 Euros nos las compran. Vamos, es imposible que no vendamos las manzanas si queremos hacerlo.
Pero esto es así porque el mercado es libre. Imaginad ahora que llega el gobierno y dice que ese kilo de manzanas solo se puede vender a 3 Euros. ¿Qué pasaría con nuestro kilo de manzanas? La respuesta es clara: NO los venderemos, y punto. Nadie va a pagar 3 Euros por algo que vale 2, lo diga o no el Gobierno. La única forma que tendremos de vender nuestras manzanas es saltándonos la ley, en el mercado negro.
Pues bien: nuestro trabajo es como el kilo de manzanas. En un mercado libre, siempre podríamos trabajar, bajando el precio de nuestro trabajo lo suficiente. Pero el mercado del trabajo no es libre, porque, para empezar, el gobierno ha puesto un precio mínimo a ese trabajo. Ocurre lo mismo con nuestro trabajo con el kilo de manzanas: NO lo venderemos, y punto. Nadie lo va a pagar, lo diga o no el Gobierno.
Así que la causa única del paro es que el Gobierno ha fijado un precio mínimo para él.
Dicho precio mínimo no es simplemente el salario mínimo, que tan alegremente subió nuestro presidente hace nada, mandando al paro a otros cuantos trabajadores. En dicho precio mínimo hay que incluir las cargas de seguridad social, las vacaciones, los días festivos, los permisos por razones varias, los posibles conflictos laborales, los privilegios de los sindicatos, el coste de un eventual despido... y suma y sigue.
Una persona solo encontrará comprador para su trabajo si es capaz de producir más que la suma de todos esos conceptos. Si no, solo tendrá la opción del paro... o el mercado negro. Bendito mercado negro que permite a muchas personas sobrevivir en circunstancias tan adversas!
En un momento en que los precios de todos los bienes y servicios bajan, si el empresario ha de pagar todas esas cosas por un trabajador, lo normal es que tenga que mandarlo al paro. Es el momento del mercado negro, de sacrificar las vacaciones y los privilegios absurdos de los protegidos. Ahora la opción no es entre vacaciones o no, sino entre trabajo o no. Aunque, evidentemente, es mejor empezar eliminando los privilegios sindicales y no las vacaciones.
No sé si la conclusión es positiva o no, pero lo cierto es que ningún parado debe pensar mal de sí mismo o de su capacidad. El parado ES PERFECTAMENTE CAPAZ DE PRODUCIR y tiene puesto de trabajo en un mercado libre. Su problema no es él, su problema es la regulación del Gobierno.
miércoles, 4 de marzo de 2009
El fraude eólico de Galicia
Uno de los acontecimientos más relevantes en relación con las recientes elecciones de Galicia tuvo que ver con las imágenes del líder del BNG con un empresario (es un decir) al que el gobierno bipartito habia otorgado la concesión de no sé cuantos MW de energía eólica. La sospecha de corrupción era pues evidente.
Sin embargo, desde el punto de vista económico, creo que es llamativo. La cuestión es básicamente la siguiente: teniendo en cuenta que el Gobierno español favorece el despliegue de energias renovables, sean molinillos o placas solares, ¿por qué es necesaria una concesión administrativa para instalar molinos? ¿No sería lo más lógico que todos los empresarios que puedan se dedican al despliegue de molinos, sin tener que pedir permiso a ninguna administración?
Planteada de otra forma: ¿por qué es un privilegio que a un empresario se le otorgue el despliegue de un cierto número de MW eólicos, en un contexto en que es deseable el aumento de capacidad, por lo que esto no debería haber limitaciones en el despliegue? ¿Acaso en Galicia solo se puede desplegar un número limitado de MW eólicos? ¿Cómo puede ser esto?
La respuesta es que, paradójicamente, SÍ es un privilegio en España ser empresario de energía eólica (y más de fotovoltaíca). Increible, pero cierto. Para favorecer las energias renovables se establecen límites de capacidad y se otorgan concesiones sobre ellas.
