jueves, 9 de enero de 2020

El expediente de mi madre, de András Forgách

Qué peñazo de libro, qué malo y qué poco interesante. Tan poco me ha gustado que dudaba si merecería la pena escribir aquí algo más que estas dos líneas. Pero lo haré, sigue siendo un libro, con un autor que le habrá puesto todo su cariño, y al que es justo dedicarle algo más que dos exabruptos.

András Forgách es un escritor de origen húngaro. Dado que no leo tal idioma, mi única opción es leerlo traducido. Pero lo cierto es que mi experiencia con las traducciones del húngaro es buena, y hay también escritores muy interesantes en dicho país. Me vienen a la mente Sandor Marai, Stephen Vizinczey o Lajos Zilahy. Así que esto no me echaba para atrás, al contrario.

Y en cuanto al tema, también superatractivo, basado en la experiencia real del autor: la recepción de un archivo con documentación sobre las actividades de espionaje de sus padres, que yo interpreté serían de espionaje al vecindario para el control que tanto gusta a los gobiernos comunistas (veremos si el que tenemos ahora en España resulta una excepción).

Pero todas mis expectativas se han visto defraudadas. Para empezar, la traducción es malilla; sin ser incorrecta, no acaba de sonar a buen español y muchas frases parecen forzadas.
Un par de ejemplos, para que se vea la incomodidad de la lectura:
"...que finalmente tampoco dejaban de tener interés"
"El joven era señaladamente partidario de..."

Es muy mala la traducción de los textos incorrectos en húngaro (algunos escritos son de gente poco alfabetizada), digamos que no son errores típicos alguien que escriba erróneamente en español. Y, para colmo, hay mucho documento oficial directamente incorporado al texto, en los que la mala traducción es especialmente dañina.

Además, resulta que las actividades de espionaje no eran domésticas, no. Los padres de Forgách, nombre en clave Papai, eran espías internacionales, enfocados contra la causa del sionismo por su raíces judías. Parte de la narración son sus viajes, estancias y familia en Israel, entonces en proceso de formación.

Por último, tampoco se dedica al autor a tratar de reconstruir narrativamente la actividad de sus padres a partir de los documentos recibidos, que era lo que yo esperaba, y lo que parece que va a ser al principio. No. Más bien, nos cuenta un totum revolotum de cosas que pasaron, impresiones que tiene, pero muy poca actividad propiamente de espía, lo que es un rollo.

Por si fuera poco, la segunda de las tres partes que tiene el libro es una serie de poesías(!) dedicadas por el autor a sus padres, a partir de lo leído en el expediente. O sea que, sin comerlo ni beberlo, me encontré leyendo poesía húngara traducida a español,. algo que nunca hubiera aceptado hacer.

Rescato una referencia a Talleyrand, "El discurso fue dado al hombre para ocultar sus pensamiento" (en coherencia con lo que dicen Simler y Hanson en su "Elephant in the Brain"). Y este pensamiento:
"El joven era señaladamente partidario de las decisiones precipitadas porque las confundía con el valor."Ah, y una pequeña disgresión sobre la nostalgia ya casi terminando el libro.


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