Así que manos a la obra, porque leer a un clásico no es tarea fácil, aunque pueda luego recompensar. Lo primero y más importante es dar con una buena traducción. Y, más importante aún, que esté bien anotada para no perderte con las referencias contemporáneas que pueda hacer. Mi apuesta tradicional para estos casos suele ser la edición de Gredos, así que esa es la que he leído. La traducción (del griego) no me ha parecido buena, pero dicen en el prefacio que han optado por respetar el texto de Marco Aurelio, en lugar de embellecerlo como al parecer hacen otras ediciones (lógico, porque así es más fácil coleccionar aforismos). Y en cuanto a la anotación, no hay demasiada, quizá porque el texto no las requiere, es muy autocontenido. No obstante, me hubieran gustado más referencias contextuales a la filosofia estoica.
Y ya entrando en materia, Marco Aurelio estructuró su obra en 12 libros, el primero de los cuales es de dedicatorias y posiblemente el último en escribirse. Los libros no presentan unidad temática: recogen meditaciones sucesivas no encadenadas. Vamos, que son meditaciones independientes, aunque estén en un mismo libro. Ello conlleva mucha repetición, ya que los temas aparecen y desaparecen sin demasiado criterio explícito. A ellos hay que añadir que, según los editores, Marco Aurelio fue poco original como filósofo.
¿De dónde viene entonces el valor de esta obra? Pues, según nos dicen, de la coherencia entre la actuación de Marco Aurelio como emperador romano, de los grandes además, y su actitud filosófica. El problema para el lector de esta obra es que ello no es aparente, y tampoco el autor proporciona pistas sobre en qué momento hizo la meditación anotada, un contexto que sí hubiera puesto en valor esa coherencia. Por ejemplo, que hubiera dicho que una u otra meditación la hizo después de tal batalla contra los sármatas.
Así las cosas, nos encontramos con una obra deslavazada, algo repetitiva, con algún momento brillante pero no muchos, con temas no especialmente originales, y además difícil de leer. Por suerte, su extensión es de unas 150 páginas, en otro caso no creo que mucha gente la leyera. Es más, no creo que mucha gente la haya leído, conocerán los aforismos maestros y ya.
Los temas que presiden la obra son típicamente estoicos. Quizá el más repetido tenga que ver con la muerte, la inmortalidad y el continúo cambio. Para Marco Aurelio la muerte no es algo temible por ser natural, y por ello no debería causarnos demasiada preocupación, como no nos la causa respirar. Y tratar de aspirar a la fama, a la inmortalidad, es baldío: toda esa fama póstuma solo se deberá a "una sucesión de hombrecillos" llamados también a desaparecer. Por ello, no hay que guiarse por este objetivo. Como digo, la muerte es algo natural y hay que verla en ess continúo tránsito en que están todas las cosas, la vuelta a los átomos.
Marco Aurelio identifica lo natural con lo correcto, lo natural del hombre es lo propio del hombre, que es hacer lo que nos dice la razón y buscar el bien común. Son numerosas las metáforas basadas en procesos naturales. Nos llega a decir que muchas cosas feas nos parecen atractivas por ser consecuencia de procesos naturales. Lo que no acabo de tener claro es si sus referencias a los dioses, son en el fondo a estos procesos naturales, o para él los dioses son una entidad difererente de la naturaleza.
Para Marco Aurelio, como en general para los estoícos, hay que guiarse por el espíritu interior, retirarse en uno mismo y no depender de otros. "Conviene mantenerse recto, no enderezado." Insiste mucho en que todos los obstáculos para desempeñarnos correctamente los tenemos dentro de nosotros, y en que nada hay fuera que nos impide hacer lo correcto. Nos llama a la tolerancia con los ignorantes y con los que opinan sin reflexionar, pues lo "natural" es que exista este tipo de gente; y, si es lo natural, ¿por qué nos va a parecer mal? En esta línea, nos hace ver que no nos molestan tanto las acciones de terceros, como nuestras opiniones sobre las mismas, por lo que es de éstas de las que hay desprenderse. Y, de forma dual, que no perdamos el tiempo con lo que otros piensan de nosotros: le llama la atención que nos tengamos siempre por superiores a los demás y, sin embargo, seamos tan sensibles a sus opiniones. Además, "¿Cuál cosa es bella por ser alabada o se destruye por ser criticada?"
De sus líneas de pensamiento, la que más desazón me causa es la que tiene que ver con el bien común. Marco Aurelio sostiene que el todo es más importante que la parte, y, por tanto, el Estado es más importante que el ciudadano. Es más, muchas veces esto lo enraiza en lo natural del ser humano.
De hecho, en un momento de la obra, nos compara a la persona con las manos, los pies o la cabeza cuando los observamos amputados de un cuerpo (algo que para él quizá era normal, mira, aquí hay contexto), que, por supuesto, sería el Estado. No creo que haga falta decir que el simil es muy malo, habida cuenta de la individualidad de preferencias y autonomía de las personas, que no es comparable con un parte no autónoma de cualquier sistema.
No voy a cerrar esta entrada con frases selectas, como suelo hacer con otros libros. La razón es sencilla. estas frases figuran en cantidad de libros de aforismos, por lo que no quiero ser redundante ni injusto. Si dejo en cambio, para futura referencia y por ser demasiado largos para reproducirlos en esta entrada, las Meditaciones que me parecen más dignas de relectura y reflexión pausada.
IV.50 V.1 V.28 VI.13, VI.18, VII.5, VII.18, VII.24, VII.64 (linea 5 y ss), VII.71, VIII.1, VIII.26, IX.40, X.25, X.36, XI.2, XII.4
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