miércoles, 28 de junio de 2023

Romans et Contes, de Voltaire

Qué malo es el paso del tiempo y la vejez. Recuerdo que me fascinó Voltaire cuando lo leí por primera vez hace unos 20 años. Creo que lo primero que leí de él fue Candide, para muchos la mejor de sus obras, lo que me animó a leer muchas más cosas de él, entre ellas Zadig, ou la Destinée, que ahora repito. Me parecieron ingeniosos, divertidos, entretenidos, una maravilla.

Por eso no tuve dudas en leer este volumen cuando me topé con él. Y lo que veo es que o no ha resistido bien el paso del tiempo (obviamente, no es el caso, pues ya ha aguantado más de 200 años), o he sido yo el que ha desarrollado nuevos gustos o más sofisticados. 

Es cierto que Voltaire escribe bien, pero no lo hace con demasiadas florituras. Y es cierto que siempre tiene un cierto tono humorístico, pero que rara vez te lleva a la sonrisa. "sachez que mon mari est le meilleur ami que j'aie au monde, qu'il n'y a rien que je ne lui sacrifie, hors mon amant, et qu'il ferait tout pour moi, hors de quitter sa maîtresse." "et savait de la métaphysique ce qu'on en a su dans tous les âges, c'est-à-dire fort peu de chose."

Por lo demás, estas novelas filosóficas, alegóricas si se quiere, tampoco me resultan ya tan atractivas, quizá porque con el tiempo he adquirido algo más de fondo filosófico y epistemológico, y no hace falta que me expliquen las cosas como a un niño pequeño, cosas que además me parecen relativamente sencillas.

Por ejemplo, el tema del destino, del que nadie puede escapar y con sus altibajos. Ahora lo veríamos como la complejidad inherente tanto al mundo como a la sociedad, que hace imposible su control. No que Zadig tengo un destino del que no puede escapar, sino más bien que hay muchas cosas que lo afectan, la mayor parte fuera de nuestro control. La visión de Voltaire queda resumida en esta frase, que pertenece al cuento Memnon ou la sagesse humaine: "Memnon, ayant ainsi renoncé le matin aux femmes, aux excès de table, au jeu, à toute querelle, et surtout à la cour, avait été avant la nuit trompé et volé par une belle dame, s'était enivré, avait joué, avait eu une querelle, s'était fait crever un œil, et avait été à la cour, où l'on s'était moqué de lui."

Muy ligado está el tema de la relatividad, si se quiere, lo que a nosotros nos parece muy importante, a otros les parece una tontería, y similar. Es lo que se desarrolla en la historia filosófica Micromegas, que ya había leído. Voltaire utiliza la dimensión física para describir el asunto. Me quedo con esta reflexión sardónica que hace un terrestre: "il dit qu'il savait tout le secret, que cela se trouvait dans la Somme de saint Thomas ; il regarda de haut en bas les deux habitants célestes ; il leur soutint que leurs personnes, leurs mondes, leurs soleils, leurs étoiles, tout était fait uniquement pour l'homme.

Y luego está el tema de que las cosas no son tan homogéneas como nos gustaría, y rara vez se pueden tomar soluciones de bulto. Lo desarrolla muy bien el primero de los cuentos, Le monde comme il va. Vision de Babouc, écrite par lui-même, que termina con una preciosa metáfora "Il fit faire par le meilleur fondeur de la ville une petite statue composée de tous les métaux, des terres et des pierres les plus précieuses et les plus viles ; il la porta à Ituriel : « Casserez-vous, dit-il, cette jolie statue, parce que tout n'y est pas or et diamants ?"

También en este cuento me ha encantado esta visión sobre el emprendimiento: "c'est la fantaisie des hommes qui met le prix à ces choses frivoles ; c'est cette fantaisie qui fait vivre cent ouvriers que j'emploie ; c'est elle qui me donne une belle maison, un char commode, des chevaux ; c'est elle qui excite l'industrie, qui entretient le goût, la circulation et l'abondance."

Aparte de los ya citados el volumen incorpora otros cuentos más cortos. como Le crocheteur borgne, Cosi-Santa, Lettre d'un Turc sur les fakirs et sur son ami Bababec, Les deux consolés, y este que tiene mi título preferido: Histoire des voyages de Scarmentado, écrite par lui-même.

Antes de cerrar la entrada, dejo un par de esas frases brillantes de Voltaire que yo pensé que abundarían más: 

"Etoiles de justice, abîmes de science, miroirs de vérité, qui avez la pesanteur du plomb, la dureté du fer, l'éclat du diamant et beaucoup d'affinité avec l'or..."

Y este elogio de una dama: "La vérité de l'histoire ne permet pas de taire qu'elle faisait mal la révérence ; mais elle dansait comme les fées, chantait comme les sirènes et parlait comme les Grâces : elle était pleine de talents et de vertus."

Si uno no ha leído a Voltaire, no le vendrá mal hacerlo. Es brillante, en general, y agradable de leer. Pero no se encontrará mucha profundidad es sus novelas filosóficas, solo se empezará a plantearse los problemas.



sábado, 24 de junio de 2023

El cielo protector ("The Sheltering Sky"), de Paul Bowles

 Lo voy a decir aunque sea lo último que haga: me parece que la literatura norteamericana del siglo XX está muy sobrevalorada, como también me pasa con los pintores impresionantes. Muchos nombres de postín que parecen la leche, y luego te lees sus novelas y, en el mejor caso, son del montón. No me voy a poner a buscar autores de este tipo que me hayan decepcionado, me limiteré a recordar al último que lo hizo: Steinbeck con su Of mice and men.

Lo que nos cuenta Bowles en esta novela es un viaje turístico por el sur de Argelia en el que básicamente todo sale mal. Bueno, la verdad es que no sé si los protagonistas son turistas o viajeros, aunque por fin el prefacio nos proporciona una diferenciación razonable:"He did not think of himself as a tourist; he was a traveler. The difference is partly one of time, he would explain. Whereas the tourist generally hurries back home at the end of a few weeks or months, the traveler, belonging no more to one place than to the next, moves slowly, over periods of years, from one part of the earth to the another." En otras palabras, los pobres somos turistas, y los ricos, viajeros. Ya sé dónde me ubico respecto a Sánchez Dragó.

Estamos hablando de un viaje en los años 1940 o 1950, con lo que no cabría ser muy optimista sobre la infraestructura turística. La novela, pese al tema, no es cómica, es dramática y por tanto deprimente. Aquí tenemos un par de descripciones, la primera del contenido de la fuente en el patio de un alojamiento, la segunda de una comida.

