Ya lo digo de antemano: creo que este libro debería ser de lectura obligada para todos los españoles, al menos su parte 2. Y no solo porque la autora me cite al final de dicha parte :-). Es hora de que tengamos datos y estemos preparados para refutar muchos mitos que nos han acompañado en nuestras vidas y en las de nuestros padres, y que seguirán acompañando a nuestros hijos si no tomamos conciencia sobre ellos, sobre la historia de España. Roca Barea hace un espectacular trabajo, como veremos, sobre todo a la hora de mostrar las verdades del imperio español en América y de la Inquisición, sobre todo en comparación con lo ocurrido en países próximos, que sin embargo nunca han sufrido esta leyenda negra, se han beneficiado de la llamada "Ley del Silencio".
Pero vayamos poco a poco. El punto de partida es la constatación de que Imperio y Leyenda Negra son fenómenos sociales que van unidos. A cada imperio le ha correspondido históricamente su leyenda negra, que básicamente procede de las clases dirigentes locales desplazadas por el nuevo poder imperial, o de aquellas que lo quieren obtener a su costa. Esta leyenda negra no es más que propaganda pura y dura, apalancándose sobre la menor oportunidad que tengan los propagandistas, y rara vez resiste un análisis de contraste con la realidad. Y, como los imperios desaparecen, también lo hace la leyenda negra asociada, al dejar de ser necesaria.
Lo novedoso en el caso del imperio español es que la leyenda negra pervive, y lo hace con gran fuerza, e incluso entre los españoles, pese a que ya hace tiempo que cayó el imperio español. La autora proporciona razones en la obra por las que esto puede ser así, básicamente relacionadas con el enfrentamiento protestantismo-cristianismo, y la supramacia del norte europeo frente al sur. He de decir que esta parte del libro me convence muy poco, y todo el último capítulo, dedicado a temas económicos, nada en absoluto.
Lo primero que aprenderemos es que Leyenda Negra es un término que se asocia al Imperio Español en principio, y que luego se extiende como concepto a la propaganda aparecida contra otros imperios. Nos cuenta doña Elvira que el término surge como oposición a las Leyendas Aureas que tan en boga estuvieron en la Edad Media. Una vez establecido el origen del término, a la par que una aproximación al concepto de imperio, la autora nos describe la leyenda negra asociada a los imperios romano, ruso y americano. Hace una breve incursión en los temas, así como en sus fuentes y orígenes. Ya aquí se identifican los temas que suelen aparecer en toda Leyenda Negra, y que llegarán a su culmen en el caso de la leyenda negra española: Imperio inconsciente (o sea, el pueblo imperial se ha extendido sin querer); ilegitimidad; descendencia inapropiada (baja ralea); impiedad, sed insaciable de poder y riqueza.
Es importante destacar que las castas locales tienen un apoyo formidable en los intelectuales para conseguir que la propaganda triunfe. De hecho, Roca Barea llega a definir la imperiofobia como "racismo con prestigio intelectual". En el caso de los romanos, fue con el uso de los oráculos griegos; en el caso de los rusos, los ilustrados franceses, y en el caso de los americano, tienen el enemigo dentro, con tipos como Noah Chomsky.
Una vez superada esta primera parte, entramos en la segunda, que es donde la autora despliega todo su saber y erudición, con gran brillantez en muchos momentos, para mostrarnos la génesis, evolución y temas de la leyenda negra hispana, así como para refutar con datos aquellos temas más enquistados, como son sobre todo la Inquisición y el imperio americano. Nos enteraremos de que el imperio español fue objeto de envidia desde antes del descubrimiento de América, y que a la generación de leyenda negra contra él se sumaron sucesivamente Italia, Alemania, Holanda, Inglaterra y Francia, siempre con propósitos oscuros por parte de las élites locales. Paradigmático es el caso de Guillermo de Orange en Holanda, o el de Lutero en Alemania. La autora documenta como el surgimiento y éxito de protestantismo, calvinismo y anglicanismo tienen mucho que ver con la generación de un nacionalismo local promovido por las castas locales para conseguir el poder a costa del imperio católico español. Los datos sobre la asimetría de las tolerancias protestante/calvinista/anglicana en comparación con la católica son apabullantes. Es increíble que hayamos sido los católicos los tradicionalmente tratados como intolerantes. Basta simplemente consultar las estadísticas de herejes muertos en cada país. Es brutal.
