martes, 30 de septiembre de 2008

Losantos, otra vez solo ante el peligro

Otra vez la tertulia de la COPE, otra vez me asola la desesperación. Y eso, pese a las buenas noticias de ayer en el Congreso USA, sobre las cuales pospongo el comentario hasta mañana. Porque lo de hoy ha sido como el chiste: "Joe, paso por la calle, veo a tres tíos pegándolo a uno... ¿me meto, no me meto? ¿me meto o no me meto?. Me metí, y no veas que paliza le dimos entre los cuatro".

Pues eso: que Losantos se ha traído en defensa del liberalismo a Alberto Recarte, contra Pedro Jota y el del otro día. Y le han pegado una paliza entre los tres. Confieso mi decepción por el señor Recarte, con cuyos artículos he aprendido un montón, y que se ha hecho digno de mi respeto.

Sin embargo, hoy, encima de forma convincente y didáctica, creo que ha dado una perspectiva de los hechos algo sesgada.

Comienza describiendo las razones por las que se elaboró el plan de urgencia en USA. Al parecer, hace 10 días, la crisis de confianza habría alcanzado a los fondos monetarios, que son los que proporcionan liquidez a corto plazo a las empresas (por ejemplo, los pagos con Visa). El pánico hizo que los inversores comenzaran a deshacer posiciones en estos activos, por lo que, según Recarte y supongo que Paulson, se corría el riesgo de que el sistema económica se quedara sin efectivo a corto plazo, lo que le hubiera llevado al detenimiento.

Muy plausible, sí. Salvo por el hecho de que la pasta obtenida de vender dichos activos hubiera tenido que ir a algún lugar, a menos que todos los ex- inversores prefirieran meterlo bajo el colchón, cosa harto improbable en un entorno de inflación. A lo mejor, lo que hubieran hecho esos señores es comprar las cosas con cash, en vez de con VISA, no sé. El caso es que el dinero así obtenido hubiera vuelto (en realidad, no había salido) al sistema sin ninguna duda. Por tanto, es falso el presupuesto de partida para la intervención. Añado, como siempre, por mucho que lo disfracen con terminología abstrusa.

No contento con esto, el señor Recarte insiste en el grado de catástrofe que supone para la economia la no aprobación del plan y, jaleado por Pedro Jota, afirma que esperemos que algo se haga. Don Alberto y don Pedro siguen mirando a la Bolsa como si las subidas en esta implicaran la mejora en la economía. Clásico caso de confundir síntomas con causas. La economía no va a mejorar por mucho que el Gobierno sea el que dirija en que nos gastamos la renta; es al contrario.

Por último, se queja don Alberto de que los bancos centrales y la FED tienen ya esos poderes omnímodos que no se quieren dar a Paulson, que están implícitos en nuestros ordenamientos, y que nadie se queja. Que el hombre de a pie no conoce la sofisticación del sistema financiero, y por eso se necesitan estos organismos expertos para solucionar los problemas. En fin, qué se puede decir. Si Hayek levantara la cabeza y viera que a este hombre le llaman liberal en España....

Uno de los problemas clásicos en relación con las agencias regulatorias es precisamente ese, que en aras de una mayor sabiduría se hurtan a los mercados decisiones que les corresponden, creando poderes incluso por encima de los atribuidos por las elecciones. Evidentemente, esa es una muy buena razón para cargárselas, aparte de la negligencia que han demostrado.

Don Federico, por favor, no se deje usted convencer, aunque la exposición del señor Recarte sea clara.

lunes, 29 de septiembre de 2008

Ya no cuela, y tres soluciones

Nada, que no se enteran estos bancos centrales y FEDs. Que el truco de la inyección de liquidez, por muy coordinada que esté, ya no cuela con las Bolsas. En su momento, picaron los intervinientes en el mercado, posiblemente azuzados por algunos interesados. Pero a estas alturas de la película, lo de la manivela, ya no se lo cree nadie.

Lo empezaron haciendo en agosto de 2007 para calmar turbulencias pasajeras. Un año después, han conseguido que las turbulencias se transformen en una tormenta de tomo y lomo, que se está llevando por delante a todo quisque. Hoy las Bolsas, pese a la inyección y tal, han caído en picado, y siguen. O sea que el remedio no vale ni para atajar los síntomas, no digamos ya la enfermedad. Pero ello, erre que erre, como si valiera para algo. Tiene razón Gabriel Calzada cuando afirma en su artículo de hoy en Libertad Digital que estamos en manos de incompetentes.

De todas formas, hoy no quiero ser tan destructivo. Y en vez de cerrar esta entrada con carcajadas, lo que sería inapropiado dada la gravedad de la situación, gravedad que crecerá en respuesta a las fallidas curaciones de los síntomas, lo voy a hacer en plan Friedman, a ver si me dan el Nobel.

Se me ocurren tres soluciones para solucionar la crisis económica que se avecina. Por supuesto, como digo, la solución está en conseguir que las Bolsas se estabilicen, como dicen los preclaros. Así que propongo tres posibilidades. Luego construiré unos cuantos modelillos micro o macro para demostrar que la elegida soluciona el problema, y las otras son una burrada.

Ahí van las soluciones:
1) Prohibir a los valores de la Bolsa que bajen de precio. Lo novedoso de esta medida es que se les prohibe directamente a ellos, como creo que hacían en épocas pretéritas con los animales. Así, si Endesa baja un 10%, se les puede condenar, no sé, a mojarlos en agua salada. Eso a los títulos les fastidia un montón.