"In it reposed a small mountain of reeking garbage, and reclining on the sides of the mountain were three naked infants, their soft formless bodies troubled with bursting sores. They looked human there in their helpless misery, but somehow not quite so human as the two pink dogs lying on the tiles near by"

"the amorphous lumps of dough fried in deep fat and served cold, the pieces of cartilaginous meat, and the soggy bread, murmuring vague compliments which were warmly received,"

Como se ve, super-apatecibles ambos.

A estas circunstancias se enfrentan los tres viajeros protagonistas, la pareja Eric Port y Kit, junto a su carabina Tunner, cuya descripción es aprovechable: "Tunner himself was an essentially simple individual irresistibly attracted by whatever remained just beyond his intellectual grasp." Irán básicamente dando tumbos entre algunas partes de Argelia, sin aparentemente plan preconcebido y dejándose llevar por la disponibilidad de transporte. He de decir que alguna de los pueblos visitados podrían ser de interés con algo menos de hostilidad al turista, como ese en el que las calles parecen estar todas cubiertas (Gadames?).

Los otros dos occidentales que aparecen, estos más organizados, son dos holandeses, madre e hijo. Claro que la madre tiene estos recuerdos para España: "That sweet burro! It reminds me of Spain. We spent two months there. It’s a horrible country,’ (she pronounced it hawibble) ‘all soldiers and priests and Jews.’" Y en una sola frase se expresa el odio al judio que imperaba en Europa en contraposición con la tolerancia en España. Para que luego vengan a darnos lecciones morales con la Inquisición.

Interesante las evoluciones del cielo, por aquello del título de la novela. Cuando Port y Kit están tumbados y relajados tras una caminata "‘the sky here’s very strange. I often have the sensation when I look at it that it’s a solid thing up there, protecting us from what’s behind.’ Kit shuddered slightly as she said: ‘From what’s behind?’ ‘Yes.’ ‘But what is behind?’ Her voice was very small. ‘Nothing, I suppose. Just darkness. Absolute night.’" Sin embargo, cuando las cosas se van complicando conforme avanza la novela, así lo verá Kit:"During the middle of the day it was no longer the sun alone that persecuted from above– the entire sky was like a metal dome grown white with heat. The merciless light pushed down from all directions; the sun was the whole sky."

Es precisamente en estos momentos cuando Kit comprobará de primera mano la falsedad que se esconde detrás del papel-moneda, y de la que todos deberíamos ser conscientes. "‘I’ve got to get out. I’ve got to get out,’ she told herself over and over. The pile of banknotes lay with her pyjamas. No one paid them any attention." "She pulled a thousand-franc note out of the pile and offered it. But the woman stared at the paper and made a gesture of refusal.Se habían asegurado de tener dinero, francos, para poder llevar a cabo su viaje, y se encuentran con que más allá del Sahara los papelitos no tienen ningún valor. Evidentemente, no le hubiera pasado lo mismo con el good old oro.

Termino con la descripción de una emoción que todos hemos conocido en algún momento, y que me parece aquí magistralmente descrita: "If she could only give up, relax, and live in the perfect knowledge that there was no hope. But there was never any knowing or any certitude; the time to come always had more than one possible direction. One could not even give up hope."

El estilo de Bowles me recuerda por lo crudo al de Karina Sainz Borgo en su La hija de la española, Aparte de eso, no tiene demasiadas florituras: sobrio y en ocasiones complicado. O sea, nada que me motive a repetir con alguna de sus novelas, y tampoco a recomendar la lectura de ésta.

viernes, 23 de junio de 2023

Juan Belmonte, matador de toros, de Manuel Chaves Novales

Tercera obra que leo de Chaves Novales, tras recientemente haber leído El maestro Juan Martinez que estaba allí y hace algo más de tiempo A sangre y fuego. La segunda me pareció muy buena, y la primera no tanto, aunque fue comentándola como se me apareció esta sobre Juan Belmonte, considerada por algunos como la mejor biografía nunca escrita y, al menos, como la mejor obra del autor.

Dado que los toros nunca han sido de mi interés y mi cultura taurina tiende a cero (eso sí, lo de que Joselito murió el Talavera lo sabemos todos los que hemos vivido en la ciudad de la Cerámica, puesto que hay una estatua en los jardines del Prado, al lado de la plaza de toros), mi entusiasmo por esta lectura era perfectamente descriptible. Hasta que comencé a leerla, y al día siguiente la había terminado.

En efecto, estamos ante una obra maestra, en la que aflora todo el talento literario de Chaves Novales. Talento que tiene que emplearse a fondo (joer, si se me habrá pegado el estilo de crónica taurina) para describir la vida de Belmonte, de muy interesante infancia. Y es que es esta una biografía escrita al modo de esas crónicas taurinas que tan bien suenan al lector y oyente, aunque no le interesen las corridas.

El comienzo es espectacular, como también recuerdo que lo fue el de A sangre y fuego:

 "Juan es muy poquita cosa, y la calle, en cambio, es demasiado grande, tumultuosa y varia. Es una calle tan grande y tan varia como el mundo. Juan no lo sabe pero la verdad es que lo que él quisiera, callejear libremente, ser amo de la calle, es tan difícil como ser amo del mundo. Los niños que no se asustan en una calle como aquélla y a fuerza de heroísmo la dominan, podrán dominar el mundo cualquier día. En todo el mundo no hay más de lo que hay en aquella calle de Juan; ni más confusión, ni peores enemigos, ni peligros más ciertos."


Con ello empieza la biografía de Belmonte, como no puede ser de otra forma, por su infancia. Y es esta infancia la parte más interesante del libro, la que devoré sin pausas, pues entre lo que cuenta y cómo te lo cuenta es imposible escapararse de la narración. Sobre un fondo costumbrista de cómo es la vida en Sevilla y en Triana, asistimos hechizados y a la luz de la luna, a las hazañas de Juanito y sus compadres toreritos para conseguir torear. La sensación que te queda es que en aquella época, el toreo era como ahora el fútbol, y los chavalines se pasaban todo el día pensando en cómo hacerlo.

Pero, claro, donde al chaval futbolista le basta un balón y el abrigo como poste, a los torerillos les hace falta una res. Por eso, se van por las noches a las dehesas a tratar de torear, a oscuras para que los ganaderos no les vean, con el problema de que quizá ellos tampoco puedan ver a los toros. Las escenas que se nos describen van desde lo épico a lo cómico, pasando por lo surrealista. En la misma línea hay que visualizar esos enjambres de torerillos que acuden y colapsan cualquier oportunidad que haya de correr vaquillas en cualquier pueblo, hasta el punto de que se les prohíba el acceso o se les tenga en prisión aligerada.

