Me encanta la buena literatura infantil. Ende y Kästner son la prueba más reciente, pero también me encantan Peter Pan, El mago de Oz o los libros infantiles de Tolkien. Mi tentación sería decir que la literatura infantil extranjera es de gran calidad en comparación con la autóctona, aunque lo cierto es que tampoco he leído mucha de ésta.
¿O sí? Ahora que lo pienso, he leído cantidad de libros infantiles a mis hijos cuando eran pequeños. Si esos son representativos, la verdad es que no hay color, son mucho peores. Pero, otra duda más, esos eran libros/cuentos para niños más pequeños (7 años) que a los que van dirigidos los que refiero en el párrafo anterior.
Bueno, toda esta disgresión para no empezar diciendo que El ponche de los deseos me ha gustado bastante, aunque es claramente un libro infantil, o sea, no estamos ante "El espejo en el espejo" o "La historia interminable", ni siquiera Momo, todos ellos del mismo autor. Pero, de todas formas, el relato tiene un punto de ritmo, de coherencia, de atractivo, que raramente se encuentran en libros infantiles.
En la historia se enfrentan dos magos (un mago sabiohondo y su tía rica) contra dos animales (un gato y un cuervo), enviados por el Alto Consejo de los Animales para prevenir los males (medioambientales he de decir) que la actividad de ambos magos puede causar. Obvio es decir que ambos magos conocen a la perfección que dichos animalitos son espias en su casa, lo que tratarán de usar para su beneficio. A su vez, ambos magos sufren la presión de un enviado del diablo para cumplir con su cuota de mal antes de fin de año.
Para ello, el maquiavélico plan de los magos consiste en elaborar el ponche que da nombre al libro (más sobre ello en unas líneas), ponche que concede los deseos de quien lo beba. Con una peculiaridad adicional: si se bebe antes de la medianoche, concede exactamente el deseo contrario al realizado, mientras que si se bebe después, el deseo concedido es el solicitado. Aprovechando esta característica, planean engañar también a los espias de los animales, que no adivinarán que el mal ha sido realmente perpetrado por los magos, más bien todo lo contrario.
Con este planteamiento, la narración se despliega en dos tramas paralelas. Por un lado, la elaboración del ponche por los dos magos; por otro, las desventuras de los animalillos en busca de una solución para el problema que se avecina. Esta segunda parte es más convencional y menos interesante que la primera de las tramas, en la que Ende puede dar rienda suelta a su imaginación en la receta para elaborar el ponche. Ambas tramas confluyen en un magnífico desenlace final que no por ser una novela infantil esconde menos sorpresas... que por supuesto no desvelaré aquí.
Decía antes que quedaba algo que explicar del nombre. En realidad, el título de este libro no es tan sencillo como el de esta entrada en el blog. De hecho, el título original completo es Der satanarchäolügenialkohöllische Wunschpunsch, traducido a español como "El genialcoholorosatanarquiarqueologicavernoso "ponche de los deseos". Uno de los mejores pasajes del cuento es cuando se nos explica cómo se ha compuesto el nombre del ponche, algo más normal en alemán que en español por la facilidad con la que en aquel idioma se crean palabras. No sé cómo lo habrán traducido a español, pero a la vista del esfuerzo que parece haberse hecho con el título, tiene pinta de que el traductor habrá hecho un buen trabajo.
En fin, satisfactoria lectura. Seguiré leyendo cosas de Ende, y espero que en breve.
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