Elinor Ostrom es una economista premio Nobel, cuyo trabajo se ha centrado en las instituciones y específicamente en las ligadas a la gestión de los llamados bienes comunes, esto es, aquellos que son propiedad de una comunidad de individuos y que son propensos a la tragedia de los comunes, esto es, que todos los exploten sin que nadie lo cuide.
En este libro, que leo por segunda vez, Ostrom propone un marco para el estudio de las instituciones, lo que constituye el principal contenido de la obra, que luego aplica a su "libro", el gobierno de los comunes, aunque es inevitable que hable sobre este tema cada vez que tiene oportunidad de poner ejemplos en la descripción del marco. Lo dicho implica que es un libro muy teórico y descriptivo que, aunque se lee bien y es ameno, resultará poco atractivo a los lectores no interesados en el tema institucional. Imagino que a estos, no obstante, les seguirán siendo de interés los dos últimos capítulos, en que Ostrom se centra en detalles del gobierno de los comunes en bancos de pesca, bosques y sistemas de regadío.
A mí esta última parte me ha resultado curiosa, pero me resulta más interesente entender el marco de análisis propuesto por Ostrom, para ver su aplicación en otros contextos, como pueda ser derecho de competencia o regulación de mercados.
He de decir que la metodología propuesta, que dimana de años de experiencia de la autora y de su equipo, me parece bastante completa y rigursosa. No se me ha ocurrido nada que echar de menos, esto es, creo que con ella se pueden describir los elementos esenciales de las distintas realidades que aborda. Así que procedo son su breve resumen, que será acrítico.
El punto de partida es la acción del individuo (coincidente con la praxeología), que tiene lugar en un medio físico (ecosistema), cultural (la comunidad en sentido amplio) e institucional (las reglas que limitan su acción).
La situacion de cualquier acción se puede modelar con los siguientes 7 factores: participantes, posiciones, posibles acciones, información, modo de control, resultados físicos y costes/beneficios. Queda claro cada uno de estos factores descripticos puede quedar limitado por las variables exógenas del párrafo anterior: medio físico, cultura y reglas. Dado que medio físico y cultura son poco maleables, son las reglas el principal instrumento para conseguir que cambien las acciones de un individuo.
Así, una cuestión fundamentas es cómo se definen dichas reglas, lo que ocurre en otra acción. Ello lleva a la consideración fundamental de que las situaciones de acción no son independientes unas de otras. En particular, Ostrom se refiere a las relaciones verticales, y habla de tres escenarios: operativo, de decisión colectiva, y constitucional. O sea, hay que meter en el modelo que las reglas pueden cambiar mediante situaciones de acción distintas de en las que operan cotidianamente los individuos, pero en las que ésto también pueden, o no, ser participantes.
Los participantes son, por supuesto, los individuos, El modelado de los individuos es fundamental a la hora de ver cómo actuaran en la situación, y Ostrom es muy critica con el uso indiscriminado del "egoista racional" como modelo de comportamiento. Sabemos que hay abundante evidencia empírica (Vernon Smith) y teórica (proveniente de psicología, Kahneman) que demuestra que no es así, pero apenas ha tenido efectos en el mainstream. Ostrom caracteriza el contexto en que se puede aproximar al individuo por un "egoista racional", para luego afirmar que en la mayor parte de las situaciones, y en particular en las de decisión colectiva, ese modelo es muy incorrecto. Su propuesta es introducir parámetros "delta" en los posibles resultados (por ejemplo, teoría de juegos), que modelen estas preferencias humanas por integrarse en el grupo, o ser recíproceo.
Descrito el modelo de acción, toda pasar a las reglas. Ostrom propone para su descripción una gramática, la que llama gramática ADICO. Lo justifica con distintos argumentos, pero el principal es que, si se sigue esta sintaxis es más fácil comparar las reglas institucionales de distintos contextos. Digamos que para Ostrom todas las reglas se pueden poner de esta forma, y que al analista le conviene hacerlo.
Las letras ADICO se refieren a los cinco componentes que cualquier regla debe tener, en inglés. Una vez más, yo no echo nada de menos, pero si alguien encuentra una regla que no se pueda escribir con esta sintáxis que lo diga. A: Atributos del individuo; D: Deontologic (puede, debe, no puede), I: actuación; C: condiciones; O (Or else): penalización por incumplimiento. Para Ostrom esta sintáxis tiene la ventaja de que facilita enormemente la distinción entre reglas, normas (prescripciones culturales sin castigo, o sea, sin O) y estrategias comunes (incondicionales, sin C ni O).
Una vez descrita la sintáxis, Ostrom se centra en la semántica para clasificar las reglas. Nos propone una clasificación, una vez más repleta de lógica a mi entender. Básicamente sugiere que las normas se clasifiquen según el factor de la acción sobre el que actúan o que limitan: así, hay reglas de posición (que las definen), reglas de participación (que fijan los atributos de los individuos que pueden acceder a cada posición), reglas de acción (que definen las acciones que se pueden hacer en cada posición), reglas de agregación (o control, que definen como se toma la decisión, por ejemplo, cuando competen a varios participantes), reglas de alcance (que definen los resultados de la acción, siempre dentro de los límites físicos, claro), reglas de información (canales y tipos de información que fluye) y reglas de resultados.
Para Ostrom es fundamental darse cuenta de que todas estas reglas existen en cualquier situación de acción y que, si no aparecen expresamente, es porque hay una regla por defecto implícita. Dicha regla por defecto es parte del sistema institucional y el analista la debe tener en cuenta como las otras. Ostrom advierte: "Presumptions about rules, rather than the explicit rules studied, may have been the most important drivers of the results in earlier analyses of institutional arrangements."
Ya con los instrumentos y modelos descritos, Ostrom hace una aplicación para estudiar los comunes, sobre lo que no me detendré, pese a ser igualmente interesante que el resto del libro. No obstante, sí dejo recogidas las observaciones con las que concluye Ostrom, para mí reveladoras de la humilidad que caracteriza a los grandes académicos, y que básicamente exigen de los policy-makers un conocimiento profundo de los factores del ecosistema sobre el que pretenden actuar, y que eviten soluciones genéricas (blue print las llama ella). "It is possible that past policy initiatives that attempted to solve collective-action problems primarily by changing extrinsic payoff structures may have been misdirected. Imposing sanctions and inducements can crowd out the formation of social norms that can enhance cooperative behavior in their own way."
Han de reconocer que será imposible encontrar unas reglas óptimas, pues es imposible analizar todas las combinaciones posibles. Por estas y otras razones, puede ser buena solución el uso de instituciones policéntricas, donde se reconoce el conocimiento local y se permite que lo individuos se organicen libremente sin ejerencias externas.
No solo eso, las condiciones tanto exógenas como endógenas varían contantemente: "No change in a set of rules is ever sufficient to solve the next set of problems created by new opportunities and constraints that continually arise in an evolving human community."
Termino recogiendo aquí una aplicación del marco IAD (que así se llama todo esto que he contado) a los "knowledge commons", esto es, las bibliotecas, de limitado interés. Lo leí hace un tiempo por ser también de Ostrom: queda aquí para el curioso.
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