2) Obligarnos a todos a comprar acciones. COn esta medida, una parte de nuestra renta no inferior al 20% deberá ser dedicada a la compra de títulos bursátiles. En principio, se podrán elegir, aunque en función de las necesidades se podrían racionar. A todos se nos dará un periodo transitorio de 1 mes para dedicar dicho % de nuestro patrimonio bruto a la citada adquisición.

3) Dar más poderes al supervisor de mercados. Vamos, poderes de verdad, no la castaña que tiene ahora. Con estos poderes, el supervisor podrá fijar los precios de todos los títulos diariamente o, si es necesario, con mayor frecuencia. Los economistas neoclásicos optimizarán el recorrido bursátil mediante modelos econométricos para que la eficiencia sea máxima, emulando lo que sería un mercado perfecto.
Este método ha sido usado en el pasado y se sigue utilizando por algunos dictadores. Lo que ocurre es que se aplica a mercados imperfectos en los que difícilmente puede funcionar. Dada la gran transparencia de la Bolsa, seguro que aquí sí funciona.

Joe, a qué merezco el premio Nobel?

domingo, 28 de septiembre de 2008

Jesús Cacho, otro igual

Acabo de leer el artículo de don Jesús en El Confidencial de hoy. Otro que le pide al gobierno que intervenga para dar seguridad al "mejor sistema financiero del mundo". La verdad es que es deprimente. Un tipo con la solidez de vistas e independencia de don Jesús le pide a ZP y sus muchachos y muchachas que solucionen el problema de la crisis financiera. Este mismo que le ha puesto a caldo durante todo su mandato por su incapacidad y negligencia, ahora está dispuesto a otorgarle confianza para que saque a España del atolladero. Imagínemos que fuera posible...¿quién se fía de esta banda para que lo haga?

Lo más paradójico del artículo es que comienza poniendo verde la gestión de las cajas por politizada, explayándose con unas intrigas sobre Cajamadrid. Y, sin embargo, propone que con nuestro dinero y sin nuestra voluntad, se las salve. Fíjese la estupenda solución para que desaperezcan, si son tan ineficientes como dice, que nos brinda la crisis. Pues nada, la sugerencia es salvarlas.

Todo siempre en aras de la protección de los depositantes y de la presunta salud del sistema financiero. A ver, los depositantes ya están reaccionando, el mercado ya se está moviendo ante la situación. El mismo señor Cacho se refiere a la inquietud creciente sobre si está seguro el dinero en el banco. Ese es el camino, que la gente reaccione libremente y no se le oculte la verdad. La gente reaccionará y los bancos/cajas que no hayan hecho los deberes desaparecerán. Fin de la historia.

Para la próxima vez, todos sabremos mejor cómo funciona el invento, y ya se cuidarán de darnos garantías para que les dejemos nuestros ahorros. Pero es que no hay alternativa, no nos engañemos. Si el gobierno rescata a estas entidades, puede que los depositantes salvemos a corto plazo los ahorros (es mentira, lo vamos a pagar con nuestros impuestos o con inflación, o ambas cosas). Pero a medio plazo volveremos a tener el mismo problema de incertidumbre, pues los bancos no habrán corregido sus actuaciones, y habrán innovado para circunvenir la nueva regulación que se les ponga, por exigente que sea. Pero no porque sean malos, sino porque ese es precisamente su trabajo y por el que sus accionistas montan el banco.

Si el accionista/banquero ve claro que solo la honradez tiene futuro, eso harán la mayoría; si lo que ven es que el gobierno les salva cuando pierden, los banqueros honrados se verán como ineficientes por sus accionistas y desaparecerán.

Así son las cosas. Aunque no tenga los fundamentos económicos (como Losantos), don Jesús, mantenga por convicción sus ideales liberales. Si lo desea, ya le daremos nosotros los fundamentos.

PS: Como en no sé qué película de Garci, que el cura les dice a los dos protagonistas, cuando estos le confiesan que no tiene sentido ir a la iglesia porque no tienen fe: "No se preocupen, la fe la pongo yo."

sábado, 27 de septiembre de 2008

Abocados al desastre

Ahora ya sí que está liada. Era la puntilla que le faltaba al sistema financiero español. Ahora contaré un poco los factores estructurales que hacen que, tarde o temprano, el llamado sistema tenga que caer. Pero es de justicia referirse primero al detonante que le faltaba... las declaraciones del presidente del gobierno sobre la calidad del mismo. Todos sabemos de la calidad de gafé de ZP para con todos sus preferidos: Segolene, Schröder, Kerry, la bolsa española. Ahora le llega el turno al sistema financiero. ¿Qué nos apostamos a que esta semana cae un banco en España?

Ya en serio, no creo que dichas declaraciones vayan a tener efecto alguno sobre el futuro de los bancos españoles, pero sí es necesario insistir y contar todas las veces que haga falta el papel que el llamado sistema financiero, esto es, los bancos, juegan en una crisis económica. Por cierto, es curioso que nadie llame a las empresas de automóviles, por ejemplo, "sistema automovilístico".

A las entidades financieras se les permite algo no autorizado al resto de los mortales: pueden prestar o invertir algo que no es suyo, pero dando la sensación de que lo tienen. De esta forma, aunque yo creo que el banco tiene 1000 Euros mios, en realidad dichos Euros están invertidos en lo que el banco ha considerado más adecuado.

