Me aparto hoy de la temática usual del blog, para hacer mi modesto homenaje a dos héroes, españoles ambos, que se han manifestado en los últimos días, y por razones diametralmente opuestas. Conste que ya venía bastante sensibilizado tras haberme visto los últimos fines de semana las tres pelis del Señor de los Anillos, repletas de héroes de ficción.
Mi primer héroe es el padre de Marta del Castillo. Primero, por no tomarse la justicia por su mano, que es lo que creo que yo hubiera hecho. Ni más ni menos que perder una hija, y el tío confia en que nuestra basura de sistema judicial haga justicia. Además, confia en que vale de algo la Constitución, y le suelta a ZP la frase antológica del rey y la reina. Oh, Dios mio, plantearle a un progre el tema de la cadena perpetua. Hace falta cuajo.
Tanta ingenuidad resulta enternecedora. Pero resulta mi héroe porque es gente así la que al final es capaz de cambiar el mundo. Es la primera piedrecilla que luego provoca al alud. Gente que contribuye a quitar las caretas y a llamar a las cosas por su nombre. Y, sobre todo, gente que con su actitud impide que este país se convierta en una batalla campal. En este sentido, son también héroes todas las víctimas del terrorismo y ETA.
Y esto me lleva a mi segundo héroe de hoy, al chico vasco que ha destrozado la taberna etarra con un mazo. Como anticipaba, la razón es diametralmente opuesta.
En efecto, esta víctima se ha tomado la justicia por su mano, no ha sido capaz de confiar en la sociedad y el Estado para que le resarza de sus daños.
Pero es que la situación en el País Vasco no es puntual. Ya hay muchas víctimas allí que han depositado su confianza en el sistema, han delegado la venganza, y siguen sin encontrar satisfacción a su sacrificio. Cuando no encuentran directamente desprecio y demandas. Es claro que alguien tiene que empezar a hacer algo para que se acaba el terror, alguien que anime a los vascos limpios a confrontar el miedo y el terror con el que conviven. Y este chico lo ha hecho.
Desgraciadamente, en su pueblo parece que nadie le sigue. Parece que les tienen que destrozar la casa a todos para que despierten. Oportunidad perdida de poner contra las cuerdas a los terroristas. Y demostrar que el sistema no da para más.
Vayan mis ánimos en estos momentos difíciles a los dos héroes por accidente. Ojalá dentro de unos años su nombre figure como el desencadenante de algo que cambió el mundo.
6 comentarios:
El odio anti-ETA os ciega a muchos.
¿Desde cuando esta bien destrozar la propiedad de inocentes?
¿Destrozar una taberna esta bien porque alli de vez en cuando se junta gente con determinada ideologia?
No me esperaba esto de ti fehergon...
Coincido con el anónimo con matices. En este caso no creo que sea odio anti-eta, sino simple odio al Estado, que también ciega, y mucho, a unos cuantos.
¿Inocentes los canallas que llevan una Herriko Taberna en la que se jalea a los terroristas? Menuda coña que tienen algunos.
Mi felicitación al autor de esta entrada, me ha parecido perfecta.
Bueno, el tema es que si aceptamos la posibilidad de hacer lo que ha hecho este chico con la taberna de los etarras no sabríamos donde poner el límite (¿estaría justificado entonces el 23 F en su momento?).
Lo de este chico es, como dices más arriba con el padre de Marta, muestra de que nuestra sistema judicial no es sistema, ni judicial.
Pero claro, ahora están todos los políticos y períodicos, si no justificando, si "comprendiendo" la respuesta de esta chico tras ver su casa. Nadie se pregunta a que superjuez se le "olvidó" renovar la orden que mantenía cerrada la taberna.
En fin...
La verdad es que no se porqué el presidente del gobierno debe escuchar al padre de Marta y no a todas las personas que sufren cada día. ¿Es un experto en leyes, representa a alguien aparte de a si mismo, o qué? ¿Debe el presidente de un país pasarse el día recibiendo a los que salen por la tele para quedar bien? Lo siento, pero no comprendo a que vienen estas reuniones. Y encima ahora Rajoy también lo va a visitar a su casa...
Respecto a lo otro, me es imposible aplaudir un acto así, aunque como supongo que casi todos podamos ponernos en la piel de esa persona e incluso pensar que podríamos llegar a actuar así. Pero en ese caso me gustaría pensar que no buscaría excusas para justificar lo que he hecho.
Un saludo
Gracias por los comentarios.
Anónimo 1, no sé exactamente qué clase de sentimientos esperas que nos inspire ETA. Y lo de inocentes, te diría como Stalin, "inocentes, ¿de qué?".
Castigador, no creo sentir odio hacia el Estado. Más bien, es miedo. Y tampoco es cegador, sino razonado, como trato de mostrar en este blog.
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