Una breve entrada para comentar la temporada 2 de Mira lo que has hecho, de la que hace no mucho vi la primera temporada. Son seis capítulos más, de unos 25 minutos de duración, con nuevas aventuras de Berto, señora e hijo.
Y como también le ocurrió a Paquita Salas, decide sacrificar la vis cómica para acoger temas más dramáticos e incluso trágicos. La verdad es que no entiendo esta evolución de las series españolas. Pero ocurre lo que le dice Sandra en el último capítulo a Berto, quizá como reflexión propia: en el momento en que dejan de tomarse en broma y se creen actores, la fastidian.
Me temo que eso le pasa a la serie. En la primera temporada había varios hallazgos, pero en esta no hay ninguno, salvo quizá el padre vigoréxico que sale de vez en cuando. También es curioso el complejo juego de espejos que realiza, al contarnos el rodaje de la serie que está realizando Berto sobre su propia familia. Así, esa una serie en que se nos cuenta el rodaje de la propia serie, con las exigencias narrativas que ello tiene.
Con todo, el problema que le cuesta arrancar la risa y hasta la sonrisa. La serie se sigue viendo con simpatía, pero ya no con diversión. A eso hay que unir un cuarto capítulo de flashbacks absurdos, que ni contribuyen a la narración ni hacen gracia, y para remate apariciones de fantasmas en otros momentos.
No sé si habrá tercera temporada. El final abierto apunta a que sí. Y seguramente la vea, pues después de todo la inversión en tiempo no llega a dos horas. Pero no la esperaré ya con tanto entusiasmo como esta segunda.
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