Tras la lectura de The Accidental Mind, quería seguir profundizando en el funcionamiento del cerebro y opté por este libro. Se trata de un tratado de divulgación científica sobre cómo funciona la memoria a nivel neurológico y molecular, pero, contrariamente a mis lecturas habituales. construido en torno a la carrera del autor, Eric Kandel, premio Nobel por algunos de los descubrimientos que cuenta en este libro.
Vamos, que se trata de un libro medio autobiográfico, medio divulgativo. Y como la parte biográfica no me ha interesado, me ha resultado largo y poco provechoso. La vida de Kandel empieza en la Viena prenazi y sufre un cambio traumático con la invasión de Hitler, que le fuerza a huir de la ciudad por su condición de judío. Esto es algo que Kandel no podrá olvidar, e introduce al lector en un mundo sorprendente, el del odio de los austriacos, vieneses en particular, por los judíos, muy superior e incluso anterior al de los alemanes, y con cierta vigencia en la actualidad. Fuera de esto, los detalles biográficos de Kandel me parecen irrelevantes y aburridos. Vamos, que me importa un bledo que le guste el arte o que tenga dos nietos. Sin embargo, de la parte vienesa no le puedo perdonar que olvide citar entre los intelectuales judíos que tuvieron que huir, al gran Ludwig von Mises, uno de los principales exponentes de la Escuela Austriaca de Economía, y que tuvo que hacer lo mismo que Kandel, aunque no ha conseguido el reconocimiento de éste.
Y tampoco se le puede perdonar su referencia a la Inquisición Española de los 1400 como evidencia de antisemitismo. En primer lugar, por el error cronológico (fue fundada a finales de ese siglo desplegando su actividad en los siguientes), y, en segundo, porque el antisemitismo no era exclusivo de España, ni siquiera como precedente, y fue más intensivo en muchos otros países.
A cambio, Kandel tiene un estilo sobrio y humilde, que creo que refleja su carácter de apasionado por la ciencia y dispuesto a sacrificar todo por ella, sin importarte demasiado que su nombre cobre relumbrón. Así, no se atribuye en exclusiva ninguno de sus hallazgos, sino que siempre cita otra persona o personas a la hora de hablar del descubrimiento.
Además, conforme avanza en su carrera y va tocando nuevos campos científicos, siempre hace una introducción sobre los mismos con la historia del desarrollo de los mismos. Dichas introducciones son de lo más interesante del libro, y permiten al lector familiarizarse rápidamente con ciencias de las que quizá sepa poco más que el nombre. Me ha resultado especialmente interesante la de la genética y el papel de ADN, ARN y proteínas en la vida. Hay que reconocer con Kadel que su descubridor, un tal Francis Crick, juega en la misma liga que Newton y Darwin.
Vamos ya con las aportaciones de Kandel, que son muy numerosas y relacionadas con el funcionamiento neurológico y molecular de la memoria, tanto de la memoria a corto plazo como a largo plazo. Kandel establece de entrada con la neurobiología/biología molecular se basa en cinco principios:
1) Cerebro y mente son inseparables;
2) Cada proceso mental del cerebro se lleva a cabo en circuitos neuronales especializados en diferentes regiones del cerebro
3) Todos estos circuitos se construyen con las mismas unidades básicas de señalización, las neuronas. ("What, then, accounts for the differences in information carried by neurons? In a word, anatomy. Visual information is different from auditory information because it activates different pathways.")
4) Los circuitos neuronales usan moléculas específicas para generar señales entre las neuronas
5) Estas moléculas se han generado y conservado a través del proceso evolutivo de las especies
Por esto mismo, sobre todo por lo último, tiene sentido la gran propuesta de Kandel: utilizar el caracol Aplysia para estudiar los mecanismos neuronales y moleculares de la memoria. Las ventajas son evidentes: el Aplysia tiene un número de neuronas muy inferior al de los mamíferos y sus circuitos neuronales son consecuentemente mucho más sencillos, más fáciles de aislar y de estudias. A ello se dedicará durante 15 o 20 años.
Lo que encontró ya lo sé porque lo había leído en el "The Accidental Mind". Respecto a la memoria a corto plazo, lo que hace es reforzar o inhibir las sinapsis existentes mediante determinados mecanismos moleculares, y la duración de la memoria dependerá del tiempo que duré tal reforzamiento/debilitamiento. En cambio, la memoria a largo plazo crea nuevas sinapsis, cambia físicamente el cerebro. Ello se hace sintetizando nuevas proteínas, lo que requiere "expresar" determinados genes en el ADN de la neurona. Ambas cosas nos demuestran que la memoria se almacena y distribuye en los mismos circuitos neuronales que se utilizan para otras funciones, no en un sitio único especializado.
Más interesantes que las propias conclusiones, quizá le resulten al lector los experimentos que se hacen para llegar a ellos, porque la propia confección de los mismos exige muchas ideas felices y conocimientos técnicos interdisciplinares. Si bien el protagonista indiscutible es el citado caracol, también aparecen muchos ratones (ya para la memoria a largo plazo) y la mosca de la fruta (en temas genéticos).
Kandel, sobre sus conclusiones, nos cuenta sus posibles aplicaciones prácticas, básicamente para el tratamiento de enfermedades mentales, algo posible cuando conoces qué moléculas están involucradas en los diferentes procesos del cerebro, no solo de la memoria. Nos contará su participación en empresas de biotecnología, y, con todo lujo de detalles, la entrega de su premio Nobel, pero todo esto no deja de ser aburrido.
Sin embargo, quien aguante hasta el último capítulo volverá a tropezarse con temas interesantes, pues es en él cuando Kadel propone nuevas líneas de investigación que le gustaría acometer y, sobre todo, reflexiona sobre los límites de la ciencia para comprender el cerebro, especialmente la conciencia. Al respecto se refiere al ya citado Crick, quien en un par de semanas fue capaz de explicar la vida (con el descubrimiento del DNA) y dedicó los 30 años siguientes a tratar de explicar la conciencia sin avanzar apenas.
Por tratar de estructurar el problema, Searle y Nagel asumen dos características para el estado consciente: unidad y subjetividad. De momento, habría que resolver lo primero, entender cómo el cerebro unifica todas las señales recibidas en una sola sensación, que además "is an abstraction, not a replication, of the real world."
O sea, en palabras de Kandel: "What we do not understand is how electrical activity in neurons gives rise to the meaning we ascribe to that color or that wavelength of sound."
Pero de lo que no hay duda es que que, por complejo que sea, la conciencia tiene su contraparte biológica en nuestras neuronas, no es algo separado de ellas. Kandel se refiere a un experimento de Libet en que el se observaba un impulso eléctrico unos instantes antes de que el sujeto del experimento decidiera levantar un dedo.
La verdad es que este libro solo se lo puedo recomendar a quien esté interesado en la vida de Kandel y, marginalmente, en cómo hacer experimentos relacionados con neurobiología. Si lo que te interesa es cómo funciona el cerebro, seguro que hay lecturas más eficientes y mejores, Sin ir más lejos, The Accidental Mind, que leí hace una semana.
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