sábado, 16 de abril de 2016

Lolita, de Vladimir Nabokov

Este es uno de esos libros clásicos que cualquier lector que se precie de serlo debe leer, y que sin embargo uno nunca encuentra tiempo para leer. Como tantos otros, muchos de los cuales resultan decepcionantes. Afortunadamente, no es el caso de la magnífica novela de Nabokov, cuya lectura es un placer exquisito y del que nadie debería privarse.

Y es un placer no precisamente por las connotaciones del mito erótico (ahora me referiré más a este tema), sino por la magnífica prosa de Nabokov. ¡Cómo escribe este tipo! Parece mentira que el inglés no sea su lengua materna. De hecho, mi primera intención era leerlo en español porque pensé que originalmente estaba en ruso. Pero no, su versión original está en inglés. Nabokov es de esos tipo que escribe tan bien, tan bien, que su mera lectura supone tal placer que uno termina no enterándose de lo que le están contando. Atentos a la riqueza de vocabulario, que es raro encontrar, y a ese estilo irónico distante que contribuye a que no seamos capaces de tomarnos completamente en serio lo que nos está contando. Y eso que algunas de las cosas que nos cuenta, sin llegar a trágicas, sí son al menos dramáticas.

Otra sorpresa para mí insospechada: no hay nada como leer el libro del supuesto mito para desmontarlo. En este caso, el mito de Lolita. Yo lo tenía interpretado como el mito de los señores mayores que se enamoran (no necesariamente de forma platónica) e la inocencia de las niñas. Y asumía que la historia de Lolita sería una de dos: 1) la lucha y frustración del señor mayor por contener sus pederastas deseos, o 2) las artimañas de las que se valdría para conseguir sus carnales objetivos. Cuando la historia empieza, parece que la historia es la segunda. Pero poco dura el engaño: la tal Lolita puede que, sí, sea una niña, pero de inocente no tiene un pelo. Por lo tanto, la novela de Lolita es realmente una tercera variante, en que tenemos a una jovencita aprovechándose y burlándose de un señor mayor impotentemente enamorado de ella.

Y así se me cae el mito de Lolita, pues no es lo que yo pensaba. También de la misma forma se cayó el mito del complejo de Edipo. Basta con leer la obra de Sofocles para entender que, en realidad, Edipo no se enamora de su madre a sabiendas; se enamora de ella SIN saber que es su madre. Para mí, cambia completamente el concepto.

Pero volviendo con Nabokov y Lolita. solo puedo terminar recomendando encarecidamente su lectura. Es una magnífica novela en que, además, el autor nos lleva de viaje por todos los EEUU, por lo que también tiene un algo de "road movie". Pero, insisto, lo mejor es el estilo narrativo: os dejará atrapados, al menos si os atravéis con su lectura en inglés.


Bueno, y con Lolita termino las reseñas de los libros que lei en 2015, con las que pretendía dotar a este blog de un fondo de armario. A partir de ahora las reseñas serán más espaciadas correspondiéndose con mis lecturas actuales, en las que desgraciadamente no soy capaz de mantener el ritmo de lectura de un libro al día.

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