Con todo, es en los capítulos sobre la Inquisición y sobre América donde la autora literalmente "se sale". Nos enteraremos de que Inquisición había en todos los países de Europa, y que la única que se sujetaba a un proceso legal era la española, lo que nos ha permitido conocer de primera mano la cantidad de sus "fechorías", lo que a su vez nos permite ver que la nuestra fue, con diferencia, la que menos muerte tuvo a sus espaldas. Impagable el viaje que le mete a Pérez Reverte en razón del personaje del Inquisidor en sus novelas de Alatriste, y en general, sobre el ambiente supuestamente histórico que crea para sus personajes. Es un momento antológico. Por cierto, que no se me olvide tampoco el análisis de las Armadas Invencibles, sí, la española timidamente fracasada, y las varias montadas por los ingleses a la recíproca y con catastróficos resultados. Claro, que de éstas nadie sabe nada.
Y en cuanto a América, los datos vuelven a ser abrumadores, en lo referente al desarrollo de la sanidad, comunicaciones, educación, condiciones de vida, instituciones (la figura del juicio de residencia). Los viajes aquí se los llevan a dos manos Humboldt y el historiador Eliot. Hay que leerlo para creerlo.
El testigo de la leyenda negra, y ya en el declive del imperio, lo recoge la Ilustración francesa, que básicamente parte de que nada científico puede venir del mundo católico. Y ahí queda olvidada nuestra Escuela de Salamanca. Una vez más, Barea reivindica importantes figuras científicas católicas como los monjes ya citados, Balmis o Feijoo. Se pregunta Barea si de verdad alguien puede pensar que los conocimientos de la Ilustración surgen de la nada. Y aquí los viajes le tocan a Voltaire.
A partir de aquí (primer capítulo de la tercera parte), la obra pierde para mí interés. En los dos últimos capítulos, Roca Barea desarrolla la hipótesis de la que leyenda negra sigue vive para justificar la superioridad moral/racial de los protestantes/nórdicos frente a los católicos/sureños, y en la actualidad ha mutado a chivo expiatorio para justificación de las cosas que les salen mal. Puede o no que sea así. A mí no me ha convencido. Vamos, que si pagamos un tipo de interés superior a la alemana por la deuda pública, igual tiene que ver también el grado diferencia de corrupción de nuestros políticos (¿o esto es también leyenda negra?¿son igual de corruptos los políticos alemanes que los españoles?) o por el nivel de deuda que ya tenemos, o por otras tantas cosas.
¿Qué puedo añadir a lo ya dicho al principio? Lean este libro, al menos su parte 2. Disfrutarán aprendiendo y aprenderán a disfrutar defendiendo nuestra historia cuando traten de vilipendiarla. Muchas gracias por compartir con nosotros tanta sabiduría, doña María Elvira, y, a título particular, por citar un artículo mío en este magnífico ensayo.
Seguiremos hablando del tema, no quepa duda.
3 comentarios:
Dinos algo de ese capítulo de economía, que parece que no te atreves jajAjajajJ
Jajajaja. No, Raxao, no es que no me atreva, es que si me pongo con eso el post se hace demasiado largo, y ya lo es bastante.
Y, por otro lado, es claro que ese capítulo es un estrambote para actualizar el interés del tema. A mí me parece innecesario, y creo que el valor del libro es independiente de una dudosa correlación entre tipo de interés de nuestra deuda pública y Leyenda Negra
Pues a mi me ha dejado con la sospecha de que los europeos del norte nos tienen realmente un poco de "mania" y lo van demostrando pocoa poco
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