Maggie O'Farrell es una escritora bastante conocida según revela mi sondeo de proximidad. Yo algo había oído de ella, pero esta es la primera novela que leo de ella. Viene bien recomendada, tanto la escritora, como esta novela dentro de su obra, por lo que espero que no me pase como otras veces, que empiezo por el mal libro del buen escritor, y tengo que repetir después de no haberme entusiasmado. Como de hecho me acaba de pasar con Leo Malet.
Hamnet es la historia de la muerte de un hijo de Shakespeare, tal y como se la imagina la autora, puesto que poco se sabe del chaval aparte del nombre. La protagonista de la historia, no obstante, es Agnes, la esposa del dramaturgo, a través de cuyos ojos recorreremos presente y pasado de la familia. Como curiosidad, hay que denotar que ni una sola vez en la novela se pronuncia el nombre del marido, como si O'Farrell no quisiera poner sombra alguna a su protagonista.
La narración salta todo el tiempo entre el presente, en que se produce la enfermedad de las criaturas, una peste negra, y el pasado, en que se nos cuenta la vida de Agnes desde su infancia hasta su matrimonio y maternidad, y se detallan sus peculiaridades, que nos la trazan como una especie de bruja buena, que puede leer a las personas pellizándoles entre el pulgar y el índice de sus manos, y curar casi todo con sus hierbas.
La lectura es agradable y amena, aunque no de esas que te atrapan hasta el final. O'Farrell escribe bastante bien, pero está lejos de Austin o Nabokov en su estilo. Lo que más destaca en general es su atención al detalle (en esto se fija en su primera visita a Londres: "Young men, apprentices, she supposes, stand outside shops, entreating passers- by to enter. Children still with first teeth are wheeling barrows along the road, calling out their contents, and ancient men and women sit with gnarled carrots, shelled nuts, loaves laid out around them."), y también la finura con que sabe describir la psicología de personajes ("Joan is never content and she cannot rest if others are. The only thing that pleases her is making others as unhappy as she is. She likes company in her perpetual dissatisfaction. So hide what will make you happy.") y situaciones ("And Agnes finds she can bear anything except her child’s pain. She can bear separation, sickness, blows, birth, deprivation, hunger, unfairness, seclusion, but not this: her child, looking down at her dead twin.").
Esa atención al detalle la desarrolla con absoluta maestría en dos momentos puntuales, que son posiblemente lo más destacable de la novela, dos pasajes deliciosos que seguramente merezcan la relectura. Uno de ellos es la descripción de cómo llega la carta que Agnes escribe a su marido ante el convencimiento de que su hija Judit va a morir. "Eliza’s letter to her brother travels in the leather satchel of the grain merchant as far as Banbury. From there, it is taken by cart to Stokenchurch, and it lands at the door of the lodgings. The landlord squints at it, holding it up to the sunlight, which enters his passageway at a slant."
El otro es más espectacular por complejo, pues aquí lo que nos cuenta es como llega, transportada por pulgas, la peste bubónica desde Egipto a la niña de Shakespeare. Dejo el comienzo para abrir boca: "to reach Warwickshire, England, in the summer of 1596, two events need to occur in the lives of two separate people, and then these people need to meet. The first is a glassmaker on the island of Murano in the principality of Venice; the second is a cabin boy on a merchant ship sailing for Alexandria on an unseasonably warm morning with an easterly wind."
En cambio, lo que se echa de menos es un poco más de fondo costumbrista. O'Farrell no te mete en la vida de la época, no tienes la sensación de que lo que ocurre les pasa a gente del siglo XVI en Inglaterra. La historia podría ser de hoy, actulizando obviamente las circunstancias. Asi que un tiene la sensación de estar leyendo un cuento de hadas en vez de un acontecimiento histórico (que no deja de serlo, pese a que la autora se invente todos los detalles).
Del estilo narrativo de O'Farrell hay que destacar las listas, largas e innumerables, pero con gran atractivo. Le funciona el recurso. Por ejemplo, "The letters from their father speak of contracts, of long days, of crowds who hurl rotten matter if they do not like what they hear, of the great river in London, of a rival playhouse owner who released a bag of rats at the climax of their new play, of memorising lines, lines, more lines, of the loss of costumes, of fire, of rehearsing a scene where the players are lowered to the stage on ropes, of the difficulty of finding food when they are out on the road, of scenery that falls, of props that are mislaid or stolen, of carts losing their wheels and pitching all into the mud, taverns that refuse them beds, of the money he has saved, of what he needs their mother to do, whom she must speak to in the town, about a tract of land he would like to purchase, a house he has heard is for sale, a field they should buy and then lease, of how he misses them, how he sends his love, how he wishes he could kiss their faces, one by one, how he cannot wait until he is home again."
O esta otra: "She has bread to bake, cattle to milk, berries to bottle, beer to brew, clothes to mend, stockings to darn, floors to scrub, dishes to wash, beds to air, carpets to beat, windows to polish, tables to scour, hair to brush, passages to sweep, steps to scrub."
Aunque ya me referido a los momentos que más me han gustado de esta novela, hay otros dos más patéticos en que también brilla el talento de la autora. Los dos son previsibles. La muerte de Hamnet es uno, que nos depara frases como "The soles and nails still bear the dirt so recently accrued from life: grit from the road, soil from the garden, mud from the riverbank, where he swam not a week ago with his friends." o "Their boy, their child, is dead, barely cold in his grave. There will be no leaving. There will be staying. There will be closing of the doors, the four of them drawing together, like dancers at the end of a reel.".
El otro es, por supuesto, el momento culminante de la novela, cuando Agnes descubre la verdadera actividad de su marido ("Everyone is entirely focused on these actors and what they are saying. Gone is the jostling, whistling, brawling, pie-chewing mass and in its place a silent, awed congregation.") y, sobre todo, se le aparece Hamnet / Hamlet en la vida que Shakespeare le ha dado en su obra inmortal.
"He has, Agnes sees, done what any father would wish to do, to exchange his child’s suffering for his own, to take his place, to offer himself up in his child’s stead so that the boy might live."
Sin haberme entusiasmado, sí ha sido una novela que ha conseguido crearme interés en la autora. No tardaré mucho en volver a leer algo de ella, sea "The vanishing act of Esme Lennox" o "The Marriage Portrait". Luego ya veremos.
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