Cuando comenté Las 100 claves de África, ya dije que de las cosas más aprovechables de su lectura había sido la obtención de nuevas referencias de literatura africana. Este es el primer libro que leo de los que allí me resultaron atractivos.
Y comienzo con un ensayo, no propiamente literatura, pero que me ha resultado a la par ameno e informativo. Y eso que los comienzos no podían ser más desalentadores, con un prólogo de Jean Paul Sartre, a quien he tomado cierto miedo tras leer a Scruton, y un claro sesgo izquierdista del autor que se percibe nada más empezar a leer el ensayo. Y, no obstante, creo que se trata de una visión muy completa del tema y, paradójicamente, muy fácil de aplicar a situaciones actuales. El propio Memmi se plantea si su ensayo no debería de ser más bien un "retrato" del oprimido, en vez de solo del colonizado, pero no se atreve con la generalización, porque no quiere apartarse de su propia experiencia.
El ensayo propiamente tiene dos partes, o dos retratos: el del "Colonizado" le da el título, pero también hay un retrato del "Colonizador", que es con el que empieza el ensayo. Si bien Memmi circunscribe su experiencia a la de colonizado (en concreto, en Túnez), también se apresura a confesar que, dada la jerarquía impuesta en las sociedades colonizadas, él se puede ver como "colonizador" de otros grupos inferiores.
En cuanto al colonizador, Memmi explica su comportamiento en torno a tres parámetros: beneficio, usurpación, privilegio. Ello explica porque los "colonialistas" se corrompen en colonizadores por muy buenas intenciones que tuvieran al principio. Y también explica la incompatibilidad entre ser de izquierdas y ser colonizador, en uno de los pasajes más incómodos del libro: Memmi tiene una visión de los pensadores de izquierdas bastante distinta de la que tenemos en la actualidad, sobre todo cuando los pone como defensores de la libertad. En todo caso, su razonamiento le lleva a que un colonizador solo puede ser fascista. Y no está mal razonado, lo que falla es realmente la visión idealizada que tiene de la izquierda.
Porque Memmi sí parece tener claro que gran parte del problema del colonialismo es el Estado, aunque a veces lo agrupe con la economía. Es especialmente revelador el apartado dedicado a analizar cómo los ciudadanos de la metropoli son también explotador por el colonizador vía el Estado. O sea que los privilegios de los colonizadores los garantiza el Estado (no el mercado) mediante los impuestos de los ciudadanos, lo de siempre. Este se completa con un análisis hayekiano (Why worst get on top) explicando porque los colonizadores son normalmente gente muy mediocre.
Después de este primer retrato, el segundo, el del Colonizado, resulta un contrapunto, tanto en contenido como, sobre todo, en riqueza de ideas. Parece que Memmi se vacia en el primero, y se queda sin nada para el que da título al libro. Quizá la causa sea que Memmi no nos da tanto una visión del Colonizado, como la visión que el Colonizador tiene del Colonizado. Porque no me creo que los colonizados se ven a sí mismos como vagos o negligentes, como empieza describiendo Memmi.
No obstante, sigue habiendo ideas muy aprovechables. Por ejemplo, cómo el colonizado se ve constreñido a actuar como tal, tanto por las instituciones externas, impuestas por el Colonizador precisamente para subyugarle, como por la propia presión interna, que vienen de su grupo e incluso de su propia percepción psicológica.
Memmi a continuación analiza cómo puede el Colonizado alcanzar un statu quo similar al del hombre "normal", no necesariamente privilegiado, y concluye que la única posibilidad es la revolución. En efecto, la asimilación no es el camino, porque si el colonizador la acepta, destruira la propia relación colonial y se acabarán sus privilegios. Por tanto, es un imposible fáctico: la asimilación del colonizado supondría el fin de la colonia. Ello deja como único camino la revolución, y ello conlleva la vuelta a los valores tradicionales del colonizado (religión típicamente) pero de una forma radical, ya que para afirmarse a sí mismo necesita negar todos los valores del colonizador, incluso los que serían positivos. Se rechaza a todos los colonizadores y a todos sus valores.
La verdad es que este ensayo me ha sorprendido muy gratamente, pese a los inicios aparentemente izquierdistas. Y también me ha sorprendido, aún más, por su vigencia y actualidad. Me explico. Aunque es evidente que ya no existen colonias, el análisis que se realiza puede valer para cualquier grupo opresor en relación con sus oprimidos, con independencia del grado de opresión. Por ejemplo, puede valer para entender los comportamientos de los políticos en países como el nuestro, donde se han puesto por encima de la ley, y se les puede considerar como casta opresora, y sus votantes como oprimidos.
O también puede valer para analizar el caso que estamos viviendo en tiempo real en la cercana Cataluña. ¿De verdad son "colonizados"/oprimidos los catalanes? La verdad es que de la lectura de este ensayo, parece más bien que los "colonizados" seríamos el resto de españoles, y especialmente los que viven en Cataluña. Resulta estremecedor la coincidencia de la descripción.
Por último, y más interesante aún, creo que este ensayo proporciona claves para comenzar a entender lo que ocurre en países como Irak, Afganistán y otros países asiáticos y africanos. Sería muy interesante conocer qué hubiera dicho Memmi con la perspectiva actual. Pero yo diría que lo clavó, y nos ha aportado una explicación sobre las causas de ese fanatismo.
Ya sé que acabo de recomendar HHhH como lectura, pero me temo que me toca hacer otro tanto con este ensayo de Memmi. Además, este me parece imprescíndible.
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