Última entrega de la serie. El interesado podrá encontrar los comentarios a las tres partes anteriores aquí:
Sin sorpresas en cuanto al estilo. Conforme nos acercamos más en el tiempo, Decaux se vale más veces de su experiencia e investigaciones personales, en parte procedentes de un programa que hizo para la TV.
Los acontencimientos que se nos narran en este volumen son más familiares para el lector, y seguramente le sean más interesantes. Incluso los capítulos más franceses, el dedicado a Ben Mella y la independencia de Argelia, y el que narra el final de la IV República francesa y el comienzo del régimen de De Gaulle, son de interés más allá de Francia. Por supuesto, sigue pecando en ellos de la prolijidad de detalles, lo que hace que se pueda perder el hilo, pero que es comprensible si estás escribiendo para un público francés, ya que querrás contarles algo que no sepan.
Los otros capítulos tratan de la muerte de Stalin (inevitable que evoque la película cómica del mismo título, a su vez basada en un comic); la fundación del estado de Israel con la dramática peripecia del Exodus; la captura de Eichmann, factotum de la solución final, por los servicios secretos del recién fundado Estado; la revolución de Hungría contra el régimen soviético; la revolución egipcia con Nasser y la toma del canal de Suez; el origen del Muro de Berlin; la crisis de los misiles de Cuba; y, como invita a pensar el título, el asesinato de Kennedy y, sobre todo, las dudas a su alrededor.
Como se ve, son todos episodios de interés y en los que se agradece una narración conpleta, ya que normalmente solo tenemos algunos retazos de los mismos adquiridos aquí y allá.
Dejo aquí algunos datos que desconocía. Por ejemplo, que la fundación del estado de Israel fue propuesta a finales del XIX por Theodore Herzl, que montó un fondo para comprar tierras en Palestina. Más me ha sorprendido saber que el Mossad, los servicios secretos de Israel, tiene su origen como organismo de emigración ilegal para llevar judios a Palestina, en esos momentos en manos inglesas.
De Stalin, curioso saber a qué extremo llevaba su paranoia. Testimonio de un visitante a su dacha: "Il voyait huit chambres identiques, « également nues, austères, avec la même table, le même lit ». Puis, une grande pièce, une garde-robes, avec des dizaines d’uniformes, « austères aussi et quasiment identiques ». Ahuri, il considérait le système de sonnerie, l’inextricable réseau des boutons d’appel. Tout était fait pour dépister l’attentat."
Respecto a Hungría, se nos muestra a Rajik, comunista de pro, que se sacrificará por el Estado soviético, a petición/orden de Stalin. En este capítulo, es interesante vez el cisma causado por Tito en el "paraiso" comunista y como Stalin quiere evitar que el ejemplo cunda más allá de Yugoslavia. "Pour parer à ce danger, une seule solution à ses yeux : terroriser les dirigeants communistes. On désigne ceux qui doivent être arrêtés, jugés, condamnés."
Y es que de la lectura de este libro, y de la propia selección de Decaux, se deduce el principal problema para la humanidad del siglo XX, que no es otro que el comunismo. Stalin, Hungría, el Muro, Cuba, muertes y mentiras. Y parece mentira que en el siglo XXI la ideología causante de tanta desgracia siga viva, normalmente bajo disfraces como el feminismo radical, Black Lives Matter, teoría monetaria moderna, ciudades de 15 minutos o ecologismo rojo. ¿Cuándo aprenderán sus seguidores la lección?
Aquí otro ejemplo de la mentira, contrastada con fina ironía por los hechos. Declaran los dirigentes de la comunista RDA: "Les frontières de notre République seront défendues à n’importe quel prix. Nous ferons tout pour arrêter les activités criminelles des chasseurs de têtes ou des marchands d’esclaves de l’Allemagne de l’Ouest, ainsi que celles des espions américains et leurs quatre-vingt-trois réseaux d’espionnage et de terrorisme ! ". El autor completa con este dato: "Ce jour-là, on dénombre 1 573 nouveaux réfugiés à Marienfelde."
Por último, en cuanto a la crisis de misiles de Cuba, se echa de menos algo sobre la reacción y papel de los dirigentes cubanos en esa crisis internacional. Me consta, porque lo he leído en otro lado, que Fidel estaba dispuesto a sacrificar a su país y a sus queridos ciudanos a cambio de comenzar una guerra nuclear entre EEUU y la URSS. Como siempre, los ideales por encima de todo.
Por cierto, me llamaba la atención la facilidad con que Fidel Castro había desalojado del poder a Batista contando con apoyo popular pero también de clases medias y militares. Está claro que ni ellos ni los estadounidenses pensaban que estaban ayudando a conseguir el poder a un marxista-leninista. Algo que el tipo solo declararía formalmente una vez ganada la Revolución y asumido el poder. Vamos, que nuestros comunistas con piel de cordero (léase Más España, Más Madrid o Podemos), tienen claro el ejemplo.
Este último volumen me ha gustado más que los anteriores. Nada cambia en el estilo narrativo ni en la arbitrariedad de los episodios escogidos, así que ha debido de ser 1) por ser episodios más cercanos en el tiempo y de los que ya tenía cierto conocimiento, y 2) por no haber tanto episodio francés.
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