Asumen, por la ley de los grandes números, que de todo el dinero que tienen depositado la gente no pide simultáneamente más que una pequeña porción, por lo que aprovecha el restante para sus propias inversiones. Mientras gane, el modelo de negocio es de miedo: recupera el dinero de sus depositantes, y encima se queda con las plusvalias de su inversión. Pero, ¿y si pierde?

Pues si pierde, dado que no se puede permitir la quiebra del sistema financiero por el papel fundamental que juega en la economía (¿qué pasa, que los automóviles no?), ahí estamos los contribuyentes para tapar el agujero. Esa es la trampa, por lo que conviene usar el término "sistema financiero" en vez de bancos: porque el Estado está metido en el ajo.

Como a los Estados les conviene el crecimiento económico, permiten a los bancos la práctica anterior (insisto, no autorizada a nadie más) de crear dinero. De esa forma, hay más inversión y, aparentemente, más riqueza. Desgraciadamente, en el proceso se emborronan señales clave para el funcionamiento del mercado, por lo que, sí, hay más inversión, pero ni mucho menos tanta riqueza como parecía.

Eventualmente, por alguna razón inesperada (entre las que no creo que figure las declaraciones de ZP, en serio), la gente se empieza a dar cuenta de la ilusión: el dinero no es riqueza, y las cosas que creíamos que valían tanto, no lo valen realmente. Hay que corregir su valoración, y empieza la desaceleración, que básicamente consiste en cancelar aquellas inversiones sobrevaloradas.

El problema es que muchas de estas inversiones, sino todas, figuran de una forma u otra en el balance de los bancos. Recuérdese, financiadas por los depositos que en buena fe ha hecho la gente. Ayer vi un dato escalofriante: en USA, con 7.600 millones de dólares de recursos propios, el banco puede tener activos por valor de 700.000 millones (esto es, depósitos por 690.000). En cuanto el valor de los activos baje un 2% en promedio, el banco ya no tiene recursos propios para afrontar sus deudas, y ha pasado de la crisis de liquidez a la de solvencia. Tan solo un 2%, y se fastidió el invento. La bolsa española ha bajado más de un 20% este año; las casas, difícil de decir, pero tal vez un 7%; los activos tóxicos, ¿70%?. Así que vaya usted a saber cuánto habrán bajado de valor los activos de los bancos.

Pues así están las cosas. Y encima ZP va y dice que el sistema es de los más saneados del mundo.

viernes, 26 de septiembre de 2008

¿Quién se rie de ZP?

A ver si alguien lo adivina. Traduzco:

"En los viejos tiempos, soliamos sufrir crisis económicas periódicamente; la repentina aparición se llamaba "pánico", y el duro periodo después del pánico se llamaba "depresión."

La depresión más famosa de los tiempos modernos, desde luego, fue la que empezó con el típico pánico financiero de 1929, y duró hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Después del desastre de 1929, economistas y políticos decidieron que esto no debía pasar de nuevo. La forma más fácil de conseguirlo era, simplemente, redefinir las "depresiones" fuera de la existencia. Desde ese momento, no se sufrieron más depresiones. Pues, cuando la siguiente gran depresión llegó, en 1937-38, rehusaron utilizar el temido nombre, y se les ocurrió una palabra nueva, mucho más suave: recesión. Desde ese momento, hemos sufrido unas cuantas recesiones, pero ni una sola depresión.

Pero muy pronto la palabra recesión se hizo muy dura para la delicada sensibilidad del público. Parece ahora que nuestra última recesión fue en 1957-58. Desde entonces, solo hemos tenido "parones", o, mejor "desaceleraciones", o "movimientos laterales". Por tanto, arriba ese ánimo: de ahora en adelante, las depresiones e incluso las recesiones se han proscrito del vocabulario de los economistas. Desde ahora, lo peor que nos puede pasar son "desaceleraciones".

Quién se rie de esta forma de los cambios de terminología, y los eufemismos baratos...

...

...

...

Tacháaaaaaan.
Ni más ni menos que Rothbard. Lo cachondo es que se reía ya en 1969. Aquí tenéis la referencia, en Mises: http://mises.org/tradcycl/econdepr.asp

Por cierto, explica la crisis económica en menos de media hora. Hala, seguir pajareando con hipotecas subprime, CDS, derivados, y toxic waste, y demás términos. Y sí, la inflación es por el precio del petróleo. No os quepa duda.

jueves, 25 de septiembre de 2008

I've seen the light

Bueno, pues acabo de ver que el otro día unos cuantos compañeros foreros se lo pasaron en grande toda la tarde a costa de la entrada sobre la tertulia en la Cope. Vamos, que se lo pasaron en grande a costa de un servidor, por las cosas que allí ponía sobre la economía austriaca. Básicamente, mi confesión de que gracias a esta ciencia yo comprendo mejor el mundo que nos rodea.
Aquí tenéis el hilo https://www.blogger.com/comment.g?blogID=462512070067995873&postID=6128451616842763755, que luego me dicen que censuro.

Ya reconocí en los comentarios que me había quedado un poco mesiánico el tema, pero no por ello era menos cierto. Efectivamente, cuando leí a Hazzlit, a Rothbard, a Hayek, a Mises, podría haber gritado, como hace el bajito de los Blues Brothers, "I've seen the light". Posiblemente lo hiciera, no me acuerdo.

