Muchos analistas se empeñan en sacar lecturas positivas de la crisis económica. Yo tampoco voy a ser menos. Además, esta lectura me mola porque parte del argumento socialista por excelencia, que es la envidia. Me refiero a lo patente que están quedando las conductas dilapidadoras, cuando no corruptas, de nuestros políticos.
Está de moda publicar en qué se gastan nuestro dinero estos señores. Lógico. Mientras todos estamos bien y de buen rollo, nos tomamos a broma los desfalcos de estos señores. ¿Qué se reforman un piso a nuestra costa? Bah, todos son iguales. Así que, más o menos, se lleva bien y no es demasiada noticia.
Pero ahora estamos fastidiados. Hay mucha gente en paro, algunos ya sin prestación de desempleo. Otros muchos ven que sus condiciones laborales se deterioran, o viven en la incertidumbre de un posible despido, o cierre de la empresa. El dinero ya no entra con facilidad: poco a poco nos tenemos que privar de vacaciones, no podemos cambiar de coche, y no podemos tomar tantas cañas. Eventualmente, incluso tenemos miedo de quedarnos sin casa por no poder pagar la hipoteca.
En estas condiciones, la envidia es el deporte nacional. ¿Por qué estos tipos tienen dinero y viven bien, y yo estoy tan fastidiado? Los Gobiernos, sobre todo los socialisita, son maestros en dirigir esta envidia contra los empresarios. Precisamente los que se hacen ricos (en un mercado libre) gracias a sus servicios al ciudadano. Pero como el empresario es explotador, mientras que el político trabaja abnegadamente por nuestro bien, ya se sabe.
El caso es que ahora los empresarios también están fastidiados, incluso Botín (mirar mi entrada del martes). Así que la envidia se dirige íntegramente a nuestros obscenos políticos, que siguen viviendo a cuerpo de rey a costa de nuestros impuestos. Ahí tenemos al del BNG de paseo en yate con un millonario gallego. O al Bermejo, al Garzón y al otro policia, de caza mayor por las sierras de Ándujar. O a los tipos forrados relacionados con la trama del PP, que hablan de millones de Euros como nosotros de panchitos.
Y opino, además, que la envidia no es pecado en este caso. Porque estos tipos nos están robando el dinero a nosotros, que lo necesitamos para nuestra vida normal, para pegarse unos caprichos con los que no podemos ni soñar.
Así que ánimo, medios, revelarnos todas las sinvergozonerías que hacen, que aceptaríamos pacíficamente si no hubiera crisis, pero que ahora pueden llevar a un mosqueo de proporciones monumentales.
1 comentario:
El problema, Fernando, es que todavía hay personas instruidas que siguen pidiendo "más Estado", "más intervención". Esa es la base de todas las corrupciones posteriores: el poder que les damos (eso sí, sin que nadie nos haya hecho la pregunta).
UN abrazo
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