Segundo libro consecutivo que leo del Discworld de Pratchett, y aquí lo dejo. Esta novela es, según los expertos, la segunda de la sub-serie de la Muerte, pero no tiene relación alguna con la primera entrega (la recién leída Mort), salvo por el hecho de que el personaje Muerte vuelve a aparecer, vuelve a ser protagonista.
El problema con este libro es que el planteamiento es análogo al del anterior, que ya no me convenció demasiado. Dicho planteamiento supone sacrificar completamente la trama en ara de las ocurrencias graciosas y brillantes del autor. Está muy claro que Pratchett lo único que quiere son disculpas argumentales en las que ubicar sus magníficos gags. Ello desemboca en tramas tan absurdas y carentes de interés como la de este libro. Y, claro, mientras la lectura se sostiene con los gags, la lectura se hace pasable. Pero en el momento en que desciende el ritmo o la calidad de éstos, no hay quien lo aguante. En esta novela es particularmente pesado el final, que parece que nunca acaba de acabar, y eso que la trama ya se ha resuelto. Tras su lectura, he decidido revocar mi idea inicial de leer al menos las cinco novelas de la subsaga de la Muerte.
El punto de partida de la trama es que Azrael despide a la Muerte. Al dejar de hacer su trabajo, Muerte tiene tiempo para sus aficiones y se transforma en mozo en una granja, Bill Door. Pero lo que ocurre es que nadie recoge a los muertos una vez fallecidos, y el Discworld se llena de "vida", amenzando con caos. En paralelo, y no se sabe muy bien por qué, aparecen un montón de bolas de cristal de esas con miniaturas y nieve, que resultan ser huevos de ciudades (!), y que al eclosionar se transforman en... carritos de supermercado (!!) con los que tendrán que librar una cruenta batalla los magos. En fin.
Olvidando ya la trama, me centraré en los gags, en los que una vez más brilla Pratchett con esplendor. Dichos gags se concentran al principio de la novela, como también ocurría en Mort.
Entre los mejores, está el de dos diálogos sucesivos. El primero lo tienen unos bichos que son las criaturas con menor duración de vida de Discworld, y el segundo los árboles de duración más larga. Muy interesantes, invitan a la reflexión... y completamente irrelevantes para la trama.
El enterramiento del mago que muere pero no muere es una escena digna de los Monty Python, con el mago muerto saludando educadamente a los policías escépticos de su condición y confirmándoles en la misma. Otro momento espectacular son los diálogos con Mrs Cake, una adivina capaz de anticiparse a las preguntas que le van a hacer, y a las que por tanto responde antes de que se le hagan. Para volverse loco. Dos personajes inolvidables: el bogeyman agorafóbico y, sobre todo, el Banshee mudo, que se ve obligado a entregar una nota escrita con su grito a la gente que está a punto de morir.
Y cierro con algunas de esas frases brillantes que son las que dan vida a los libros de Pratchett, y que pueden justificar su lectura, siempre que su densidad se mantenga:
"If the past is visible and the future is hidden, they say, then it means you must be facing the wrong way." (Si el pasado es visible y el futuro está oculto, entonces es que estamos encarados de forma errónea) (para justificar los trolls por qué andan de espaldas)
"It was two hundred dollars per capita; if per capita was a problem, de-capita could be arranged."
(Son 200 dólares por cabeza; si el "per-capita" era un problema, "decapitar" podía hacerse)
“I suppose there’s not some kind of magic you don’t know about?”“If there is, we don’t know about it.” (-Supongo que no habrá alguna clase de magía de la que no sepáis. -Si la hay, no sabemos de ella)
"Tell someone you’re dead and they look at you as if they’ve seen a ghost,”
(Dile a alguien que estás muerto y te miran como si hubieran visto un fantasma)
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