Hay que fastidiarse. Ahora que me estoy terminando la biblia de Mises, ese tocho llamado "La acción humana", con sus 950 páginas rebosantes de praxeología, va y Obama se pone como presidente de los Estados Unidos. Y claro, con este tipo al mando, las leyes de la economia cambiaran, como lo han hecho tantas veces en los últimos años. No olvidemos la reciente "Nueva economía", la de la WWW, ya enterrada.
Así que por fin se ha quedado obsoleta la teoría económica que hunde sus raices en Aristoteles y la Escuela de Salamanca, pues Obama sí va a ser capaz de cambiar sus leyes, tan bien descritas por Mises. Porque, si no va a cambiar las leyes de la economía, no acabo de entender el alborozo de millones de americanos en su toma de posición.
Imagino que todos ellos piensan que Obama les va a cambiar la vida; que, de alguna forma, les va a ayudar a satisfacer sus necesidades; en suma, que les va a proporcionar recursos de los que hasta ahora carecían.
Y, como con las leyes económicas vigentes, eso es imposible, imagino que uno de sus primeros decretos será cambiarlas. Vamos, imposible no es: pero si hay dos millones a los que va a favorecer, quedarán por lo tanto unos cuantos más a los que vaya a desfavorecer. De hecho, en promedio rápido, solo podrá favorecer a la mitad de los entusiastas presentes, a costa de la otra mitad, que por tanto verán sus ilusiones rotas.
Porque, a menos que las leyes económicas cambien, resulta que el Gobierno, incluso dirigido por Obama, es incapaz de crear riqueza. Lo único que hace es redistribuirla; dicho en plata, se lo quita por la fuerza a unos, para dárselo a otros. Por eso digo que, si no se cambian las leyes económicas, la satisfacción de esos alegres seguidores solo se podrá hacer provocando infelicidad en otras tantas o más personas.
Y todos sabemos que de la risa al llanto hay muy poco trecho. Así que cuando los ilusionados americanos vean lo que da de sí la realidad, pese a los castillos en el aire, se mosquearán. Y lo harán sin precedentes, como sin precedentes parece el apoyo popular de que goza el señor Obama. A más ilusiones, más dura es la caida.
Pero bueno, todo eso era con las leyes económicas antiguas. Habrá que estar atentos para leer "La acción Obama" y actualizarse al respecto.
PS: Por supuesto, no desdeñemos la posibilidad de que Obama sea uno de esos personajes que nos da la historia de vez en cuando, y que son capaces de asumir su responsabilidad en tesituras históricas graves. Quizá Obama se dé cuenta de que el único camino es la progresiva retirada del Estado de toda intervención, lo haga, y salve al mundo.
Lo mejor será que, en ese caso, mi lectura de "La acción humana" no precisará reciclaje.
5 comentarios:
Fernando, amigo, no sé qué decir de tu entrada... Si bien tienes mucha razón en tu crítica al eslogan "Sí podemos (cambiar el mundo, se supone)", creo que no hay que subvalorar la talla intelectual de Obama. (Ya sé que tú no lo estás haciendo).
Precisamente, por su rigor intelectual, muy alejado desde luego, de sus "amigos europeos", comenzando por nuestro Prime Minister, resulta que Obama no se atrevería a formular una "Acción Obama" de momento.
Sus discursos, por otra parte, recogen los elementos fundacionales de los USA que emanan de principios propios del liberalismo (filosófico).
Vamos, que "no seas duro con Obama". Yo no espero que un gobernante me solucione la vida. Sólo espero que no haga tonterías. Y creo que Obama no las va a hacer.
Roger, más que con Obama, soy duro con los que acogen su advenimiento con tanta ilusión infundada. Infundanda, no por el personaje, sino por la imposibilidad del Estado de solucionar sus problemas.
No sería mejor: ayudemos para no entrometernos en la vida de la gente.
Eso de cambiar el mundo es muy bonito, pero cambiarlo a qué?, a lo que él considera un mundo mejor? quién es él para obligarme a vivir en su mundo de la alegría?
No sería mejor que la gente eligiera el mundo en el que quiere vivir mediante sus decisiones y elecciones diarias, quienes son estos? dioses? mesías? Es el nuevo Napoleón?, Sarkozy v2.0?
Es que pega un tufo a filosofía clásica, a marxismo, al rousseaniano más incoherente y contradictorio.
Vamos a dar libertad a todo el mundo dice, pero para eso hay que quitárselo primero a unos, que yo considero que tienen mucho...Queremos dar libertad quitando libertad. Apaga y vámonos.
Somos tan negados que somos incapaces de salir nosotros adelante solos, tenemos que depender siempre de que papa estado me de la limosna ¿?, luchemos todos para que está panda de mangantes y vividores no nos chupen más la sangre con sus delirios de grandeza, que ya los ciudadanos con su hacer diario, cambiaran el mundo.
La esperanza es Ron Paul...
Entendido, Fernando. Y con esto último que comentas, estoy plenamente de acuerdo.
Un abrazo.
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