También es justo que trate de explicar un poco por qué me sentí (y me siento) así. Si habéis consultado mi perfil, sabreis que soy ingeniero de telecomunicaciones. Eso implica ciertos conocimientos científicos, básicamente porque si no, no te dan el título. Siempre he sido de los buenos en mates, y tal. Vamos, que las disciplinas científicas siempre me han resultado confortables, y me han ayudado a comprender lo que ocurría a mi alrededor. Por qué funciona un ordenador, un coche, un avión o por qué se cae una manzana si la sueltas.

Cuando empecé a estudiar económicas, lo hice desde un cierto desdeño, porque asumía que no era más que una ciencia social. Francamente, esos modelos descansando sobre tal cantidad de hipótesis me resultaban bastante crípticos y poco prácticos. Tal vez nunca llegué a entenderlos, pues no me eran intuitivos (cosa que sí me pasaba con la otra carrera). Pero tenía fe en ellos: por algo nos los explicarían en la carrera.

Andando el tiempo, resultó que gran parte de mi trabajo comenzaba a tener su base en esos modelos. Y, obviamente, traté de entenderlos mejor, para aplicarlos o utilizarlos de la forma que se pudiera. Había gente en mi equipo que sí parecía capaz de utilizarlos, y yo quería aprenderlo también. Hay cantidad de economistas aplicándolos para mil cosas por el mundo, pero yo que, recuérdese no soy lerdo en matemáticas, me perdía en sus razonamientos y derivadas, y más aún en sus conclusiones. Nada de lo que esos señores tan sabios decían tenía que ver con lo que cualquiera podía ver a su alrededor: la intuición, siempre ayudándome a enteder conceptos difíciles, me fallaba en estos modelos.

Otra parte de mi actividad laboral tiene que ver con la comprensión y generación de modelos de negocio. Y os aseguro que jamás se utiliza la teoría económica para nada de aquello. ¿Cómo podía ser? Con estos precedentes, espero que al menos entendaís la inquietud.

Pues bien, cuando comencé a conocer algo de la teoría económica austriaca, me di cuenta de que esta SÍ casaba con lo que se veía en la realidad. Que sí se podía comprender de forma intuitiva. Que sí, en suma, se parecía más a las ciencias de mi ingeniería. Por eso, yo afirmo que la teoría económica austriaca es una ciencia, como las matemáticas, aunque sin números. Por cierto, para los despistados, esta teoría económica no tiene nada que ver con la psicología o sociología, no os lieis.

Parte de un axioma (como las matemáticas) y se desarrolla por un proceso lógico (como las matemáticas) y llega a leyes (como las matemáticas), para demostrar las cuales no necesita números (como las matemáticas, por cierto). La teoría económica austriaca puede estar equivocada (como las matemáticas) si el razonamiento para alcanzar una supuesta ley es erróneo. En caso contrario, la ley se cumple.

En matemáticas (y ahora acudo a un ejemplo numérico) 2+2 = 4 con independencia de lo que se sume: cuando se estableció este principio, no existían los aviones y, sin embargo, se cumple esta "ley" también con estos objetos. Lo mismo ocurre con la teoría económica austriaca. No podemos cuantificar los efectos, ni decir cuándo sucederán, pero sabemos que pasan tarde o temprano, a menos que cambie la conducta humana (son leyes sociales, no naturales).

Desde que aprendí un poco de la teoría económica austriaca, la pongo constantemente a prueba, tratando de que me explique las cosas que suceden en la economía, o lo que hacen las empresas, o los reguladores. Pues bien, hasta el momento, no me ha fallado. Muchas de esas explicaciones que encuentro las publico en este blog, y otras en Libertad Digital, o en otros sitios en que aceptan mis papeles. Las pongo a prueba, en suma, para ver si son erróneas, si alguien presenta argumentos en contra. ¿Sabéis qué?, siguen funcionando.

Dicho esto, ya podéis empezar con el cachondeo otra vez... aunque os resultaría más práctico leeros a Mises.
Por cierto, soy completamente abstemio, y sigo diciendo que la teoría económica necesaria para entender esta crisis se puede explicar en 30 minutos... a una persona normal.

martes, 23 de septiembre de 2008

Penita de tertulia en la COPE

Creo sinceramente que en estos momentos de crisis económica hay que hacer un gran esfuerzo pedagógico para que la gente se enteré de por qué está pasando lo que está pasando, y seamos capaces de valorar adecuadamente intervenciones del calado de la recientemente ocurrida en USA. De hecho, ese es el objetivo de este blog.

Ante una crisis como esta, yo mismo, hace un par de años, hubiera creído que era un fenómeno cíclico y natural, contra el que los Gobiernos deberían hacer cuanto estuviera en su mano. Ahora, sé la verdad, gracias a la escuela económica austriaca, y a tipos como Mises, Hayek o Rothbard que se esforzaron en explicarnoslo clarito y con lógica inapelable.

De ahí mi desesperación cuando escuchaba esta mañana la tertulia de la COPE, en que participaban Federico Jimenez Losantos, Pedro Jota y otro contertulio al que no identifico. No creo que podamos esperar explicaciones objetivas de la crisis en algún otro medio. Desde luego, no en la orbita de PRISA; la posición oficial de El Mundo (pese a las colaboraciones de Gabriel Calzada y Rallo) es a favor de la intervención; y los demás, con la excepción quizá de ABC y Lorenzo Bernaldo de Quirós, no contribuyen a clarificar la situación, con sus continuas apelaciones a que la culpa la tiene el petróleo o el precio de la vivienda. Me está resultando especialmente decepcionante El Confidencial, al que suelo seguir, aunque ya había calado a sus principales comentaristas.

