Interesantísimo libro que analiza científicamente la relacion entre abundancia/escasez de los recursos y el número de habitantes del planeta. Es obvio decir que desde hace varios siglos convivimos con los mitos malthusianos de que el planeta no tiene recursos suficientes para la creciente tanto en número como en consumo población humana. Si bien las tesis malthusianas fueron refutadas completamente por la historia desde poco después de su muerte, el mito sigue resurgiendo una y otra vez, la más reciente y potente alimentada por un biólogo llamado Ehrlich, y que en la actualidad se conecta con el cambio climático.
El señor Ehrlich fue una verdadera celebridad en los años 60, llegando a aparecer hasta 20 veces en el carismático "Late Night Show" de la TV estadounidense. Sus tesis se hicieron mainstream y ahí siguen casi 60 años después como si tal cosa. Pese a su continúo descredito, los enviromentalista siguen anunciando el fin del mundo constantemente: se iba a acabar en los 80, en los 90, en los 2000 y aquí seguimos. Todo esto lo documentan muy Tupy y Pooley en diversas partes de su libro.
Frente a Ehrlich surgió un modesto economista, Julian Simon, a quien las tesis de Ehrlich le parecieron ciertamente convincentes. Pero, a diferencia de áquuel, decidió constrastarlas con datos empíricos. Lo que se encontró le sorprendió, ya que contradecía diametralmente la intución del biólogo, pero hizo que se enzarzara en un debate con él, quien raramente le respondió. Eso sí, aceptó una apuesta que Simon le hizo públicamente: Ehrlich (y dos colegas) escogerían 5 recursos en 1980 y se verían sus precios en dicho año y en 1990. En caso de bajas los precios, la apuesta la ganaba Simon y sus rivales tendrían que pagarle el importe rebajado desde 1000 USD, y al contrario, si subían, sería Simon quien les pagaría el incremento. Obsérvese que las pérdidas de Ehrlich se limitaban a los 1000 USD de la apuerta, mientras que las de Simon eran potencialmente infinitas, lo que revela el grado de convencimiento que tenía Simon de lo que ocurriría.
Los cinco recursos escogidos fueron cobre, aluminio, cromo, níquel y tungsteno. Y cuando en 1990 se vieron los precios, efectivamente habían bajado en términos reales y Ehrlich perdió la apuesta y tuvo que pagar por ello. Por supuesto, esto le dio igual y siguió defendiendo que los recursos terrestres se iban agotando conforme la población aumentaba, y sigue con la milonga en la actualidad. Para los menos economistas, recuerden que el precio es una medida de la escasez de un recurso, por lo que una bajada de precio significa que el recurso es más abundante relativamente que antes. Esto puede deberse a nuevos yacimientos, pero sobre todo suele ser porque su uso es más eficiente o incluso se han encontrado formas alternativas de hacer las cosas que lo requerían.
Con esta idea en mente, lo que hacen los autores en generalizar y extender el análisis implícito en la apuesta Simon-Ehrlich. Para ello, usarán el precio-en-tiempo de las cosas (Time Price), esto es, el tiempo de trabajo que lleva a una persona en cada momento ganar el dinero suficiente para pagar el bien en concreto. Esto es muy fácil si se tienen salarios y precios en cada uno de los momentos, y gran parte del libro y trabajo de los autores se dedicó a obtener tablas con dichas magnitudes, que explican con todo lujo de detalles en los capítulos centrales del libro.
Una vez obtenido el Time-Price, es relativamente fácil obtener indicadores derivados, como el multiplicador personal del recurso (cuánto más se puede comprar del recurso en un momento respecto al anterior), y eventualmente el crecimiento en disponiblidad del recurso en relación con el crecimiento de la población. Es claro que si este crecimiento disminuye, estaríamos en una situación malthusiana, mientras que si es lo contrario, implicaría que a mayor población en el mundo más riqueza tenemos, y se van al traste todas las hipótesis Ehrlichianas y similares.
No necesito decir que el análisis empírico que hacen, que es exhaustivo y prolijo hasta el aburrimiento, revela contundentemente que la disponibilidad de los recusos se multiplica conforme la población aumenta. Por ejemplo, entre 1980 y 2017: "the average time price of commodities declined by 0.934 percent for every 1 percent increase in population. We also found that the abundance of resources grew at a compounded annual growth rate of 4.32 percent, thus implying that population-level resources were 379.6 percent more abundant in 2017 than they were in 1980." Brutal.
