Victor Hugo es mi novelista francés preferido, lógicamente por Les Misérables, aunque también me parece una pasa Notre Dame du Paris. Sin embargo, según parece, en Francia la fama principal le viene de sus obras de teatro. Lo cierto es de Hugo he leído poco más que las dos novelas antes citadas (me vienen a la memoria "Le dernier jour d'un condamné" y también 1813), digo, poco, para ser mi autor francés preferido. Así que nada mejor que retomar su lectura con una obra de teatro, esta. Dejo para más adelante otra de sus novelas, "L'homme qui rit".
Dicho esto, no creo haber tenido suerte con la elección. Se trata de una tragedia en cinco actos, en verso. El protagonista es un bufón, Triboulet, al que odia toda la corte. Por su parte, el rey "se divierte", sobre todo, tonteando con las damas, y en particular lo hará con Blanche, la hijo y niña de los ojos de Triboulet. A partir de aquí, el intento de venganza del bufón solo puede terminar mal, y en esta tragedia lo hace de forma absurda, que no revelaré.
Lo más destacado de la obra es el monólogo que se marca Triboulet en el segundo acto, del que podemos extraer algunos pasajes brillantes (Hugo es un gran escritor incluso con tramas absurdas).
"Nous sommes tous les deux à la même hauteur.
Une langue acérée, une lame pointue.
El tema subyacente es el honor, como en tantas tragedias francesas:
"Croyez- vous qu’un chrétien, un comte, un gentilhomme,
Soit moins décapité, répondez, monseigneur,
Quand, au lieu de la tête, il lui manque l’honneur"
Hay un par de personajes que recuerdan a los Thenardier, el asesino a sueldo y su hermana. No deja de ser irónica la respuesta del primero ante la propuesta de la hermana de matar al bufón cuando le ha contratado, para quedarse con su dinero:
Y respecto a la obra, me quedo también con este verso ya del acto final, por su maravillosa enumeración de personajes
"Ô terre, quel volcan vient d’ouvrir son cratère ?
Y digo que termino con la obra, porque el volumen que he leído viene acompañado por un discurso del escritor, que tuvo que comparecer en juicio para defender su derecho a que se representara la obra, que habría sido censurada por algún ministro de Napoleón III por una frase (sin especificar) del tercer acto.
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