De entre las escenas más épicas, aunque no de toreo, se refiere Belmonte a la construcción del nuevo canal del Guadalquivir en la que participó. Así se adorna Chaves al contarlo: "Fui un jornalero más en aquella legión de proletarios que arañaba tenazmente la tierra para abrir un cauce nuevo al viejo Betis." Me cuesta creer que estas fueran las palabras literales de Belmonte.

Y le llega el triunfo, en Valencia, si no recuerdo mal, y a partir de ahí su vida de torero se hace profesional, y el relato pierde algo de interés, no solo para el lector, para el propio Belmonte que así se confiesa: "Mi vida taurina, además, en cuanto tomó un cauce profesional, perdió para mí la emoción y el interés que me ha hecho conservar frescos y palpitantes en la memoria los episodios de la que me atrevo a llamar época heroica."

Aún así, sigue siendo una lectura amena, y aparecen nuevos polos que resultarán jugosos al lector, Por ejemplo, sus viajes a América, con grandes cumplidos para Lima (donde encontró a su mujer), algo menores para México, y horror por Nueva York, por lo menos en su primera toma de contacto: "Nueva York no me gustó. Demasiado grande y demasiado distinto. Ni aquellas simas profundas eran calles, ni aquellas hormiguitas apresuradas eran hombres, ni aquel hacinamiento de hierros y cemento, puentes y rascacielos era una ciudad" En todo caso, retoma un poco ese fondo costumbrista que había usado para Sevilla.

Y también se disfrutan mucho sus reflexiones, algunas que me parecen inperecederas, ¿Por qué no se volvió loco con la fama? "Me salvaron del peligro de desvanecerme en multitud que corría, aquella incapacidad que tuve siempre para la petulancia, aunque me hubiese gustado dejarme llevar por ella; mi gran puerilidad de hombre que añora una infancia que no ha tenido y el amargo sabor y el recelo que los fracasos y la injusticia me habían dejado en la época de mi duro aprendizaje."

Como se ve, cada reflexión se transforma en una delicia literaria gracias a la pluma de Chaves.
Aquí habla de la eterna gratitud al aficionado, o por qué el torero tiene obligación moral de invitarlte: "El que gasta sus energías discutiendo sobre un torero en vez de gastarlas en trabajar, cuando necesita algo va a pedírselo al torero a cuya gloria consagra lo mejor de su vida. De ahí la obligación de ser rumboso que el torero tiene."

Sobre el miedo:"El miedo que se pasa en las horas que preceden a la corrida es espantoso. El que diga lo contrario miente o no es un ser racional." Y algo sobre las supersticiones de los toreros:"Mi más firme convicción, mi superstición si se quiere, es ésta: no vale escurrir el bulto. Hay que ofrecer gallardamente al Destino el sitio por donde pueda herirnos. Cuando pienso en una desgracia y me familiarizo con ella y tengo alma bastante para vivirla en toda su intensidad, es cuando la evito. Ésta es mi única superstición verdadera." Impresionante.

Y, claro, también le toca a Belmonte vivir los albores de la Guerra Civil, esa República idealizada por la izquierda, y que él vivió allí, en directo: "Creció el odio al propietario, bueno o malo, sólo por ser propietario, y al socaire de las teorías anticapitalistas invadieron el campo cuadrillas de expropiadores, que no eran otros que los tradicionales algarines, los raterillos rurales, que siempre habían andado a salto de mata, y ahora tomaban un aire altivo de ejecutores de la justicia social." Supongo que los izquierdistas de este país no dudarán en calificar el libro como panfleto anticomunista a raiz de esta observación. Y obsérvese la fina ironía con la referencia a la justicia social, el arma intervencionista de nuestros días ya empuñada a principios del XX. 

Dos apuntes más, y recuérdese que esto pasa con un gobierno democráticamente elegido, no en la guerra:"Ya no se trataba de ir contra los caciques ni contra los usureros. Se iba directamente contra el propietario por el delito de serlo."
"Aunque el aparato terrorífico de la revolución era impresionante, la realidad revolucionaria era muy inferior a lo que aparentaba. Todo se reducía a los hurtos en el campo y a los sustos que los jornaleros daban a los propietarios que habían caciqueado o ejercido la usura; les pintaban cruces y calaveras en la puerta de sus casas; la clásica mano negra y la hoz y el martillo soviético marcaban cuanto poseían; les hurtaban todo lo que podían y, a veces, les desjarretaban el ganado." Qué ambientazo para vivir.

El contrapunto nos lo da este detalle libertario del torero: "Y por esto sí que no paso. Me niego a que el Estado y el Municipio y la Diputación tengan ese concepto liberal de mi dinero. Pase que haya que torear para ayudar a unos infelices que, a fin de cuentas, forman el pedestal del torero. ¡Pero me niego a dar una sola verónica en beneficio del Estado!" Un tipo con las ideas claras, vamos.

El talento de Chaves Novales también nos proporciona momentos de humor, no quiero cerrar estas líneas sin poner alguno: "Juanito, no te falta más que morir en la plaza!—Se hará lo que se pueda, don Ramón—contestaba yo modestamente."

Disfrnten de esta lectura. Si lo dudan, repasen los extractos que acaban de leer, pues hay muchos más como estos esperándoles en sus páginas.

martes, 20 de junio de 2023

Hijos de la Fábula, de Fernando Aramburu

Aramburu entró en mi círculo de lecturas con su excepcional Patria, que tanta gente ha leído. Desde entonces he seguido su obra, aunque lo ha explorado hacia atrás. Este el segundo que saca después de Patria, tras Los vencejos, que tampoco me emocionó.

Este es una novelita corta y humorística, que sigue las andanzas de dos etarras novatos, cuando se quedan tirados en Albi al abandonar la banda terrorista lo que llamaban la "lucha armada". La novela se lee bien, pero no es gran cosa. Hay relativamente poca acción y sobre todo dominan los diálogos entre los dos protagonistas, Joseba y Asier, en los que se aprecia claramente su grado de taruguez, con la reflexión consecuente sobre el calibre del personal de la banda terrorista. 

Por ponerlo de una forma positiva, chavales tan despistados como todos los de su edad, pero en esta caso orientados hacia actividades destructivas dentro de su considerable lio mental. Como esta propuesta para evitar las tentaciones femeninas y todos los males que acompañan a las relaciones sentimentales: "Una zona para los hombres, otra para las mujeres. Se habilita en medio un espacio neutral como entre las dos Coreas, con cabinas para los acoplamientos carnales y adiós problemas. Después cada cual a lo suyo, sin mezclarse."