Lo más importante del libro es ese núcleo de la segunda parte en que se explica la metodología económica que van a seguir y a continuación se aplica para todas las series que utilizan. Son páginas y páginas de tablas y gráficas, aunque algunas piadosamente se las llevan a los apéndices. La estructura textual es siempre la misma, lo único que cambian son los datos a que se están refiriendo. Es más, durante la tercera parte siguen incorporando cajitas con el análisis para objetos o tecnologías concretas, como por ejemplo la TV o la luz. Es una parte bastante truño e ilegible, pero paradójicamente la que es más relevante.
Por delante y por detrás hay adornos mucho más interesantes de leer, pero menos rompedores y más discutibles. Curiosamente, el libro se abre con una cita de Thanos sacada de las películas de los Vengadores, y no será la única vez que se refieran a él o a escenas de la saga. Posiblemente la primera vez en la historia que unos economistas citan en un libro serio a un personaje del universo Marvel.
Después de la segunda parte, Tupy y Pooley proporcionan una explicación a lo sucedido. Para ello, primero revisan la historia del ser humano hasta llegar al Gran Enriquecimiento, como lo ha llamado McCloskey. Estos dos capítulos se me han hecho repetitivos, puesto que acababa de leer How the World Became Rich que básicamente cuenta lo mismo.
En el capítulo 9, los autores nos proponen su modelo para entender la innovación y el emprendimiento, del que hay aspectos que no me acaban de convencer, específicamente la singularización del "capital financiero" como algo fundamental para el emprendimiento. No entro aquí a explicar por qué me parece mal, porque ya está quedando un post largo, y tampoco es lo principal del libro. En cambio si me ha gustado la forma en que distinguen innovación de invención, siguiendo la terminología de McCloskey, y que yo haré mía en adelante: "innovación es invención testada en el mercado".
Por fin, los autores son conscientes de que sus datos no van a convencer a los irredentos, de la misma forma que ni siquiera perder la apuesta con Simon convenció a Ehrlich de su error. Es por ello que tratan de buscar explicaciones a esta sin-razón en nuestros sesgos psicológicos creados durante la evolución, entre ellos el del juego suma-cero. Yo creo, sin embargo, que el sesgo psicológico que explica porque esta gente no cede ni siquiera ante la evidencia científica más apabullante es mucho más sencillo: pura supervivencia. No son nadie sin sus mentiras, pues viven de ellas, e incluyo aqui tanto a políticos como a pseudocientíficos, que dejan de serlo tan pronto su hipótesis es refutada y la mantienen. Junto a Ehrlich cabe recordar también al ilustre Noah Chomsky (ver aqui).
Ya en el epílogo, los autores se preguntan qué hace falta para que siga manteniéndose la superabundancia del título: "Can superabundance continue? Superabundance, we believe, depends on two main components: people and freedom. People who are free to think, speak, read, publish, and interact with others generate ideas, and market tested ideas lead to progress."
Lógicamente, ello se traduce en que para ellos sean tres las principales amenazas a dicho crecimiento: "The first is an environmental panic–induced decline of the global population. The second is a potentially serious decline in the freedom of expression. The third is the omnipresent danger of further restrictions of the freedom of the market." Aunque quien las observe, se dará cuenta de que esto es como la Sagrada Trinidad: las tres amenazas se resumen en una: el Estado.
Tupy y Pooley hacen un excelente trabajo en demostrar su tesis, esto es, que lejos de empobrecernos, cuando la población humana aumenta, nos enriquecemos. Quien tenga dudas sobre esto, solo tiene que leer el libro. El problema es lo que he dicho, la parte importante del libro es muy hostil al lector convencional, que seguramente quede tentado a saltársela. Al este yo le diría que por lo menos haga un esfuerzo por entender el método, esto es, lo que se explica en el capítulo 4. El resto del libro se lee bien pero no aporta nada que yo no haya conocido por otras lecturas (obviamente, salvo las citas a Thanos, jajajaja).
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