Deliciosa y breve novela, que se lee de una sentada, te enriquece y te deja de buen humor, una agradable sorpresa esta obra. Quizá merezca la pena mirar otras cosas de la autora.
Aparte de todo, es que es una verdadera obra de relojería. Una trenza, como bien sabemos, consiste en el hilado de tres cordeles de pelo. En coherencia, la novela nos cuenta como se van a entrelazar las historias de tres mujeres en distintos lugares del mundo, para confeccionar la trenza que da título a la novela. Lo mejor del caso es cómo se entrelaza la historia, porque es parte de la labor de relojería que realiza la autora, pero que no desvelaré aquí.
Vamos con las tres historias. La primera es de Smita, una india de la casta Dalit (Intocables) que vive en la aldea de Badlapur, Tiene una hija para la que busca con todas sus fuerzas una vida mejor, lo que no parece difícil ya que ella se dedica literalmente a recoger la mierda de los Jatts, y su marido es cazador de ratas, de cuya carne se alimentan por las noches.
La segunda es Giulia, de Palermo, hija del dueño de la última cascatura, empresa que se dedica a hacer pelucas de pelo natural, que compra a los italianos. Giulia se verá confrontada con un accidente paterno y la verdadera situación de sus empresa.
La tercera corresponde a Sarah, abogada de éxito en Montreal, mujer independiente y segura de sí misma, que ha sacrificado todo por su carrera, incluidos dos matrimonios y la vida con sus hijos. A ella la tocará enfrentarse a un cáncer de pecho.
Las tres historias lo son de superación, de unas mujeres normales que han de enfrentarse a situaciones difíciles, aunque no excepcionales. La que más llamativa me ha resultado es la de Smita, pues te da una visión estremecedora de cómo tratan en la India a las mujeres (en general, "une femme n’est pas l’égale de son mari, elle lui appartient. Elle est sa propriété, son esclave") y a las castas inferiores.
Es muy sorprendente sobre todo esto último, pues, cómo decirlo, el tema de las castas no es una imposición legal sino que dimana de las creencias de la gente. Esto es, Smita acepta su casta porque cree en la religión hinduista, pero si no la acepta, nadie la va a llevar a la cárcel o similar. Al menos, en teoría. En la práctica, lo que sucede es algo peor, y esos son los retazos que nos da el libro: "À ce qu’il paraît, le Mahatma avait déclaré le statut d’Intouchable illégal, contraire à la Constitution et aux droits de l’homme, mais depuis rien n’a changé. La plupart des Dalits acceptent leur sort sans protester. (...) Chaque décision du conseil a force de loi, même si elle va à l’encontre de la Constitution indienne. Cette justice parallèle n’est jamais discutée."
Con todo, en su encuentro con una viuda en la estación de Varanasi, podremos observar cómo la vida de las viudas puede ser aún peor que la de las Intocables. La verdad es que es tremendo que esto pueda estar pasando en la India; el relato del libro es reciente, pues las protagonistas tienen acceso a Internet.
De la historia de Giulia me quedo con su espíritu emprendedor, y cómo se lanza para adelante para seguir la empresa de su padre contra viento y marea. Y no lo hace porque quiera forrarse con ella, sino por fidelidad a sus trabajadoras y a su familia. Un verdadero canto a los emprendedores, la mayoría de los cuales son más parecidos a Giulia que a los deprededores que los Estados nos quieren hacer creer.
En cuanto a Sarah, va a experimentar una sensación dual a la de Giulia, pues aquí sí se nos muestra la empresa como canibal, y los compañeros y jefes como verdaderos lobos, a la espera de despiezar a la víctima que muestre cualquier debilidad ("Elle qui a tout sacrifié au travail est aujourd’hui elle-même sacrifiée, sur l’autel de l’efficacité, de la rentabilité, de la performance. Ici, c’est marche ou crève."). Esa será la lección que se lleve Sarah tras todas las noches en blanco que le catapultaron a la cima de su carrera.
Las tres historias se van contando de forma entrelazada, como corresponde a la trenza del título, y culminan de una forma poco inesperada para el lector, pero no menos brillante. Y se van contando además con un estilo magnífico, pues Colombani escribe muy bien e incluso se atreve a meter poesías entre algunos capítulos. Un verdadero placer leer a esta señora, como prueban algunas frases que aquí dejo:
"Elle se dit que l’Inde tout entière se trouve là, au bord de cette route, dans un chaos sans nom où se mêlent indifféremment l’ancien et le moderne, le pur et l’impur, le profane et le sacré."
"Les brigands sont bien habillés, la chose ne se voit pas, elle a même des allures de respectabilité. C’est une violence chic, une violence parfumée, une violence en costume trois-pièces."
"Le bateau est en train de couler, se dit Giulia. Tous sont à bord, elle-même, la mamma, ses sœurs, leurs employées. C’est le Costa Concordia, le capitaine est parti, la noyade est assurée. Il n’y a pas de canot, pas de bouée, rien à quoi se raccrocher.""Les politiciens le savent : ce que réclame le peuple, avant les réformes, avant l’égalité sociale, avant même le travail, ce sont des toilettes. Le droit à déféquer dignement."
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