La historia transcurre principalmente en Francia, entre Albi y Toulouse, para trasladarse hacia el final de vuelta a España, en concreto a Zaragoza, cuando los dos ex-etarras deciden establecerse como nueva banda armada y tomar el relevo de los cobardes que han abandonado la lucha. Hay algunas escenas surrealistas y divertidas describiendo sus entrenamientos y ensayos, y los análisis posteriores sobre los errores cometidos.

Pero, no obstante, lo que más se disfruta son sus diálogos, algunos muy divertidos: "—Concho con los comunistas. ¡Cuánta propiedad privada! 

Asier salió en defensa de los dueños. —Todo esto lo habrán heredado. ¿Qué van a hacer? ¿Tirarlo?"

O el reencuentro de Joseba con su señora: "—Qué flaco estás. ¿Dónde andabas? —Luchando por Euskal Herria. —¿ Y por qué no me has llamado?"

Claro, que en esos diálogos también aparecen frases más cargadas de fondo, que revelan, entre chanza y chanza, el peligro que representa esta gente. 

"—Justicia suprema. —Conclusión: no podemos ser injustos. Imposible. Aunque quisiéramos."

"La  felicidad vuelve a la gente estúpida. Se olvidan de luchar. Les entra pereza. Los felices sólo piensan en ir de compras y bañarse en la piscina. Piensan en vacaciones, playa y discoteca. Eso es apoyar al sistema opresor."

En la siguiente se refleja magistralmente las paradojas que pueblan la mente de los radicales y sobre todo de los de izquierdas: "Y luego estaba el asunto peliagudo del dinero. Hasta para tumbar el capitalismo hace falta capital.

Y también recojo otra en la que se resumen los valores del nacionalismo vasco, con una dosis de sorna, resumiendo el discurso que le espeta Joseba a Asier para convencerle de que hay que seguir en lucha: "Después ensalzó la fortaleza física del hombre vasco , el versolarismo, la sierra de Aralar, el ratón de Guetaria, a Basajaun y a Txomin Iturbe, todo mezclado en un acalorado pisto patriótico."

En suma, divertida novela del montón, con la que Aramburu parece seguir deseando amortizar el gran éxito y fama que le dio Patria. Ya veremos cuánto recorrido le queda si no empieza a subir el nivel.















jueves, 15 de junio de 2023

Obras completas, de Pablo Palacio

Llego a este autor gracias a una exposión sobre él que vi en una reciente visita al museo de América (de Madrid) que, por cierto, es muy recomendable. Es un peazo de museo relativamente poco conocido entre los blockbusters de Madrid, pero que de verdad merece la pena. No perderse los "enconchados" de la conquista de México.

El caso es que en el claustro había una exposición con obras de arte en homenaje a la que es su obra más conocida, una colección de cuentos llamada "El hombre muerto a puntapiés". La exposición y los extractos me picaron la curiosidad, y me hice con estas sus obras completas, que incorporan un par de novelillas surrealistas, algunos otros cuentos, sus ensayos filosóficos, y luego material complementario más de interés para eruditos.

Antes de seguir con la lectura, una reflexión. Como se ha visto, la memoria de Pablo Palacio, escritor ecuatoriano del que no había oído hablar hasta hace unas semanas, perdura en parte porque hay gente dispuesta a darlo a conocer. La prueba es esta exposición, y la gente interesada en editar sus obras, que como veo viene con el patrocinio de la UNESCO.

No es que Palacio sea un escritor mediocre, algo de genio tiene. Pero su obra es muy corta (el tipo se volvió loco y falleció a los 41 años), y para mí solo han resultado de interés los 6 o 7 cuentecillos de la obra ya citada. ¿Cómo es que merece una exposición en el museo de América y tanta reedición? Pues resulta que también tiene el mérito de haber sido socialista (aunque a un socialista de principios del XX se le puede perdonar el idealismo, no así a los actuales, tras tanto experimento fracasado y sufrimiento causado a la hunanidad; este párrafo refleja bien lo que digo: "El principal motivo de lucha del mundo contemporáneo se desarrolla sobre el concepto de la propiedad como la expresión del orden, los otros exigen que desaparezca la propiedad como un principio del orden. «Ya va a comenzar el orden», es el programa de los unos; «nos estáis llevando a la anarquía», es la queja de los otros."). 

Y está claro que los de izquierdas cuidan de los suyos. Imagino que, ceteris paribus, si se hubera declarado conservador o libertal ya se lo habrían llevado las brumas del olvido. Tampoco olvidemos que este "cuidado" y recuperación se hace típicamente con nuestros impuestos, no por recursos generados en el mercado (museo de América, UNESCO).

Dicho esto, vamos ya con la lectura, aunque tampoco hay demasiado que decir dada la brevedas de la obra. Los cuentos que le han dado fama la verdad es que son originales y merecen lectura; me han resultado sorprendentes, y en general me han gustado. Destacaría "La doble y única mujer", en que se nos cuenta con perspectiva subjetiva la vida cotidiana de una-dos mujeres siamesas. Una de sus reflexiones: "la condición esencial para que un mueble mío sea mueble en el cerebro de los demás, es que forme y parte de ese objeto que me sirve y que no puede tener en ningún momento vida íntegra e independiente." Aunque la más divertida tiene que ver, cómo no, con el amor: "Primero, ¿era posible para él sentir deseo de satisfacer mi deseo? Segundo, ¿esperaría que una de mis partes se brindase, o tendría determinada inclinación, que haría inútil la guerra de mis yos?"

También me ha gustado "Las mujeres miran las estrellas", de donde también saco alguna frase brillante: "Los historiadores son ciegos que tactean; los literatos dicen que sienten; los futbolistas son policéfalos, guiados por los cuádriceps, gemelos y soleus."

Característico de su estilo narrativo es el juego con las formas de las letras y la colocación de las palabras, muy usado en "Brujerías", o en esta frase del primer cuento: "Y yo, por una fuerza secreta de intuición que Ud. no puede comprender, leí así: ERA VICIOSO, con letras prodigiosamente grandes."

También transita la comparación en sentido contrario:"Esta mujer, clavando una mirada oblicua en Temístocles, hace de su boca un paréntesis."

Tras estos cuentos el volumen incluye sus dos novelas, ambas cortas: "Débora" y "Vida del ahorcado". Me han parecido un rollo. El estilo de Palacio aguanta la distancia breve, pero se hace insufrible en cuanto la cosa se extiendo y uno tiene la creciente sensación de que todo lo que cuenta es absurdo. Van luego unos cuentecillos cortos, y nos topamos de repente con sus artículos periodísticos y filosóficas. 

