Simon Leys fue un periodista francés especializado en China, Escribió bastantes ensayos sobre la China de Mao Tse Tung, producto de sus estancias en tal país, la mayor parte de ellos en los años 70. Uno de los aspectos más interesantes de Leys es que también conoció la China previa a la revolución Maoista, por lo que puede comparar entre el antes y el después, algo que nos está vedado a prácticamente todos los demás mortales, incluidos muchos de los que escribían sobre China a la vez que Leys.
Con todo, el libro es algo decepcionante, pero con motivo. Me explico, porque ya el título lo revela: Leys va a tratar de documentar como es la vida tras la revolución, y para eso viaja a China, varias veces supongo. Pero su frustración queda revelada desde el primer ensayo que este volumen, en que nos explica la prácticamente absoluta imposibilidad de entrar en contacto con la China real post-Mao para los extranjeros. Todas las visitas están preparados, todo oculto tras bambalinas, casi imposible separarse de los canales oficiales, incluso renuencia a hacerlo por los problemas en que podría poner a sus acompañantes y guias. Son contadísimas las ocasiones en que Leys podrá contactar con chinos auténticos y así conseguir la información que precisa. "Strictement coupé de la seule réalité qui importe — la vie quotidienne du peuple chinois — l’étranger qui veut traiter « de la Chine » n’a guère que deux possibilités : soit recopier les slogans officiels (qui lui sont fournis tantôt oralement au cours d’ « interviews », tantôt par écrit dans des fascicules de propagande mis gracieusement à sa disposition en douze langues), soit glaner désespérément par lui-même toutes les miettes de cette réalité qu’on lui dérobe, et coudre ensemble vaille que vaille un lot de petites vignettes disparates."
De aquí viene el nombre del libro: Sombras chinescas, porque Leys confiesa la imposibilidad de contar la realidad, y se va a tener que limitar a eso, a describir las sombras de vida que le deja ver el aparato. Al mismo tiempo, criticará sin piedad a todos aquellos periodistas que, sometidos al mismo régimen que él, se empeñan en describir dichas sombras como la vida real en China, "Les bénéficiaires de ces faveurs extraordinaires sont en effet soit des scribes stipendiés par le régime, qui, pour ce qu’ils sont à même d’observer, auraient aussi bien pu écrire leur récit de voyage avant de se mettre en route, rien qu’en feuilletant quelques numéros de La Chine en construction, soit des individus que leur naïveté ou le fanatisme de leur dévotion au maoïsme mettent définitivement à l’abri des réalités." Una y otra vez revela en sus ensayos los mayúsculos errores que cometen estos "amigos" del régimen de Mao al no contrastar mínimamente la información recibida.
Y todo eso está muy bien, claro, porque Leys escribe bien. Pero visto con la perspectiva de su lectura en 2020, carece de demasiado interés. Bueno, sí, algo de interés tienen los subterfugios usados por el régimen chino, y mucho más las descripciones que hace Leys de la vida pre-Mao, sobre todo en Pekin, que él sí conoció "tout ce qui composait le visage unique, divers, exquis et incomparable de Pékin, tout ce qui faisait de Pékin une ville quintessentiellement civilisée, tout ce qui faisait du petit peuple de Pékin, avec sa truculence, sa verve, sa subtilité, son art de vivre, comme une aristocratie naturelle au milieu de la nation entière — tout cela a disparu, englouti à jamais...". Pero ninguno de estas cosas satisfacerá la curiosidad del lector en lo que iba buscando.
Hay algunos trazos costumbristas
"Quant aux officiers, ils constituent manifestement une nouvelle aristocratie dirigeante ; on les rencontre dans les meilleurs hôtels, dans les avions ; leurs limousines sillonnent les boulevards, et ce sont pratiquement les seuls Chinois qui voyagent en première classe dans les trains."
"Dans les circonstances de la vie professionnelle des bureaucrates, ne pas faire usage de voiture passe quelquefois pour aussi indécent que de se présenter en caleçon."
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