Por eso me pareció tan triste lo de la COPE esta mañana. Jiménez Losantos tiene claro lo de la no intervención, pero desgraciadamente carece de los fundamentos económicos para defender su posición. Por eso, no es capaz de responder cuando los otros preguntan lo de que si es mejor no hacer nada. Y en cuanto a Pedro Jota, con esa labia que Dios le ha dado, es capaz de vender una moto a un submarinista, por lo que al final el oyente medio se debe de quedar con la sensación de que menos mal que los USA han intervenido, y qué malo es ZP que no está haciendo nada.

Un sencillo esfuerzo pedagógico (la economía austriaca para comprender la crisis se puede explicar en 30 minutos, y de forma amena además), y quizá la gente se comenzara a dar cuenta de la estafa monumental a que estamos sometidos. Y el grado de catástrofe que supone la intervención USA.

Por cierto, me ofrezco desde ahora mismo y con toda humildad para dar charlas sobre el tema en todos los foros que se os ocurra o conozcais: Asociaciones de Colegios, vecinos, parroquias, círculos de gays... Hay que dar a conocer la verdad.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Más sobre la barbaridad: La prohibición del short selling

Otra de las actuaciones regulatorias en este asunto ha sido la prohibición de actuar a unas cuantas compañias, que se dedican a apostar que la Bolsa va a bajar. Cómo en los mejores tiempos de las dictaduras, se prohibe apostar, porque desestabilizas el mercado (va contra la patria).

Según parece, obligaron a deshacer posiciones a todos los "short sellers" que, por tanto, fueron obligados a comprar títulos de las empresas por cuya bajada de precio apostaban. En estas condiciones, no es de extrañar que subiera espectacularmente la Bolsa. A costa de unos cuantos inversores pillados, pero no por su incapacidad para prever el futuro, sino por la arbitraria intervención del gobierno USA.

La función de especulación es fundamental en los mercados, y contribuye a acelerar la tendencia del precio en cada momento hacia el valor que los individuos dan a un bien. Cuando alguien compra un bien es porque cree que su valor es superior, sea para consumo o para intercambio. Cuando lo vende, es por lo contrario, porque obtiene más por el intercambio de lo que prevé que obtendría por su uso o intercambio en el futuro.

La prohibición de venta en corto (que consiste en tomar prestadas acciones para venderlas ahora, y devolverlas comprándolas cuando bajen) se carga la especulación en un sentido, por lo que dificulta el proceso de mercado antes citado, cuando va a la baja. Esto es, dilata los plazos en que las acciones cogen su valor, cuando este baja.

Así pues, es una vez más una actuación cosmética: el Gobierno USA no mira al mercado real, sino al bursátil (como decía en mi entrada de ayer) y quiere que este no baje, como si eso fuera la solución al problema. Trata de curar el síntoma con malas artes, para que no se vea la enfermedad.

Por otro lado, a estas alturas de siglo, volver a la fijación de precios mínimos y a la prohibición de transacciones comerciales libres es muy triste, e indigno del país que se suponía más liberal del mundo. Estamos varios pasos más cerca de algún tipo de desastre sin precedentes.

domingo, 21 de septiembre de 2008

LA BARBARIDAD: el papel de los mercados bursátiles

Curiosamente, las actuaciones de los gobiernos, específicamente del Gobierno USA, en la crisis económica que estamos viviendo, aparecen siempre en respuesta a días negros en los respectivos mercados bursátiles. Parece, pues, que los gobiernos solo ven la crisis cuando se refleja en las Bolsas, lo que demuestra lo lejos que están de la crisis real y su evidente voluntad demagógica. No se trata tanto de arreglar los problemas económicos de fondo, como conseguir llevar a los mercados bursátiles a la aparente calma. Como si así se solucionaran los problemas.

Como es bien sabido, el único, pero importantísimo, papel de las bolsas es dar liquidez a las participaciones en las empresas. Sin esa liquidez, resulta muy difícil colocar los títulos, por lo que sus precios serían menores de los que corresponden. Es precisamente esa meta de lograr liquidez la que hace que tiendan a funcionar muy bien como mercados. Y todos sabemos que los precios de los bienes reflejan las expectativas que tenemos de su valor, sea para consumo o para intercambio.

Así pues, los precios de las acciones en un mercado libre tienden a reflejar, comparativamente bien, el valor que tiene cada empresa. Valor que, como acabo de decir, refleja su capacidad de generar beneficios. Una bajada del precio en la Bolsa significa que la gente piensa ahora que va a ganar menos de lo que se creía, y al contrario.

Contrariamente a lo que se piensa, las empresas no acceden a las Bolsas para conseguir financiación: sus acciones ya cotizan en ella. Dicha financiación se consigue en el mercado primario (con las OPVs) y no en las Bolsas. El precio de las OPVs se forma siempre fuera de la Bolsa. Por tanto, la evolución de la cotización en la Bolsa no tiene efecto alguno directo sobre la economía real en el corto y medio plazo. Lehman Brothers no quebró por la caída en Bolsa; al contrario, cayó en Bolsa porque tenía problemas, y la gente anticipaba la quiebra.

