Retomo la saga del Último Reino, pese a que creo recordar que había decidido no proseguir su lectura. Supongo que tras la agotadora lectura de Penrose necesitaba un descanso mental, y esta saga lo garantiza.
No obstante, sea por ello o por haber dejado descansar la saga, este libro lo he leído sin demasiado pesar y los fantamas que me hicieron abandonar la lectura en el quinto, aqui parecen bastante atenuados.
Death of Kings transcurre durante un periodo de relativa paz, por lo que en la novela no abundan las escenas de acción en que ver al protagonista triunfar una y otra vez contra todo lo imposible, lo que es de agradecer. La trama orbita en torno a la esperada muerte del rey Alfred the Great, que, como indica el título, sucede en algún momento. La cuestión es que pasará en el reino tras el fallecimiento de tan insignie monarca, y cómo se solventara el vacio de poder.
Pese a los malos augurios en que insiste Uhtred una y otra vez, lo cierto es que solo se producen dos acciones bélicas en la novela, una al principio, y la batalla final. En ambas tendrá tiempo nuestro héroe de brillar, pero al menos ya no es el continúo de escenas a que nos sometieron anteriores entregas.
Y es que nuestro héroe envejece, algo que le recuerdan sus enemigos al comienzo de la batalla final, 45 años le contemplan ( y aún quedan cuatro entregas, mínimo, de la saga). Así pues, coherentemente, parece que Cornwell empieza a dar más peso en su narración a las intrigas y estrategia militar, que a las propias batallas. Ya veremos si eso es así en las siguientes entregas.
¿Qué destaca en esta novela? Algunos apuntes.
En primer lugar, hay un par de diálogos muy brillantes, desde luego más que en las anteriores novelas. No hay que perderse el primer encuentro entre Uhtred y un monje llamado Cuthbert, que irá pasando por diversos atributos de santo conforme avance la novela. Lo que me recuerda que también vuelve el sentido del humor de Cornwell, muchas veces a costa de la religión.
En esta línea, muy interesante la maniobra que hace Uhtred para contrarrestar los efectos en la moral del pueblo de las sibilas que proclaman la caída de Wessex. Aunque no el autor no le dedica demasiada atención, es claramente irónica.
Por último, me ha llamado la atención la escena con los comerciantes de esclavos en Londres, que es algo atípico dentro de la narrativa de Cornwell. Me refiero a que el autor suele ser objetivo en la relación de sus personajes con el cumplimiento de las normas, dicho de otra forma, que no las pone en duda y alaba, quizá es el punto fuerte que ve en el rey Alfred, que se centre en hacerlas cumplir. La rule of law, sumarizada cuando en la reseña histórica dice que Alfred pretendía que los comerciantes defendieran libremente su Estado, precisamente porque era el más beneficio para ellos.
Volviendo sobre el tema de los tratantes de esclavos, en esta escena Uhtred y Finan asaltan y matan sin provocación al tratante con que están negociando para comprar esclavas. Simplemente porque se indignan al recordar su pasado como esclavos (¿en la tercera entrega?). Y, sin embargo, el autor es complaciente con esta acción, que no encuentra castigo de ninguna clase, pese a la asistencia de la "policia" londinense y la denuncia de los otros tratantes. Se trata de una violación clarísima de la propiedad privada y de la ley de Alfred por tanto, que requeriría un castigo ejemplar (mucho más de otras de las acciones por las que Alfred ha considerado oportuno castigas a Uhtred).
Y, sin embargo, Cornwell es cómplice de Uhtred en su narrativa, y acepta que que se pueda robar y asesinar impunemente a un comerciante, solo por serlo de esclavos, algo que entonces era normal y no ofrecía a la sociedad demasiadas dudas morales.
Bueno, descanso con otro libro, y vuelvo luego con la saga.
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