miércoles, 17 de octubre de 2018

La tectónica de los sentimientos ("La Tectonique des Sentiments"), de Éric-Emmanuel Schmitt

Se trata de una obra de teatro bastante conocida, llevada numerosas veces al escenario, y con un título difícil de olvidar. Ya me apresuro a anticipar, como siempre que hago cuando leo teatro, que es difícil apreciar la calidad de la obra simplemente a partir de la lectura, y que es posible que las percepciones así obtenidas cambien mucho si se ve la obra bien representada.

En todo caso, yo lo que he hecho es leerla. Lo primero que me llama la atención es que las acotaciones son narradas, lo que permite al autor deslizar algún apunte algo más psicológico para el comportamiento de los actores. Vamos, que no se limita a decir que el tal personaje entra.

La trama me ha parecido algo insulsa. Los protagonistas son Richard y Diane, una pareja de amantes que llevan su relación a una crisis de una forma un tanto absurda. De resultas de la misma, Diane encarga a un par de prostitutas rumanas que encandilen al tal Richard, no se sabe si por caridad o por venganza. Eline, la más joven, tendrá que enamorarle, mientras que la otra se hará pasar por la madre de Eline.

Tampoco me han parecido de interés los diálogos que la construyen. Apenas hay reflexiones de los personajes sobre lo que les sucede. Quizá se salva el siguiente diálogo, en relación sobre si los padres son quienes mejor conocen a sus hijos:
"Amar no es conocer."
RICHARD (confirmando): "Amar es privilegiar. Todo lo contrario de la ciencia, más bien el comienzo de la ceguera" 

El final de la historia es predecible y no lo destriparé más, en parte porque tampoco tiene demasiado interés. Si lo tiene en cambio el epílogo de la obra, en que Schmitt explica esto de la tectónica de los sentimientos, contraponiéndolo a los "mapas" de los sentimientos. Schmitt ve el tema de los sentimientos más similar a los choques que ocurren entre las placas tectónicas, que flotan libremente en la corteza de la tierra, dando lugar a estallidos imprevisibles (volcanes, terremotos...). Estos sucesos reconfiguran el terreno hasta alcanzar una nueva estabilidad, en la que la vida puede seguir por un tiempo, de nuevo como si no hubiera pasado nada. Frente a esta tectónica, los mapas son algo más previsible y transitable.

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