Este es un conocido ensayito del gran pensador español. Poco he leído de Ortega y Gasset, aunque selecto: La rebelión de las masas, que no recuerdo con gran entusiasmo. Sin embargo, este reciente lectura me hace pensar que quizá leí el clásico en un mal momento. Porque esta meditación me ha resultado amena, me ha gustado y hasta me ha sorprendido por lo avanzado de alguna de las ideas de Ortega y Gasset en relación con temas económicos.
Este ensayo recoge en sus sucesivos capítulos una serie de lecciones magistrales que el filosofo dio a una clase de ingenieros, como no podía ser de otra forma, sobre el concepto de la técnica. Y parece mentira lo que da de sí el tema.
El punto de partida es la capacidad diferencial propia del ser humano de no resignarse: cuando el animal no puede satisfacer sus necesidades con sus capacidades elementales, su única opción es dejarse morir; por contra, el hombre es capaz de redefinir sus capacidades con el objetivo de sobrevivir. Y es para ello para lo que se vale de la técnica, "para reformar la naturaleza en vista de la satisfacción de sus necesidades".
Claro que la cosa no termina aqui: la técnica no le vale solo para satisfacer las necesidades elementales. Lo que es vivir para el resto de seres vivos, no es más que mera molestia para el ser humano. Calentarse y comer constituyen la vida de los animales, pero no es lo propio del ser humano; para éste son inconvenientes de los que, gracias a la técnica, se libera para poder vivir de verdad. O en otras palabras de Ortega: "El bienestar y no el estar es la necesidad fundamental para el hombre". Avanzando aún más en la idea: El ser humano es "Un ente cuyo ser consiste, no en lo que ya es, sino en lo que aún no es, un ser que consiste en aún no ser. Todo lo demás del universo consiste en lo que ya es".
Y con más reflexiones en torno a estas ideas centrales, nos va guiando el autor hacia las profundidades de la problemática del hombre en su relación con la técnica. Me ha parecido especialmente valiosa la propuesta de estados evolutivos con que Ortega clasifica la técnica: el azar, el artesano, el técnico.
Pero quizá lo más interesante es el planteamiento que se hace Ortega respecto al estado de las ciencias sociales en comparación con las naturales. Así, se queja de que la historia no ha conseguido llegar al nivel de la ciencia (de lo que culpabiliza a los historiadores alemanes del siglo XIX), por lo que carecemos de técnica para actuar respecto a los grandes fenómenos sociales y colectivos, "respecto a los cuales el actual hombre se encuentra como el del paleolítico ante el rayo".
Ortega escribe esto en 1933, aún le queda por vivir los grandes totalitarismos del siglo XX, con el ruso solo en albores e imagino aún con ilusión. Me pregunto si su diagnóstico en la actualidad sería el mismo, o aún más pesimista.
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