jueves, 26 de marzo de 2009

El sueldo de los de AIG

Polemiquilla hemos tenido con este tema. A saber, resulta que la aseguradora de marras estaba en la quiebra, presumiblemente con alguna responsabilidad de sus ejecutivos. Llega el gobierno EEUU y les suelta una pasta para "asegurar" su viabilidad, porque su caída sería una catástrofe para el sistema.

Y va AIG y parte de esa pasta la usa para cumplir sus contratos laborales con sus ejecutivos, y pagarles unos "bonus" que no se los salta un gitano. Montan en cólera los mismos políticos que han decidido ayudar a la empresa y, en un alarde de verdadero despotismos a la antigua usanza, los representantes de los ciudadanos votan un tipo impositivo del 90% para estas primas. Si Hayek levantara la cabeza. ¿No tenía que ser la norma general e impredecible en qué supuestos se debe aplicar? Aquí tenemos una ley adhoc para un grupo en una circunstancia puntual. Así no hay quien haga planes.

En todo caso, ¿qué esperaban los generosos políticos? Esos ejecutivos se han ganado su sueldo, y si no, que se lo pregunten a los accionistas de AIG. Estos últimos tenían acciones que valían cero patatero. Habían perdido su inversión como consecuencia de la quiebra. Sin embargo, ese grupo de estupendos ejecutivos ha sido lo suficientemente eficaz para consequir miles de millones de dólares del gobierno, y salvar a la compañía, aunque sea por un tiempo.

Si a mí, accionista, me preguntan si se han ganado el suelo, diría que sí. Y a continuación vendería mis acciones. Si se dan las ayudas, en el fondo se está diciendo que el sector privado está haciendo bien su trabajo, pero que hay que ayudarle a superar unas circunstancias excepcionales. ¿Por qué entonces han de cambiar su modus operandi?

Si los políticos de EEUU no querían que los directivos de AIG cobrarán sus bonus, lo mejor es que no hubieran concedido las generosas ayudas y hubieran dejado caer a la compañía. Entonces sí que los accionistas se hubieran mosqueado con los ejecutivos, estos se hubieran ido a la calle, y ni bonus ni leches.

Desgraciadamente, el camino seguido es el contrario, y ya tenemos aquí los mayores indicios de creciente intervención estatal, cuando los parlamentos empiezan a meterse en los sueldos de los empleados de las compañías. Nada bueno nos espera por este camino.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante también este enlace con la otra cara de la moneda de lo que se muestra normalmente:

http://www.nytimes.com/2009/03/25/opinion/25desantis.html?_r=1

Saludos

Anónimo dijo...

90%? Si se queda ahi la medida, pues nada más facil de evitar. Yo soy directivo me tienen que pagar bonos y para no pagar ese impuesto revolucionario le hago una factura extra a la empresa a mi nombre o a través de alguna empresa o tercero que pueda tener solo para estos efectos. Y os aseguro que sale a cuenta. Hecha la ley, hecha la trampa! Intervencionismo? No Gracias.

Anónimo dijo...

Comparto tu punto de vista en este asunto. No obstante, si se produce la intervención, es de estúpidos no negociar las condiciones de la ayuda.

Ferhergón dijo...

Gracias por los comentarios.

Josempelaez, discrepo contigo. La hipótesis de partida es que la empresa es viable y que, solo por una serie de acontecimientos accidentales que se superan con el tiempo, está su viabilidad en riesgo. Por ello, se justifican las ayudas estatales, mientras pasa la mala racha.

Esta asunción asume que la empresa está bien gestionada. Si la ayuda se le diera por haber estado mal gestionada, sería inadmisible, y todo el mundo se pondría a "malgestionar" sus empresas.

Por tanto, la empresa estaba bien gestionada, y se ha de seguir gestionando de la misma forma hasta que se supere este fenómeno de crisis.

Saludos.

Anónimo dijo...

¿Y qué pasa cuando los directivos que la gestionaron mal en el pasado fueron apartados y los que cobran las primas estipuladas en sus contratos son los nuevos?