Aquí se ve mejor su talento literario, pues la verdad es que están muy bien escritos. Los periodísticos son una delicia de leer, con una fina ironía omnipresente: "En ese tiempo se hacía buen gobierno cuando había buen tráfico de automóviles y bastantes caballeros en los bares, no cuando el miserable tenía lo suficiente para mejorar su condición de bestia de carga." 

En el segundo de ellos desarrolla un feminismo muy razonado, en una época de la historia en que evidentemente hacía mucha falta: "La cuestión central está en bosquejar ligeramente la legislación dictada por los poseedores de mujeres en defensa de sus intereses, a través del desarrollo humano. El adulterio y el criterio político punitivo del adulterio nos va a dar una luz en el problema." Muy acertada esa aproximación a una legislación discriminatoria por promulgada por los que se consideran propietarios de la mujer.

Los filosóficos, sin estar mal, tienen el problema de, eso, ser filosóficos y, por tanto, propensos a debates oscurantistas y en muchos casos poco interesantes salvo para los metidos en el debate.

Poco más voy a decir. Al lector interesado, limítese al primer libro de cuentos y así ya podrá decir que ha leído algo de literatura ecuatoriana. El resto tampoco le va a consumir mucho más tiempo, pero quizá este tiempo adicional sí tenga la sensación de haberlo perdido.

domingo, 11 de junio de 2023

Los trajes nuevos del Presidente Mao ("Les habits neufs du Président Mao"), de Simon Leys

 Como se ve, no he tardo demasiado en volver a leer a Simon Leys tras hacerlo con un primer grupo de sus ensayos en Ombres Chinoises. De dicha lectura saqué la conclusión de que Leys es un verdadero experto en el país, al que además ama con todo su corazón, sobre todo a la gente ("Le potentiel d'intelligence, d'invention, d'initiative, d'endurance, d'ingéniosité et d'activité du peuple chinois est tel qu'il s'accommode meme de gouvernements ineptes pourvu qu' ils se contentent d'etre simplement parasitaires (...).")

Este que comento es posiblemente su trabajo más conocido y el que originalmente se me había recomendado, Y no decepciona, aunque quizá se haga un poco largo y redundante. Tiene básicamente dos partes: la primera es apasionante hasta el punto que uno no puede dejar de leer. En ella explica los preocdentes de la "Revolución Cultural" de Mao y luego la describe conceptualmente con sus principales eventos. La segunda es más prolija y consiste en una cronología detallada de los eventos que resume la primera. Francamente, con leer dicha primera parte uno va servido y muy bien servido, como ahora se verá. Espero no dejarme cosas importantes en el tintero. 

La gran sorpresa para mí tras esta lectura es que realmente Mao no llegó, ni de lejos, a tener un poder tan hegemónico como algunos de sus peers, tipo Stalin, Pol-Pot o Fidel Castro. De hecho, la revolución Cultural, nos dice Leys, no deja de ser el movimiento que hizo un Mao apartado ya del poder, para conseguir recuperarlo, lo que tampoco consiguió en toda su magnitud: "La« Révolution cu1turelle » qui n'eut de révolutionnaire que le nom, et de culturel que le prétexte tactique initial, fut une lutte pour le pouvoir, menée au sommet entre une poignée d 'individus,"

Lo curioso es que a Mao se le había depurado, pero no se le había condenado a nada y seguía activo, vivito y coleando. Pero más curioso aún es contemplar cómo esta parece ser la norma en el régimen chino: se depura a los contrarios una vez tomado el poder, pero no acaban siquiera en la cárcel. El principal enemigo de Mao tras el Gran Salto Adelante, un tal Peng. una vez eliminado de la estructura del partido, se queda cuidando de su huertecito como si tal cosa. Esto que digo se refrenda con la lectura de las biografías que hay al final del libro. Los chinos comunistas se depuran como todos los regímenes comunistas, pero no se asesinan o se hacen desaparecer. El propio Den Xiaoping, revisionista de las políticas de Mao, es capaz de retormar el poder tras la "Revolución Cultural".

Pero no solo esto; Leys nos revela que el poder en China está muy fragmentado, y que, pese a los denodados intentos de Mao por controlar absolutamente todas las regiones mediante su "triple alianza" (ejército, burocracia, revolucionarios) no lo consigue ni de muy lejos. La sensación que da Leys es que el ganador de todo el lío resulta ser el ejército, con presencia constante y dominante en los Comités Revolucionarios. A su vez, el poder en el ejército está fragmentado regionalmente, por lo que nunca llega a haber un poder hegemónico en China. Estos grados de libertad son completamente diferenciales de lo ocurrido en otros régimenes comunistas, y pueden incluso explicar la China capitalista actual bajo una bandera roja comunista. Vamos, que a los chinos es difícil imponerles cosas por la fuerza, visión contrario a la que un servidor tenía.

Para contextualizar la "Revolución Cultural", Leys explica los dos hitos previos principales del Maoismo: las "Cien Flores" y "El Gran Salto Adelante". Al primero dedica poco espacio: yo he sacado la conclusión de que en esa primera etapa Mao trata de incorporar a la causa de China a todos los intelectuales interesados, pero la cosa no sale a su gusto porque, claro, le salen contestatarios.

Esto lleva a la política del "Gran Salto Adelante", Básicamente consiste en sustituir capital por mano de obra, puesto que lo primero les cuesta mucho obtenerlo y se implanta con mucha lentitud, y en cambio de lo segundo hay mucho en China. Estose traduce en tres temas del pensamiento maoista: "1. la force de la Chine réside dans son dénuement meme : la Chine est une « page blanche » qui s'offre a l'inspiration de Mao pour qu'i] y calligraphie le poeme inouI de sa révolution; 2. la seule ferveur révolutionnaire peut et doit efficacement surmonter l' obstacle des choses et transformer la matiere (primauté du «rouge» sur l' « expert ») ; 3. l'improvisation villageoise, le « bricolage indigene » (tu fangfa) peuvent et doivent efficacement remplacer les moyens scientifiques, techniques et industriels.

Como cualquier economista no Marxista le hubiera podido explicar a Mao, es imposible tal sustitución, y el "Gran Salto Adelante" fue un completo desastre. De resultas de ello, Mao fue apartado del régimen, y entraron los revisionistas, entre ellos Peng y Den Xiaoping, Como digo, nada qiue ver con el régimen soviético o el cubano.