La razón es que el precio del MW de estas energías está regulado, y es muy superior al de otras fuentes energéticas, obligándose a las eléctricas a su pago. Con ese precio tan alto, las rentabilidades que se obtienen por la inversión en estas energías son, en la actualidad, brutales. Por ello, muchos "empresarios" acuden al panal de rica miel: rentabilidades enormes aseguradas.
Esto provoca un exceso de demanda de despliegues, lo que hace insostenible el modelo de negocio de las eléctricas a los precios actuales. Solo hay dos soluciones: o se sube el precio minorista para el ciudadano medio, o se raciona la adquisición de energias renovables. Vamos, que no se obliga a las eléctricas a comprar todos los MW renovables, sino solo una determinada cantidad.
Ahí están los números clausus: estos MW privilegiados por su retorno son los que se han de repartir entre los "empresarios" afines. Resumamos, cada MW supone, gracias a la regulación y al incentivo de las renovables, una rentabilidad segura muy superior a la del mercado. Esto hace necesario limitar el despliegue de capacidad para no llevar a la quiebra a las eléctricas.
Coxonudo.
PS: Este post no hubiera sido posible sin la charla que nos dió Gabriel Calzada en el IJM sobre regulación de energias renovables.
Sin embargo, desde el punto de vista económico, creo que es llamativo. La cuestión es básicamente la siguiente: teniendo en cuenta que el Gobierno español favorece el despliegue de energias renovables, sean molinillos o placas solares, ¿por qué es necesaria una concesión administrativa para instalar molinos? ¿No sería lo más lógico que todos los empresarios que puedan se dedican al despliegue de molinos, sin tener que pedir permiso a ninguna administración?
Planteada de otra forma: ¿por qué es un privilegio que a un empresario se le otorgue el despliegue de un cierto número de MW eólicos, en un contexto en que es deseable el aumento de capacidad, por lo que esto no debería haber limitaciones en el despliegue? ¿Acaso en Galicia solo se puede desplegar un número limitado de MW eólicos? ¿Cómo puede ser esto?
La respuesta es que, paradójicamente, SÍ es un privilegio en España ser empresario de energía eólica (y más de fotovoltaíca). Increible, pero cierto. Para favorecer las energias renovables se establecen límites de capacidad y se otorgan concesiones sobre ellas.
La razón es que el precio del MW de estas energías está regulado, y es muy superior al de otras fuentes energéticas, obligándose a las eléctricas a su pago. Con ese precio tan alto, las rentabilidades que se obtienen por la inversión en estas energías son, en la actualidad, brutales. Por ello, muchos "empresarios" acuden al panal de rica miel: rentabilidades enormes aseguradas.
Esto provoca un exceso de demanda de despliegues, lo que hace insostenible el modelo de negocio de las eléctricas a los precios actuales. Solo hay dos soluciones: o se sube el precio minorista para el ciudadano medio, o se raciona la adquisición de energias renovables. Vamos, que no se obliga a las eléctricas a comprar todos los MW renovables, sino solo una determinada cantidad.
Ahí están los números clausus: estos MW privilegiados por su retorno son los que se han de repartir entre los "empresarios" afines. Resumamos, cada MW supone, gracias a la regulación y al incentivo de las renovables, una rentabilidad segura muy superior a la del mercado. Esto hace necesario limitar el despliegue de capacidad para no llevar a la quiebra a las eléctricas.
Coxonudo.
PS: Este post no hubiera sido posible sin la charla que nos dió Gabriel Calzada en el IJM sobre regulación de energias renovables.
domingo, 1 de marzo de 2009
Ahora la culpa es de la descoordinación
Parece que los Estados han encontrado una nueva causa, a corto plazo, para explicar la inefectividad de sus políticas para sacarnos de la crisis. En efecto, según los interesados, las medidas que toman carecen de efectos porque se están haciendo de forma descoordinada. Vamos, que cada país utiliza sus armas sin ponerse de acuerdo con los otros, y así es muy difícil cortar las 7 cabezas a la hidra de la crisis económica. Crisis, que no se nos olvide, es global.