Por tanto, atender a las soluciones de la crisis como si esta se manifestara en las caídas de las Bolsas es completamente inconsecuente. Téngase en cuenta, además, que en las Bolsas actúan humanos que no solo se fijan en los fundamentales, si no siguiendo otras muchas emociones.

Y, sin embargo, los Gobiernos actúan como si fuera la Bolsa lo relevante. Suba o baje la Bolsa, existen problemas económicos en las empresas, debido a la sobrevaloración de activos producto de la burbuja financiera creada por ls bancos centrales. Esa burbuja se ha pinchado y hay que corregir los excesos, lo que se va a notar tarde o temprano en la actividad y valor de las empresas cotizadas. Da igual lo que haga el Gobierno.

Ahora bien, el otro día básicamente ha transferido una gran cantidad de recursos hacia un sector de la economía, el financiero. Evidentemente, esto tiene que disparar los valores de las empresas agraciadas. Pero, el otro lado de la moneda, es que el resto de los sectores económicos sufrirán mucho más la recesión. Y se verá en las Bolsas también.

La corrección se puede retrasar, pero no evitar; se puede engañar a la gente, pero la realidad sigue ahí al final de los carísimos fuegos artificiales.

sábado, 20 de septiembre de 2008

QUÉ BARBARIDAD!!!! Un primer análisis de efectos

Francamente, se veía venir algo así. La intervención estatal es como las drogas, cada vez necesitas más dósis, y cada vez hace menos efecto. Hace 1 año, empezaron los bancos centrales a inyectar liquidez por las condiciones extraordinarias del mercado; ya vemos que esa medida solo consiguió aplazar (nada más que 1 año) lo inevitable.

Estas últimas semanas hemos contemplado la nacionalización de Freddi Mac y Fanni Mae, y ni siquiera esa peazo intervención ha concedido tranquilidad a los mercados (bursátiles). Así que el Gobierno USA ha decidido dedicar el dinero de los americanos (no se sabe todavía por cuantos años) a comprar basura. A alguien le extrañará que no lleguen ayudas a los afectados por el Ike... se lo están gastando en comprar a los bancos sus desechos.

La verdad es que actuación da para muchas entradas, por lo que dedicaré varios días a desarrollar las ideas que me surgen.

En primer lugar, el análisis directo de los efectos. El gobierno USA va a comprar a un precio por determinar (pero fuera del libre mercado, esto es, por encima) unas cosas cuyos dueños ni nadie más quiere. Todo ese dinero de los americanos se va a quedar inmovilizado en unas mierdas que nadie quiere. Y por un tiempo sin determinar, puesto que no está claro en qué momento podrán ser vendidas. Ese dinero, por tanto, no se va a poder utilizar para cosas útiles. Además, mantendrá artificialmente altos esos precios, por lo que seguirán sin poder salir al mercado libre.

Evidentemente, ese dinero que se gasta en comprar basura se quita a los americanos, presentes y futuros, que no lo van a poder gastar en otras cosas. Por tanto, todo el beneficio que se llevan ahora los bancos, lo van a perder en la misma medida las empresas de consumo (en sentido amplio). Van a pagar las empresas de todo tipo de bienes por los riesgos que asumieron los bancos. Imagínemos que le quitamos a JP Morgan dinero para dárselo a General Motors. Pues está pasando lo contrario.

Vamos, el gobierno americano ha tomado una decisión de planificación central asignando una ingente cantidad de recursos a una industria a costa de las demás, y sin tener para nada en cuenta las necesidades del mercado, que estaban apuntando justo lo contrario. El daño para la economía americana, y por ende mundial, va a ser sin precedentes.

Por supuesto, como el gobierno americano ose financiarse con papelitos (en lugar de impuestos), los resultados serán los mismos o peores, puesto que la inflación se disparará, hasta poner al dólar en la picota absoluta, con repercusiones impredecibles en su economía y en la global. Rothbard y Mises le llaman hiperinflación y supone la destrucción del sistema económico, a menos que se hayan mantenido referencias de precios externas al mismo.

Francamente, el panorama es desolador. Y encima me juego algo a que los efectos de la medida son limitados en el tiempo, y dentro de nada volvemos a estar como ahora. Porque el problema no son solo las hipotecas basura, sino la cantidad de activos que están sobrevalorados como consecuencia de la expansión de la oferta monetaria.

Por cierto, aún hay esperanza: tal vez el Congreso tumbe el descabellado plan. Pero, si no, creo que los restantes países "democráticos" se sentirán legitimados para hacer cagadas similares cuando les llegue el turno, que va a ser en breve.

Temas para otros días: la prohibición del "short selling", la fijación del precio justo, la relación con el mercado bursátil, el editorial de hoy en El Mundo (para llorar) ....

lunes, 15 de septiembre de 2008

Tres parábolas sobre el dinero

Resulta muy frustrante en ocasiones ver la mitificación en que mucha gente y economistas tienen del dinero. Precisamente, la comprensión del rol del dinero y de su desempeño en el mercado libre, es fundamental para conocer la teoría del ciclo económico de los Austriacos, y así entender cómo hemos llegado a esta situación de crisis, y cuan catastrófica es la situación.

Me propongo aproximarme al asunto mediante tres parabolillas, a ver qué tal resultado da. Empiezo.

