Tras terminar Berta Isla, descubrí que tenía un par de obras de Javier Marías sin leer, de las antiguas. Esta es una de ellas. Consiste en 12 cuentos de diversa procedencia, todos menos uno previamente publicados.
Lo más interesante de su lectura quizá sea ver a Marías en estilo embrionario, en que esas frases largas y llenas de matizaciones se quedan cortas, como si aún no tuviera confianza suficiente para llevarlas hasta los desarrollos posteriores. Pero, precisamente por eso, no estamos ante el mejor Marías.
La mayor parte de los cuentos no me han dicho nada. Los tres que más me han gustado son "Cuando fui mortal", "Sangre de Lanza" y el último "No más amores", que es el que me ha parecido más redondo.
"Cuando fui mortal" es original, ya que es una narración realizada por un muerto (¿inspiración de la película de Amenábar "Los otros"?) y tiene algunas reflexiones curiosas sobre el contraste entre la vida y el imaginado tiempo de muerte: "Es absurdo que permanezca el espacio y el tiempo se borre para los vivos, o en realidad es que el espacio es depositario del tiempo, sólo que es silencioso y no cuenta nada." o "ahora no sólo recuerdo lo que vi y oí y supe cuando fui mortal, sino que lo recuerdo completo, es decir, incluyendo lo que entonces no veía ni sabía ni oía ni estaba a mi alcance, pero me afectaba a mí o a quienes me importaban y acaso me configuraban."
"Sangre de Lanza" es el más largo de los cuentos del volumen y es un relato estilo detectives. Quizá por lo primero es más próximo al estilo de las novelas de Marías y por eso lo haya encontrado destacable. Me quedo con estas dos frases: "Vestirse para desvestirse, pensé, por si quería yo ver lo segundo.", "es verdad que el pasado se hace remoto cada vez más pronto."
No obstante, las frases más auténticamente Javiermarianas las encontramos en el primero de los cuentos "La herencia italiana": "no tuvo más remedio que plantearse un divorcio raudo y reconocer su error (esto es, su impaciencia, o su debilidad, o su sumisión al hábito, o su resignación)." (obsérvense las rematizaciones en el paréntesis). Aunque creo que destaca más esta en "El tiempo decisivo": "Los locutores de radio tuvieron que suspender su grito, lo dieron sólo cuando él lo quiso, no un segundo antes. Negó la inminencia, y no es tanto que detuviera el tiempo cuanto que lo marcó y lo volvió indeciso, como si estuviera diciendo: ‘Yo soy el artífice y será cuando yo lo diga, no cuando queráis vosotros. Si es, pues soy yo quien decide.’"
Rescato también ésta de "Todo mal vuelve" con la que me identifico plenamente (en mi caso, cuando leo en alemán) y así espero que nadie me considere pedante por tratar de hacerlo: "de hecho comentó que había venido leyendo las Tristia de Ovidio en el avión de París, y lo comentó no tanto con pedantería cuanto con la satisfacción que produce el logro de lo que cuesta esfuerzo."
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