Mao se refugia en Shanghai y se hace fuerte allí, desde dónde diseña su retorno al poder. Allí es donde diseña su "Revolución Cultural" que, como ya se ha dicho, no deja de ser una mera disculpa para conseguir desbancar a los actuales detentores. La táctica usada es descrita detalladamente por Leys y no me detendré en ella, pero exije la colaboración del ejército, que será la base de su toma de poder.

La Revolución Cultural la basa Mao en la solución a tres problemas:"

1. Probleme de la jeunesse dont il faut assurer la formation révolutionnaire sous peine de voir un jour la Chine changer de couleur; 

2. Probleme des campagnes ou l'immobilisme des cadres et l'instinct de propriété des paysans compromettent le développement du socialisme; 

3. Probleme de la culture, laquelle est monopolisée par des intellectuels qui, réfractaires a l' idéal socialiste, anesthésient l' opinion pour préparer une restauration capitaliste."

Para el autor, en una frase que aplicaría sin demasiado cambio al actual presidente del gobierno español (sustitúyase España por China, y PSOE por régimen, y ya está): "Lui qui, lors du « Grand Bond en avant » avait déja montré qu'il était pret a sacrifier les intérets de la Chine a ceux du régime, montrera lors de la « Révolution culturelle » qu'il était pret a sacrifier les intérets du régime a ceux de son pouvoir personnel."

Lo cierto es que Mao consiguió así volver al poder en Pekin, y se pasó unos cuantos años tratando de que se formaran los comités revolucionarios en las distintas partes del país. Irónicamente, gran parte de los problemas venían de que no quería tener revolucionarios en dichos comités: o sea, los revolucionarios estaban bien para hacerse con el poder, pero una vez lo conseguía, lo quería ejercer a través de la burocracia previa y el ejército. Es fácil imaginar la decepción de los revolucionarios que, tras ejercer su papel de comparsas, eran depurados a su vez y vistos como enemigos del pueblo (pero, recuérdese, la depuración en China no acaba tan mal como en la URSS).

Respecto al ejército, Mao, con su principal aliado Lin Bao, pretende la obediencia ciega en términos bastante ciertos, Esto les hace cantar a los soldados: "Nous suivrons étroitement pas a pas, nous saisirons en profondeur, nous appliquerons phrase a phrase, nous appliquerons mot a mot chaque instruction du président Mao; celles que nous comprenons, nous les exécutons, celles que nous ne comprenons pas, nous les exécutons résolument aussi, et dans le processus d'exécution nous en approfondissons la compréhension; nous ferons de la pensée du président Mao la substance de notre ame, de far; on qu'elle commande chacun de nos nerfs, chacun de nos gestes." Como también he dicho, lo conseguirá solo en algunos territorios.

Lo bueno es que mientras los gatos (las facciones) se pelean, los ratones (la gente) baila: "a la faveur de l' anarchie générale, les campagnes s'étaient trouvées largement abandonnées a elles-memes - ce qui, assez ironiquement, explique d'ailleurs l'assez bonne situation de l'économie agricole a l'issue de ces deux années de chaos politique." Para un economista, no se podía esperar otra cosa, sobre por tanto el "irónicamente" con que matiza Leys su frase.

Finalmente, quedan algunas palabras sobre la implementación de la Revolución Cultural, que era de lo que yo pensaba que me iba a enterar leyendo el libro. Había oído cosas terribles, sobre todo en referencia al éxodo rural al que forzó a millones de chinos. Visto con los ojos de Leys, está claro que la cosa no fue tan terrible, aunque los números con la dimensión china aterren a los occidentales. Es claro que estas políticas solo se llevaron a cabo allá donde tenía el poder Mao, y debieron de ser desastrosas. Por ejemplo, en la región de Jiangxi, considerada modélica: "plus de 720 000 personnes (dont 130 000 cadres, enseignants et médecins) sont allées s'installer a la campagne pour se transformer en simples paysans ; leur masse a été répartie entre 12 000 brigades de production.".

En lo referente a la Universidad, las pretensiones de Mao era que solo estudiaran los que tuvieran el carnet. Bueno, más que estudiar, que les dieran un título, pues se rebajaban la longitud de las carreras y no se hacían exámenes. Vamos, una línea idónea para cargarse la enseñanza superior. No acaba de estar claro en cuántas universidades se llegaron a implantar tan maravillosas políticas, pero no debieron de ser muchas, Por el último, en lo referente al "problema intelectual", aquí sí tenemos a Mao enchufando sin remilgos a su querida, que sí pudo depurar a algunos intelectuales hostiles (y aquí la "depuración" igual sí tiene tintes más siniestros), aparte de reformular la clásica Ópera China hacia un formato infumable.

En todo caso parece que los efectos, siendo muy destructivos, se concetraron en determinadas áreas de la geografía china y no en toda ella. Es quizá esto lo que explica el desastre en que se convirtió Pekin, tal como nos cuenta Leys en ya citado Ombres Chinoises, y que al tiempo hayan sobrevivido ciudades como Ping Yao o Shouzu, o preciosos templos en Wudang, Wutai o Taishan.

En suma, ha sido una lectura sorprendente y muy amena, sobre todo en la primera mitad del libro, que recomiendo a todo el que tenga un mínimo interés por China. La segunda es más para eruditos y me la podría haber ahorrado, pero, bueno, no lo hubiera podido saber sin leerla.

lunes, 5 de junio de 2023

El maestro Juan Martínez que estaba allí, de Manuel Chaves Nogales

 De Chaves Nogales ya leí hace un tiempo la que posiblemente sea su obra más conocida, A sangre y fuego. Me gustó: sea trata de una obra costumbrista, un reportaje sobre algunos capítulos de la Guerra Civil española muy centrados en el bando de su preferencias, el rojo, pero sin por ello sesgar el relato.

Este que acabo de terminar es de un estilo similar, solo que ahora recoge el testimonio de una sola persona, el maestro (de flamenco) Juan Martínez, sobre lo que ocurrió en Rusia en los primeros años de la revolución bolchevique. Una vez más, lo ocurrido se nos cuenta con un estilo sobrio, rayano en lo ingenuo, que me recuerda un poco al de don Benito Pérez Galdós, capaz de contarte las mayores truculencias como si fuera un cotilleo de vecinas. En esta caso, además, es en primera persona, pues es el relato del ya citado maestro.

