Curiosamente, las actuaciones de los gobiernos, específicamente del Gobierno USA, en la crisis económica que estamos viviendo, aparecen siempre en respuesta a días negros en los respectivos mercados bursátiles. Parece, pues, que los gobiernos solo ven la crisis cuando se refleja en las Bolsas, lo que demuestra lo lejos que están de la crisis real y su evidente voluntad demagógica. No se trata tanto de arreglar los problemas económicos de fondo, como conseguir llevar a los mercados bursátiles a la aparente calma. Como si así se solucionaran los problemas.
Como es bien sabido, el único, pero importantísimo, papel de las bolsas es dar liquidez a las participaciones en las empresas. Sin esa liquidez, resulta muy difícil colocar los títulos, por lo que sus precios serían menores de los que corresponden. Es precisamente esa meta de lograr liquidez la que hace que tiendan a funcionar muy bien como mercados. Y todos sabemos que los precios de los bienes reflejan las expectativas que tenemos de su valor, sea para consumo o para intercambio.
Así pues, los precios de las acciones en un mercado libre tienden a reflejar, comparativamente bien, el valor que tiene cada empresa. Valor que, como acabo de decir, refleja su capacidad de generar beneficios. Una bajada del precio en la Bolsa significa que la gente piensa ahora que va a ganar menos de lo que se creía, y al contrario.
Contrariamente a lo que se piensa, las empresas no acceden a las Bolsas para conseguir financiación: sus acciones ya cotizan en ella. Dicha financiación se consigue en el mercado primario (con las OPVs) y no en las Bolsas. El precio de las OPVs se forma siempre fuera de la Bolsa. Por tanto, la evolución de la cotización en la Bolsa no tiene efecto alguno directo sobre la economía real en el corto y medio plazo. Lehman Brothers no quebró por la caída en Bolsa; al contrario, cayó en Bolsa porque tenía problemas, y la gente anticipaba la quiebra.
Por tanto, atender a las soluciones de la crisis como si esta se manifestara en las caídas de las Bolsas es completamente inconsecuente. Téngase en cuenta, además, que en las Bolsas actúan humanos que no solo se fijan en los fundamentales, si no siguiendo otras muchas emociones.
Y, sin embargo, los Gobiernos actúan como si fuera la Bolsa lo relevante. Suba o baje la Bolsa, existen problemas económicos en las empresas, debido a la sobrevaloración de activos producto de la burbuja financiera creada por ls bancos centrales. Esa burbuja se ha pinchado y hay que corregir los excesos, lo que se va a notar tarde o temprano en la actividad y valor de las empresas cotizadas. Da igual lo que haga el Gobierno.
Ahora bien, el otro día básicamente ha transferido una gran cantidad de recursos hacia un sector de la economía, el financiero. Evidentemente, esto tiene que disparar los valores de las empresas agraciadas. Pero, el otro lado de la moneda, es que el resto de los sectores económicos sufrirán mucho más la recesión. Y se verá en las Bolsas también.
La corrección se puede retrasar, pero no evitar; se puede engañar a la gente, pero la realidad sigue ahí al final de los carísimos fuegos artificiales.
4 comentarios:
Fernando, hay una cosa de tu razonamiento que no entiendo. Tenemos que el precio fijado en los mercados bursátiles depende de las emociones. Puede ser irracionalmente bajo o alto. ¿No es factible que un gobierno compre activos que pueda revender cuando haya otros sentimientos ambientales?
Jose M, muchas gracias por tu comentario.
Cuando me refiero a que las emociones influyen en los precios de los mercados bursátiles, lo digo en el sentido de que tienen efectos a muy corto plazo, por lo que el Gobierno no debería guiarse por lo que pasa en la Bolsa para intervenir.
Si, como sugieres, hubiera una oportunidad de negocio en el precio bajo actual de estos activos (sea por los sentimientos ambientales o por otras razones), no cabe duda de que habría alguien por ahí que se daría cuenta, y antes que el Gobierno, pues sería él quien obtendría los beneficios de la infravaloración actual.
Lo cierto es que los agentes del mercado, que juegan con su dinero, son más listos que el Gobierno (les va en ellos la vida), que juega con el nuestro.
Un saludo
Fernando, con idependencia del oxígeno ideológico que el plan de intervención de la Reserva Federal ha proporcionado a socialistas y socialdemócratas del más variado pelaje, me gustaría saber qué puede planificar o ejecutar un Gobierno, de manera urgente, ante una crisis como la referida. Supongo que la palabra INTERVENCIÓN te provocará el sarampión o una úlcera de estómago (yo no estoy lejos de ello, créeme) pero, ¿que se puede hacer en estos casos?
Un abrazo
Roger, macho
El gobierno tiene bastante margen de actuación: tiene que eliminar toda la regulación existente para facilitar el ajuste de todos los mercados a la nueva situación de preferencias de los consumidores.
Y luego ir reduciendo gasto público, y los impuestos, para que los ciudadanos pueden dedicar más recursos a satisfacer sus necesidades reales.
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