El final de la temporada 4 es tan buen momento como cualquier otra para hacer un comentario de esta serie. Desde luego, no procede esperar a terminar la serie, porque hay un riesgo de que no la termine, o de que decaiga tanto (eso he oído) que tampoco la haga justicia.
Por otro lado, es difícil escribir algo que no se haya dicho ya sobre esta serie, uno de los grandes blockbusters de los últimos diez año. Lo bueno es que como no he leído nada, a mí me parecerá todo original, así que disculpad si no lo es.
The Big Bang Theory es una sitcom norteamericana de largo recorrido, de esas que tanto gustan allende los mares. Estamos hablando de 12 temporadas de 24 episodios, frente a las 3 o 4 de 6 que suelen tener las sitcom británicas.
TBBT sigue una larga tradición (claro, a base de series de 10 temporadas), cuyo comienzo trazo a Seinfeld (1989, 9 temporadas de 23 episodios), evoluciona a Friends (1994, 10 temporadas de 24 episodios) y culmina con la magnífica How I met your mother (2005, 9 temporadas de 24 episodios).
Seinfeld introduce el concepto de sitcom de treintañeros amigotes, cuyo interés revuelve al 80% en torno a sus relaciones con el otro sexo: la búsqueda del amor, los mis ligues, las decepciones... Lo hace desde una óptica muy cotidiana y, si se quiere, simple. Friends ofrece un punto más de complejidad, sobre todo al introducir paridad con las féminas, y caracteres más diferenciados y más ricos. Aún así, hay poca trama larga y muy poca auto-referencia. La evolución es How I met your mother, en que se añade la complejidad de una trama labrada a lo largo de 9 temporadas, con una auto-referencia omnipresente (el concurso de tortas, por ejemplo, las fiestas de Halloween, o, por supuesto, la trama principal), y algunos capítulos sencillamente geniales. Está claro que How I met your mother lleva al género a lo más alto, y lo agota. Y deja un vacío para este tipo de series.
Que es reclamado por TBBT. ¿Cuál es el aporte esencial, lo novedoso? Tiene nombre propio: Dr. Sheldon Cooper (Jim Parsons): Un tipo en una sitcom de amigos al que no le interesa el sexo. Un gran riesgo y un gran hallazgo.
Ya en el primer capítulo el televidente observa que Sheldon es un personaje ganador, que va a ser el gran protagonista de la serie, precisamente porque es él que aporta algo nuevo. Y no lo digo tanto por su implausible sabiduría en todos los campos del conocimiento teórico, como por el hecho de que le resbalan las "tías". Un soplo de aíre fresco. Los otros protagonistas irán ganándose nuestro cariño, pero en ellos se puede vislumbrar a sus predecesores en las series antes citadas. Leonard (Johny Galecki), Howard (Simon Helberg) y Raj (Kunal Nayyar), podrían ser cualquiera de los Friends. Y lo mismo la simpar Penny (Kaley Cuoco), que en esta cuarta temporada encuentra por fin amigas para no estar sola ante el peligro freaky: Bernadette (Melissa Rauch) y la contraparte para Sheldon (Mayim Bialik).
Así pues, la serie no tarda en orbitar en torno a las salidas de tono del Dr. Cooper. He de decir que, en mi opinión, el actor mejora con el tiempo. La actuación en esta cuarta temporada es magnífica.
El otro gran atractivo de la serie son los temas de conversación, otra cosa completamente nueva en el género. Aquí se bromea sobre superhéroes, El Señor de los Anillos, las pelis de Star Trek o los videojuegos de la serie Halo. Entiendo que esto es un gancho sin escape para mucha gente. Pero también lleva a abusar del chiste tonto y fácil: ¿por qué hay carcajadas cada vez que juegan al Magic y uno de los personajes echa una carta y dice su nombre?
Lo que nos lleva a la principal crítica a esta serie: la insufrible carcajada continúa. ¿Por qué se ríe el público? Muchas veces no se sabe. ¿No tienen los guionistas confianza en su trabajo, y quieren hacernos creer que todo lo que dicen sus personajes es gracioso? ¿Por qué cada vez que Sheldon hace su ritual de la tripe llamada (Penny... Penny... Penny) hay que reírse? Hombre, quizá fue gracioso la primera vez, pero a la n-ésima ya no. La verdad es que tanta carcajada estúpida es desconcertante hasta que te acostumbras.
Porque, para más inri, TBBT no es una serie de desternillarse, no es una serie gamberra. Es más bien una serie simpática, de las que invitan a la sonrisa cómplice más que a la carcajada desmesurada (compárese con la recién comentada Los Informáticos). Este es un género que se está poniendo de moda y desplazando a las sitcom. Series como The Good Place, Master of None o Trial and Error entran en este género y, sabéis qué, prescinden de las molestas carcajadas guía. Me pregunto por qué no puede hacer lo mismo esta serie.
De lo que llevo visto, la serie ha ido en clara mejora. El primer capítulo me pareció muy bueno, pero el resto de la primera temporada y la segunda me parecieron flojas. En la tercera la cosa se empezó a animar, pero no ha sido hasta esta cuarta temporada donde por fin he podido comprender el gancho de la serie. La verdad es que ha habido un par de capítulos magníficos, insisto, sin llegar a la carcajada. La incorporación de Amy Farrah Fowler (la contraparte de Sheldon) es un verdadero hallazgo, y los diálogos que tiene con Sheldon son memorables.
No soy capaz de recordar mucho momentos memorables (jajajaja, suena a coña), pero sí me acuerdo del diálogo que tienen al principio de un capítulo sobre quién es el ser más valiente del universo Marvel: el jardinero sin papeles del Capitán América, defiende uno de ellos. Buenísimo.
Hala, ahí han quedado unos cuantos párrafos más sobre esta serie. Volveré a escribir sobre ella cuando me canse, o termine, de verla.
PS: Por cierto, el interesado en vez cuán pedante puede llegar a ser el creador de una sitcom solo tiene que quedarse hasta el final de los títulos de crédito. Justo en ese momento aparece una pantalla con un texto de Chuck Lorre sobre sus paranoías varias. Hay que ponerlo en Pausa para que dé tiempo a leerlo. Lo hice con los dos primeros capítulos, luego reaccioné.
No hay comentarios:
Publicar un comentario