La historia del maestro comienza en Paris, desde donde se trasladará con su pareja Sole a Constantinopla para actuar allí. Aquí les pilla el comienzo de la Primera Guerra Mundial, de cuyos horrores huyen a Rumania por vía de Bulgaria (en cuya frontera no se creerán que es español de Burgos por confundir la ciudad con la búlgara de Burgas, al lado del mar Negro). En Rumania tendrán oportunidad de ver unos de esos ahora increíbles episodios de festejos cuando Rumania declare la guerra a Alemania: "¡ La guerra! ¡La guerra! ¡Rumanía acaba de declarar la guerra a Alemania! El público se levantó en masa y gritó entusiásticamente:—¡ La guerra! ¡La guerra! ¡Viva la guerra!"

Como el maestro ya sabe mejor, no duda en seguir moviéndose, ahora hacia la seguridad de Rusia, cuyas ciudades siempre quedan lejos del frente. Lo que pasa es que aquí les pilla la revolución bolchevique, y se encontrará viviendo en una situación mucho más trágica que la causada por el conflicto bélico, como se aprecia en la lectura.

De los comienzos de la revolución queda claro que nadie la quería y que su triunfo se hizo por la pura fuerza y algo la propaganda: "Desde el primer momento se dedicaron los bolcheviques a hacer una intensa propaganda de sus ideas entre los cinco mil obreros del arsenal, porque lo curioso era que la mayoría de los obreros de Kiev y la totalidad de los campesinos de Ucrania estaban en contra de aquel Gobierno obrero y campesino,". Vamos, que la utopia comunista ni siquiera fue capaz de engañar a nadie en sus comienzos, lo que hace aún más sorprendente que en la actualidad parezca que hay gente que se la cree. Estos son algunos de los comentarios de nuestro protagonista: "Me asfixio bajo esto que llaman dictadura del proletariado; me muero de asco y de tristeza. ¡Volver a Francia, y luego morir, si es inevitable! Todo menos seguir en este gigantesco presidio de ciento treinta millones de seres." "El régimen soviético era muy bueno, pero para ellos solos. A los demás, que nos partiese un rayo."

En cuanto a la violencia, son numerosas las escenas contempladas y compartidas por don Juan, incluidas algunas ocurridas en las propias checas. Llamativo este episodio inicial en Petrogrado, que recuerda a las podemitas sacando a los violadores de la cárcel con la ley del "sí es sí": "Estas bandas estaban formadas, en su mayor parte, por presidiarios, a quienes la revolución había abierto las puertas de las cárceles. De la fortaleza Pedro y Pablo salieron centenares de delincuentes, que se armaron con los fusiles de la policía y del ejército para cometer impunemente cuantos crímenes querían." Y es que para que la Revolución triunfe se necesita a la gente asustada en su casa.

Todas las vivencias del maestro están dominadas por el hambre, el "hambre negra" que aflora su cabeza una y otra vez, y en todos los sitios por los que pasa sus desventuras. La Revolución colapsa el sistema productivo y los alimentos no llegan ya a sus demandantes; es más, se desarrolla un sistema de corrupción que dificulta aún más tal abastecimiento. En geniales palabras del maestro, "Repartir bonos y echar discursos eran cosas que hacían con la mayor facilidad del mundo. Dar de comer era ya otra cosa."

Lo que nos lleva a otra de las características que dominan el relato: la burocracia y la arbitrariedad, consecuencias bien conocidas de esos régimenes económicos de planificación central, a los que habría que ir cambiando el nombre, pues de planificación en ellos no hay nada. Los bolcheviques "Trabajaban día y noche patrullando por las calles con el fusil a la espalda o en aquellas oficinas desmanteladas, en las que garrapateaban bonos, salvoconductos, órdenes de requisa, autorizaciones y prohibiciones, hasta que caían rendidos de fatiga, extenuados, con los ojos desorbitados por la fiebre y el sueño, como si fuesen ojos de cristal."

Pero "Entre ellos mismos no se entendían; lo que prohibían en un sitio lo autorizaban en otro; cada bolchevique ponía una ley, se aceptaba y se procuraba cumplirla; pero detrás de aquel bolchevique venía otro que, fusil en mano, exigía todo lo contrario." Esto les ocurre en Odesa: "Obtuvimos una autorización para bañarnos—hasta para bañarse en el mar hacía falta una autorización especial de los bolcheviques—, y yo creo que, gracias al sol y al agua, nos respetó el tifus." La libertad de los comunistas.

Lo único que salva de la inanición a los moscovitas es, por supuesto, el mercado negro, los malvados especuladores, como siempre en estos casos. 

La mayor parte de la narración transcurre en Kiev, a dónde son capaces de huir desde Moscú. Se encuentran una ciudad rica y bulliciosa, aún bajo el dominio del zar, a la que atacarán y conquistarán sucesivamente un montón de facciones. Aquí se muestra el caos post-revolucionario, el ambiente que vivían las gentes a las que les tocaron estos sucesos. En Kiev se enfrenten las tropas rojas o bolcheviques, las blancas o zaristas, las nacionalistas ucranianas, y también el ejército polaco. Y en los alrededores de Kiev "Había bandas de forajidos blancos, rojos, verdes y negros; es decir, zaristas, bolcheviques, campesinos y anarquistas, todos igualmente ladrones y asesinos."

Tan imposible se hace la vida para la persona normal, que terminan deseando el triunfo de los bolcheviques, aunque solo sea para que dejen de sonar disparos. En opinión de Martínez, la gente al final prefirió a los rojos porque al menos estos pasaban la misma hambre que ellos.

De Kiev consiguen trasladarse a Odesa, donde el hambre alcanza cotas hasta ahora no vividas, y tenemos el que quizá sea el momento más terrible de la narración, y una de las pocas veces en que se habla de los niños: "No se sabe nunca a qué extremos puede llevarnos el instinto de vivir; hasta dónde llega el egoísmo. Nadie sabe lo egoísta que es mientras no llega el caso, y a quienes se hagan la ilusión de creer que en aquellas circunstancias hubiesen hecho algo mejor de lo que yo hice—volver la cara al otro lado—, yo les pondría en una de aquellas calles de Odesa durante los años del hambre, cuando centenares de criaturas, abandonadas por sus familiares, muertos de hambre o de tifus, esperaban a morir acoquinadas en los portales." Horroroso. Y aquí todavía hay gente que gobierna con comunistas.

Será por fin desde Odesa, con otra serie de truculentas aventuras, que Juan y su Sole consigan escaparse a Estambul y recuperar su vida (hasta cierto punto) tras seis años de penurias. Lo que me recuerda el escaso peso que tiene Sole en el relato. Juan te cuenta sus problemas, por ejemplo, con el pasaporte, pero rara vez habla de las cosas que le sucedían a Sole, que se queda meramente en costilla o "mochila" del protagonista.