Por supuesto, ni la coordinación de los Estados ni la actual falta de ella tienen lo más mínimo que ver con una posible salida de la crisis. Es imposible que ninguna medida de los Estados, salvo la desregulación y su reducción, nos saque de la crisis. Por una sencilla razón, los Estados son incapaces de generar riqueza, valor añadido, y, por tanto, todos los recursos que nos quitan, son consumidos sin dar un valor similar al detraido. Y esto es así, se coordinen o no lo hagan.
Gracias a esta disculpa, un montoncillo de dinero se va a gastar en reuniones bilaterales, trilaterales, multilareales y poliédricas, buscando la coordinación a distintos niveles. Asumamos que, eventualmente, consiguen algo que ellos mismos llamen coordinación (y que nadie más que ellos le llamaría). Como las medidas seguirán sin sacar a ningún país de la crisis, ¿qué será lo siguiente que hagan?
Imagino que empezarán a echarse las culpas los unos a los otros. En el fondo, las acusaciones de descoordinación son eso mismo, pues ninguno de los Estados cree que él lo está haciendo mal, sino que los demás no se coordinan con él. Lo de Polonia será por culpa de Francia, lo de Francia por Alemania, lo de Alemania por China, y lo de todos por Estados Unidos. Eventualmente, darán con un chivo expiatorio al que invadir o, malas noticias, nos invadiremos los unos a los otros. Así terminó la crisis del 29, con la Segunda Guerra Mundial.
Si nos centramos en el caso español, la risa puede conseguir proporciones estratosféricas, pues a la descoordinación global (la falta de eficacia de medidas locales, según denunciaba el gobernador del Banco de España), se une la descoordinación inter-autonomías. Así que echamos la culpa a otros países de lo que no tenemos resuelto en casa.
Pero, qué se le va a hacer. Es el sálvese quien pueda. Cada gobernante está mirando ahora exclusivamente por una persona, a saber, él mismo y su calidad de vida, lo que implica justificar ante sus siervos votantes porque nada de lo que hace con los recursos requisados funciona. Ahora la culpa es de la descoordinación. Dentro de unos meses, ¿de quién?
Por supuesto, ni la coordinación de los Estados ni la actual falta de ella tienen lo más mínimo que ver con una posible salida de la crisis. Es imposible que ninguna medida de los Estados, salvo la desregulación y su reducción, nos saque de la crisis. Por una sencilla razón, los Estados son incapaces de generar riqueza, valor añadido, y, por tanto, todos los recursos que nos quitan, son consumidos sin dar un valor similar al detraido. Y esto es así, se coordinen o no lo hagan.
Gracias a esta disculpa, un montoncillo de dinero se va a gastar en reuniones bilaterales, trilaterales, multilareales y poliédricas, buscando la coordinación a distintos niveles. Asumamos que, eventualmente, consiguen algo que ellos mismos llamen coordinación (y que nadie más que ellos le llamaría). Como las medidas seguirán sin sacar a ningún país de la crisis, ¿qué será lo siguiente que hagan?
Imagino que empezarán a echarse las culpas los unos a los otros. En el fondo, las acusaciones de descoordinación son eso mismo, pues ninguno de los Estados cree que él lo está haciendo mal, sino que los demás no se coordinan con él. Lo de Polonia será por culpa de Francia, lo de Francia por Alemania, lo de Alemania por China, y lo de todos por Estados Unidos. Eventualmente, darán con un chivo expiatorio al que invadir o, malas noticias, nos invadiremos los unos a los otros. Así terminó la crisis del 29, con la Segunda Guerra Mundial.
Si nos centramos en el caso español, la risa puede conseguir proporciones estratosféricas, pues a la descoordinación global (la falta de eficacia de medidas locales, según denunciaba el gobernador del Banco de España), se une la descoordinación inter-autonomías. Así que echamos la culpa a otros países de lo que no tenemos resuelto en casa.
Pero, qué se le va a hacer. Es el sálvese quien pueda. Cada gobernante está mirando ahora exclusivamente por una persona, a saber, él mismo y su calidad de vida, lo que implica justificar ante sus siervos votantes porque nada de lo que hace con los recursos requisados funciona. Ahora la culpa es de la descoordinación. Dentro de unos meses, ¿de quién?
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