Ya sé que el título puede dar lugar a equívoco, y más por la protagonista del mismo, pero es que el acontecimiento de Soraya vuelva a demostrar la existencia de una casta, una clase social, que tiene más privilegios que el resto de nosotros. Nunca ha sido esta señorita santo (ni casta) de mi devoción, pero lo de la sesión de fotos me parece revelador.
Recordemos, en primer lugar, que la moza aún no se ha estrenado en el servicio al pueblo. Esta chica tenía claro que iba a vivir a costa de nuestros impuestos, y se sacó su oposicioncita para ello. Como así no debía sacar suficiente, se subió al carro del PP, justo en el momento en que el tema dio la vuelta. Pero ha tenido la suficiente visión como para vender la burra al señor puesto por Aznar, una vez este perdió dos elecciones ante el PSOE.
Su cometido ha sido claro: nuestra clase, la política, está por encima del resto de los mortales. Así que se ha de llegar a un pacto de no agresión en lo fundamental con el PSOE para partirnos el pan: no hay que hacerse más que el daño justo, y allá se van los principios (si alguna vez los hubo). Una vez llegado a ese compromiso, ya se puede uno dormir en los laureles y hacerse sesiones fotográficas, porque es cuestión de tiempo que me toque a mí mandar, pero hasta entonces voy a vivir como una reina.
Así que en el haber de Soraya está lo del pacto de la justicia, que es, desde mi punto de vista, el acontecimiento que más claramente demuestra la voluntad de nuestros políticos de situarse por encima del bien y el mal. Pero también el tema de la fragmentación territorial del partido: la idea de España está caduca, y en eso tampoco merece la pena diferenciarse del PSOE. La búsqueda de la diferencia es únicamente la presumida capacidad de gestión, presumida una vez más en dos de los sentidos que admite el adjetivo.
Pues nada, haganse fotos mientras pasa el tiempo y llegan las próximas elecciones, la fiesta de la democracia que celebran los políticos a costa de los votantes, ese día en que nos hacen reyes de la nada por un día, para luego seguir repartiéndose el botín.
Ahora que lo pienso, tal vez la idea no sea tan mala. Quién sabe si los inversores extranjeros se distraerán con su foto, si la publican al mismo tiempo que la rebaja de la situación crediticia de España.
2 comentarios:
Una historia real de una representatnte de productos informaticos que fué a una reunion con los representatantes de mi empresa llevando una falda mas micro que mini y que no paraba de cruzar y descruzar las piernas (un testigo me dijo que veia las miradas bajar cada vez que lo hacia) hasta que alguien en nuestro bando, mas viejo o mas gay que los demas le llamó la atencion.
Lo mismo que esperamos de un reprentante de productos informaticos o de un banquero que no intente desviar nuestra atencion, lo mismo esta fuera de lugar que para ganar votos un politico trate de desviar nestra atencion que sea por medio de cantar "la Tosca" o por medio de exhibciones en "négligé" en "El Mundo" o en traje dee baño en una revista gay.
Y eso no tiene nada que ver con el machismo sino con la exigencia por parte del ciudadno de que le dejan gaurdar la cabeza clara.
Recomiendo la lectura del libro Casta Parasitaria, de Enrique de Diego. Trata exactamente ese tema y se publicó a finales de 2008.
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