En suma, Chaves Nogales nos depara un relato repleto de horrores, pero con un estilo de andar por casa, lo que hace la vivencia a la vez más próxima y menos truculenta. Tipos como Juan Martínez, o el propio Nogales, ya sabían lo que estaba pasando en la URSS. ¿Cómo vería esta gente nuestra Segunda República, que también aportaba sus checas? ¿Creerían que las cosas serían distintas en España de lo que habrían sufrido en Rusia? 

Menos mal que aquí los "blancos" sí triunfaron, menos mal, aunque ahora los rojos derrotados quieran prohibirnos hablar del tema.

viernes, 2 de junio de 2023

Sombras chinescas ("Ombres chinoises"), de Simon Leys

Simon Leys fue un periodista francés especializado en China, Escribió bastantes ensayos sobre la China de Mao Tse Tung, producto de sus estancias en tal país, la mayor parte de ellos en los años 70. Uno de los aspectos más interesantes de Leys es que también conoció la China previa a la revolución Maoista, por lo que puede comparar entre el antes y el después, algo que nos está vedado a prácticamente todos los demás mortales, incluidos muchos de los que escribían sobre China a la vez que Leys.

Con todo, el libro es algo decepcionante, pero con motivo. Me explico, porque ya el título lo revela: Leys va a tratar de documentar como es la vida tras la revolución, y para eso viaja a China, varias veces supongo. Pero su frustración queda revelada desde el primer ensayo que este volumen, en que nos explica la prácticamente absoluta imposibilidad de entrar en contacto con la China real post-Mao para los extranjeros. Todas las visitas están preparados, todo oculto tras bambalinas, casi imposible separarse de los canales oficiales, incluso renuencia a hacerlo por los problemas en que podría poner a sus acompañantes y guias. Son contadísimas las ocasiones en que Leys podrá contactar con chinos auténticos y así conseguir la información que precisa. "Strictement coupé de la seule réalité qui importe — la vie quotidienne du peuple chinois — l’étranger qui veut traiter « de la Chine » n’a guère que deux possibilités : soit recopier les slogans officiels (qui lui sont fournis tantôt oralement au cours d’ « interviews », tantôt par écrit dans des fascicules de propagande mis gracieusement à sa disposition en douze langues), soit glaner désespérément par lui-même toutes les miettes de cette réalité qu’on lui dérobe, et coudre ensemble vaille que vaille un lot de petites vignettes disparates."

De aquí viene el nombre del libro: Sombras chinescas, porque Leys confiesa la imposibilidad de contar la realidad, y se va a tener que limitar a eso, a describir las sombras de vida que le deja ver el aparato. Al mismo tiempo, criticará sin piedad a todos aquellos periodistas que, sometidos al mismo régimen que él, se empeñan en describir dichas sombras como la vida real en China, "Les bénéficiaires de ces faveurs extraordinaires sont en effet soit des scribes stipendiés par le régime, qui, pour ce qu’ils sont à même d’observer, auraient aussi bien pu écrire leur récit de voyage avant de se mettre en route, rien qu’en feuilletant quelques numéros de La Chine en construction, soit des individus que leur naïveté ou le fanatisme de leur dévotion au maoïsme mettent définitivement à l’abri des réalités." Una y otra vez revela en sus ensayos los mayúsculos errores que cometen estos "amigos" del régimen de Mao al no contrastar mínimamente la información recibida.

Y todo eso está muy bien, claro, porque Leys escribe bien. Pero visto con la perspectiva de su lectura en 2020, carece de demasiado interés. Bueno, sí, algo de interés tienen los subterfugios usados por el régimen chino, y mucho más las descripciones que hace Leys de la vida pre-Mao, sobre todo en Pekin, que él sí conoció "tout ce qui composait le visage unique, divers, exquis et incomparable de Pékin, tout ce qui faisait de Pékin une ville quintessentiellement civilisée, tout ce qui faisait du petit peuple de Pékin, avec sa truculence, sa verve, sa subtilité, son art de vivre, comme une aristocratie naturelle au milieu de la nation entière — tout cela a disparu, englouti à jamais...". Pero ninguno de estas cosas satisfacerá la curiosidad del lector en lo que iba buscando.

Hay algunos trazos costumbristas

"Quant aux officiers, ils constituent manifestement une nouvelle aristocratie dirigeante ; on les rencontre dans les meilleurs hôtels, dans les avions ; leurs limousines sillonnent les boulevards, et ce sont pratiquement les seuls Chinois qui voyagent en première classe dans les trains." 

"En Chine les voyages en avion sont pleins de fantaisie et d’imprévu, mais si l’on est vraiment pressé, il vaut mieux prendre le train."

"Dans les circonstances de la vie professionnelle des bureaucrates, ne pas faire usage de voiture passe quelquefois pour aussi indécent que de se présenter en caleçon."

"L’opéra traditionnel a été totalement éliminé ; il faut savoir la place prodigieuse qu’occupait cet art dans la vie chinoise pour mieux mesurer le vide créé par sa disparition."

Asimismo, me han resultado muy interesantes los apuntes históricos que refiere Leys sobre todo en los dos últimos ensayos. Muy interesante la síntesis de la revolución de Mao en tres eventos principales, "trois désastres de génie, les Cent Fleurs, le Grand Bond en avant et la Révolution culturelle". Pero sobre todo constatar como la China anterior a los Ming era un país con bastante libertad en que florecieron comercio y cultura (con los Han, los Tango y los Sung); aunque como los contactos con Occidente se generalizaron con los Ching, no tan totalitarios como Mao pero apuntando ya maneras, la visión que se sacó aquí es que era un país cerrado y opaco, vamos, como la Corea del Norte actual.

Estos últimos capítulos me han dejado tan buen sabor de boca que creo que puede merecer la pena leer su ensayo más conocido,"Les habits neufs du Président Mao", en que describe la revolución cultural. Así que lo dejo en cartera para futura lectura, pese a la cierta decepción que ésta me ha supuesto.

Dos cosas más antes de cerrar la entrada. Primero, una frase brillante sobre dos localidades próximas a Shanghai por la que pasan todos los tours de China: "Soochow est une ville exquise dans un site quelconque, Hangchow, une ville quelconque dans un site exquis."

Y segundo, esta otra frase que me ha hecho gracia puesto que precisamente es esa suma la misma que yo uso como ejemplo cuando expongo cómo la teoría económica neoclásica permite a los Estados que sea teoría lo que a ellos les interese en cada momento. "Si le chef déclare à propos de tel ou tel événement que celui-ci ne s’est jamais produit — eh bien, il ne s’est jamais produit. S’il dit que deux plus deux font cinq — eh bien, deux plus deux font cinq."