1) En una isla en mitad del océano e inaccesible, se cosecha trigo, que es la base de la alimentación. Un año malo resulta haber una mala cosecha. ¿Cómo puede solucionar esto el hipotético Gobierno de la isla?

¿A qué a nadie se le ocurriría decir que fabricando papelitos y diciendo que es dinero? Pues eso es lo que pasa en este estupendo sistema económico tan complejo que padecems. Conclusión, el dinero, en sí mismo, no es riqueza: por mucho dinero que se fabrique en la isla, seguirá sin haber trigo, que es lo que necesitan. Eso sí, el precio del trigo medido en ese dinero se disparará.

2) En la misma isla, resulta que un habitante tiene 500 Kg de trigo. Como no le caben en su casa, decide dejarlos en depósito a un conocido que tiene un almacen grande, mientras los vende. ¿Abre esto alguna nueva alternativa para el Gobierno?

¿A qué a nadie se le ocurriría decir que, si se autoriza al depositario a prestar el trigo a otras personas, la carestía se solucionará? Resulta que, aparentemente, en la isla habrá 1000 Kg de trigo: 500 que, teóricamente, tiene el dueño en el depósito, y 500 que, realmente, tiene la gente. Pero es mentira: solo hay 500 Kg, y tarde o temprano la estafa se va a descubrir, supongo que para indignación del depositario original. Por mucho dinero que presten los bancos ficticiamente, seguirá sin crearse trigo.

3) Pero vamos a otra isla más avanzada, que ya conoce el dinero. Pero en la que solo viven tres tipos: A que tiene 1000 ums, B que es banquero y C que tiene muchas ideas.

A deja el dinero en el banco; C le cuenta al banco un proyecto estupendo, con el cual va a poder sacarse 1200 ums tras comprar cierto activo, digamos, una vivienda, por 1000 ums y venderlo a dicho precio. Así, con el dinero de A, se van a forrar B y C, cada uno 100 ums. El banco queda convencido, y C compra la casa por 1000 ums a un tipo que ya no vive en la isla.

Ahora comienza el drama: C decide poner en venta la casa por 1500 ums, y A no compra. C baja el precio, y A sigue sin comprar. A quiere sacar 100 ums del banco para sus cosillas, y B le dice a C que devuelva la pasta, que la necesita (crisis de liquidez). C, acuciado por la situación, baja el precio a 1200, 1100, 1000 y, ya a la desesperada, a 900, 800.... hasta que, tachán, A decide que compra (aunque ya estamos en crisis de solvencia).

Así que A le pide los 800 a B...que no los tiene hasta que C no pueda devolverlos, vendiendo la casa a A, que no puede pagarlos hasta que B no se los dé. Magnífico cul-de-sac. (no sé cómo se llama esta crisis)

La pregunta es... ¿cómo se sale? Y, no se olvide, ¿quién se va a comer al final, si es que se sale del pozo, el marrón de la perdida de C? Y, ¿de quién fue la culpa?

domingo, 14 de septiembre de 2008

Breve guia sobre las crisis de liquidez y solvencia del sistema financiero

Me propongo en las siguientes líneas familiarizar a los lectores con los recurrentes conceptos del título, a fin de que puedan conocer con precisión de qué se habla al referirse a ellas. Cosa que, por cierto, hacen de continúo los analistas y periodistas al tratar de las causas de la crisis que nos asola. Así que bueno será que sepamos todos de que hablamos; vamos, qué se esconde tras esta palabrería.

Empezamos por la crisis de liquidez. Que es la primera y la más sencilla. Eso quiere decir, básicamente, que si vas a pedir el dinero que depositaste en el banco pensando que está allí, te puedes llavar la sorpresa de que no está. Se dice que el banco carece de liquidez. Esto se resolvía tradicionalmente pidiendo pasta a otros bancos, pero como ahora no se fían unos de otros (por las razones que se expondrán más adelante al explicar la crisis de solvencia), acuden con más frecuencia a los bancos centrales. Esto es, a los contribuyentes.

Cabría preguntarse cómo es posible que un banco tenga crisis de liquidez, si se supone que se dedica a custodiar el dinero que en el hemos depositado. ¿Por qué no lo coge de donde lo tiene guardado y nos lo devuelve? Ay, amigo. Es que los bancos están autorizados por los Gobiernos a coger el dinero que le depositamos para invertirlo en lo que consideren oportuno, y ganar pasta así con él.

No problem. Nuestro dinero está invertido por el banco en activos; si es necesario, los vende, y nos devuelve la pasta. Sirva esto como introducción a lo que significa la crisis de solvencia.

Imaginemos, por un momento, que el banco se ha equivocado en sus inversiones. Con nuestro dinero compró activos que pensaba que iban a subir de precio. Si así hubiera sido, los venderíam, se quedaría con la plusvalía, y nosotros ni nos enteramos del juego. Pero, ¿y si pasó lo contrario? A lo mejor se les ocurrió invertir en inmobiliarias, en constructoras, en hipotencas o en viviendas, y ahora sus activos valen una fracción minúscula de lo que metieron. No lo olvidemos, nuestro dinero.

Entonces quiere decir que, cuando vayan a vender el activo en que tienen metido nuestro dinero, se encontrarán con qué solo recuperan una fracción de lo que nos deben. ¿Y qué pasa con el resto? Bueno, las pérdidas son las pérdidas. Esto es la crisis de solvencia.

