Desde que me enteré de que Paramés iba a sacar un libro, puse en la máxima prioridad su lectura. No todos los días tiene uno la oportunidad de leer sobre la experiencia de uno de los mejores gestores de fondos de inversión del mundo, y seguramente el mejor de España y Europa. Vamos, un tipo del que estar orgulloso, y que además es miembro del Instituto Juan de Mariana y firme convencido de la Escuela Austriaca de Economía.
Dicho y hecho: casi según salió me hice con él y ya lo he leído, interrumpiendo lecturas previas en lugar de terminarlas como suelo hacer. La curiosidad me podía más que la disciplina lectora.
Lo primero que hay que hacer es agradecer al autor el esfuerzo que ha hecho para hacernos llegar su experiencia. No tenía por qué hacerlo, pero lo ha hecho. Y es que desde el principio, casi lo confiesa el propio autor, se nota que eso de escribir no es algo que se le dé bien a Paramés. Tiene pinta de que le ha costado dios y ayuda terminar este libro hasta dejarlo en algo publicable. Buena muestra de ello son la cantidad de páginas que dedica a tablas con los valores de sus carteras, gráficos confusos, reproducción de material previo (como sus cartas a los inversores o una entrevista) y, el record absoluto, las páginas dedicadas a fotos sobre activos reales, como si uno no supiera lo que es una casa. Y eso en un libro de 368 páginas, en las que se incluyen notas al pie y bibliografía. En fin, lo importante es que existe.
El libro se estructura en dos partes: en la primera Paramés dice que nos va a contar su vida personal para contextualizar su desempeño como inversor; en la segunda, nos cuenta los fundamentos teóricos y en general sus consejos para la inversión.
Respecto a la primera parte, observad que digo que "dice que nos va a contar". En la práctica, solo nos cuenta un poco de su adolescencia y hasta sus comienzos como inversor. Luego ya prácticamente no nos cuenta nada de él, centrándose en los valores en los que invierte, su evolución profesional y la evolución de Bestinver. Esto lo adereza con los vaivenes de su cartera en los distintos momentos económicos desde que empieza como gestor de inversiones. Paramés confiesa ser tímido y esta parte biográfica es prueba evidente de dicha timidez. Por cierto, lee mucho, aunque no literatura (prefiere el ensayo), y dentro de la literatura parece que le gusta mucho el señor Proust, para mí insoportable.
Paradójicamente, lo más interesante de esta primera parte son esos atisbos en el verdadero Paramés, como cuando nos cuenta las razones por las que estudió Económicas, su paso por el IESE, su encuentro con las acciones a través de Business Week o cómo entró en Acciona. A partir de este momento, la lectura pierde mucho interés (para mí), por lo expuesto más arriba: Paramés se oculta en sus carteras, en las crisis económicas y en su sufrimiento como inversor, y no nos deja ver mucho más de él. Pero el problema es que tampoco explica mucho de por qué hace lo que hace.
En la segunda parte, comienza con el capítulo que más curiosidad me despertaba, el dedicado a la Economía Austriaca. Me ha resultado algo decepcionante: la mayor parte es bastante repetitivo y conocido, y solo cobra vuelo cuando nos cuenta sus conclusiones prácticas de cara a la inversión a partir de las enseñanzas de dicha Escuela. A continuación, dedica algunos capítulos a los distintos tipos de inversión, con diversas recomendaciones todas ellas muy razonables, aunque no inesperadas. Lo más importante es que nos recomienda tener nuestros ahorros en acciones, pues las ve como la inversión más segura. Ello no implica que tengamos que elegir nosotros las acciones, podemos optar por fondos de inversión de todo tipo, aunque él nos recomienda los semi-pasivos, a menos que conozcamos bien al gestor y nos fiemos.
Una vez hecho esto, por fin Paramés se adentra en la inversión directa en acciones- Aquí es donde comienza a despegar el libro, que alcanza una espectacular altura en el capítulo dedicado a identificar el momento idóneo para invertir en una acción. Digamos que para el autor lo importante no es tanto conocer el valor de la empresa, sino detectar el momento en que está barata en el mercado. Por supuesto, Paramés dedica muchas páginas a ver cómo identificar las buenas compañías para invertir y alguna a cómo valorarlas (básicamente, elegir un multiplicador adecuado para el flujo de caja anual), porque para él lo primero es lo realmente importante y donde se debe de concentrar el esfuerzo. No merece la pena hacer complejos modelos matemáticos para el valor, lo importante es conocer bien la empresa y sus fortalezas.
Pero una vez tenemos el valor y miramos al mercado, solo conviene comprar si el precio no está reflejando dicho valor. Y es aquí donde realmente es original la aportación de Paramés (al menos para mí) pues nos hace un listado de las condiciones en que, de acuerdo a su experiencia, el mercado infravalora una acción. El inversor astuto debe estar al acecho de estas oportunidades para las empresas que ya ha seleccionado. Magnífico y absorbente capítulo, y que por si solo justifica la lectura del libro.
Desde aquí al final, ya vamos aterrizando, con otro interesante capítulo dedicado a explicar la psicología del inversor y las explicaciones (proporcionadas sobre todo por Kahneman, a quien también he reseñado en este blog) para estos comportamientos irracionales en los que creo que todos nos veremos reflejados. Pero, digamos que a estas alturas lo mejor ya ha pasado.
He comenzado diciendo que a Paramés le cuesta escribir, y creo que es así. Pero lo importante de este libro no es tanto el estilo literario como la fuerza de las ideas que Paramés nos quiere transmitir, algo que consigue porque lo hace desde la sinceridad y la razón. Es como estar hablando con un colega en el bar, un colega excepcional eso sí, muy convencido de lo que te está contando y con fuertes razones para soportar lo que te dice. Y tan fuertes, el mejor gestor de fondos de España! Gracias de nuevo por esta oportunidad.
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