En este blog, en la prensa, en los medios, se tiende a hablar de la crisis económica como algo abstracto, algo ajeno, que se puede medir en cifras asépticas y contra la que se lucha de una forma u otra. Pero lo cierto es que el verdadero problema de la crisis económica es que, allá abajo, al final del dato estadístico y de la imagen de la tele, hay rostros reales, gente que lo está pasando mal, o muy mal, y que comienza paulatinamente a perder la esperanza.
Porque haya crisis o no, les cuenten en las estadísticas o no, al final del día hay que comer, y también, en muchos casos, dar de comer a los niños. Gente que jamás pensó verse en situaciones dramáticas, se encuentra ahora sin recursos, y, claro, los delitos aumentan. Es inevitable, nadie se va a dejar morir de hambre, y mucho menos a la familia. Viene recogida hoy una noticia al respecto en El Confidencial, sobre el aumento de hurtos en los Supermercados y en los hogares.
Contra este aumento de delitos, ya sabemos quién va a ser completamente inoperante: el Gobierno. Ya me he hinchado a decir que es estructuralmente imposible que policia y justicia funcionen con una calidad respetable. Y si esto ocurre en condiciones normales, imagínemos ahora que se pueden empezar a disparar los delitos. Así que por este lado estamos indefensos.
Eso sí, el Gobierno (y demás Administraciones), acuciado por sus propios problemas para sacar adelante su programa social o de sostenimiento de los bancos, va a incrementar su presión sobre los contribuyentes. También el Gobierno, por tanto, va a incrementar sus "delitos" hacia la propiedad ajena, esto es, de los ciudadanos que lo soportan.
Así que la situación nos pilla a la mayoría (de momento) de ciudadanos entre el yunque (del hurto desesperado, del que algunos ya hemos sido victimas) y el martillo (del creciente impuesto). El Gobierno no nos va a proteger del yunque, solo va a amartillarnos más contra él.
Eso sí, corre un riesgo muy grande de que el martillo no encuentre nada antes del yunque, bien porque los ciudadanos han huido del país, o, más probablemente, porque cada vez más ciudadanos, con el inestimable empuje del martillo, han pasado a formar parte del yunque.
Y encima parece que esto no ha hecho más que empezar....
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