Claro que en todo este tinglado hay un pequeño fallo: ¿quién le autorizó al banco a jugar con mi dinero? Desde luego, muchos depositantes no tienen ni idea del chanchullo. A estos depositantes, directamente se les ha estafado.

Y, si el depositante lo sabía, entonces conocía los riesgos a que estaba sujeto su dinero, y la crisis de solvencia no debería tener mayor problema del de una quiebra con sus acreedores.

Concluyo: el que ha llegado hasta aquí será consciente de que tras la palabrería vacua de crisis de liquidez y solvencia se esconde en realidad una estafa de proporciones colosales en que están directamente involucrados los bancos y los Gobiernos. Vamos, el sistema financiero.
Adivinan quiénes somos los estafados?

sábado, 13 de septiembre de 2008

La crisis económica está de moda

Ya ha prendido en el ideario de los grandes medios, y con fuerza. Ya no nos escapamos en ningún noticiario o portads del último indicador corroborando la catástrofe en la que estamos inmersos. Como si hubiera surgido ahora, y antes no existiera.

Los medios que pretendidamente nos informan funcionan así, a base ramalazos y modas. Recuerdo un verano que parecía que todos los días se ahogaba alguien en la piscina; imagino que estadísticamente la cosa no variará tanto, pero ese verano parecía ahogarse media España.

Pues lo mismo con la crisis económica. Por supuesto que la situación cobra tintes dramáticos, pero lo hace gradualmente, no de la noche a la mañana como creería que lo hace cualquiera que únicamente se informe por nuestros mass media. Ni tampoco empeora todo de golpe, por muchos indicadores que acumulen en la noticia para hacerla más amarillista.

Es más, los indicadores siempre van después de la situación real. No empeora la crisis porque nos digan que en Agosto se vendió un 40% menos de coches. La crisis presexistía que el PIB detuviera su crecimiento según las medidas gubernamentales. Quien mire a la crisis de esta forma está en la misma situación absurda que los soldados del clásico Catch 22 cuando seguían la evolución de la cinta roja para ver donde estaba el frente.

A menos que uno viva en una búrbuja, los síntomas de la crisis están y llevan mucho tiempo a nuestro lado. El amigo que se queda en paro, o el que prefiere no salir a cenar, o el que no sale de vacaciones.... o la tienda que cierra a la vuelta de la esquina, o las terrazas vacias en la acera. De la misma forma pasará cuando comencemos a remontar el vuelo, siempre que el Gobierno no decida intervenir para terminar de fastidiarlo.

Será duro, y no sabemos cuándo pasará, pero cuando empiece a ocurrir no necesitaremos que se ponga de moda para enterarnos. Y es que los medios de comunicación no son más que otro de los cables que nos mantienen conectados a Matrix; ahora bien, bastante deterioradillo gracias a Internet.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

La justicia en Matrix

Por si a alguien le quedaba alguna duda sobre el funcionamiento de la justicia en nuestro país, ahí están nuestros políticos para mostrarnos con todo su rostro (no especifico de quien) aquello en lo que pretendidamente se funda nuestra igualdad como ciudadanos. Vaya tela.

¿Pues no se acaban de repartir el pastel? La justicia, sí, pero para los demás. Nosotros nos ponemos de acuerdo y quedamos por encima de la justicia, gobierne quien gobierne. Con el reparto que han hecho del Consejo General del Poder Judicial, van a poder enchironar a quien les dé la gana, y ellos sin hacerse pupa. Me recuerda al viejo chiste del mafioso que va al dentista, cuya descripción detallada me ahorro por lo escatalógico, pero que termina con la manida frase de "Usted y yo no nos vamos a hacer daño, ¿verdad?". Pues eso, PSOE y PP se ponen de acuerdo en luchar, pero sin hacerse daño, que corrupción puede surgir en ambos bandos.

Ya he comentado en otras entradas que la justicia no puede funcionar en Matrix. Los argumentos que he empleado han sido fundamentalmente económicos: sin la disciplina que impone el mercado, es estructuralmente imposible que ningún servicio funcione. Los servicios son prestados por seres humanos, necesariamente imperfectos, que solo dan lo mejor de sí en un entorno de libre mercado.

Lógicamente, a un Gobierno le interesa una justicia débil. Y controlada. Por ambas razones, no cabe esperar su privatización o similar. Eso sí, pese a todo, hay quien argumenta que en el cualquier caso los servicios judiciales han de ser suministrados por el Estado.

Al argumento económico, puedo añadir otro basado en las lecturas de Juvenal, de corte más filosófico, pero igualmente interesante. Y perfectamente consistente con el económico. Para Juvenal, es imposible que el poder que emana de una sola fuente (la mayoría, en una democracia) se divida de forma que pueda quedar compensado. En este sentido, la única posibilidad de una justicia fuerte es, precisamente, que tenga un origen distinto del poder legislativo. Dicho de otra forma, la justicia, para poder hacer su papel en la sociedad y oponerse al Gobierno, debe encontrar sus fuentes de poder en un lugar distinto de la "mayoría".

Claro, que la gran trampa desde la Revolución Francesa hasta aquí es creernos lo de la separación de poderes, cuando realmente todos se concentran en la "mayoría", específicamente en sus elegidos por sufragio universal.

En fin, esta escenificación es necesariamente parte de los tubos de Matrix. Por eso llama la atención que PP y PSOE hagan unas jugadas tan burdas con las que corren el riesgo de que a más y más gente se les desprendan los tubos y aterricen en la realidad.